5. Misión de reflexión
—Así que tengo que cuidarte... —mencionó ATA no muy convencido con la tarea que le fue asignada, aunque él mismo terminó aceptándola. Siempre ha preferido patear traseros que quedarse a cuidar del compañero con que menos conversa.
—No me mires a mí —comentó Spydolke mientras estaba sentado en el césped sintético de un parque cercano, ATA lo había llevado para que descansara en un lugar más cómodo.— La idea de que tú me cuides me gusta menos que a ti.
ATA se dio una cachetada en su mejilla derecha.
Su compañero de equipo no se sorprendió, ya sabía que ATA era el más loco de todos sus compañeros y siempre salía con sus cosas arrebatadas. No era la primera vez que se daba cachetadas así mismo.
—Me aburro —ATA miró al cielo— Tengo buenos sentidos que me ayudarían a percibir si alguien nos ataca pero justo ahora no me sirven porque en esta ciudad todo es tan callado y tranquilo por culpa del demonio, es tan frustrante porque a mí me gusta la bulla, el relajo no el silencio.
—¡Yo igual! —agregó Spydolke haciendo referencia a que también se estaba aburriendo— Pero sé cómo cambiar eso.
—¿Cómo? —ATA preguntó de forma inmediata, dejó de mirar el cielo para enfocar su mirada en su compañero de equipo.
—Tu querías escuchar nuestros orígenes, pues te contaré el mío —contestó Spydolke al mismo tiempo que tocaba su abdomen para calmar el dolor que sentía por momentos.
—Pues comienza —dijo ATA sonriente esperando ansioso por escuchar lo que Spydolke le iba a contar.
—Hace un par de años vendía drogas en varias ciudades del país —empezó a contar el agente, que ahora era él quién miraba al cielo como tratando de recordar los hechos que estaba por contar.— Era muy bueno en ser ágil, los policías no podían atraparme porque sabía cómo escabullirme, además de que tenía una daga que me había regalado mi padre y n dudaba en usarla si se diera el caso.
—Vaya criminal que resultaste ser —comentó ATA interrumpiéndolo.
—¡Eso era antes! —exclamó Spydolke con el ceño fruncido— Ahora ya no lo hago más, eso quedó en el pasado y por favor no me interrumpas.
—¡Ok! —respondió ATA repitiendo la palabra dos veces más.— Tu sigue, yo te escucho.
—¡Gracias! —continúo Spydolke— La daga la usaba si algún otro vendedor se metía conmigo o sí compradores querían obtener la droga fácil e irse sin darme la paga correspondiente, todo marchaba bien hasta que un día en una venta me encontró Monje.
—Espera, ¿Harry quería comprarte drogas? —ATA lo interrumpió una vez más— Las cosas que uno se entera, eso sí es impactante, ni yo me animé a tanto, yo solo bebo cerveza y ya.
—¡No! —negó Spydolke haciendo énfasis en la "o", se mostraba frustrado— Antes de opinar sobre algo debes aprender a escuchar o al menos debes saber bien para que no tergiverses nada.
El pelirrojo intentó quedarse callado, intentó porque no era muy bueno haciéndolo.
—Monje me encontró y quiso detenerme, espantó a los compradores que se atemorizaron a ver un hombre encapuchado volar, hace cinco años eso no era muy común como ahora —continuaba contando su historia— Yo también me asusté aunque no tanto como ellos, pensé que los iba a dejar escapar pero usó su poder con el cuál los atrajo a él y los noqueó rápidamente, yo corrí tratando de que no me atrapara pero fue inútil, también usó su poder en mí sin embargo le di pelea, usé mi daga para tratar de herirlo, le di un par de buenas patadas y un par de buenos puñetazos.
Hizo una breve pausa y luego prosiguió a contar su historia.
—Él jugaba conmigo o más bien me estaba dando chance porque luego me derrotó con facilidad al lanzarme contra el suelo y por ende quedé inconsciente —dijo al mismo tiempo que relamió sus labios porque estaba sediento.— Al despertar me encontré amarrado en una silla, Harry me dijo que tenía potencial, que si realmente me proponía podía hacer la diferencia podía dejar de vender drogas, yo me negué pero él no se dio por vencido, todo el tiempo vio algo en mí que yo hasta la fecha sigo buscando.
—Típico de él —mencionó ATA haciendo alusión a lo último mencionado por su compañero.— Sí que es persistente el desgraciado.
