68.
El sol brillaba con intensidad, aún así eran los rayos matinales que no permitía el calor traspasar.
Geno estaba sentado en la cama, permitiendose un momento de soledad, como ahora tenía más libertad en moverse por la casa sin enfermar, su psicólogo llegaba a la hora del almuerzo.
Se sentía mejor.
¿Por qué era?
Solo han pasado seis meses.
Y pocas veces sus lágrimas se permitían escapar.
Creía que era hora de afrontar su realidad, ver más allá que las cortinas.
Necesitaba progresar por su cuenta.
Así fue como se levantó, con el alma en la garganta.
Su mano tocando despacio la tela fina de la ventana, apretó los labios y dio un salto de fe, dejando mostrar los rayos del astro rey.
Cerró sus cuencas al no estar acostumbrado a la luz natural, y después de unos segundos las abrió para maravillarse de algo que jamás creyó volver a apreciar.
Sus lágrimas bajaron, estaba feliz aunque estuviera temblando.
El sol, la luz, como una linda mariposa pasaba tras el vidrio.
Sabía... Sabía que pronto su vida podrá retomar..
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