°°Cap 11: No eres tan malo.°°
El crimen organizado siempre ha sido el talón de Aquiles de muchas generaciones de policías, militares y marinos. Tratar con aquellos bandos delictivos era demasiado tedioso y desesperante, estresante a más no poder.
Y más cuando las vidas civiles estaban en medio de esa inmensa batalla.
Ha olvidado cuántas veces ha tenido que ver la misma escena en su mente, pero sin duda alguna siempre le molesta que esté ahí. Porque no puede borrarla, anularla o bloquearla; solo basta un poco de remordimiento en su corazón y una pizca de odio para poder ver su insistente recordatorio mental, aquel que lo llevaba a las penumbras más oscuras de su interior.
La peor sensación para cualquier hombre sobre la faz de la tierra siempre será la culpa, y más cuando sabe que la tiene en verdad.
¿Por qué otras personas debían de pagar su error?
¿Por qué ella tuvo que hacerlo?
Su mente débil, su corazón frágil...y un inmenso odio a sí mismo era su pan de cada día. La rosa de la ira contra si mismo era, sin duda alguna, la más floreciente y ardiente que podrías ver si tan solo pudieras dar un vistazo dentro de su corazón.
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Tras el castigo de veinticuatro horas en la cárcel hedionda y antihigiénica, Darkblue por fin estaba de nuevo en casa. Con ropa limpia, un delicioso baño refrescante y un plato de frutas cortadas en cuadritos delante de él.
Disfrutó lo que pudo, pues bien sabía que faltaban menos de dos horas para que el Comandante de G.U.N volviera a acudir a ellos. No había visto a Silver ni a Mephiles desde su llegada, mientras que a su lado solo se mantenía el azebache con un pie levemente mejorado.
Estaban en silencio mientras dejaban que el tiempo se devorara la tensión entre ambos, el de púas azules parecía bastante entretenido con una ventana que daba directo al patio trasero y a unas cuantas flores plantadas que pertenecían a María. El movimiento tranquilo de la leve ventisca fresca y el sonido de las hojas chocar entre sí le daban calma y, hasta cierto punto, consuelo.
El Agente estaba aburrido, con la mirada vagando hacia cualquier dirección posible que le llamase la atención de un momento espontáneo a otro. Su pie se sentía mejor, pues a pesar de no ser alguien tan increíble como Darkblue, el cual ya no tenía rastro de bala en su pierna derecha, él solía recuperarse más rápido que cualquier otra persona debido a sus genes; unos los cuales Mephiles no había heredado en su totalidad, pues aunque su padre no fue alguien precisamente débil cuando estaba en vida, no les fue posible a ambos absorber todo el potencial cuando aún seguían en el vientre de su madre.
Recordar a su padre no era muy grato, fue alguien cruel que tomaba justicia por su propia mano; pero recordar a su madre siempre lo hacía querer llorar, ¿Hace cuánto que no la visitaba desde que se fue de aquella ciudad?
Sus ojos terminan en diversos lugares poco importantes durante el rato en el que Blue terminaba de comer su fruta. El sol mañanero comenzaba a entrar por la ventana e iluminó el rostro de su compañero de espinas azulinas. Dejándole una apetitosa vista de sus labios cubiertos del nectar brilloso y rosado, sus ojos brillaban perdidos entre la marea de pensamientos que, quizás, eran bastante pesimistas. Las pestañas onduladas y espesas le daban un toque, no sabía de qué, pero era un algo que no podía evitar apreciar.
Le nació la culpa de haberlo dejado encerrado durante una noche entera en un lugar de mala muerte, y más cuando se suponía que estaba en su proceso de "redención". Era consciente de que como compañero de investigaciones era bastante bueno, vivir en las calles durante casi toda su vida le había enseñado de todo. Aunque, lastimosamente no de una manera linda.
