°°Cap. 9: Resguardar. °°

— ¡E-Espera!

— M-Mañana madrug-gas...

— ¡Si pero no me jalonees!

El azebache había salido del bar muy rápido, sus pasos largos debido a su altura hacían a el de ojos verdes casi ir corriendo detrás suyo gracias a qué también le estaba jalando de su antebrazo.

Miró extrañado como el moreno comenzaba a dar vueltas sin sentido de una calle a otra, molesto, le frenó en seco con un buen puñetazo en la espalda que logró tirarlo al suelo de rodillas y se safó del agarre.

— ¡Au!

— ¡Alto!, ¡Ni siquiera sabes a dónde vas!

— ¡S-Sé a dónde voy, eriz-zo!

— ¡Vas a donde sea menos para la casa! —suspiró irritado— vámonos de aquí, suelen haber robos a menudo por estas calles.

Recogió al moreno del suelo y lo obligó a caminar por las calles correctas, aguantando sus quejas e intentos de "abrazos de oso" que más parecían ganas de estrangularlo.

El azebache tropieza de manera consecutiva y llega a golpearle los talones por accidente, sacándole chillidos y lagrimitas de borrego a medio morir.

— ¡Imbécil!

Exclamó cuando ambos se cayeron al suelo de golpe, el azebache quedó con un brazo torcido abajo de la espalda de Blue ya que intentó agarrarlo; sus reflejos estaban semi dormidos así que no pudo hacer otra cosa mejor que dejarse caer también.

— ¡Pesas horrible!, ¡Quítate!

— P-Pero si yo estoy m-muy a gusto...—se termina de recostar en el pecho cobalto a pesar de que su brazo izquierdo esté hecho carne molida abajo de la espalda más pequeña.

La sangre se le sube a las mejillas de repente, mirando el rostro atractivo y adormecido encima de su pecho. Acaricia un poco las mejillas morenas mientras siente el calor en sus mejillas subir aún más.

Sacude un poco su cabeza y empuja al mayor hacia su lado derecho con brusquedad, se levanta y palmea un poco su ropa para quitar el polvo y ramitas de árbol que se le quedaron impregnadas.

— ¡Vámonos ya!

Continuaron su camino con algunos tropiezos más hasta llegar a la bendita casa del mayor, entran a saltitos hasta llegar a los sillones de la sala donde ya tiene la libertad de aventar al azebache hacia los cojines marrones.

De inmediato escucha ronquidos al dejarlo caer ahí, suspira y regresa a cerrar la puerta principal que da bienvenida por la calle y allí recuerda un detalle importante.

— ¿Y Scourge?

Pasan las horas y comienza un nuevo día en la vida peligrosa de los agentes y el criminal inquilino.

Despierta gracias al sonido de una alarma que indican las 5:30 de la madrugada, la mira con recelo y ganas de dormir un poco más.

Y eso hace.

Se dan las 6:43 de la mañana cuando un toque en su espalda lo despierta de golpe, se sienta en la cama mientras bosteza con pereza y mira a la señorita que había ido a despertarlo.

— ¿Hm?

— Buenos días, Blue. E-El desayuno está listo por si quieres bajar a comer —dijo disimulando sus nervios.

— ¿Desayuno...? Oh, me quedé dormido —recordó sin preocupaciones.

María fue a la cocina de nuevo mientras Blue se cambiaba de ropa a un suéter color negro y unos pantalones color crema, se miró al espejo con desgano mientras acomodaba sus púas enredadas con el cepillo. Se rinde a mitad de su labor y deja su cabello esponjado a la decisión del clima de hoy.

— ¿Puedo preguntar dónde estuvieron?

Comentó María cuándo lo vió entrar a la cocina y sentarse en una de las sillas. Él solo apuntó a la puerta de la sala de estar que daba a la cocina, haciendo notar la presencia del agente moreno con una ojeras increíbles.

— ¿Shad...?

— Hola —habló ronco. Se dirigió a servirse un grande y fresco vaso de agua pura y por un plato para servirse el desayuno.

— Estuvimos en un bar cerca de aquí — dijo el azulito mirando burlón al moreno—. Parece que la edad afecta en muchos sentidos~

— ¡Que no estoy viejo!

