°°Cap.8: Aficionado Rosa °°
Era cargado por unos brazos fuertes y sólidos, sus extremidades se tambalean tranquilas con los movimientos del cuerpo que lo sostiene.
Sus brazos se encontraban junto a su pecho y mantiene los ojos entrecerrados, mira con detenimiento el interior de los pasillos.
Todo. Estaba. Lleno. De. Rosa.
¿Tenía algún fetiche aquel extraño y enfermo criminal?, Todo, absolutamente todo, tenía una pisca de rosa en ese lugar. Las puertas, las ventanas, las cortinas, el suelo tenía alfombra púrpura y se imaginaba que era porque no tenían de otro color.
Era elegante, debía admitirlo.
Los cuartos estaban insonorizados, es algo que le comentó Scourge mientras amordazaban al zorro café y lo escondían en la furgoneta blanca. También la oficina de Pinkyass estaba protegida por guardias de traje negro y corbata color...¿Adivinaron? ROSA. Eran aproximadamente unos seis u ocho bulldogs musculosos protegiendo a ese enfermo felino.
—Bueno, Blue. La salida más cercana en caso de emergencia es una puerta de madera en el fondo a la izquierda, supuestamente es un almacén, pero en realidad lleva a un callejón cerca del edificio.
La voz de Mephiles sonaba rasposa y dañada, le regalaría algunos dulces después. Cerró sus ojos de golpe y cambió su respiración.
— Scourge, ¿Nos has traído carne fresca?
Unos pasos se acercaron curiosos.
— De la más fresca que ví en esa pocilga de gente muerta —fingió.
— Una linda dama terminará en la esclavización sexual o limpiando pisos en esta mansión rosita. Elijan bien en dónde va a parar —el desconocido se aleja y da vuelta en un pasillo cercano.
El verdoso sigue su camino a un quinto piso, dónde se encuentra Rossette en espera de su llegada y la de la mercancía. Suspira y susurra.
— Ya llegamos.
Abre la puerta despacio, encontrando a las fuertes miradas de los guardias, los cuales dejaron de jugar billar. Rossette, que se encuentra sentado cerca de una pecera de hermosas medusas, lo mira con una sonrisa triunfante.
— ¡Pero mira quién ha llegado! —exclamó—, Scourge, el favorito de las bandas pacíficas como la mía.~
Se levantó y caminó rápido a ver el rostro del cobalto, apretó su quijada con fuerza y lo soltó de inmediato.
— ¿No está muerta, o si?, Está jodidamente fría. ¿La mataste en un arranque de ira? —le dijo molesto.
— No está muerta, me parece ser que es su temperatura corporal común.
— ¿Dónde está Bran?, Siempre viene personalmente a hacerme mis entregas.
Comienza a servirse una copa de vodka y la bebe pacíficamente frente a el verdoso. Éste mira un poco confuso un objeto de la habitación.
— ¿De dónde ha salido esa gorrita?
— ¡Oh!, ¿De quién crees? —dijo emocionado el de cabello negro— ¡He recibido carne súper fresca está mañana!, tenía su piel suave y linda, sus ojos eran hermosos y de color agua —sus ojos rosas miran con intensidad a los ojos marinos de Scourge— ¡Esa niña era exquisita!
El verdoso pálidece mientras el azulado aprieta el puño lleno de enojo. Los ojos de Rossette brillan mientras sus mejillas se sonrojan en desmedida, su sonrisa perversa y enferma comienza a babear.
— Aunque esta mujer tampoco está nada mal —sorbió el líquido que emanaba de su boca mientras su sonrisa se relajaba—, ¿Acaso no es genial?, ¡Tengo dos postres en un solo día!
Con un pequeño cambio en su respiración, Scourge nota que el cobalto está a punto de actuar.
— ¿Sabes?, Las mujeres hoy en día suelen ser muy agresivas, me mordió en cuanto intenté inyectarle el sedante —dejó al de ropas blancas en el sillón mientras le señalaba una marca algo roja.
Mientras ellos se entretenían en una plática falsa que comenzó el de ojos azules, nuestro criminal favorito estaba planeando ataques en su cabeza.
— "Son solo cuatro guardias —obervó abriendo levemente su ojo derecho—, tomaré impulso con el primero y lo degoyaré con las piernas. Le quitaré el arma y acabaré con los que están ahí."
—¿Cómo va todo? —habló el albino—, ya localizamos la furgoneta y arrestamos al tipo inconsciente. Estamos listos para invadir el edificio en cuanto des la orden de que cayó el jefe. Seguimos contigo.
Dejó de hablar y el azul no esperó ni un momento más.
Corrió directo a la mesa de billar, recibiendo un —: ¡Ey! De parte de aquel gato sarnoso. Se encima en el primer guardia y con los muslos truena el cuello del gran perro, rápidamente toma el arma y le dispara a los que restan, los cuales estaban a punto de lanzarse encima de su cuerpo.
— ¡Has algo! —le ordenó al verdoso.