Quiso llamar su atención, alzar su voz y hacerle saber que la situación no debía de seguir igual de aferrante a la incomodidad de estar juntos por una estupidez. Él pensaba que quizás su distanciamiento era meramente culpa suya. Cuando trató de decirle un muy sincero "Lo siento" una llamada entró a su celular.
— ¿Diga?
—Deben volver a la base, hay algo que deben
de ver antes de ir por el siguiente criminal.
— Entendido, señor.
La comunicación terminó sin rodeos ni palabras de despedida, solía ser así la mayor parte de los días. Aunque, desde que Blue estaba con ellos, solía ser más amable algunas veces.
— ¿Dónde está tu hermano?
La primer oración que le dirigía y ni siquiera desvió la mirada un poco, ¿Quizás estaba molesto con él? Aunque, se miraba muy feliz cuando lo sacó de ese lugar. Realmente no sabía que debía creer y por ello tenía la necesidad de disculparse.
— Desde que pasó lo del museo no han regresado a casa —contestó.
— ¿Y María?
— Está dormida, llegó muy tarde anoche.
— ¿Por qué?
— Tiene un puesto importante, no es fácil manejarlo.
— ¿Cuál es su horario laboral?
Confundido le respondió:— ¿Por qué tan interesado?
— Casi nunca la veo en casa y casi nunca se hablan, ¿No son novios?
El azebache apretó su entrecejo con una leve molestia, sabía que era cierto. Pero no iba a decir nada sobre su relación y exponerse con ese chiquillo que podía utilizar esa información en su contra.
— Solo vámonos.
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Después de los incidentes y malos entendidos ocurridos en aquella casa, ambos chicos salieron sin decir más de una sola palabra. Se dirigieron a la base militar para recibir aquella información tan importante de la que el Comandante tenía pendiente.
Infinity no estaba aparcado fuera del hogar, por lo que la incomodidad se incrementó al tener que compartir una motocicleta negra y hermosa con los cuerpos tan juntos.
El azulado desvió su mirada al pie dañado del azebache, viendo cómo se exaltaba de sobremanera cuando pisaba el pedal de arranque. Se sujetó de una parte de metal atrás del asiento para evitar tener que abrazarlo, la vista que tenía de su espalda sin querer le recordó el sonido que había producido cuando este dominante chico apretó su cuello para esposarlo. Se sonrojó sin dudarlo.
Al llegar a la oficina en los pisos de arriba, esperaron a que el Comandante ingresara a su despacho para poder iniciar la dichosa investigación.
El de ojos verdes se sentó en la silla perteneciente al lobo, el moreno se sentó en uno de los sillones elegantes y marrones que estaban junto a una mesa de vidrio en medio de la habitación.
Unos toques a la puerta los hacen girar la mirada, encontrando a Mephiles con ojeras marcadas y obscuras, con cara de pocos amigos y muy cansado. Detrás de él entró Silver, el cual tenía ojeras levemente marcadas y su sonrisa calmada y linda como habitualmente estaba.
— ¡Blue, que bien que ya estés de regreso! —dijo el plateado mientras le daba un asfixiante abrazo, recibiendo golpecitos de súplica por qué no lo tocaran— ¡No sabes lo mal que me sentí cuando supe que fuiste tú quien robó esas joyas, creí que estabas en tu proceso de redención y que serías una buena persona y no el mismo ladronzuelo escurridizo de hace un tiempo, pero al mismo tiempo no debería de sorprenderme ya que la mala influencia de ese chico verde en tu reacoplación al mundo civil es bastante mala!
La pedrada le cayó directo al pecho al pobre azulito mientras se separaba del plateado:— ¡Ya entendí! —exclamó recuperando el aire.
No era necesario llegar a decirle todas sus verdades a ese extremo.
— ¿En dónde estaban? —dijo el azebache de ojos rojos mientras los miraba.
— ¡Uh!, ¡Eso es algo bastante complicado! —exclamó el albino con energías.
