Capítulo 17

Las calles de Moscú nunca le parecieron más largas a Carolyn, los tipos que venían detrás de ellos no habían vuelto a disparar de nuevo, sin embargo, eso tampoco era algo bueno.

—Desaparecieron. — mencionó Adam en un intento de tranquilizarse.

—No te dejes engañar, solo están esperando el momento adecuado.

— ¿Para qué?

—No preguntes cosas que no quieres saber. — se rio levemente al ver su expresión de aprensión.

Marcó un número que pocas veces utilizaba, pero esta vez era una emergencia; no tenía por qué hacer el trabajo sucio, especialmente, inmiscuir a Adam era lo último que deseaba.

—A cinco calles de mi departamento. — fue todo lo que dijo después de colgar.

— ¿Qué va a pasar a cinco calles de tu departamento?

—Nada que debas saber. — respondió Carolyn más tranquila. — Caminemos como personas normales, en media hora estará resuelto el asunto.

— ¿Cuál asunto?

— ¿Cuál crees? — le respondió con otra pregunta enarcando ambas cejas. — Usa un poco tu cerebro, Adam, pero no demasiado.

Cuarenta minutos más tarde recibió un mensaje diciéndole que la situación estaba limpia, bien. No sería necesario huir. Adam no volvió a preguntar nada en todo el camino de vuelta al departamento, ni se despidió cuando regreso al suyo. Ni ella tampoco.

Carolyn suspiró, sabiendo que Adam tendría mil ideas en la mente sobre lo que ocurrido. Probablemente estaría haciendo malabares para encontrar una explicación racional sobre su rara vecina. En fin, el problema principal, era que jamás encontraría algo racional en la situación.

Después de todo, solo es un simple mortal.


Lo primero que hizo Claudius al entrar a su oficina fue darle esa mirada iracunda. No le importaba la cantidad de miradas que le diera, solo necesitaba el problema resuelto.

—Nadie forzó la cerradura. — mencionó sentándose en su silla de piel. — No hay huellas, ni siquiera en el jarrón.

—Tiene que ser una broma. — negó con la cabeza, era imposible. — Además, ¿Quién más sabe lo de las flores? No se lo he dicho a nadie y espero lo mismo de otras personas. — le dio la mirada más acusatoria que pudo. — No sé... necesito ir a Alemania. — se obligó a decir en voz alta.

— ¿Alemania? ¿Qué no me estás diciendo?

—Nada, es solo una sospecha. Prefiero tener la confirmación, antes de enviar otro reporte. — mintió con facilidad y temor, si Claudius se llegase a enterar de que oculta información... mejor ni pensarlo.

—El vuelo sale por la mañana. — acepto reticente.

No le creyó nada, eso seguro. Su expresión le dijo todo.


El aeropuerto de Stuttgart se hallaba cerca de su próxima parada, tomó un taxi saliendo de la terminal para llegar al hotel reservado, y después de un baño de espuma, iría a su otro destino. Si fuera turista, no dudaría en ir al Museo Mercedes-Benz, para observar los autos que pocas personas podrían costearse y que ella bien se puede hacer de uno con toda facilidad.

El NH Stuttgart Airport, fue diseñado elegantemente, desde el lobby hasta la habitación reservada en el piso cuatro. Obviamente la habitación incluía jacuzzi, nada menos que lo mejor. Como siempre, no se molestó en desempacar, si todo iba rumbo a lo previsto, el asunto se arreglaría de inmediato.

Tomó una ducha rápida, y se puso la ropa más discreta que encontró en su equipaje. Un suéter ligero y su bolso cruzado era lo único llamativo de su atuendo. El cabello trenzado, además del poco maquillaje en su rostro, la hacían parecer una más del montón. Justo lo necesario para pasar desapercibida.

Stuttgart es nombrada como la segunda ciudad más segura de Alemania. Por supuesto que no es una casualidad, todo se debe a los contactos del gobierno y saber de quién tirar. A las personas obsesionadas con las conspiraciones, la confirmación de este hecho les haría saltar de alegría. Paso a comprar un café en el Starbucks antes de seguir con su camino.

Faltaba poco para que anocheciera, se dio prisa para llegar a su destino. Un viejo edificio rojo era el punto final, a pesar de eso, la edificación se veía en buenas condiciones, bien conservada y sólida. El vecindario agradable, era del tipo para criar una familia y tener una mascota.

—Hogar, dulce hogar. — murmuró mientras abría la puerta.

Encontró a varios niños corriendo por las escaleras, felices y sin preocupaciones, como la mayoría de los infantes normales con padres responsables.

Subió las escaleras de dos en dos hasta llegar al piso tres, el número cuarenta y seis pintado en la puerta blanca le aviso que era el lugar indicado. Ni siquiera llamó a la puerta, saco un pasador de su cabello y forzó la cerradura con suma facilidad.

El lugar estaba oscuras, era pequeño y definitivamente vivía un hombre ahí, los boxers tirados en el suelo le confirmo su teoría. En la pequeña cocina los trastes sucios se amontonaban uno sobre otro, una pequeña mesa servía de comedor y el baño ni se diga, la sola habitación existente lucia demasiado pulcra, nada que ver con el resto de la casa. Extraño.

Algunos ruidos la alertaron sobre la llegada de alguien. Ni siquiera se molestó en ocultarse. El ruido de unas llaves azotar contra una superficie, unos pasos de distancia la separaban de la verdad.

La luz se encendió.

Carolyn miró al chico congelado en el umbral de la puerta.

—Hola, hermanito. — saludó sin ganas. — Te estaba esperando.


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¡700 lecturas! ¡Que emoción! Me siento felizzz....  

Tengo que mencionar a la EditorialGloboDeOro y la editorialunicornio por las reseñas/críticas que han realizado y a su equipo de trabajo. Mil gracias por tomarse el tiempo de leer la historia, tomaré en cuenta sus recomendaciones. 

¿Que les pareció el capítulo? 

Voten y comenten <3 

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