— ¿Yo?, Pero el trato solo era traerte a la mujer —sonrió burlón—, jamás te dije que le había inyectado el sedante, ¿O si?
— ¡Eres un-!
Un disparo en la pierna derecha le hace gritar de dolor, cae al suelo mientras sostiene su extremidad con fuerza.
— ¿¡Quién carajos te crees que eres!?
— Definitivamente soy el tipo de persona que puede acabar con un aficionado al rosa, pero que digo, cualquiera podría hacerlo —soltó simplón.
Presionó el botón de emergencia que había colocado dentro de su sostén. Abrió la puerta de la habitación y regresó a amordazar a Pinky mientras Scourge huía de la captura con cautela.
No tardaron más de cinco minutos y se comenzó a escuchar estruendo en los pisos de abajo, disparos, gritos y pasos apresurados. Así hasta llegar a la puerta de la oficina de Rossette.
— ¡Aquí está!
La voz de Silver lo hace voltear, les da la vista más placentera que les puede ofrecer. Pues cuando Shadow y él entran a la habitación...miran a Blue con un arma, apuntando a la cabeza de pelo negro.
— Tengo a Pinkyass~ —soltó juguetón.
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Tacha con satisfacción aquel nombre del expediente que les ha dado el comandante, le coloca un sello que encontró en el escritorio del lobo gris y mira su obra de arte con emoción.
El sello, puesto un poco chueco, decía "Capturado". El azulito lo coloca dentro del folder púrpura mientras sonríe muy feliz, pues espera noticias de lo que le habrá pasado al de ojos rosas.
Silver le mira adueñarse de las cosas en el escritorio mientras Mephiles se toma una pastilla para la gripe, Shadow mira en las noticias de su celular el estruendoso caso de Rossette Pinky, el hombre más asqueroso del mundo.
Fueron rescatados alrededor de 153 niños y niñas de menos de doce años, 10 adultos y 7 adolescentes entre los 13 y 17 años de edad. Y fueron arrestados más de 100 guardias de aquel edificio; estas cuentas aún no son fijas, pues aún buscan más sospechosos en la zona.
— "Buen trabajo, Blue"—pensó mientras sonreía un poco.
— Buen trabajo, muchachos —les felicitó el lobo mientras entraba a la oficina—. Rossette Pinky ya esta en su celda y sin contacto con el exterior ni atención médica.
El equipo suspira relajado y Mephiles estornuda. El azulito comienza a girar en la silla de rueditas mientras dice —: Espero no tener que pasar por el área de espionaje de nuevo, ¡Me dejan sin aire con esas fajas tan ajustadas!
— Nada que tú cuerpo lleno de hazañas no pueda soportar —habló el albino mientras reía un poco—. Es increíble como es que te contienes para defenderse, son agallas que no todos desarrollamos —confesó.
— Cierto —le apoyó el moreno menor—, has hecho un buen primer trabajo —le felicitó.
— ¡Me has hablado sin que te tiemble la voz!, ¿Es que ya te caigo mejor? —cuestionó burlón el de ojos verdes, recibiendo un desvío de la mirada reptil.
— Solo no eres tan malo —murmuró.
— Mhm —una tos fingida provino del comandante—. Ahora que ya han arrestado al primer criminal, pueden tomar el día de mañana como un pequeño descanso. Esto mientras se prepara el juicio contra Rossette y se investigan todos los niños que robó.
— ¿Ellos están bien? —preguntó el azul.
— Muy pocos están mental y físicamente sanos.
Un silencio incómodo se formó, definitivamente era un trago muy amargo para el grupo de agentes. Pero ahora todo estaría mejor para esas criaturas, de eso debian alegrarse.
— Bueno, pueden retirarse.
Salieron en silencio de la oficina hasta llegar al auto de Mephiles, pues debían dejar el A-888 (Infinity) en las instalaciones por tomar el día libre mañana.
No pueden andar de vagos con un carro ajeno.
El moreno menor se pone al volante mientras el albino de copiloto, dejan a Blue y a Shadow en los asientos de atrás, compartiendo incomodamente el sitio trasero.
— Iremos a descansar y mañana vayamos a beber algo, ¿Les parece?—comentó el de orbes miel.
— No me gusta el alcohol/ Claro.
El azebache y el de ojos verdes se voltean a ver un poco molestos por la respuesta del otro, por lo que deciden ignorarse mirando cada quien al exterior.
Al llegar la noche, todos estaban en sus habitaciones dormidos y descansando. Todos menos una persona...Shadow.
Éste andaba merodeando por la casa en búsqueda de algo para entretenerse gracias al insomnio, entre tantas vueltas percibió un sonido un poco fuerte provenir de una habitación en específico.
La de invitados.
Caminó hasta allí con un poco de inseguridad, ¿El cobalto le regañaría?, ¿Estará despierto?
Entra a la habitación girando suavemente la perilla, encontrándose con una escena un poco...rara.
