°°Cap.20: Último aliento°°
Cuando subió al avión en búsqueda de su asiento junto a la ventana, se encontró con algunas presencias que no debía de haber visto en primer lugar.
Se suponía que esos agentes de G.U.N se habían ido el día de ayer, después del vuelo de Fleetway. Así lo dijo esa chica, así lo dijo la novia de ese atractivo agente moreno.
Entonces, ¿Por qué demonios estaban los cinco en ese mismo maldito avión?
— P-Permiso —susurró a las personas al lado de su asiento.
Pasó entre ellas y fue casi de puntillas a la cabina de baño. Pasó con prisa, con todo el silencio del mundo que pudo hacer, por al lado del asiento de Darkblue. Se encerró en el cubículo del baño ligeramente decente y encendió la luz roja de "ocupado".
Tras asegurarse de que estaba, por decirlo así, a salvo de esos agentes, se miró en el espejo con desesperación.
— De todos los malditos vuelos que había hoy vine a parar a este —se sujetó las pues con estrés y una sonrisa molesta—. Maldita rubia oxigenada, dijo que el avión de estos tipos era al medio día de ayer, ¡Ayer!
De su bolsillo trasero sacó su celular, verificó el mensaje que le había enviado la chica.
+AEROPUERTO MIKAL, ENTRADA 8, HORA 12:30+
— Las doce treinta ni de coña, ¡Esa arrastrada ya verá lo que le haré!
Con molestia hizo una pequeña rabieta, pisando con frustración el tapete esponjoso y antihigiénico que tenía el baño.
— No puedo quedarme las 6 horas de viaje en este baño de porquería —pensó un poco—. Aunque...ninguno de ellos me conoce, a excepción de ese odioso de Darkblue.
Se miró una vez más al espejo y suspiró soltando sus púas, se sobó un poco la parte que maltrató con tanto esmero y acomodó su cabellera con arrepentimiento.
— Solo debo cuidarme de Darkblue, es el único que me conoce...además de que ese psicópata sabe lo que pasa a su alrededor aunque esté dormido —reprochó con una sonrisa de estrés.
Salió del baño en silencio y regresó a su asiento, observó que el azulado había decidido tener una pequeña siesta junto al moreno. Los otros agentes veían una película en la pantalla de los asientos con bastante interés.
Sin embargo, notaba como las sombras del erizo se movían por debajo de los asientos con regularidad, asegurándose de que el área fuera segura.
— "Tengo que pensar muy bien cómo deshacerme de esos agentes, solo me interesa el chico" —pensó sentado nuevamente en su asiento.
.
.
.
.
.
Despertaba de su pequeña siesta sobre su hamburguesa con bastante pereza. Aún faltando dos horas más para que el avión llegase a su destino. Volteó a ver a su lado derecho, observando al azabache que aún llevaba puestos los audífonos, con la cabeza recargada en el asiento y sus brazos cruzados sobre su pecho.
— "Parece vampiro durmiendo así" —pensó con una sonrisa en su rostro.
Pasaron quince minutos aproximadamente, se sentía muy aburrido por ser el único despierto y que el catálogo de películas en el avión no tuviera nada muy interesante tampoco ayudaba.
Entonces, su mente comenzó a maquinar posibles maneras de escapar del avión en caso de que esté se cayera sobre el mar o alguna catástrofe de ese índole. Se divirtió un rato con su mente, pero después paró de hacerlo.
¿Y si huía en pleno vuelo y se liberaba de esos chicos?
Se sintió incómodo cuando ese pensamiento llegó a su mente, extrañamente incómodo. Hace algunos meses lo hubiera hecho sin dudar, pero ahora no era un plan que le gustaría llevar a cabo.
Miró a su peluche y acarició los pedacitos sobresalientes de la "lechuga", después sus semillitas de ajonjolí y sus ojitos. Soltó una carcajada leve al verle el parecido con el moreno.
— "¿Será prudente decirle que María está interfiriendo en la misión?" —pensó— "O peor aún, que trabaja para alguien que quiere mi cabeza en un altar" —sonrió irónico.
Pensó un poco más, se cuestionó si realmente era un buen momento para hacerle saber esa pequeña y amarga realidad. No podía simplemente despertarlo y decir "Oye, tu novia trabaja para el tráfico de joyas ilegal al que me negué a unirme y donde me torturaron durante semanas hasta salir hecho una mierda unas horas antes de robar el museo donde me metieron un balazo en la pierna. Deberíamos detenerla, ¿no?"
Nop, esa no era una explicación favorable.
