Capítulo 16

Los tres muchachos se levantaron procurando no hacer ruido y caminaron hacia la ventana. Subir la persiana sin romper el clima de silencio que envolvía la nevada noche fue quizás lo más complicado, pero sabían que ese era el único lugar de la casa desde el que podrían observar la totalidad del patio trasero sin arriesgarse a salir al exterior. Seokjin tomó la mano de su hermano pequeño con fuerza, ya no tenía miedo por su vida sino por la de él. Si a Daehyun le sucedía algo jamás podría perdonarselo.

La nevada hacía complicada la vista de lo que se encontraba ante sus miradas. Aún así, salvo la verja de metal abierta que parecía mecerse intermitentemente por el viento, no había nada extraño. Los árboles, las sillas alrededor de la mesa de madera que su padre usaba cuando el sol pegaba de lleno contra el jardín. Todo estaba igual y en su sitio, a excepción de la nieve que continuaba cayendo del cielo. La quietud que envolvía la casa tan penetrante que asustaba.

—Voy a bajar al primer piso. - dijo Jungkook - Quédate con Dae aquí.

—Haré lo que quiera. - Seokjin suspiró, el miedo filtrándose a través de sus acciones y volviendo un poco más hipersensible de lo normal. - ¿Qué haremos si te mata y sube a por nosotros? Uno contra uno es peor que tres contra uno, bajaremos.

Jungkook asintió, no era nadie para ordenarle a Jin que hacer o no, así que simplemente no lo haría. En momentos como ese donde la tensión absoluta los asfixiaba, lo mejor era permanecer únicos haciéndose fuertes. Además, aunque ninguno de ellos tenían la experiencia necesaria para afirmarlo podrían decir que las películas americanas eran la perfecta muestra de cómo separarse supondría una mala opción. Tomarían las decisiones pensando cada sencillo movimiento. Un solo paso tras otro, si tenían que ir a la derecha o a la izquierda. Lo mejor sería decidir lo juntos de forma pacífica.

¿No estaba la fuerza en el grupo de todos modos? Jin lo había mencionado, ser tres contra uno les aportaría más oportunidades si aquel muchacho resultaba estar en el interior o las cercanías de la vivienda.

—Vamos. - dijo tratando de mantener la calma.

Observó las pastillas sobre su mesilla y ante la atenta mirada de Seokjin tomó dos de esas de color azul, la divina tranquilidad. Sabía que se estaba drogando y volviendo adepto a los efectos que el medicamento tenía en su cuerpo pero bastaba con ponerse algunas de esas medicinas bajo la lengua, después de eso todo su mundo se volvía mejor. Podrían apuñalarlo y ni siquiera notaría el dolor del cuchillo enterrándose duramente en su piel.

—Jungkook, quizás no deberías tomar eso ahora…

—Sin esto no podré hacer nada Jin, soy un cobarde. Ya te lo había mencionado. Estoy muerto de miedo y ni siquiera sabemos si ahí abajo hay alguien o si solo ha sido el viento.

Seokjin dejó escapar un suspiro de sus labios y asintió pacíficamente, le preocupaba esa necesidad que Jungkook mostraba por las pastillas pero no era su vida. No tenía derecho alguno a decirle que hacer, todavía menos cuando se encontraban estancados en una situación tan alarmante como esa. Un psicópata estaba en su casa, o al menos en los exteriores de esta, vigilando sus movimientos de cerca y tramando algún malévolo plan para acabar con sus vidas. No podía culpar al muchacho por sentir la necesidad de tomarse algo contra la ansiedad, no en medio de una situación como esa al menos.

—Él no es malo, he hablado con... - intentó protestar una vez más el pequeño entre los tres.

—Deja eso, sea peligroso ahora o no, ha amenazado con matarnos y hablamos de un muchacho que tiene episodios de ira severos.

—Tanto que mató a la mitad de su clase. - Le dió la razón Jin a Jungkook terminando su discurso de susurros.

Sin más que decir emprendieron el camino hacia el primer piso de la casa, la madera crujía bajo sus pies y sin luz la vivienda tenía un aspecto realmente tétrico. Se sentía extraña, como si todas esas sombras de árboles que entraban por las ventanas fuesen a rodear sus cuellos hasta ahorcarlos. Asustados, estaban tan temerosos de lo que podría suceder que sólo los suspiros los hacían temblar.

—Vamos juntos. - dijo Jungkook señalando el salón.

Fue el primer lugar en el que buscaron, y tras bajar las persianas de la galería de cristal lo descartaron. Al menos si estaba fuera ya no podría verlos moverse alrededor de las estancias de la casa tan fácilmente.