Su querido criminal estaba dormido, sí, pero estaba completamente desparramado en la cama y con las ropas con las que llegó en la tarde. Estaba con una camisa café y unos pantalones de tela suave color negro, sus botas negras estaban aún en sus pies y...
— ¿Qué?
Miró un arma tirada en el suelo, oh sí. — "Demonios", pensó el azebache. Olvidaba que en el edificio de Rossette estaba apuntandole con un R-15 en la cabeza al minino, nadie se preocupó por despojarlo del armamento.
Si se lo quitaba ahora probablemente lo molería a golpes mañana en búsqueda de su juguete.
Cuidadoso y con una bondad extraña naciendo en su pecho, comenzó a quitarle los zapatos al chico. Los colocó a un lado de la cama y comenzó a acomodar sus extremidades más o menos derechas para evitar torceduras por la mañana; al finalizar solo le aventó encima una cobija medio delgada.
Recogió el arma en el suelo (la causante del sonido por el cual estaba ahí) y la miró con detalle, una R.P como firma elegante en color rosa oro, un símbolo reconocible de Rossette Pinky.
Decidió dejar el arma bajo su almohada, dejándolo en una posición cercana al rostro del más chico. Se sonrojó un poco al ver sus labios durazno, se perturbó ante la promiscua idea de besarlo y se alejó sin más; saliendo de la habitación de inmediato.
Al día siguiente, por la noche.
Estaba recargado en la barra de bebidas de aquel lugar lleno de musculosos y personas ebrias que jamás había visto.
— ¿Por qué tengo que venir? —habló el azul con su mejilla recargada en la madera.
— Shadow no debe de dejarte solo ni un momento —habló Silver—, debe cuidarte.
— ¿Cuidarme?, ¿¡Cuidarme!? —sonrió molesto mientras se sentaba correctamente en el banquillo— ¡Ese tipo está más que ido en su cabezota de algodón! —señaló el cuerpo moreno cerca de él.
Estaba con la mirada perdida en la pared y un florero, al parecer eran más interesantes que la pelea de musculosos brazos (luchitas) que había a su costado.
Sus mejillas sonrojadas por el licor y sus pupilas dilatadas como felino le daban la clara señal de que realmente ya no estaba consciente.
— Agh...
Dejó caer su rostro por el aburrimiento, no podía beber nada debido a que todo estaba con alcohol incluído en el menú. Y claro, podrá ser el asesino más temido de todos los tiempos, pero la daba cierta pena pedir alguna bebida con la especificación de que no tuviera licor.
El plateado bebía una piña colada muy gustoso mientras Mephiles solo tenía permiso de beber algo suave, cómo la sidra.
— ¡Jajaja!, ¡Vamos, vamos!, ¿¡Quién sigue bola de soquetes!?
La voz rasposa y socorrona se le hace muy familiar, voltea a ver la mesa en la que se llevaban a cabo las luchitas y...
— ¿Scourge?
— ¿Eh? —voltea—, ¡Mi querido dueño de mi alma, corazón y vida!
Venció de golpe al musculoso que tenía en frente, doblándole la mano. Se levantó rápidamente a encontrarse con su azulito favorito mientras su voz se volvía más suave y atontada.
Comenzaron a platicar bastante a gusto, Silver de dió cuenta de su presencia y su mirada se volvió seria y amenazante.
— No creo que haga nada —le calmó el moreno—, se mira que Blue lo tiene controlado.
—Si...¿Quieres ir a algún lugar?
— ¿Cómo a cual?
— ¡El cine!, O...¡Vamos a cenar a Old Apple!
Tomó del brazo a su novio mientras dejaba el dinero de sus bebidas bajo el vaso de cristal, salieron del establecimiento mientras nadie los veía.
— Pff, ¿Solo lleva dos tarros de cerveza y ya está así?
— No, no. Creo que no entendiste, lleva DOCE tarros de cerveza —comentó el azul con desgano.
— Por Dios, ¿Y así tiene esos músculos? —murmuró aterrado.
— B-Blue...—habló el azebache— y-ya pide m-mi cuentah...
— ¿Soy tu sirvienta o qué?
— P-Por favor, l-lindo...
—...
—Oye pero que te cr- ¿¡Le vas a hacer caso!? —dijo el verdoso al ver que el azulito se dirigía con un mesero.
— ¿Qué?, Es muy convincente —comentó levemente sonrojado.
El morenos vetas rojas se levanta de golpe de la mesa, tambaleándose como gelatina en terremoto. Camina rápidamente hacia el azul y lo jala del brazo hasta la salida.
— ¿A dónde me llev-
— A dormir, esss tarde y mañana vas a t-trabajar.
Salieron del local mientras el cobalto resongaba que lo dejara en paz, dejando a el verdoso con el mesero y una cuenta sin liquidar.
— Usted viene con ellos, ¿No?
— Si...—le enseñan el ticket— Ay por Dios... —desganado sacó su billetera.
Editado c:
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