Corrió por su cabeza la vaga idea de decirle que ella estaba divulgando esa información privada de nivel internacional a unos cuantos criminales a cambio de plata. Desconocía realmente qué era lo que la chica quería hacer con ese dinero, esa asquerosa paga de Fleetway.
¿Una nueva casa sin un bosque tenebroso?, ¿Una boda que, supondría, arreglaría las cosas con el moreno?, ¿Un auto nuevo?
Le pediría a Scourge que la investigara en su ausencia, aunque teniendo él su celular privado sería un poco complicado, más nada imposible.
— Psst, Shadow —lo sacudió un poco del hombro y este despertó de inmediato—. ¿Podemos hablar? —murmuró por lo bajo.
— ¿Justo ahora?, ¿Aquí? —exclamó con la voz ronca y confundida.
— Es importante —aclaró acercándose un poco más al mayor — Se trata de m+4ia, 3)lla ńœs ęstæ ûsąndø.
¿Eh?
El moreno lo mira concentrado, confundido ante la música fuerte que sigue sonando en sus oídos y la voz de la aeromoza avisando que están por llegar a destino. El menor continúa hablando, pero no es capaz de distinguir muchas palabras.
No sabía qué quería decirle.
— sòlo håy qūē hæcèrlæ declarar.
Cuando se quita uno de los audífonos solo distingue la palabra final, el de ojos negros espera una respuesta de su parte pero no sabe qué decirle.
— Yo-
— ¿Estás de acuerdo? Sé que es difícil pero-
— Estoy de acuerdo, no te preocupes —sonrió un poco de manera penosa.
— ¿Estás seguro? —dijo con sorpresa y confusión.
— Claro, ¿Por qué no?
— Bien...¿Seguro?
— Sí.
— Bueno —inseguro respondió.
Atención pasajeros. Favor de abrochar sus cinturones, el aterrizaje comenzará en breve.
— Al fin llegamos —suspiró el moreno.
— Sí...—murmuró viéndolo de manera dudosa.
.
.
.
.
.
Tras bajar de la aeronave y tomar su respectivo equipaje; el grupo de agentes y Darkblue se encaminó a uno de los autos privados de G.U.N que los esperaba en la salida, este estaba adaptado para la nieve en la parte de sus llantas para poder cruzar el camino sin inconvenientes.
Subieron las maletas y se encaminaron al hotel resguardado por la fuerza armada, siendo este uno de alto calibre y con buena reputación debido al largo historial de hospedajes de diversos equipos de la fuerza armada.
Al llegar, dispusieron de dos habitaciones privadas para dos personas. Ninguno se quejó al saber, por lógica, que el pequeño criminal dormiría con el azabache de ojos rojos.
— ¿En dónde se supone que buscaremos? —intuyó el cobalto mientras se sentaba en la cama— Snow Mountain es muy grande, nos llevará días encontrar a ese sujeto —exclamó con fastidio.
— Hay que buscar los puntos que Silver encontró en las cámaras de seguridad, son lo único que tenemos, por el momento —se sentó junto al cobalto y después se acostó soltando un suspiro placentero— Ah...mi espalda me agradece esta cama~
El de ojos negros soltó una risilla y se acostó junto a él. Tardó un buen rato en abrir sus labios al considerar varias veces su pregunta, sin embargo, se rinde a su necesidad de saber qué pasa—...¿Podemos hablar de algo más?
— ¿Cómo de qué?
— ...¿Qué hay entre nosotros?
El moreno se exalta y se sonroja de inmediato, sin embargo, sabe que esa conversación tenía que llegar en algún momento. Gira su cabeza hacia la izquierda, dónde la mirada del criminal se topa con la suya.
— Debo admitir que me siento cómodo contigo, hasta cierto punto —añadió el de pelaje azulado—. Me da miedo a la vez, porque creo que me gustas —murmuró desviando la mirada.
Se mantuvieron en silencio un largo rato, observando el cielo de la habitación mientras esta se tornaba cada vez más fría.
El moreno se sienta y enciende la calefacción, frota un poco sus ojos y reflexiona toda la situación antes de dar una respuesta en concreto.
Lo conoció hace semanas, aunque se podría resumir mejor en 3 o 4 meses. No los ha contado con exactitud, pero sabe que ya ha tomado su tiempo. La primera vez que tuvieron una plática, por decirlo así, "normal", fue cuando estaba recién capturado en la prisión bajo custodia de G.U.N; tenía una pierna con un disparo reciente y una actitud burlesca.
¿Antes de eso?