— Eso dicen los viejos~

El azebache gruñe cuando el de piel durazno le guiña el ojo bastante feliz por saber que era una verdadera molestia. Se sienta alejado del asiento del menor y comienza a servirse del desayuno en la mesa.

María hace lo mismo y se sienta en la silla que está al lado de ¿Blue?

Ambos erizos se sorprenden ante esa acción pero ninguno dice nada en absoluto, siguen comiendo normalmente.

— ¿Mephiles y Silver no están?

— Ellos ya se fueron al trabajo, creo que ni siquiera llegaron a dormir —comentó María bastante risueña.

— ¿Irán con el comandante hoy? —habló Scourge comiendo una manzana.

Shadow casi se ahoga con un pedazo de hotcake y Maria tira su vaso de jugo ante el susto, el azulado solo lo mira como de costumbre.

— No quisiera, pero ya qué.

— ¿¡Cómo demonios entraste a mi casa!?

— Por la puerta, duh.

Volteó a ver la puerta corrediza que da desde la sala al patio, notando que estaba abierta de par en par y unas sucias huellas de tierra y pasto en el piso directo a dónde estaban ellos.
Suspira fuerte para hacer notar su molestia mientras el azul se ríe a carcajadas.

— ¿¡De que te ríes!?

— Nada, nada —contestó riendo aún—. Es solo que le debes más de 250 dólares a Scourge por lo de ayer en el bar —finalizó simple.

— Agh...¿M-Me fui sin pagar? —expresó avergonzado y mirando su plato.

María solo los vió sin extrañeza, en cambio, estaba risueña por la situación y manteniendo precaución de que algún entrometido no entrara en su casa de nuevo mientras limpiaba el jugo regado en la mesa.

Un celular suena entre el desayuno unos minutos después de que la última palabra saliera de la boca del moreno, contesta con bastante malhumor sin ver el nombre de quién lo solicitaba.

— ¿Buenos días?

— ¡Shadow!, Jajaja Shadow~ —era Silver,  quien sonaba animado y despreocupado— ¿Ya están todos despiertos?, ¿Creen venir ya?

— ¿Sucede algo? —llamó la atención de Darkblue con esa pregunta.

— D-Digamos que hemos recibido una señal naranja en la zona centro pero...

— ¿Pero?

— Nosotros no podemos atenderla ya que estamos en una alerta amarilla hacia el sur, una mujer piromana está amenazando quemar un psiquiátrico —rió finalmente mientras veía a Mephiles hablar con las autoridades y algunos doctores.

— Entiendo, ya vamos allá —suspiró.

El desayunó terminó al finalizar la llamada, levantaron sus platos sucios y guardaron la comida restante. El azulito es acompañado por el de ojos azules a la habitación temporalmente suya.

Busca su ropa entre la caja llena de prendas que le habían regalado el comandante y sus soldados alguna ropa que le quedara bien el día de hoy; busca con bastante rapidez mientras la mirada de Scourge le sigue el ritmo.

— ¿Te gusta esto, Blue?

Deja su labor y voltea a ver al mayor:— ¿"Esto"?

— Ser del bando bueno...

— Oh...pues —mira la ropa que traía entre manos y suspira—. No sé cuándo fue la última vez que me sentí tan...incluído en algo. Es... melancólico por alguna razón ¿Por qué la pregunta? —lo mira.

— E-Eh, es que, s-se ve interesante, es todo —hace una leve trompita y mira a otro lado para evadir al menor.

El de ojos verdes continúa vistiéndose mientras el de sonrisa puntiaguda juega con el arma que el azul tiene bajo su almohada.

— Oye Blue —le susurra—, se me olvidó decirte que Fleet-

Uno toques a la puerta lo interrumpen y lo asustan, se traga las palabras hasta lo más profundo de su estómago y voltea a ver los pajaritos en la ventana.

El azebache pasa sin esperar a recibir respuesta y suspira con fastidio al ver al verdecito ahí.

— Al menos disimula que te caigo como un culo.

— ¿Que va?, No hace falta esconderlo, la honestidad va conmigo —mencionó el moreno—. Blue, necesito que te pongas esto por órdenes del comandante —mostró una cajita frente a él y el menor la tomó extrañado.

— ¿Pupilentes negros?

— Si, digamos que necesitamos esconder lo máximo que sea posible de ti.

