32.

Ya veía eso venir, era más que claro que pasaría tal hecho inevitable.

Presintiendo la primera reacción de abrir aquella puerta, Ink solamente se sentó en el sofá con su libreta, anotando el tiempo y cada meticulosa expresión, intentando no reírse.

Geno se preparó, estaba dispuesto para lo peor, era solamente abrir la puerta y saludar a quien estaba encargado de su condición.

Pero solo ver por la abertura aquel brillo del comedor, el pánico lo atormentó, apenas pudo ver la silueta de su benefactor, a los segundos la puerta cerró.

Ink sonrió burlón, y suspirando escribió cada reacción.

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