Diversas luchas en las que las palabras no eran más que insultos, órdenes no acatadas y algunos despidos que se mofaban del agente tras su aparente derrota. Algunas patadas en el trasero, estómago, piernas, espalda...la lista podía continuar; solo una vez logró colocarle un par de esposas, en ese entonces fue un gran logro, luego se dio cuenta que todo era parte de un plan para quitarle una llave que llevaba en su uniforme.
Después de su captura le informan que tendrá que vivir con él al ser secreto de estado y que tienen que trabajar juntos para que lo dejen en libertad.
Se lo lleva a su casa y tiene que soportar a su, aparente y único, ridículo amigo o novio de color verde allanando su casa cada que se le da la gana.
Mientras eso sucede las cosas no van bien con su novia.
Comienza a darle miradas sutiles al chico.
Mira sus ojos.
Mira sus labios.
Desea tocar sus púas.
Ante la luna es el chico más hermoso que ha visto y se pregunta porqué no se dio cuenta antes.
Lo besa.
Juegan un cortejo que ni siquiera sabían que estaban ejecutando.
Vuelve a besarlo.
Su compañía ya no le molesta.
No le molestaría tenerlo a su lado toda su vida.
No le molestaría darle su último aliento transformado en un maravilloso beso.
— Me gustas —murmuró con suavidad.
Giró su torso para ver al chico, este comenzó a sentarse de a poco sobre el colchón mientras su mirada estaba fijamente concentrada en su rostro moreno.
— Me temo que me gustas. Y también que... me da miedo qué va a pasar después de esto.
"¿Qué pasará con María?"
No la amaba, ya no lo hacía; y a pesar de eso no puede evitar sentirse mal al saber que la ha engañado con tanto descaro con alguien que, se supone, debía de estar tras las rejas.
No quería a Darkblue.
No quería a ese Sonic que conoció la luz por primera vez sobre su techo viendo las estrellas.
Él quería el éxtasis de ambos. De ese criminal y de ese niño que se quedó atrás, muy enterrado en un pasado incierto. Los quería a ambos.
Quería a su "Blue".
Cuando el chico toma una posición sólida a su lado, no es capaz de contener el temblor en su pecho. Está emocionado, quiere abrazarlo. ¿No se supone que eso es lo que hace una persona al saber que sus sentimientos son correspondidos?
Pero no es un abrazo lo que le da al de ojos negros.
Se acerca a su rostro despacio y lo besa con ternura mientras acaricia su mejilla, un beso inocente por parte de ambos que hace que el cobalto lo tome de una de sus manos apoyada sobre las mantas color crema. Ambos sonrojados y con el corazón acelerado, se separan con lentitud y aprecian la mirada del otro con una sensación danzante en sus estómagos.
— ¿Es malo que ahora te quiera para mí? —susurra el menor.
— Es increíble.
Entrelazaron ambas de sus manos con las del contrario mientras el azabache se apoyaba en uno de sus brazos, sus frentes se tocaban dejando sus narices chocar suavemente.
Lo mira con miedo, pero sin siquiera pensarlo dos veces, le dice:— Te quiero como mi pareja.
Sus miradas se conectaron con una sensación de complicidad y alegría, el moreno besó la mano contraria que tenía aferrada junto a la suya y le dedicó una sonrisa cargada de un sutil nerviosismo.
— ¿Quieres intentarlo? —murmura sobre su mano desnuda.
— Solo si yo soy la novia.
Mencionó con un sonrojo el de ojos camuflados mientras le daba una sonrisa divertida. El azebache sonrió con diversión ante la pequeña y clara referencia, le dio un toque cálido al ambiente y era algo que agradecía.
Se acomodaron nuevamente en la cama, con la diferencia de que está vez el azul estaba acostado en el pecho del mayor, abrazándolo, y este le tomaba con suavidad con ambos brazos sujetando su espalda y cintura.
— ¿Puede ser un secreto hasta que esto se calme? —pide el menor.
— Lo mismo iba a preguntarte yo.
El de ojos carmín dio una suave carcajada, estaban de acuerdo en esperar a que la situación fuera favorable para anunciar su relación. Sentía un apretón en el pecho al pensar en esa palabra culposa y agradable, era más fuerte del que alguna vez tuvo con María.
Ambos decidieron descansar una vez más en ese día, tapándose con las cobijas esponjosas y dejando las maletas esparcidas por la habitación.
.
.
.
.
.
Miraba su computadora con seriedad, tecleaba contactándose con Iván. Hace tiempo que el vuelo había aterrizado y el amarillo le informó sobre la mentira que María le había dicho. También de que como, de puro milagro, el azul no notó su presencia.