— ¡Pero si ni siquiera saben cómo soy!, ¡Estaba completamente tapado casi veinte horas al día! —refunfuñó.

La termina de tomar de mala gana y el azebache se va mientras menciona que lo espera en la cochera, el verdoso suspira al verlo salir.

Se acercó al azulito mientras le susurraba al oído algo que lo hace erizarse de punta a punta, después sonrió con malicia.

— ¿Ya te dije que te quiero mucho, Scourge?

— No es malo recordarlo~

.

.

.

.

.

— ¿Una patrulla sospechosa?

Se encontraban ya con el comandante pidiendo datos sobre la alerta naranja que Silver habían mencionado, pero al parecer ya no había problema con la supuesta emergencia porque otros agentes pudieron hacerse cargo.

Sin embargo, el lobo de cabello cano los había retenido gracias a un informe fresco que habían conseguido algunos soldados en sus patrullajes nocturnos-mañaneros en equipo.
Una patrulla de la comisaría seiscientos quince de la parte sur de la ciudad había estado rondando algunos museos sin autorización previa del puerto de salida estatal del cual supuestamente pertenecía.

No llevaban ninguna luz o señal de tráfico encendida y al parecer solo iban dos personas dentro de ella.

El cobalto de ojos obligados a negro mira con mucho interés las grabaciones de las cámaras de seguridad que el Comandante les mostraba, pues reconocía esas siluetas a la perfección.

Ríe risueño y mira al moreno con bastantes señales traviesas en sus ojos, siente la sensación de una mochila en su espalda. Su vieja amiga mochila que Scourge había  recuperado para él.

— Entonces quiere que localizemos la unidad y detengamos a los sospechosos antes de que suceda algo malo —concluyó el azebache viendo las grabaciones.

— Claro, me encantaría que Darkblue tuviera algunas misiones pequeñas además de las cinco que ya tiene encomendadas para nuestro trato —dijo con una sonrisa burlona—. No podemos aburrirlo con aquellos criminales, puede hacer otras cosas también.

— Si, si, si, lo que digan —dijo el azulado—. ¡Vámonos ya, quiero patear traseros! —jaló de la ropa al de traje elegante hacia la puerta de salida de la oficina.

— ¡No lo jales, costó 300 dólares!

— ¡Solo vamos!

Toman a infinity de nueva cuenta cuando se enteran que Silver y Mephiles están usando otra unidad de patrullaje, el azul parece bastante contento y eso extraña al moreno. Prefiere no preguntar nada y seguir su curso por toda la zona sur y centro de la ciudad donde supuestamente estaba aquel sospechoso.

Comienza a notar comportamientos más emocionantes de parte del de ojos negros, se asomaba en la ventana polarizada cada que pasaban por un museo y refunfuñaba cuando miraba los nombres aburridos.

— ¡Ese es el museo al que le robé el otro día! —señaló con emoción.

— ¿Cómo puedes decirlo con tanta alegría?

— Fue mi último robo del mes, debo de estar contento aunque tenga una pierna semi-jodida aun~ —picó con su dedo índice la costilla derecha del moreno, el cual se exalta y aguanta una risilla que se le iba a escapar.

Mientras seguía hablando de como robó la esmeralda esa noche, una patrulla llama la atención del moreno cuando el azulito reía a carcajadas. Llama la atención de su compañero picándole un poco la panza para que se agachara.

— ¿Por qué me picas?

Mira ese auto de ahí —murmura mientras baja la velocidad.

El de ojos negros voltea un poco y confirma las presencias de aquellos tipos, claro que los conoce ¿Cómo olvidar a los chicos que lo llevaron a ese matadero con la excusa de que su jefe era amante de su trabajo y lo quería contratar?

Sonríe siniestro y quita el seguro de la puerta del auto, llamando la atención del moreno.

— ¡Ey! ¿¡A dónde vas!? —exclama cuando lo ve bajar de infinity.

— ¡Cómo en los viejos tiempos!, ¡Atrápame! —le dijo y cerró la puerta para despues hecharse a correr.

— ¡Agh, tú-!, ¡Demonios!

Avanzó más rápido para poder estacionarse y alcanzar al más chico, el cual al parecer entró al museo que antes había profanado.