—Para hacerme entrar en razón él me llevó a un lugar en dónde vi como muchos jóvenes dañaban su vida con drogas, esa misma noche él los hizo reflexionar al igual que a mí —contaba Spydolke con una gran sonrisa, definitivamente esa noche todo cambió para él.— Me estuvo entrenado por varios meses, me indicó que quería personas con habilidades novedosas para crear un equipo que se encargue de peligros fuera de lo común, se refería a nosotros a los Agentes Oscuros y así estuve entrenado hasta que era hora de presentarnos todos, y esa es mi historia.
—¡Interesante! —expresó ATA— Pasaste de ser un criminal a un héroe, eso es fantástico.
—Sí, creo que en resumen así es —confirmó Spydolke lo dicho por ATA.
El pelirrojo se levantó sin decirle nada a su compañero, se fue por casi dos minutos aproximadamente.
—¡Toma! —le entregó a su compañero una botella de agua y un paquete de galletas semiabiertas porque él ya se había comido unas cuantas.— Tú necesitas de esto, seguro que así te recuperarás más rápido.
Spydolke le agradeció por el buen gesto y sin esperar tanto agarró la botella y las galletas.
En el último piso de un edificio abandonado se encontraba Cazania totalmente inmovilizada, a pesar de no tener ataduras, esposas o estar encerrada ella no podía escapar y todo porque estaba parada sobre un círculo extraño con forma de estrella que había sido dibujado por el demonio.
El círculo generaba una energía que se mezclaba con el aire y hacia que cualquiera ser viviente dejara de mover sus brazos o piernas pero no impedía poder mover todo lo que implicaba desde su cuello hasta su cabeza.
—¿Por cuánto tiempo me vas a tener aquí? —preguntó Cazania intentando moverse pero era inútil.— ¿Qué es lo qué quieres?
El demonio se encontraba sentado en el piso, el cual también tenía un círculo con una estrella por dentro pero a diferencia de Cazania él si podía moverse a total libertad, eso lo hacía con el único objetivo de recobrar fuerzas, era uno de los tantos métodos que usaban los demonios para reponerse de fuertes ataques, él estaba con los ojos cerrados.
—Ya te lo he dicho —contestó sin abrir sus ojos— El tiempo que se necesario te tendré aquí atrapada, debes agradecerme por no haber robado tu alma todavía.
—Es por qué no puedes hacerlo —exclamó Cazania alzando su voz— No soy tan tonta como crees, en la pelea con nosotros no resultaste tan bien como esperabas y por eso no puedes robar mi alma, te falta fuerza la cual la perdiste después de nuestra batalla.
El demonio abrió sus ojos y volteó a mirarla.
—Inteligente —dijo con su voz grotesca— Ustedes juntos son poderosos pero por separado no tanto, es por eso que adopté medidas, solo debo robar más almas y seré absolutamente poderoso.
—No lo creo —agregó Cazania intentando mover su cuerpo una vez más.— Mis amigos vendrán por ti, me liberarán y los seis patearemos tu trasero demoniaco.
—¿Amigos? —preguntó el demonio— Antes de atraparte vi que estaban peleando entre ellos, no sé qué clases de amigos son, bueno soy un demonio, no entiendo esas cosas terrenales.
—Los humanos somos así —exclamó con orgullo Cazania— Somos seres complejos pero nos ayudamos entre nosotros a pesar de nuestras diferencias, quizás no somos el mejor equipo o el más predilecto para salvar a las personas pero nosotros lo hacemos con un buen propósito salvar a las personas.
—Ja, basura —mencionó el demonio por las palabras de la pelinegra.
El demonio giró su cabeza, sabía que algo se acercaba porque sus clones vigilaban su guarida y al ser estos extensiones de su cuerpo los ojos de los clones también eran sus ojos.
Llevó sus grandes manos hacia adelante y de sus palmas abiertas salieron pequeñas bolas negras que se esparcieron en el aire y volaron fuera del edificio por una de las ventanas que estaba rota.
Por otro lado el trío de Agentes comandados por Monje ya estaban en camino para rescatar a su amiga.
Con ayuda de sus intercomunicadores que colocaban en sus oídos podían rastrearla, tan solo tenían que localizar su frecuencia y así ir hasta el lugar de donde se emitía la frecuencia.
—Parece que vamos en buen camino —dijo Monje quién llevaba su intercomunicador en sus manos mientras escuchaba la señal del usado por su compañera.
—¡Es hora de la revancha! —agregó Riger con convicción. Estaba contenta porque estaban cada vez más cerca de encontrar a Cazania.
Los tres iban mirando por todos lados para no ser sorprendidos, debían ser cautelosos para que no les pasara algo similar con la niña que resultó ser el demonio transformado.
