Capítulo 27
Las manos de Jungkook todavía temblaban mientras se encontraban en el autobús, sentía la ansiedad cubriendo por completo su personalidad. Le dolía el pecho, quería volver a encerrarse en algún lugar seguro y alejado de todo lo que habían vivido, pero al mismo tiempo necesitaba cuidar de su pareja. Le preocupaba la forma en que Seokjin permanecía tranquilo después de todo lo sucedido.
El hijo del doctor estaba sentado al lado de Daehyun, acariciaba el cabello del chico y besaba las mojadas mejillas de este. El hermano pequeño de Jin había confesado su relación clandestina con Zelo poco después de que el autobusero pusiese en marcha el transporte. Ninguno de los dos esperaba una confesión tan detallada y repleta de dolor como esa que abandonó los labios del muchacho destrozado que se aferraba a la poca cordura que parecía quedarle mientras las lágrimas continuaban embargando sus ojos.
—Jungkook. - Jin se levantó y caminó con dificultad hasta su asiento, la atención del pintor rápidamente se centró en el cocinero. No lo había reclamado a pesar de necesitarlo, sabía que el hijo del doctor estaba centrado en atender a su hermano pequeño pues el dolor de este era sumamente notable. No podía, ni quería, interrumpirlos. - Estás muy nervioso, intenta descansar, a estas alturas la policía ya habrá llegado a la casa.
Jungkook dejó escapar un sonido de nerviosismo de entre sus labios, por mucho que quisiera descansar no podría. No solo se debía a las imágenes que continuaban llegando a cada segundo hasta su mente, sino también al hecho de comprender que en ese preciso instante estaba sentado en un autobús con un destino que lo aterraba. Hacía demasiado tiempo que sus pies no se atrevían a caminar hasta la casa de sus padres, demasiado desde la última vez que pudo sentir a sus progenitores como una fuente de cariño.
La mano de Jin se posó sobre la suya y miró atentamente como su novio entrelazaba los dedos de ambas. Era absurdo que un contacto tan sencillo pudiera ayudarle con la ansiedad que le ocasionaba estar fuera de un lugar cerrado. Pero lo hacía, el apoyo de Seokjin era realmente una fuente de alivio que llenaba su pecho de una esperanza brillante en medio de todos los colores oscuros.
—Estoy mareado. - confesó, apoyando su cabeza sobre el hombro de Jin a la vez que cerraba los ojos. Estaba débil después de tantas emociones fuertes. Quería llegar a su casa y rogar a sus padres para que lo dejasen volver.
—Bebe un poco de agua. - Seokjin abrió la botella y la llevó con cuidado hasta los labios de Jungkook, quien tenía los ojos cerrados todavía mientras se aferraba con los brazos a su cintura. - Cariño, escúchame, te hará bien beber un poco de agua fresca.
Jungkook obedeció como si se tratara de un niño recibiendo la orden de sus padres. Bebió más que un sorbo, de repente su garganta se sentía tan seca que prácticamente acabó con el agua de la botella. Después de eso escondió su cara en el hueco del cuello de Jin, no le importaba si la gente los observaba o lo que los señores y señoras de edad avanzada podrían llegar a reprocharles. Se encontraba realmente mal y precisamente por eso quería tener a su novio lo más cerca posible.
Sabía que estaba siendo un poco egoísta, el hermano pequeño de Jin probablemente lo necesitase mucho más que él. Sin embargo, no pudo evitar mantener su agarre firme sobre la cintura de su pareja en una clara petición silenciosa de que este se quedase.
—¿Crees que mi padre… abuso de alguno de sus pacientes? - Seokjin tragó saliva afectado, quizás no era el mejor momento para preguntarle aquello a Jungkook pero las dudas comenzaban a hacer que le doliese la cabeza y las ganas de vomitar se agolpasen en su garganta. - Dae me ha contado lo que Zelo decía, el chico sufrió tocamientos indebidos por parte de mi padre. Al parecer muchos más pacientes lo afirman.
Kook reflexionó unos segundos. Todavía recordaba las manos del doctor sobre sus piernas pidiéndole que se quitase la ropa para inspeccionarlo, afirmando que las enfermeras tenían sospechas sobre que podría haber tratado de autolesionarse… El recuerdo era borroso pero por algún motivo estaba presente en su memoria, quizás había sucedido en su primer año en el sanatorio, en la época en la que el dolor por la muerte de su hermano se había llevado cualquier rastro de ganas de vivir. Y aún así, ni siquiera necesitaba pensar en si era real o no. Por algún motivo sabía que ese hombre había abusado de él en más de una ocasión, jamás hubo sexo pero si caricias excesivamente forzadas y sexuales. Demasiados roces de los dedos de sus manos entre sus muslos o sobre la piel de su baja espalda. Caricias que en ciertos instantes él confundió con la preocupación real de un psiquiatra empeñado en ayudar a cada uno de sus pacientes.
