Capítulo 10
El agua caliente resbalaba por la espalda de Jungkook calentando todo su cuerpo mientras la música sonaba de forma suave en su teléfono. Casi había olvidado lo que eran las duchas largas y calmadas tras tanto tiempo en el sanatorio. Allí le daban seis minutos que dificilmente podía aprovechar, sobretodo en invierno, cuando el frío se esparcia por todo su cuerpo haciéndolo temblar y sólo las duchas vaporosas lo calmaban. Había echado de menos tener más libertad en cosas tan sencillas como esa.
Alzó la cabeza y abrió levemente la boca sintiendo como todas las gotas chocaban contra su rostro. Se sentía exhausto tras la medicación, había tomado suficientes pastillas como para no despertarse hasta esa tarde, sin embargo el doctor tenía normas estrictas sobre ser productivo. No quería enfrentarse a ese hombre después de lo sucedido con Seokjin, de hecho prefería mantenerse alejado todo el tiempo que le fuese posible.
La figura de ese doctor que se había encargado de ayudarle durante años comenzaba a distorsionarse. Jungkook sabía que el señor Kim tenía un caracter complicado y paciencia poco ferrea, sin embargo nunca se imagino que su personalidad pudiese tornarse violenta en el ámbito familiar. El mundo era un lugar frío en el que las personas que parecían buenas podían tornarse en malvadas con un solo chasquido de dedos, un segundo era en ocasiones lo único que se necesitaba para que la oscuridad tapase por completo hasta el más minimo resquicio de luz. Y eso lo asustaba en cierto modo, de nuevo lo invitaba a encerrarse para impedir que el resto de seres humanos pudiesen hacerle daño.
Un suspiro abandonó sus labios mientras cerraba los ojos, estaba cansado de pensar, todas esas imágenes en su cabeza lo agotaban. Aquel era el mayor problema para las personas inseguras, Jungkook había crecido sintiendo miedo hacia cosas que nadie más parecía sentirlo. A él le aterraba estar solo pero mucho más encontrarse rodeado de personas a las que no podía leer, gente que quizás en el más recóndito rincón de sus cabezas llevaban dormida una parte cruel que podría despertar en cualquier momento.
En ocasiones no hacía falta demasiado para que los incendios se extendiesen, abrasando todo a su paso sin que nada ni nadie pudiese frenarlos lo suficientemente temprano.
–Pareces un zombie. - la voz lo asustó por un instante y Jungkook dió un traspié al percibir tan cerca el tono familiar de Jin. En otra parte de la casa quizás no le habría ocasionado esa extraña sensación que ya escalaba por todo su estómago, pero la cuestión era que él se encontraba en la ducha. Un momento que debería estar repleto de intimidad pero que de repente se había tornado en algo compartido. - Tranquilo, no muerdo.
El hijo del doctor cerró con llave la puerta del baño y se acercó hasta la mampara transparente de la ducha. Por un segundo Jungkook pensó en cubrirse, sin embargo el chico estaba más interesado en obtener un poco de calor que en su propio cuerpo desnudo. O eso pensó.
Pudo notar a través de mampara como la imagen borrosa de Jin se desprendía de cada prenda de ropa, el cosquilleo de su estómago descendió de forma casi inevitable llegando a hacer que se sintiese tímido durante un instante.
–¿Qué mierda haces Jin? - habló rápidamente evitando que este abriese la mampara.
–Quiero una ducha y tú llevas aquí casi una hora, no te preocupes por el tema de la desnudez. No tienes nada que no haya visto antes.
Jungkook se dio la vuelta y tragó saliva con fuerza. No le preocupaba que Jin lo viese, le preocupaba verlo a él. Llevaba mucho tiempo apartado de cualquier cosa medianamente erótica y nunca había estado del todo seguro acerca de sus gustos después de lo que ocurrió en el pasado. Le parecían bonitos todos los tipos de cuerpo, dibujaba tanto a hombres como mujeres, gordos o flacos, altos o bajos, se imaginaba a los mismos igual de sensuales.
Por eso estaba tan asustado de lo que Seokjin podría causar en su propio cuerpo, una reacción mental más que emocional o excitante. Era pura naturaleza, no podría evitar el cosquilleo en su abdomen por mucho que quisiera. Lo sabía, y aún así eso no apartaba el hecho de que tal situación se sintiese demasiado vergonzosa.