Tras revisar el salón hicieron repitieron cada uno de sus movimientos en la cocina, la habitación de Dae y el baño. Nada. Solo ellos estaban en esa casa. Y quizás Seokjin y Jungkook estaba olvidando partes esenciales, pero nadie podía culparlos porque sus corazones latían con tanta intensidad que el simple hecho de pensar en algo más allá del miedo se antojaba tremendamente complicado.

—Me da la sensación de que hemos pasado algo por alto. - suspiró Seokjin - Siento como si tuviese los ojos de alguien clavados a la espalda.

—No seas dramático. - y de nuevo Dae protestó - Ha amenazado pero no hará nada, ni siquiera está en casa. Hemos buscado por todo el lugar. Probablemente solo está tratando de llamar la atención porque se ha cansado de que nadie lo quiera escuchar.

Los mayores asintieron, Jin buscó el abrazo de su hermano y en cuanto este lo rechazó Jungkook se le acercó con una expresión de duda. Rodeó su cintura con cariño y besó la mejilla del hijo del doctor Kim, porque él mismo se sentía necesitado de un poco de contacto que ayudase a calmar el desasosiego de emociones que se posaban sobre su pecho. Seokjin se lo permitió, estaba ansioso por algo de seguridad en la misma medida que Jeon buscaba contacto. Por muy cobarde que el pintor dijese ser, en ese instante sus fuertes brazos resultaban un buen refugio.

La policía tardó en llegar casi una hora más de lo que habían planeado, eso suponía una preocupación para todos. Si realmente hubiesen estado en peligro tendrían que haber aguantado, quizás en la peor de las situaciones se habrían planteado la opción de escapar, sin importar si eso significaba tener que arrastrar a Jungkook para obligarlo a salir al exterior.
Los policías se encargaron principalmente de aumentar la seguridad de la casa cuando los tres chicos afirmaron no haber encontrado ningún rastro del peligroso muchacho en el interior de aquella casa. Instalaron alarmas, cámaras de seguridad y sellaron las salidas al jardín. La casa estaba más protegida que nunca, eso sin embargo no les quitaba el miedo.

—Al menos ahora sabemos que si ven a alguien por los exteriores de aspecto sospechoso vendrán directamente. - dijo Jungkook tumbandose en el sofá del salón y observando a Jin. Este seguía enfermo pero eso ya no le preocupaba demasiado.

—Sí... en una hora, nuestro asesino puede romper los cristales y matarnos en ese periodo de tiempo. Cuando ellos lleguen será demasiado tarde. ¿Acaso no has notado la tranquilidad con la que se lo tomaban todo? Hemos sido un simple caso rutinario, ni siquiera han revisado la casa porque Daehyun les ha dejado saber que nosotros mismos lo hemos hecho. No somos policías, puede que se nos haya escapado algún detalle.

El pintor acarició levemente las manos del cocinero y le regaló una pequeña sonrisa tratando de animarlo. Estaba agotado al igual que Seokjin, solo quería dormir y olvidar el miedo. Los calmantes empezaban a hacer mella en su cuerpo ahora que la adrenalina estaba desapareciendo de su organismo.

—Vamos arriba, trata de olvidarte de eso durante un tiempo. Pareces agotado. - sus labios se posaron levemente sobre la frente de Jin. Era casi una costumbre, ninguno se quejaba de eso, incluso cuando sabían que no podían poner los sentimientos de por medio en su especie de relación.

—Puedes quedarte en mi cama. - respondió Seokjin con leve timidez insegura, algo nuevo para los ojos del pintor quien sonrió y asintió. - Realmente tengo miedo. No estoy nada tranquilo y mi padre ni siquiera le ha dado importancia.

—Está bien Jinie, me quedaré en tu cama. - una sonrisa cálida se posó sobre los brillantes ojos del pintor. - Lo cierto es que yo no me siento del todo tranquilo tampoco. - suspiró - Si lo pienso, por irónico que suene, habría estado más tranquilo y seguro en el manicomio.

Jin sonrió levemente y asintió, tomó la mano de Jungkook y jugueteo con sus dedos. Una de las cosas que siempre captaban su atención del pintor eran esas manos tan varoniles. No se cansaría de decirse a sí mismo que el físico de ese chico era más que simplemente atrayente, podría pasarse las horas teniéndolo en su cama y disfrutando de los besos rudos que tan bien le daba.

—Vayamos entonces.

Subieron juntos las escaleras y tan pronto como entraron a la habitación unieron sus labios en un apretado beso. Eran el uno para el otro, la mejor y más eficaz medicina.

—Jungkook. - habló entre el beso Seokjin - Quiero que me pintes como dijiste que harías, con muchos colores.

