Después de que Tony y Steve se fueron, Loki se dispuso admirar a su hijo como si fuera lo más hermoso que jamás hubiese visto.

-¿Todo bien? -Thor apareció con una taza de café y pastel.

-Es muy lindo -susurro con mucho amor en aquellas palabras.

-Claro que es lindo, ha sacado tu sonrisa y carisma.

Loki le dedico una sonrisa. No había dejado de sonreír desde aquel momento en que lo escucho llorar por primera vez.

-¿Alguna vez imaginaste que alguien pudiera ser tan perfecto sin siquiera haberlo conocido?

-En realidad no.

-Desde el momento en que la noticia de mi embarazo fue asimilada, jamás deje de sentir tanto amor por ti bebé -acarició sus rizos rojos-. Y cada etapa fue maravillosa.

-No decías lo mismo mientras vomitabas.

-Cada náusea valió la pena. Cada parada y dolor, incluso los antojos.

El pequeño bebé comenzó a moverse, buscando desesperadamente algo.

-Tiene hambre.

-Lo sé.

Subió su playera, dejó al descubierto su pecho. Acercó al bebé y este inmediatamente comenzó a succionar con demasiada urgencia.

-Oh

-Me dará envidia.

-¡Thor!

Soltó una leve carcajada- Es lindo verte sonrojado.

-Pero no hagas ese tipo de comentarios.

-Ay cariño, te conozco de pies a cabeza sin sensura.
Tus pechos no son la excepción.

-Idiota.