Jin sonrió notando los hombros tensos del pintor, Jungkook era atractivo y por el momento era lo único que le importaba además de su consentimiento, quería desahogarse y lo haría siempre que ese chico estuviese de acuerdo. Quería olvidar por unos minutos a su padre, entretenerse con otra cosa era la mejor opción para mantener su cuerpo y cabeza sanos. Las películas y programas de televisión ya no tenían éxito en la tarea de aportarle un poco de entretenimiento.
Por eso decidió entrar en el baño sabiendo que ese muchacho estaría ahí. Sus ojos recorrieron la espalda musculada del pintor, sus pieles tenían tonos distintos, haciendo que destácase la diferencia entre ambos. Mientras que Jungkook era algo pálido, se mantenía levemente moreno y él, Seokjin era tan blanco como la leche. Su dermis no mostraba ni una sola marca, ni tan sólo la señal de un grano.
No pudo evitar pensar en la pequeña ironía de aquello, incluso cuando Jeon no salía a la calle desde hace años este seguía portando un leve tono tostado que hacía que todo él desprendiese atractivo. Más allá de cualquier estandar de belleza coreano, Kook era bonito pero también atractivo. Sus ojos gritaban que había dulzura en cada parte de su alma, su musculada y trabajada espalda señalaba que no era ningún chiquillo sino un hombre que portaba un cuerpo realmente fuerte y trabajado.
–¿Cuanto hace que no te tocan Jungkook? - se relamió los labios. Había visto esas pinturas, unos cuadros que si su padre llegase a descubrir meterían en un buen lío al pintor. Erótica homosexual. No significaba nada en realidad, pero quería intentarlo. – He visto lo que dibujas, esconderlo bajo la cama no es la mejor opción cuando compartimos habitación bebé. - Jin se relamió los labios antes de apurarse a descubrir si los dos se encontraban cómodos con esa situación. - Puedo darte lo que dibujas, si es lo que quieres.
–Jin... - Jungkook trató de hablar pero su voz fue sustituida por un suspiro cuando Seokjin le rodeó la cintura con las manos invitándolo a posar su espalda sobre el pecho de este - Yo…
–Estás tan necesitado como yo, ¿verdad? Podemos hacernos favores Jungkook, no significa nada. Solo sexo sano. No quiero sacar la ciencia como tema ahora, porque nunca me ha interesado, sin embargo hasta yo sé que confirma la necesidad del ser humano por el sexo. Instinto. Necesidad. - Jin dejó que sus labios rozasen la nuca de Jungkook, notando como las piernas de este temblequeaban ante el toque intimo. - Es natural, por lo tanto no hay nada malo en ello. ¿Quieres esto tanto como yo?
Las manos de Seokjin recorrieron el abdomen trabajado del pintor lentamente, haciendo que este suspirase de nuevo. Joder, necesitaba a alguien, no podía vivir con toda esa ansiedad acumulada. Los dos eran la mejor opción, el uno del otro. Las personas encontraban consuelo en otras personas, el ser humano necesitaba socializar, hablar, divertirse... de lo contrário la mente terminaría por enfermar de soledad y eso es exactamente lo que les estaba ocurriendo a ellos. Se necesitarían para curarse.
Los labios del hijo del doctor comenzaron a cubrir la piel de su cuello y nuca, había pasado tanto tiempo desde la última vez que logró sentirse así de bien con alguien. Una sonrisa recorrió su cara y se relamió los labios una vez más, señal de que las caricias lo estaban comenzando a excitar. Le permitió tocar cuanto quisiera, relajando sus músculos mientras se concentraba en los dedos de Jin sobre su torso.
–¿Qué planeas? - preguntó Jungkook, con la voz ronca como consecuencia de la excitación nueva y amordazante.
–Planeo hacer todo lo que quieras, mientras eso me aleje de la jodida realidad. No sé si te has dado cuenta de que no tengo a nadie y…
Fueron las únicas palabras que Jungkook necesitó para girarse y estampar a Jin contra la pared del baño, el agua mojó su cabello dándole al impecable chico un aspecto más masculino. Los dos se sentían igual, eso era lo único importante. Respiraban con fuerza, mirándose y rozándose sin miedo. Acostumbrando sus cuerpos al contacto físico entre sí.
Los ojos marrones del pintor encendieron a Jin cuando lo observó mirar su cuerpo, no pudo evitar pasar las manos por la curva de su cintura y posarlas a ambos lados de sus muslos, piel fría contra manos calientes. Fuego y hielo creando algo nuevo juntos. Jungkook se estaba derritiendo ante la idea de lograr probar a Kim Seokjin, ese chico parecía poder romperlo todo con sus dedos largos y sus manos grandes, pero lo tocaba tan bien… lo acariciaba tan decidido. Sin cuidado alguno, llevando sus besos por cada zona que le parecía apetitosa y volviéndolo loco en el proceso.
