Capítulo 37

El mismo tipo de hace un rato atravesó el umbral de la puerta, venía arrastrando un carrito con artilugios médicos... apretó los labios. Definitivamente la ley de Murphy se cumple de nuevo. Con la suerte de su lado solo la torturarían para sacarle información, en el peor de los casos solo lo harían por el placer de verla sufrir.

Ninguna de las dos opciones anteriores era su favorita, desde luego.

—Oh, mira, sigues en el mismo lugar. — dijo el tipo con fingida sorpresa. Carolyn solo enarcó ambas cejas como si estuviera sorprendida por su comentario, cuando lo único que conseguía era irritarla. — Como si pudieras escapar.

—¿Acabas de citar la línea de una película para pre-adolescentes? — preguntó frunciendo el ceño. Ese comentario le molestó un poco, la ligera arruga alrededor de los labios de su captor fue muestra de eso.

—Quizá deba cortarte la lengua primero. — amenazó y por su expresión supo que no bromeaba.

—Lo dudo. — si Carolyn no estuviera colgando del techo, se encogería de hombros. — Ya sabes, no estoy aquí para tomar el té. Quieren que hable.

—O podría cortarte las manos. — cambio de opinión al verse atrapado por la afirmación de la morena.

—Moriría desangrada antes de que terminaran dos preguntas. — ni siquiera se molestó en desviar el rostro cuando vio que su captor levanto el brazo formando un puño.

—Podría hacer esto todo el día. — se volvió a burlar el hombre cuando la vio escupir sangre.

—Es patético que ahora cites a un personaje de Marvel. — escupió Carolyn, literalmente. — Se nota que eres solo el hombre de los recados.

Se acercó a la mesita y tomo un bisturí. Se mordió la lengua, esos podían atravesar la piel en segundos.

—Soy el hombre que te hará gritar. — estaba tan cerca de ella que podía sentir su aliento, olía a cigarro.

—Suerte con ello. — bufó ante tal afirmación. — Eso lo dijo el último hombre con el que estuve, y te aseguro que no fue nada memorable.

—Eres un pequeño experimento que nadie extrañara, solo una más del montón que ni siquiera debió existir. — le dijo al oído, ignorando su comentario anterior. Deslizó con cautela el bisturí sobre la piel de su cuello. se tensó ante la veracidad de sus palabras, además del frio instrumento sobre su piel. — La naturaleza no encargo de ti, entonces nosotros lo haremos.

—Claro, como todos son unos puros de corazón. — comentó Carolyn sin poder contralar su filtro verbal, aun sintiendo el metal contra su delicada piel. — Soy un pequeño experimento que todo el mundo quiere poseer, ya estaría muerta sino fuera así, ¿y adivina qué? — le preguntó acercándose a su oído. — Creí que serías más inteligente.

El tipo no vio venir el rodillazo directo a sus costillas. Carolyn aprovecho para lanzar un contragolpe a la espalda de su captor, aprovechando que este se dobló por el dolor del primer golpe. Este cayo de frente, el golpe de su cabeza contra el suelo sonó feo y si había alguien mas no tardarían en llegar por el escándalo armado.

Posó ambos pies sobre el cuerpo del hombre para que sus brazos obtuvieran algo de descanso. Los movió un poco para desentumirlos. Su vista se posó en el escarpelo a pocos centímetros del cuerpo donde posaba... estiro su pierna derecha todo lo que pudo. Incluso saco su zapato para intentar cogerlo con los dedos. Con ayuda del cuerpo lo acomodó verticalmente, respiro hondo para el próximo movimiento, solo tendría una oportunidad.

Poco le importó cuando comenzó a levantarlo y la hoja le rasgo la piel de su pie, sus largas piernas lograron flexionarse y aguantar hasta que pudo cogerlo con ambas manos y acomodarlo. Bajo las piernas lentamente. El sudor le recorría la espalda, cortó la soga lo más rápido que pudo y cuando se vio libre estiro los brazos todo lo que pudo, agradeció a la gimnasia internamente, mientras se calzaba nuevamente su zapato.

