Capítulo 15

Esa mañana, después de desayunar, decidió hacer ejercicio. La misión se completó con elegancia y simpleza, Viktor Novikóv murió de un infarto fulminante en el hospital, murió justo cuando llego. La reanimación ni siquiera hizo efecto. El jefe no había insistido con el tema de David, por increíble que pudiese parecer.

Aumento el paso en la caminadora. Respiro profundamente mientras seguía el ritmo de la cinta. Su corazón comenzó a acelerarse de la nada, la respiración se le cortó, cuando quiso parar la caminadora tropezó y después de eso no recordó nada.


Rusia es totalmente diferente a América, casi parece de otro planeta. Al menos, esa fue la percepción de Adam al momento de pisar territorio europeo. Después de dos escalas y un montón de horas de vuelo, llegó.

Semanas después sigue sin habituarse del todo. Las personas son demasiado serias, sale con chaqueta a las calles cuando los demás llevan mangas cortas, y las mujeres son casi tan altas como él. Lamentó haber aceptado la oferta de trabajo y académica sin pensárselo dos veces, en sus próximas vacaciones tomaría el primer vuelo a Arizona, sin importar las escalas o el costo que tuviera. Ah, esa es otra parte, todo es más costoso en Europa.

Cuando entro al gimnasio esa mañana y vio a Carolyn, dudó un segundo en seguir avanzando. Claro que al verla desmayarse, esa duda se disipó en un segundo. Corrió lo más rápido que pudo para atraparla en el aire, pero no fue lo suficientemente rápido, su extraña vecina se ganó un golpe en la frente, además su nariz sangraba.

Y a eso se reducía el medio día de hoy. Carolyn quejándose mientras intentaba abrir los ojos. El sentido común de Adam le impidió dejarla tirada en el suelo, en su lugar prefirió llevarla a su departamento y esperar a que reaccionara. Llamó por teléfono al médico del edificio, cuando su invitada comenzó a removerse en la cama, otro vecino que conoció a los primeros días de haber llegado; increíblemente, su relación con el doctor de setenta y un años, es mejor que con los jóvenes rusos de su edad.

—Humm... — la oyó murmurar algo inentendible. — Jdewihdk.

Adam soltó unas risitas, desde que conoció a la joven chica rusa con edad mental de cuarenta, sintió curiosidad. Las pocas veces que la ha visto, su fuerte temperamento y sarcasmo, le ofrecieron pistas sobre ella; no tiene que ver con que las personas la mantuvieran fuera, sino todo lo contrario, a Carolyn le gusta estar sola. Con sus características físicas bien podría pasar por una modelo de Victoria Secret y estar rodeada de gente alabando su belleza, sin embargo, es algo mucho más profundo, casi como una regla no escrita.

— ¿Qué...? ¿Adam? — fue lo primero coherente que salió de su boca. — ¿Cómo...?

—Bienvenida a mi humilde hogar. — señaló a su alrededor. — Te desmayaste mientras te ejercitabas.

—Oh... — el desconcierto llenaba su rostro, una expresión diferente, para variar. — ¿Me trajiste a tu casa? — preguntó.

—Ajá. — asintió a su pregunta. — También llame a un vecino, que es médico, para que te revise, percibí que el hospital no es una opción. — unos golpes a la puerta le avisaron que el doctor llego.

—No iré a casa, no es necesario...

—Te diste un golpe bastante feo en la frente, entre justo a tiempo para verte caer, y déjame decirte que fue aterrador. — Adam la interrumpió en medio de la frase, recordando el suceso de la mañana. No la dejaría irse tan fácil. — Ahora vuelvo.

El vecino reviso a Carolyn en contra de su voluntad, le dio un analgésico y aplico gel desinflamatorio sobre la herida. Eso fue todo. Adam estuvo más tranquilo después del diagnóstico, nada de actividades fuertes por el resto de la semana.

— ¿Ya me dejaras levantarme de tu cama? — Adama sonrió abiertamente, su vecina estaba en desventaja, sobre todo al remarcar sus objetos personales.

—Ven, te alimentaré. — la animó a ponerse de pie.

—No tengo hambre. — se puso de pie, tambaleándose levemente, su estómago gruño. Incluso frunciendo el ceño luce bien.

—Vamos gruñona, tu estomago te delata. Luego podrás encerrarte en tu torre de marfil. — le aseguro.

—No vivo en una torre de marfil. — se cruzó de brazos sin moverse.

—Cuando te dices muchas veces una mentira, terminas creyéndolo. — replicó Adam encogiéndose de hombros, por supuesto que lo dijo por experiencia. — Te espero en la cocina, creo que necesitas probar mi lasaña especial.

— ¿Tiene poderes curativos o algo así? — preguntó sarcásticamente.

—Claro que no, lo especial es que yo la preparo.

Le guiño un ojo antes de salir rumbo a la cocina. Una Carolyn desconcertada y con la guardia baja no se veía todos los días, así que verla confundida, era verdaderamente un soplo de aire fresco.


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Esta vez traje algo sobre Adam, ¿Qué les parece? Bueno, ya vengo diciendo que se desatará la acción, pero este capítulo es como introductorio. Ya el siguiente, lo prometo, será explosivo :P 

Mil gracias por leer lo que escribo, ya van 600 lecturas :')

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