Jungkook se dejó alzar, soltando un suspiro necesitado entre sus labios cuando Seokjin cambió la posición de sus cuerpos para atraparlo contra la pared que antes él mismo había usado para acorralarlo.
–Si esto va a suceder no voy a dejar el control en tus manos. - Jin gimoteó notando la erección de Jungkook presionar contra la piel de su abdomen, acercó sus labios a los de este sintiendo la punzada de necesidad pulular alrededor de ellos. Su respiración era acelerada debido a la anticipación de lo que pasaría, ya se podía imaginar empujando su polla con fuerza en el interior de Kook hasta hacerlo enloquecer de puro placer.
Jungkook no estaba mucho mejor. Dios, lo necesitaba tantísimo destrozandolo y borrando cada lágrima de dolor. Quería ser llevado a su punto máximo de aguante, le gustaban los retos y por eso había escogido a Seokjin, por eso había aceptado la oferta de este sin permitirse dudar demasiado. Deseaba precipitarse contra él, permitirle dominarlo.
–Claro, es mejor dejártelo a ti. Loco de atar. - susurró rozando sus labios contra la manzana de Adán del hijo del doctor, evitando mostrar su gran excitación ante la actitud poderosa tomada por este.
Las manos de Seokjin atraparon sus muñecas inmobilizandolo contra la pared, haciéndolo gemir y pegando mucho más sus cuerpo mojados. Jungkook mordió el labio del chico como defensa y lamió la sangre de su mordisco mientras lo escuchaba maldecir.
Bien, él sabía lo mucho que morder un labio dolía. Pero en su defensa los actos de Kim estaban nublando demasiado su conciencia.
–Tú no estás más cuerdo que yo idiota. - Jin respiró hondo y miró sus labios bonitos. Ese rosado color lo llamaba provocándolo a cada segundo, como una reluciente fresa roja después de ser cosechada. Lograba que sus papilas gustativas salivasen casi al instante. Era tan bonito, tan femenino y a la vez masculino, delicado pero duro. Era Jungkook y todas esas características que lo enfermaban de deseo. Quería pasar las manos por su torso solo para comprobar cuan suave era su piel tostada, bañar con su lengua las inglés de este y comérselo lentamente arrancandole gritos de placer desde lo más profundo de su propia alma. Estaba mareandose de anhelo.
El mínimo espacio fue roto por los duros labios de Seokjin, impulsando un beso que logró despertar rápidamente el deseo de Jungkook quien se estremeció de pasión. Abrió la boca de forma sumisa a la vez que respiraba como podía, dejándose hacer mientras disfrutaba del juego de lenguas tan caliente y adictivo. No había oxígeno, ni espacio. No había nada interponiendose entre ellos dos además de los fuertes gemidos que de forma inevitable se escabullian de sus bocas, sumiendolos en un calor indescriptiblemente placentero. Se estaban quemando el uno en los labios del otro, no podían apartarse de esa sensación de necesidad.
Kook cerró las manos, todavía atrapadas contra la pared, en un puño. Deseando poder pasarlas por la piel de la espalda de Jin cuando este comenzó a masturbarlo sin vergüenza, sus dos miembros atrapados entre la gran palma de la mano del hijo del doctor. Jadeando como si hubiera corrido durante horas, Jeon se dejó tocar de todas las formas obscenas que ese chico conociese.
–¿Quién tiene el control Jungkookie? - esa voz ronca lo despertó de su letargo y miró a Jin con los ojos brillantes. Lágrimas de placer se escapaban de su mirada.
–Tú... - gimoteó, notando como Seokjin pasaba uno de sus dedos por su glande lentamente. Provocandolo.
Jin asintió y posó un beso repleto de ardor sobre su cuello. Lo sintió morder su clavícula, calmar la zona con su lengua y succionar la piel marcandolo al instante.
–No me imaginaba esto de ti Seokjin... eres muy... - sus intentos por convencerse a sí mismo de que seguía cuerdo fueron destrozados cuando el hijo del doctor soltó sus manos y rápidamente pudo sostenerse a sí mismo en su amplia espalda. Podía notar los huesos de sus omóplatos bajo las palmas de sus manos mientras Jin llevaba dos dedos hasta su boca, empujando en sus labios para instarlo a chuparlos.
