Capítulo 6


¡Nuevo capítulo! Y Jared Padalecki como Adam, ¿Por qué? Es guapo y discreto, a mi parecer es bastante atractivo de forma inusual.

También quiero preguntar algo... ¿Qué les está pareciendo la historia? Hace poco pedí una crítica/reseña de esta historia, y no fue muy buena a mi parecer. Es la primera editorial en decirme algo así, ¿Me molesté? Claro que sí, pero no mucho, logré controlar mi temperamento. En fin, juzguen ustedes:

https://www.wattpad.com/302117695-cr%C3%ADticas-badland-abierto-critica-agentes-del 

Como siempre mil gracias por darse el tiempo de leer las locuras que salen de mi mente :D 

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El hospital estaba en pleno ajetreo, todos los registros médicos de los últimos veinte años se agregarían a la base de datos para preservarlos digitalmente. La enfermera Giulia, tres internos y ella, ayudaban a organizar los archivos por fecha, todavía quedaban cinco cajas por revisar.

— ¿Qué es esto? — pregunto una de las internas.

Sostenía entre sus manos una carpeta más gruesa que las demás. Parecía un libro.

—Oh... pensé que se había perdido. — Giulia se levantó de su lugar para coger el objeto de las manos de la interna. — Este álbum lo hice hace años, solo que desapareció.

— ¿Podemos verlo? — pregunto otro de los internos con curiosidad.

—Claro. Pero no gasten mucho tiempo, todavía tenemos mucho que hacer.

Tampoco se quedó atrás y se puso detrás de ellos para echarles un vistazo, algunas fotografías lucían antiguas, otras más recientes. Aunque hubo una grupal que llamo su atención inmediatamente.

—Lucen muy jóvenes en esta fotografía. — señalo la imagen con un movimiento de barbilla.

—Recuerdo esa fotografía, yo misma la tome. — relato la mujer. — Eran unos niños, cuando llevas tantos años en este trabajo tiendes a olvidar nombres y rostros, pero existen algunos que nunca se van.

— ¿Aún recuerda alguno de estos niños?

—Por supuesto. — respondió Giulia tomando la fotografía. — Este de la izquierda es Pablo, — apunto con su dedo índice el rostro de un niño sonriente. — Ella es Ilaria, — señalo a la chica con gesto malhumorado. — Su carácter era de los mil demonios. — sonrió, recordando a los chicos de aquel tiempo. — Y este es David.

Otro escalofrío. Se fijó en el rostro que la enfermera señalo.

—En fin, sigamos chicos.

Dejó el álbum sobre el escritorio para continuar con su trabajo.


Varias horas después, mientras los demás hacían las rondas nocturnas, ella regreso a la oficina para rebuscar entre los archivos que recién habían acomodado. Todo estaba en orden alfabético, así que cuando estiro el cajón para buscar el legajo correspondiente a David, no demoró más que unos cuantos minutos en encontrarlo.

La foto de su historial concordaba con el mismo niño de los recuerdos de la primera vez. Encendió la fotocopiadora, sonriendo para sus adentros. Batió su propio récord al conseguir la información que necesita en menos de veinticuatros horas.

Pasado mañana regresaría a Rusia, no desperdiciaría un día más de tranquilidad en el jacuzzi de la suite.


Ni siquiera se molestó en regresar al hospital al día siguiente, se la paso en la suite viendo películas y series en Netfix comiendo chocolates suizos, otro pequeño placer de la vida. Cuando aterrizo en su país, no podía olvidar la sensación del jacuzzi, para su próxima mudanza exigiría un departamento o casa con jacuzzi. Se lo merecía mínimamente por todo lo que le hicieron pasar.

—Hola. — contó mentalmente hasta diez, cuando Adam su vecino la saludo con un beso en la mejilla.

Iba tan ensimismada pensando en su próximo jacuzzi, que ni siquiera se dio cuenta que este individuo vivía en su mismo piso.

—Hum... hola. — se alejó unos centímetros tan rápido como pudo. Eso del contacto físico simplemente no le iba.

Inserto la llave de su departamento en el cerrojo, tenía la esperanza que Adam captara la indirecta y se fuera.

— ¿De viaje? — preguntó señalando la maleta con su barbilla, una muy atractiva, por cierto.

—Algo así. — respondió, abriendo por fin la puerta.

— ¿Me dirás tú nombre? — volvió a insistirle. Esta vez lo sintió más cerca.

Si Adam hubiese visto su monumental rodada de ojos, probablemente le quedaría clarísimo lo poco que quiere socializar.

—Estas invadiendo mi espacio personal. — se volvió hacia él, intentando alzarse todo lo que daba su metro sesenta y nueve. — Eres atractivo, y entiendo que quieras tener sexo conmigo, puesto que represento un reto al negarme a caer en tus encantos... ciertamente, no soy buena compañía para nadie. Si vuelves a insistir, te denunciare por acoso, porque no creo que hayas salido de tu departamento por casualidad, ¿O me equivoco? — preguntó enarcando su ceja derecha.

Su nuevo vecino se sonrojo, un claro indicio de culpabilidad por la suposición que hizo.

—Me llamo Carolyn, y en serio, hay miles de mujeres guapas en esta ciudad. Te aseguro que puedes tener a alguien diferente todas las noches en tu cama.

Y con esa infalible declaración, ingresó a su departamento, con la expectativa alta para que no volviera a molestarla. Aún así, una pequeña voz interna le dio ese aviso que no sería tan fácil.



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