El pequeño corría por todos lados emocionado, nunca creyó que iba a tener a su nuevo amigo en la casa de visita, aunque se entristecia porque su hermano mayor no podía ver al fabuloso novio de Error.

Ink fue el único que estuvo con él cuando lo necesitaba, y trataba de buscar la atención de él en su estadía en esas horas de la casa.

Sin embargo aún ambos querían pasar un rato juntos, Error ese día se lo llevó a la habitación, cerrando con llave.

Eran niños. Tenían quince.

¿Pero por qué a esa edad su hermano era una terrible persona?

Nunca entendió qué significaban esos ruidos.

Pero ante su perspectiva de once años...

Parecía que su amigo estaba agonizando y llorando.

Nunca supo hasta más adelante que eran gemidos.

Y no de un placer mutuo.

Uno forzado.

Envuelto en sollozos.

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Quiero oír los gritos de furia.