Kook los aprisionó con los labios y chupó sin vergüenza sabiendo de sobra el significado de eso. Concediendole a Jin eso que este había pedido sin la necesidad de hablar. Había algo sobre el hecho de que este ni siquiera se molestase en decirle qué hacer, que lo calentaba de sobremanera después de tantos años sin ese tipo de contacto con otras personas.
–¿Has... estado con un hombre antes? - preguntó curioso el hijo del doctor.
–No. - la respuesta fue clara y tajante por parte de Jungkook. - Pero el mecanismo no es muy diferente. Un agujero y una polla para este. ¿No es así Jin?
Jungkook asintió colgandose aún más del hijo del doctor cuando este levanto una de sus piernas y acarició su entrada con los dedos empapados en saliva. Respiró profundo, hinchando su abdomen de aire, y cerró los ojos deseando más que nunca su toque. Estaba desesperado por un poco de atención. Demasiado tiempo solo con sus problemas, al fin encontraba a alguien dispuesto a borrar de su alma por unos minutos todo rastro de estrés, ansiedad y dolor.
Seokjin introdujó con cuidado el primero de los dedos mientras levantaba la mirada hacia Kook, lento, sin fuerza, calmado. Sumamente calmado. Quería asegurarse de no lastimarlo, incluso si no se conocían demasiado, ni había sentimientos entre ellos. Ser cuidadoso le parecía lo más adecuado.
Movió lentamente su dedo, notando como el rostro de Jungkook pasaba de la frustración al relax. Su boca volvió a abrirse levemente mientras cerraba los ojos sintiendo cada movimiento que el hijo del doctor hacía.
–¿Es una especie de manía? - preguntó, aún centrado en la boca abierta de Jungkook quien hizo un ruidito de confusión. - Abres la boca como un pez fuera del agua buscando oxígeno, nunca pensé que podrías ser tan adorable.
–No... no soy adorable... - respondió sin abrir los ojos, demasiado entretenido por el placer que los dedos de Seokjin le provocaban. Hubo unos segundos de dolor al inicio, mas los dedos de Kim parecían ser expertos en la manera de tocarlo. - Ve... más profundo. - pidió.
El proceso fue lento y asfixiante para ambos hasta que Seokjin logró hundirse entre las piernas de Jungkook. Volvieron a besarse cuando el placer cubrió sus cuerpos provocando que temblaran mientras se envolvian en un abrazo fuerte para sostenerse. Estaban conociéndose el uno al otro, sin embargo todo fluía sin problemas. Las caderas del hijo del doctor se movían tan lentamente que el pintor tubo que rogar por un sexo más fuerte y trepidante.
Es así como acabó contra la pared de nuevo, enterrando sus cortas uñas en la espalda de Jin y gimoteando por la forma en que lo tocaba sin dejar de moverse. Una y otra vez. Profundo, rápido, delirante. Podría derretirse en sus brazos un millón de veces y seguir queriendo más de esa forma en la que el chico lo trataba. Había cuidado en él, por supuesto, pero también una fuerza descomunal que lo golpeaba placenteramente de forma continua. Besos que lo hacían ahogarse relevando su respiración a un segundo plano y sobretodo deseo, estaban envueltos en una peligrosa llama de enardecimiento.
Y eso les gustaba.
Eso los volvía locos.
Les encantaba.
–Estoy demasiado cerca... - gimio Jin sobre la boca de Jungkook recibiendo un vehemente beso francés a cambio - Jin... ah…
El hijo del doctor aumentó la velocidad de sus estocadas callando los gemidos del pintor con un nuevo beso. Estaba tan en la cima que no lograba apartarse, no podía parar. Durante los últimos años había estado sólo, por completo, ahora se encontraba sosteniendo a un chico en brazos, provocándole placer. E incluso si quizás era uno de sus muchos errores ya no le importaba.
–Hazlo Jungkookie, correte para mí. - susurró en su oído.
Un par de minutos más fueron suficientes para que ambos llegarán al clímax, se quedaron quietos. Todavía abrazados bajo el agua caliente, respirando con dificultad y sintiéndose el uno al otro por completo.
–¿Qué mierda hemos hecho? - preguntó Jungkook sin esperar una respuesta.
–Desahogarnos y vivir Kook, eso hemos hecho.
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Hiii!!
Nuevo capítulo de Agorafobia que espero que os haya gustado. No dudéis en avisarme si veis algún fallo de ortografía por ahí.
Un beso,
os amo
Mel
💜
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