13. 𝙲𝚘𝚗𝚝𝚛𝚊𝚌𝚌𝚒𝚘𝚗𝚎𝚜
Había tenido dolores fuertes en su vida, por causas naturales o causadas. En cualquier caso siempre supo medir su escala de dolor dentro del rango normal. Pero esta vez parecía aumentar y disminuir en cuestión de segundos.
Ocurrió una tarde de sábado, estaba sentado en la sala, esperando a que su esposo llegara con la comida china que tanto se le había antojado, cuando una punzada en el vientre lo hizo jadear por unos segundos.
Pensó que era de gran urgencia, pero aquel dolor desapareció casi como llegó. Había leído de las falsas contracciones cuando se acercaba el momento del parto, esta parecía una de esas ocasiones de las que no era importante preocuparse.
-Llegue -musito Thor empapado-, no entiendo porque llueve en enero.
-¿Por qué no habría de llover? -aspiro el aroma de aquella comida, la boca se le hizo agua-, hoy en día el clima es terrible.
-Sí, pero por casi no llego.
-Ya estas aquí amor -otra oleada de dolor le quito la respiración casi de inmediato- m-mierda...
-¿Estas bien? -dejo lo que hacía y se acercó-, ¿Quieres ir al hospital?
La fecha de parto está demasiado cerca.
-Son falsas contracciones -trato de sonreírle-. Theo solo busca llamar la atención.
-Deberíamos ir al hospital.
-No arruinare nuestra noche de películas solo porque tu hijo está de dramático -hizo un puchero que lleno de ternura al rubio.
-Bien, pero si estas “falsas contracciones” siguen y disminuyen su tiempo entre una y otra, juro por Dios que te llevaré a rastras.
-Sí, sí.
Trato de restarle importancia. La verdad cada dolor hacía que su cuerpo se sintiera cansado y vulnerable. Se sentía intimidado ante la magnitud de dolor que podían causarle unos cuantos segundos.
Pasadas unas tres horas, el tiempo entre cada una de ellas se había reducido significativamente. Loki no quería decir nada, pero Thor notaba cada mueca de dolor y maldición que este soltaba.
Fastidiado abandono la sala y subió las escaleras, bajo pocos minutos después con la mochila que habían alistado tiempo atrás.
-Al auto.
-No me subiré.
-No era una pregunta -toma las llaves de su auto y mira a Loki-, ahora.
-No iré.
-Loki, por el amor a Dios, estas contracciones son más seguidas, ¿qué esperas?
-Son falsas.
-No se ven muy falsas.
Loki se levantó con cierta molestia.
-No iré -dijo muy seguro-, y hazle como quieras, pero hasta que la fuente se me rompa yo me subiré a ese carro.
-Bueno -se sento con una sonrisa-, veamos cuanto aguantas a partir de ahora.
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