—¡Ayuda! —gritó un hombre de tez canela que se acercó cuando los vio.
Los tres se detuvieron.
—¡Estén alerta! —aconsejó Monje.
—¡Ayuda! —dijo una vez al llegar ante ellos— Desperté y vi que mi familia está dormida y no logró despertarlos, ni siquiera los vecinos o nuestro gato despierta es como si estuvieran en...
—Coma —Denali completó su frase al mismo tiempo que lo tomaba de sus brazos.— No te preocupes, nosotros te ayudaremos.
En ese momento llegaron más personas que escucharon lo sucedido y que intuyeron que los tres podían ayudarlos, todos llegaron pidiendo ayuda, ancianos, niños, niñas, hombres y mujeres de diferentes familias se encontraban aterradas.
—Nosotros vamos a resolver esto —exclamó Harry dándoles esperanza.
Un extraño sonido se escuchó, en el cielo volaban varios demonios muy similares al que enfrentaron los agentes solo que con el tamaño de una persona promedio.
—¡Problemas! —Riger encendió sus ojos dispuesta a pelear.
Monje le indicó a Denali que llevara a las personas al estadio que estaba una cuadra más atrás. La rubia asintió.
—Síganme —les dijo la rubia al mismo tiempo que aplasta a un demonio con su gran mano espiritual.
Al ver lo que hizo las personas no dudaron en seguirla. Pudieron notar ellos mismo que estaban en buenas manos.
Monje y Riger se quedaron tratando de evitar que los demonios fueran por las personas que lograron despertar.
Riger los mataba con sus potentes rayos, tan solo tenía que apuntar bien a su objetivo, con sus piernas envueltas en rayos lograba aplastar sus cuerpos, además de que lanzaba rayos de sus ojos, por otra parte Monje usando su poder de volar acababa con los demonios, volaba alrededor de ellos para generar gran fuerza que conseguía noquearlos o matarlos en la mayoría de los casos, esa era una de las tácticas que adoptó al ver que la limitación de sus poderes, aunque también era muy bueno peleando mano a mano por su basto entrenamiento como Monje.
Estuvieron peleando y derrotando con suma facilidad a los clones del demonio que resultaron ser mucho más débiles que el demonio original.
Monje los mareaba cuándo volaba por todos los lados para luego propinarles patadas y puñetazos. A unos les asestó puñetazos en el pecho y a otros en el abdomen.
Su compañera Riger tampoco tenía problemas, inclusive cuándo diez clones la rodearon, ella usó su táctica predilecta la cuál consistía en cruzar los brazos en forma de equis para luego separarlos lanzando así una ráfaga de rayos tan poderosa que aniquiló a los diez demonios.
Además les volaba sus cabezas y otros órganos con los rayos de energía.
—¡Eso fue fácil! —exclamó Riger sonriente.
—Por ahora —dijo Harry acomodando su capucha porque le estaba tapando su ojo izquierdo.
—¡No te preocupes, juntos lo lograremos! —expresó Riger dándole esperanzas a un Monje que parecía perderlas a ratos y ella dedujo que probablemente se trataba por sus poderes que aún no los recuperaba además por la pequeña riña que tuvo con ATA:
—¡Así será! —Monje sonrió y ambos avanzaron.
Spydolke ya estaba terminando de comerse las galletas pero ATA le detuvo la mano.
—¡No hagas ruido! —ATA le sostuvo con fuerza la muñeca derecha mientras hablaba en voz baja.
—¿Qué pasa? —indagó Spydolke con su voz más baja de lo normal.
ATA se transformó en águila, la galleta cayó al suelo.
El agente voló lo más alto que pudo para identificar el peligro, ya había escuchado algo extraño y con su visión lo corroboró, un gran grupo de clones del demonio volaban a su dirección.
—¡Hay que pelear! —expresó ATA con sus brazos transformados en patas de toro preparándose para pelear.
Golpeó a uno de los clones del demonio con su brazo derecho transformado, luego transformó sus pies en garras de águila para luego desgarrar los cuellos de dos demonios más.
Uno de los demonios saltó listo para atacarlo pero en su cara se incrustaron tres dagas que segundos después explotaron destrozando su cabeza.
—¡Si vamos a pelear lo haremos juntos! —mencionó Spydolke de pie sacando dos dagas más. Unió los extremos de cada daga y luego los separó formando una especie de lanza con doble punta.
—¡Genial! —exclamó emocionado ATA— Demostremos quien manda.
—¡Así será! —comentó Spydolke al mismo tiempo que las puntas filosas de su lanza se volvían de color rojo pasando a ser una lanza de doble punta laser.
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