—Tal vez. - contestó. - Él… En alguna ocasión acarició mi torso y piernas, siempre decía que era una simple inspección médica porque las enfermeras tenían sospechas de que yo me estaba autolesionando. Nunca entendí porque un psiquiatra hacía eso, pero no discutía. Me dejaba hacer porque vivía atontado con las pastillas…
Jin rompió en llanto, había estado tratando de tragarse las ganas de llorar por su hermano y Jungkook. Ellos necesitaban a una persona fuerte a su lado, alguien que no se dejase llevar por el miedo o el dolor, pero era demasiado. Demasiadas cosas con las que lidiar cuando se trataba de esa persona a la que afirmó no querer pero a quién siempre había tratado de demostrarle su valía en silencio. Porque de alguna forma Jin había querido a su padre, aún sabiendo que este era un lobo con piel de cordero.
No podía aguantarlo más, llevaba horas fingiendo estar bien pero toda esa información acerca de su progenitor lo destrozaba. Incluso si nunca lo había querido admitir en voz alta, Seokjin tenía la esperanza de que algún día su padre se sentiría orgulloso de él y lo empezaría a tratar como a un hijo, no como a un chico insoportable.
De esa esperanza no quedaba nada, ahora solo sentía un profundo asco por ser el hijo de un hombre así. Un asesino. Un abusador. Su padre se aprovechaba de los chicos que acudían al sanatorio en busca de ayuda para realizar sus enfermizas perversiones, escondiéndose y amparándose en la imágen del dedicado psiquiatra que en algún momento él creyó que realmente era.
—Nene. - Jungkook llevó su mano hasta la mejilla de su novio y rozó su nariz con la piel suave de esta. Quería darle todo el amor posible, necesitaba verlo bien de nuevo. - No pienses en él. Olvídalo.
—No es fácil.
—Lo sé. - contestó el pintor. - Nada es fácil en la vida pero me tienes a tu lado. Ayudaré en todo lo que necesites. ¿Cuánto llevamos juntos Jinnie?
El cocinero miró al pintor a los ojos y sonrió levemente, la postura en la que se encontraban ahora le podría indicar a cualquiera que entre ellos existía más que una simple amistad. Eso le gustaba, Jungkook no parecía preocupado por lo que las personas cuchicheaban a su alrededor, incluso se había atrevido a abrazarlo con fuerza para mantenerlo caliente entre sus brazos acogedores.
Los dos estaban más preocupados por el contrario que por lo que el mundo pudiera llegar a pensar de su relación.
—Unos meses. - respondió Jin con sorpresiva timidez. Le gustaba ese muchacho, la forma en la que los dos se entendían el uno al otro. Eso era el amor para Kim Seokjin, entendimiento y confianza. Incluso en los malos momentos se hacían fuertes juntos.
Ese era el tipo de relación con la que había estado soñando durante años.
—En este tiempo, ¿te he abandonado alguna vez cuando te has sentido mal o exhausto?
Jin negó, sin dudarlo ni un segundo.
—Tampoco es como si pudiera, estaba encerrado en tu casa. - Jungkook trató de bromear para aliviar la tensión en la que sus cuerpos continuaban sumidos. - La cosa es que te quiero, es pronto para decir que te amo... - Seokjin asintió, se sentía del mismo modo. - Pero estoy seguro de que te quiero y es por eso que voy a quedarme contigo para ayudarte a superar esto. Encontraremos una manera, por ahora busquemos un sitio seguro y después me encargaré de hacerte olvidar los malos momentos.
—¿Cómo pretendes hacerlo? - el cocinero sonrió levemente acomodándose entre los brazos de Kook y mirándolo a los ojos. Su mano voló hasta los mechones azabaches de este y lo ordenó con cuidado. El cabello de Jungkook había crecido bastante desde el primer día que se vieron y ahora el flequillo le resbalaba sobre la mirada de manera inevitable. - Estás totalmente despeinado. Me gusta, es como si acabases de despertar.
—Sustituiré los malos momentos con situaciones felices. - el pintor sonrió y besó levemente los labios de su pareja, sintiéndose mucho mejor sumido en el abrazo cariñoso que este le dedicaba. - Llegaremos en unos minutos. Esta carretera lleva hasta la calle de mi casa.
Seokjin asintió acurrucandose de nuevo en los brazos de su pareja, ya ni siquiera sabía bien quién de los dos estaba abrazando porque sus brazos se entrelazaban y envolvían juntos. El dolor seguía golpeando su pecho pero mientras estaba acompañado podía soportar la sensación de tristeza. Lo que realmente le preocupaba en ese instante era su hermano, Dae no parecía dispuesto a olvidar lo que su padre había hecho. La rabia que irradiaban sus ojos era incluso terrorífica.
