22.
Geno no habló con Ink ni pudo verlo por una semana, pero la costumbre se volvió así, siempre el menor deslizaba la comida por el espacio libre que había, y después de esos días sin comer había aceptado, el hambre podía ser brutal y peor para su salud.
Ink sonrió cuando recibió el plato vacío.
Había que empezar con la segunda parte del plan.
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