Epilogo
Mientras tanto en un pequeño y poco conocido restaurante de la ciudad Cuenca.
—Y dime ¿al ver lo que hizo ya confías en él? —preguntó el hombre de cabello largo.
—Eh...sí digamos que algo... —contestó Harry—Además Ryan me contó que ya no es un objetivo y que está de su lado, así que supongo que sí.
—¡Hasta que al fin lo entiende! —dijo el hombre con una gran sonrisa antes de beber un poco de jugo de limón.
—Estas muy emocionado, ¿no crees? —preguntó Harry al ver la alegría que sentía su acompañante en el restaurante.
—Claro y como no estarlo sí al fin de cuentas Vincent ya no es considerado una amenaza —respondió el hombre dando una mirada rápida a la ventana que estaba detrás de Harry.
Monje tomó una taza de café y luego la dejó nuevamente en el pequeño plato.
—¿Y dime cuándo le pensaras decir la verdad? —preguntó Harry mirando su reloj.
—No lo sé, después de todo no sé si me perdone —contestó el acompañante de Harry tomando el último sorbo de café.— No sé si aún confié en mí.
—¿Y por qué no, si antes eran amigos? —preguntó una vez más Harry antes de poner más azúcar a su taza de café.
—Por eso mismo, no sé cómo reaccionaría al enterarse que yo no morí aquél día —el hombre se mostró cabizbajo por un momento.
—Sabes qué no te llamé para que te pongas triste —comentó Monje tratando de cambiar un poco de tema.
—¡Es verdad! —el hombre de cabello largo lo miró a los ojos— ¿Cuál es tu petición?
—¿Te gustaría unirte a los Agentes Oscuros? —Harry soltó la pregunta de forma rápida.
En su guarida se encontraban los Agentes Oscuros preparando sus cosas porque ya les estaban asignando nuevas misiones pero de forma individual.
—¿Por qué mejor antes de irnos no seguimos contando sobre nuestros orígenes? —preguntó ATA después de colocarse una camisa al cuerpo— Digo, solo Spydolke me contó su historia y a mí me interesa la de todos ustedes.
—Pero en la base de datos de la SDCA está todo eso en nuestros perfiles —mencionó Riger— Revisalos ahí si tanto quieres saber.
—Ahí solo hay resúmenes —refutó el pelirrojo— Y yo quiero escuchar sus orígenes de sus bocas.
—En otra ocasión quizás —exclamó Denali arreglando su rubio cabello.
—¡Por favor! —pidió ATA— Aún nos queda tiempo, comienza tu capitán, tu vida me intriga, eres muy misterioso.
—Tienes razón ATA, yo también quiero oírla —agregó Riger apoyando la noción. El resto de los agentes también se interesaron en la historia de Harry.
—¡Está bien si tanto insisten se las contaré! —dijo Monje no muy convencido.
—¡Genial! —dijo feliz ATA.
—Todo comenzó...
FIN
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