Diez minutos después el autobús frenó en una parada cercana a un bloque de edificios. Jin miró a Jungkook y en el momento en que asintió ambos se levantaron, Dae tomó con fuerza la mano de su hermano mayor mientras que el pintor acariciaba la nuca del cocinero. Parecían vagar sin rumbo caminando de forma lenta hasta la entrada de los edificios.
Jeon Jungkook observó todo a su alrededor. Los olores, sonidos y colores, le recordaban a su infancia, lo golpeaban en las partes más dolorosas de su memoria. Esos años en los que solía bajar a la calle con su hermano para hacer carreras en bicicleta o capturar insectos. Los sentimientos arremolinados en su estómago amenazaban con hacerlo llorar de pura desesperanza. Echaba de menos su hogar, extrañaba con el corazón a su hermano.
—¿Estás mareado todavía? - Jungkook asintió a las palabras de Jin, pasando el brazo alrededor de sus hombros. - Podemos sentarnos unos minutos, no tienes buena cara.
—Estás pálido. - coincidió Daehyun, también preocupado.
Jungkook le quitó importancia al asunto. De repente estaba desesperado por ver a sus padres y para su sorpresa su madre lo envolvió en un enorme abrazo en el instante en que abrió la puerta. Las lágrimas cubrían la tez elegante de la mujer.
—Está en las noticias. - gimoteó la madre de Jungkook. - Lo que hizo ese hombre… Pensé que eras tú, creí que el paciente al que había matado eras tú. No podría superar perder a otro hijo… Na… Jungkook.
Jin solo observaba la escena sin responder o decir nada. Si la noticia había llegado a los medios tan rápido… ¿por qué su madre no lo había llamado todavía? ¿Acaso no estaba preocupada?
—Mamá… Si me recibes a mí tendrás que aceptar a mi novio. - el pintor señaló a Jin, quien seguía perdido en sus pensamientos abrazando a su hermano. - Es el hijo del doctor Kim.
Por unos instantes el rostro de la mujer se volvió de piedra, sin embargo el pequeño Daehyun retuvo su atención. Parecía estar sufriendo tanto que de su boca solo salieron palabras de amor y cariño hacia los dos hermanos. En ese momento no le importaba la sexualidad de Jungkook, solo quería ver a su hijo a salvo.
—Pasad, ¿habéis comido? - los tres negaron a la vez. - ¡Jungkook! ¿Estás curado?
El pintor no pudo evitar sonreír levemente ante la repentina pregunta. Probablemente todavía tenía un enorme trabajo que realizar en el proceso de curación, las calles abiertas continuaban haciéndole sentir náuseas. Sin embargo, había avanzado mucho más de lo que él jamás creyó que podría.
—Preguntale a mi pareja, él ha sido el que me ha forzado a salir poco a poco durante los últimos meses.
Seokjin miró a la mujer ante sus ojos con atención, su aspecto era cálido. Jungkook solía contarle que su madre era excesivamente cariñosa antes de todo lo sucedido con su hermano, quizás recuperar a su hijo sano y salvo estuviese devolviéndole la personalidad templada.
Por mucho que quería hablar solo logró darle una sonrisa nerviosa, conocer a los padres de un novio era sencillamente complicado pero más todavía sabiendo que estos no estaban a gusto con Jungkook siendo homosexual. Y a la situación debía sumarse el que las autoridades ya estaban investigando lo sucedido en la casa de su padre, la noticia había trascendido rápido porque se encontraban en un pueblo pequeño.
Solo aquello les había dado la oportunidad de moverse con rapidez.
—Gracias por acogernos. - dijo después de unos segundos. - Si no fuera por Jungkook no sé qué habríamos hecho.
—Mi hijo es un buen chico, siempre se lo digo a su padre. - las manos de la madre de Jungkook no dejaban ni un solo segundo las de su hijo. Parecía temerosa de soltarlo. - Pasad, parecéis agotados. Más tarde llamaré a la policía para que os tome la declaración. Están buscandoos. Las televisiones han dado la noticia hace solo un par de minutos, estábamos llamando al sanatorio cuando el timbre sonó.
Jin miró a su hermano y acarició el cabello de este mientras dejaba ir a Jungkook con su madre. Solo quería mantener a salvo a la persona que más amaba en la vida. Si Daehyun estaba bien, entonces él también lo estaría.
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Hiii!!!
Como cada lunes nuevo capítulo de Agorafobia que espero de verás que os haya gustado.
Un beso,
os amo
Mel
💜
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