Miedo

Era una noche fría y sombría cuando todo comenzó.

Primero fueron unos pocos hasta que luego el número de víctimas de a poco fue aumentando.

La primera víctima fue una mujer de treinta años de edad, ella paseaba en compañía de su esposo, de la misma edad que ella.

Ambos caminaban por las calles, frías y desoladas, algo normal en el pequeño pueblo llamado Villa Blanca, en dónde a partir de las diez de la noche las calles no eran tan transitadas.

La pareja de esposos iban tan relajados y muy alegres, libres de toda preocupación, sin hijos.

Los dos iban de regreso a su departamento pero su caminar se detuvo cuándo vieron pasar una extraña figura delante de ellos.

La figura que parecía ser de un hombre alto y fornido se detuvo a apreciarlos frente a frente, la pareja de esposos no le reconocieron el rostro, los postes de luz estaban dañados, por lo que ofrecían poca visibilidad.

—¿Qué quieres? —preguntó el esposo tratando de intimidar al sujeto de frente.— Sé pelear, así que si quieres robarnos vas a salir muy mal parado.

El hombre no respondió, usaba una gabardina y un sombrero de ala ancha, lentamente se quitó el sombrero para mostrar su rostro.

La mujer apretó el brazo derecho de su amado con fuerza, estaba anonadada con lo que veía, el hombre de la gabardina no era un hombre o al menos eso aparentaba, la piel de su rostro era de un color café oscuro, sus ojos de color negro y sombríos, y no presentaba cabello.

El sujeto de la gabardina sonrió al ver el miedo que sentía la pareja.

Ambos estaban congelados del miedo.

—Escapa yo lo distraigo —la mujer no lo pensó ni dos veces y salió huyendo mientras que su amado recogió piedras del suelo que luego lanzó.

Para sorpresa del hombre asustado, el sujeto de la gabardina no era alguien normal y esquivó todas las piedras con facilidad, luego saltó lo suficientemente alto hasta aparecer frente a la mujer que escapaba.

El ser de la gabardina se le acercó y acto seguido ella cayó al suelo desmayada, el ser de aspecto intimidante se colocó de nuevo su sombrero y huyó al elevarse en el aire.

El hombre no podía creer lo que había visto pero más le importó el estado de su esposa, fue a auxiliarla pero cuándo la miró se asustó al verle sus ojos completamente blancos, la mujer tenía la mirada pérdida, ella quedó en coma, nunca más volvió a emitir palabra alguna. 

Desde aquella noche  muchos casos similares sucedieron por toda Villa Blanca, un caso especial, un caso en el que solo puede intervenir un equipo especial y esos son los Agentes Oscuros.

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