El pintor sonrió y llevó a Jin hasta la cama, volvió a besarlo una vez. Y varias más después de esa, lo beso hasta que notó como las mejillas se le enrojecieron por el esfuerzo.

—Me gustaría hacerlo pero ahora mismo no tengo pintura de colores. Supongo que tendrás que comprarme materiales cuando bajes al pueblo. ¿Quieres algo en concreto?

Seokjin se encogió de hombros, lo cierto es que no sabía demasiado de pintura. Sus únicos conocimientos se basaban en las pocas muestras de arte que de vez en cuando salían en las series televisivas.

—Improvisaré... Voy a querer muchos colores.

***

Daehyun miró a ambos lados del pasillo y caminó con cuidado de no ser descubierto. Sonrió levemente mientras rebuscaba algo de comida en la nevera.

Todo estaba en silencio, incluso los árboles habían cesado su llanto por el viento. Por un momento los escalofríos casi le recorrieron el cuerpo en su rutina nocturna, pero sabía que ese chico era bueno. No los dañaría. No lastimaria a su hermano nunca.

—¿Estás ahí? - dijo en voz baja abriendo la puerta del sótano.

Era una suerte que Jin confiase en su palabra, de lo contrario su hermano mayor habría revisado el sótano por segunda vez. Fingir que rebuscaba por cada pequeño recobeco mientras Jungkook abrazaba a su hermano, había sido la mejor forma de hacerles entender que no había nadie en la casa.

La respuesta a su anterior pregunta no tardó en llegar a sus oídos.

—¿Dónde estaría sino? Mira la nevada, empeora a cada segundo.

Daehyun asintió y se acercó con los brazos repletos de comida hasta el mal llamado asesino. Sonrió con timidez mientras observaba curioso como este se enredaba en un suéter.

—Yo te ayudaré. - correteó hasta el muchacho y tomó con sus manos la tela del suéter azul para comenzar a bajarla.

Zelo, ese al que todos le tenían miedo, le dedicó una mirada cargada de la más sincera ternura y llevó su mano hasta las rojizas mejillas de Daehyun para acariciar esa preciosa piel que desde hace varios días sólo lograba admirar con la luz de velas y linternas.

—Eres precioso Dae... tan lindo. - besó sus labios lentamente. - Nadie me había tratado tan bien como tú. ¿Recuerdas que soy bueno verdad?

Daehyun asintió al instante.

—Sé que solo los mataste porque entraste en una crisis nerviosa, ellos te maltrataban a diario y no lo aguantaste. No estabas consciente de lo que hacías, te arrepientes y odias a mi padre por no entenderlo. Por no querer oírte. - Daehyun observó con la mirada atenta al chico ante sus ojos. - Yo… te creo.

Zelo asintió orgulloso de la forma en que su pequeño Dae lograba entender cada sencilla palabra que le decía. Lo abrazó y posó la barbilla sobre su hombro. Hace sólo unos días planeaba matarlo junto a su hermano mayor, estaba lleno de ira y dolor por todas las veces que ese doctor lo ignoraba, por como lo habían tratado todos en ese lugar. Pero tras unos días observando a Daehyun todo rastro de necesidad de venganza desapareció. Lo que profesaba por ese muchacho era amor sincero, nunca lo lastimaría.

—Come algo, no he podido bajarte comida en toda la tarde. - dijo Daehyun, tan ansioso como sonrojado.

Ambos se sentaron en el saco de dormir estirado en el suelo, comieron juntos compartiendo palabras y riendo por cosas absurdas. Siempre tratando de no hacer ruido.

—Daehyun. - susurró Zelo - Quiero darte las gracias. Nadie ha creído en mí nunca... todos me tienen miedo cuando descubren mi pasado. Mis padres ni siquiera me aceptan en sus vidas y... ni siquiera sabía que me atraían los hombres pero tú eres... lindo. Haces que mi corazón se calme.

—Yo creo en ti Zelo. Lo que hiciste estuvo mal pero eras pequeño y recibias palizas a diario, aunque no es excusa si es una causa para que tu mente estallase como efecto de la presión continuada. Yo sé lo que es que se metan contigo, tengo un quince por ciento de autismo en mi personalidad. No hago amigos con facilidad y…

—Dae. - lo llamó de nuevo - Solo acepta mis agradecimientos. Ahora mismo eres lo único que tengo.

Daehyun asintió y cerrando los ojos apoyó la cabeza en el hombro de Zelo. Estaba cansado, quería esos abrazos que el chico le daba, de los que duraban horas. Lo quería a él. Lo amaba. Y confiaba en su sinceridad.

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Holiii!!

Una semana más gracias por leer esta fic y espero que os esté gustando.

Un beso,
os amo
Mel
💜

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