El tipo seguía inconsciente, bien. Tomó lo que pudo de la mesita y salió por la única puerta que existía sin saber que esperar tras ella.


El lugar era un laberinto. Solo salió de una cárcel para entrar a otra. Quiso darse golpes en la frente contra la pared, a veces el instinto gana a la razón. Y admitía, por extraño que pareciera, que esta vez cometió un error grande. Salir de ese congelador, sin tener como mínimo información sobre su paradero... eso es un error de principiantes. Camino con rapidez, cogiendo ligeramente por su pie lastimado; nada de ventanas o puertas, solo interminables pasillos de concreto.

Oyó voces y pasos, aumento la velocidad, sabiendo que solo era cuestión de tiempo para que la alcanzasen. Rodó los ojos refunfuñando por su estupidez, una rejilla en el techo la hizo lanzar un suspiro, agradeció internamente haber hecho esa rabieta. No tardó en subir para esconderse en lo que parecía un ducto de ventilación. Justo a tiempo, varios hombres se detuvieron en el pasillo segundos después.

—¿A dónde se fue? — preguntó uno de ellos en un rudimentario inglés.

Todos los hombres tenían ese tatuaje en el cuello, una clara marca de haber sobrevivido para servir a los samphir. Eran más de los que creyó ver reunidos en un solo lugar, después de todo quizás solo rascaba el borde de la montaña; se equivocó nuevamente, subestimar al enemigo es lo peor que se puede hacer.

—Es demasiado inteligente para su propio bien. — comentó uno de ellos. La burla grabada en su tono de voz.

—No durara mucho. — dijo otro de ellos.

Solo rodó los ojos aguantando el gran bufido que estuvo a punto de soltar. Definitivamente, a ella también la han subestimado, sino a estas alturas ya estaría a tres metros bajo tierra. Lo intentaron una vez y no lo lograron. Tendrían que tener a toda la ruleta de la suerte de su lado para la próxima vez que lo intentaran.

—Ustedes tres hacia la izquierda, nosotros revisaremos el ala este. — todos acataron la orden del que parecía ser su superior. Bien, ya sabía tras quien ir en caso de emergencia.

Espero hasta que no se oyeron ruidos para bajar de su escondite. Hizo una mueca cuando resintió el peso en su pie lastimado, con algo de suerte sería lo único lastimado que tendría cuando saliera de este lugar.

O al menos eso esperaba.

Se fue por el lado izquierdo, con algo de suerte tendría a menos personas con las cuales enfrentarse. Camino con cautela a través de los laberinticos pasillos, topándose solo con paredes y más paredes, gran parte de su rostro comenzaba a punzarle, los golpes recibidos comenzaban a pasar factura, el cansancio y estrés solo era el complemento perfecto para aumentar la tensión del momento.

—¡Por acá! — oyó el grito detrás de ella. Ni se molestó en voltear para ver de quien se trataba, se echó a correr sin pensárselo.

Se topó con una pared de piel y músculo, levanto la mirada para encontrarse con un hombre bien construido frente a ella. Este le sonrió de una forma nada amigable.

—Mira a quien tenemos aquí. — retrocedió unos pocos pasos hacia atrás. — No eres tan inteligente después de todo.

Miró sobre su hombro para ver a tres sujetos más. Para variar, tal vez el tipo frente a ella tenía la razón, solo esta vez le concedería el privilegio de aceptar su afirmación. Aunque nunca en voz alta.

—Alguien se quedó sin habla.

—Alguien no deja de ser un estúpido. — expresó la morena y acto seguido se agachó para barrarlo con sus piernas.

El corpulento hombre no se lo esperaba, Carolyn avanzó por el mismo pasillo sonriendo, incluso ni se molestó en saltar el obstáculo que el hombre suponía en el suelo, se dio el lujo de pasarle por encima y fue lo suficientemente fría para desear llevar puestos sus bonitos stilettos.


----------OOO----------

¡Hola, de nuevo! Ya van 2,3K de lecturas, es como ñwhfñwehfpewjf sin palabras :D 

Muchas gracias a esas personas que agregan mi historia a sus listas de lectura y bibliotecas, ojalá les guste lo que escribo.

Nos leemos luego ;)

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top