Capítulo 12

—Mira a quien tenemos aquí. — su vecino se dirigió a ella sonriendo. — ¿Qué te trae a mí cueva?

—Hum... ¿Trabajas aquí? — vaya pregunta tonta. — Obvio que trabajas aquí, acabas de enviar a la chica a respirar polvo.

—Si. — asintió. — ¿Qué estás buscando?

Carolyn dudó en decirle, pero decidió aceptar la oferta. Después de todo, Adam no era nadie que no pueda manejar.

—Necesito algunos artículos de una sección internacional. — explicó con rapidez. — No sé dónde están.

—Llegaste con la persona correcta. — Adam salió detrás del escritorio; demasiado feliz para trabajar en un lugar como este, tan lúgubre. — Vamos, el tiempo es oro.


El pasillo para llegar a la hemeroteca parecía eterno, Adam estaba demasiado serio para ser cierto, ¿Dónde quedó su insistente vecino?

— ¿Cómo es que tu ruso es tan bueno? — le preguntó con verdadera curiosidad, algo extraño en ella. Necesitaba romper el hielo. Un gesto extraño en ella.

Adam solo pasaba entre las filas de periódicos buscando las fechas que le indicó.

—Lo comencé a practicar desde los quince. — respondió mientras tomaba un periódico. — Este es uno. — le pasó el amarillento periódico. — Descubrí que tengo ancestros de Europa del este, soviéticos. Me intereso desde entonces.

—Yo tengo ancestros asiáticos y no por eso aprendí chino o japonés. — usualmente cuida lo que dice, pero esta vez su filtro desapareció.

—Supongo que tú no eres adoptada. — esta vez fue Adam quien le rebatió enarcando una ceja. Nunca le había oído ese tono sarcástico, considero la idea de que fuera su gemelo más serio o un trastorno de personalidad. — Eso supuse. — asintió para sí, y siguió con su búsqueda. — Nunca quise saber nada de mis padres biológicos, pero si quería saber mi origen genético... ahorre durante seis meses para realizarme una prueba genética; claro que mis padres aportaron una parte.

—Eso nos explica porque mentiste.

—Aquí hay otro. — sus brazos ya comenzaban a sentir el peso de las delgadas hojas de los diarios. — Quería entablar una conversación con una chica atractiva. Pero desde el principio me hiciste dudar de tu sexualidad... hasta hace unas dos semanas, cuando bromeaste acerca del novio y cerraste la puerta en mi cara.

—Eres demasiado insistente. — se encogió de hombros, como si eso fuera una disculpa. — Y soy totalmente heterosexual, te lo aseguro.

—Lo sé... creo que son suficientes. — sus brazos decían lo mismo. — Hay mesas para que los consultes, si necesitas fotocopia de alguno es especifico, solo dímelo. Esa es la línea directa con la planta principal. — señaló el teléfono. — adiós.

Lo encontró en las primeras páginas. El encabezado lo decía todo: Muere mujer en altercado nocturno. Al parecer esa mujer llamada Diana, era una buena vecina que nunca dio problemas en el vecindario. Incluso la fotografía desvaída impresa en el papel, la mostraba sonriente. Cabello oscuro, piel pálida y ojos cafés, definitivamente era la madre de David.

Según lo que leía en la nota, fue un brutal asesinato. Nada que no supiera, un par de disparos en el abdomen fueron la causa de muerte, hemorragia. Carolyn se estremeció ligeramente al traer a su mente el vivido recuerdo de aquella primera fotografía; la sangre manchaba la alfombra y la mujer arrastrándose. Un trabajo todo menos limpio. Por lo menos ella es más pulcra cuando se le asignan sus blancos.

Cogió la página del periódico, haría un pequeño viaje en los recuerdos de Diana Engel. Encontró un lugar escondido entre la estantería, cerró los ojos y esperando a que el recuerdo la arrastrase a la inconciencia.


Vio como Diana dejaba a su hijo en el hospital en Zurich, ambos lloraban pero ella le aseguró que regresaría por él.

Se subió al auto, y Carolyn no desaprovechó la oportunidad de seguirla. El celular de la mujer unos segundos despues de haber arrancado el auto.

—Ya está hecho. — dijo a la persona desconocida de la otra línea y colgó.

Otro tirón en su estómago, otro cambio de recuerdo.

La misma casa de su primer recuerdo, por supuesto que esta vez la alfombra estaba limpia. Todo se veía acogedor, claramente una familia vivía ahí, había algunas fotografías por sobre la chimenea. David aparecía sonriendo junto a los que eran sus padres. Cuando todavía era joven y feliz.

— ¿Qué estás haciendo aquí? — todo en ella se tensó. Esa pregunta no podía ser dirigida a ella. — te estoy hablando.

Esta vez sí que volteo. Y se llevó la sorpresa de su vida.


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¡Hola! ¡Nuevo capítulo! Espero que les guste, muchas gracias por leer mis locas ideas y espero sorprenderlos pronto :D 

Mil gracias a las editoriales BeautyEditorialEditorialElegant y EditorialGirlPerfect. Creo que aún me faltan mas, pero por ahora, solo me acuerdo de esas xD. Igualmente agradecer a sus integrantes que se dieron en tiempo de leer lo que escribo y plasmarlo en palabras :D 

Las bibliotecas siempre le traen mala suerte a Carolyn... ¿Qué sucederá? 

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