Adentró de él, el azulito corría divertido hasta llegar a los baños del personal autorizado (dónde obviamente no debía de entrar), se vistió con sus ropas negras y miró muy feliz como las cosas que antes tenía habían regresado a él.

¡Gracias, Scourge! —susurró y se colocó la mochila de nuevo.

Salió por la pequeña ventana del baño y escaló entre las decoraciones de ladrillo hasta llegar al techo, dónde destruyó algunas cámaras de seguridad hasta llegar a la puerta de la azotea.

Miró a su costado y rápidamente esquivó un dardo tranquilizante que una cámara le había disparado al detectarlo. Posó rápidamente como toda una diva y después la destruyó de una patada.

Forzó la entrada y llegó hasta el séptimo piso, donde estaban las bodegas privadas llenas de joyas y cuadros valiosos. Noqueó a algunos guardias y robó las llaves de una caja fuerte.

— "Rubíes, ¿Para que los querrá?" —pensó. Rió divertido al saber que le jodería el trasero a Fleetway al robarlos antes que él.

Comenzó a sonar una alarma y rápidamente tomó las joyas, decidió salir por la puerta principal para que los tipos asquerosos vieran que las joyas ya habían sido tomadas por el fabuloso Darkblue.

Antes de eso, tomó un detonador de su mochila y lo colocó en una de las oficinas de guardias, justo en la puerta. Cuando está se abriera todo explotaría.

Tiró a algunas personas y dos niños que estaban corriendo en dirección a sus madres, y salió victorioso.

Shadow apenas iba entrando cuando tuvo que cubrirse con sus brazos el rostro, siendo un apoyó para el azulito para que brincara y terminara de escapar. Cayó al suelo por el impulso y se incorporó a medias para mirar por dónde se fue el chiquillo.

— ¡Mierda!, ¿¡A dónde va!?

— ¡Shadow!, ¿¡Qué pasa!? —exclamó Silver mientras llegaba con Mephiles.

Justo en el momento en el que su hermano le tendió la mano para levantarlo, una fuerte explosión se generó desde el interior y alertó a todos.

— ¡Maldición!, ¡Ayuden a los civiles a salir y rodeen la zona, yo tengo que ir por él!

— ¡Entendido!

Se levantó y fue de nuevo por el pobre Infinity, el auto estaba estacionado muy cerca por lo que tomó manos a la obra para empezar a buscar a ese criminal que le sacaba de sus casillas.

La patrulla que antes buscaban decidió irse, por lo que notó; eso no era bueno. Pasó al rededor de media hora buscando a el azul por las calles, hasta que...


— ¿Por qué no se me ocurrió antes?, ¡En casa!

Tomó otra ruta distinta mientras Mephiles y Silver ayudaban a las personas a salir de la atracción turística, habían llamado a más agentes de auxiliar.

En este caso, Mephiles era el encargado de la operación de rescate. Dirigía, mandaba y regañaba a los que hacían sus trabajos, las ambulancias llevaban a algunos heridos y habían llamado a los forenses (solo por si a caso).

— Agente Mephiles, buscamos por la zona como nos encomandó y no hay rastro alguno del crímen —le informó un soldado auxiliar.

— ¿Nada? —preguntó serio el azebache, suspiró enojado.

— Los reporteros y canales de noticias comenzaron a llegar, ¿Qué hacemos?

— "¿Qué hacemos?", ¿¡Qué hacemos!?—le gritó— ¡No les van a decir otra cosa más que se larguen de aquí! —apuntó hacia la calle— No podemos darnos el lujo de que está noticia se difunda, Soldado Knuckles.

— ¿Hay sospechas?

— Darkblue debe estar encarcelado ante la sociedad, y así debe de ser —suspiró mientras veía llegar a su pareja.

— Ya no hay nadie dentro del edificio —informó—. Oh, cierto. Uno de los guardias tenía este USB en la mano —le mostró el objeto en una bolsita transparente—, al parecer estaba delirando y no dejaba de decir "Darkblue volvió".

Al momento en el que dijo eso, todos los reporteros exclamaron sorpresa y comenzaron a tomar fotos sin fin, Mephiles se golpeó la cara con ambas manos y Silver sonrió normalmente.

La prensa es todo un dilema~

Edición Final.

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