Desde que se enteró que su ex-empleado trabajaba con el Agente, se había concentrado en dos cosas: capturar a Darkblue o matarlo.
Sabía que, si seguía de esa forma, darían nuevamente con la guarida principal que tenía, la GUN llegaría y se armaría un alboroto.
Pero, al mismo tiempo, sabía que tenía un lapso de tiempo predeterminado para evitarlo. El azul no podía hablar abiertamente de la localización de ese lugar, así que solo podía ofrecer pequeños índices de esperanza a su grupito de idiotas.
Buscaba entre sus archivos zonas poco estables que Iván podría usar como base para armar algún batallón ahí, y dio en el clavo.
— Zona de Patinaje y Esquí, el último lugar donde Roy hizo presencia.
Ya estaba decidido.
Marcó al número registrado como Piña Feliz y esperó unos momentos.
¿Qué pasa?—
— Te conseguí un lugar para el ataque.
...No era necesario...¿Dónde será?—
— En la Montaña SKY, es una zona inestable por las avalanchas continúas.
Solo hay que esperar el día más horrible y aprovecharlo al máximo—
— Será tu decisión.
Está bien, nos vemos Golden —
El amarillo contrario a él colgó casi de inmediato, lo que se le hizo extraño. Iván lo había estado persiguiendo durante años y jamás se había comportado de manera tan cortante y formal.
Quiso suponer que era porque se estaba tomando su misión enserio.
Fue hace 8 años, Iván con 20 y él con 29. Iván había quedado atrapado en un edificio que se derrumbó. En ese entonces Fleetway aún no ascendía a líder de esa "comunidad" por lo que no dudó en ayudarlo. A cambio, le pidió que, por favor, no mencionara o describiera quiénes habían sido sus ayudantes.
Tras pasar dos años Iván fue declarado como desaparecido, lo anunciaron en todos lados y ofrecían una recompensa de miles de dólares por su ubicación, una semana después de ese anuncio lo encontró en la oficina de su jefe, amarrado y torturado.
El líder fue asesinado ese mismo día en su propia oficina con un bolígrafo clavado en su clavícula, en ese entonces Darkblue ya trabajaba con ellos y se dio a la tarea de matarlo en cuánto se enteró de lo que había hecho con el chico de pelaje amarillo.
Si no mal recuerda, ese día en el que todo acabó para su jefe, comenzó su nuevo reinado. Él sería el nuevo dueño del tráfico de joyas ilegal, él sería el que tendría en su poder al asesino más eficiente y capaz de todo el maldito mundo.
Todo parecía ser perfecto.
Hasta que él dijo que no.
Darkblue se negó a reconocerlo como su jefe, no iba a trabajar para él.
Esa noche cuando él fue heredado de todo fue cuando tuvo el primer contacto con Darkblue, el que desencadenó más sucesos que arrastraron a ese criminal a una profundidad de ese mundo mucho más bizarra de la que ya conocía.
Iván al ser liberado tomó una extraña obsesión por el, ahora nuevo, jefe. Ante esto se negó a retomar su vida normal y comenzó su vida en el mundo delictivo.
Y mientras que él tenía una obsesión por Fleetway, este mismo la tenía por Darkblue. Era una cadena dónde el depredador más grande llevaba las de ganar.
Solo debían de descubrir quién mataría a quién en esa cadena.
.
.
.
.
.
En una habitación de hotel, Iván se encontraba hecho ovillo en el suelo frío, tenía su celular a un lado de él.
Después de esconderse en el baño cuando aterrizó el avión, esperó a que todos se bajaran y se aseguró de que no estuvieran sus cuatro presas; tras tomar su maleta se dirigió a un hotel vecino al de los Agentes.
— Inclusive nos mintió con la ubicación del hotel, esto va a dificultar las cosas...
Se levantó tambaleándose levemente, tomó una copa y una botella de vodka que había en el pequeño refrigerador de la habitación. Se sirvió hasta que se empezara a tirar el líquido y bebió hasta la mitad.
— De verdad quiero que Fleetway me la regrese...solo eso quiero...
Empezó a sollozar mientras caía nuevamente al suelo, con la copa de sus penas como acompañante. Cuánto se arrepentía de haber seguido a ese hombre hasta el mundo más bizarro que pudo conocer.
Pero no había marcha atrás.
Él mismo ató una soga a su cuello que se activaría al acabar su tiempo.
Y siendo sinceros, no le quedaba mucho de él.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top