— Es un desastre gracias a ustedes —dijo Mephiles señalando a su hermano y al menor azul.
— ¿Yo? —dijo indignado— ¿Yo qué culpa tengo? Ni siquiera he-
La entrada de su jefe a la oficina les cerró la boca a todos de inmediato. Todos tomaron asiento a excepción del lobo, el cual contempló a cierto criminal azul en su asiento.
Sin embargo, no reprochó en lo absoluto. Se recargó de su escritorio de madera de roble y miró a su Agente de primer nivel con bastante pesadez.
— Los periodistas están haciendo de las suyas Agente —dijo al verlo—. Pienso que aún no ha visto las noticias, ¿Cierto?
— Aún no las veo, señor.
— El día del robo, o sea, anteayer. Se descubrió un dato bastante interesante después de la explosión y la paranoia —miró de reojo al azulado—. Agente Silver, díganos por favor, ¿Que se descubrió?
— ¡Si, señor! —se levantó de su asiento y con seriedad exclamó:— ¡El día de ayer, mientras se solucionaba el conflicto con el fuego, se ha descubierto que Darkblue ya no está en poder de G.U.N y que está cometiendo crímenes de nuevo en la ciudad!
— Gracias, tome asiento de nuevo.
— ¡Si, señor!
El rostro del azebache tenía los ojos abiertos de par en par, esa era la vista que tenía el chico azulado de aquel Agente. Por curiosidad y un poco de culpa lo había observado de reojo para notar su reacción ante tan "terrible" noticia, sin embargo, no le importaba ni un poco que la gente de la ciudad supiera que estaba "suelto" de nuevo.
Total, su intención siempre fue ser una amenaza.
El moreno giró su vista frustrada y molesta hacia los ojos verdes que ya no le apreciaban directamente, el ladronzuelo estaba ahí tan tranquilo y feliz mientras a él se lo llevaba el diablo.
— Es por ello que he mandado espías de incógnito a darles un pequeño...voto de silencio.
— ¿Qué?, ¿No los mandó a matar? —dijo sorprendido el azul.
— ¿Por qué los mataría? —exclamó serio y confundido el hombre de mayor edad.
— ¿No es eso lo que hace el gobierno?
El Comandante suspira ante las palabras que salen de esa boca criminal y mira a sus tres agentes con seriedad y molestia; no creía que fuera posible que sus mejores hombres fuesen víctimas de la jodida prensa. Le preocupa que rompan el voto de silencio por cinco minutos de fama, le enferma y le produce un malestar estomacal que decide ignorar.
Sabe que es inevitable, sabe que hay una probabilidad del cincuenta por ciento de que los chicos mugrosos de las noticias tomen respeto a su palabra (y su dinero) y no digan absolutamente nada sobre el caso; al igual que hay un cincuenta por ciento de que todo se vaya a la mierda por culpa de los mismos.
— Los mantendré informados —exclamó la autoridad—, no hagan otro desastre que no pueda tapar con un pulgar —amenazó.
Abandonó la habitación al ser llamado a una junta de emergencia en el ala oeste de la base, dejando a los cuatro chicos en un silencio incómodo y algo rencoroso detrás.
— ¿Por qué no volvieron a casa? —exclamó el azulado mientras dibujaba en un cuaderno del lobo gris.
— Tuvimos que recurrir a una amigable emboscada en los canales de noticias —enfocó la palabra con bastante molestia disimulada, Silver era bastante bueno en ocultar sus enojos.
— Los sobornamos.
El plateado mira con una leve venita resaltada en la frente a su querido novio, pidiendo que guarde silencio por el amor a Dios. El azulado se levanta y les muestra su dibujo de un oso panda comiendo bambú, bastante lindo a decir verdad.
— ¡Bueno, no importa eso ahora! —dijo alegre— ¡Solo hay que seguir capturando imbéciles con tendencia a fracasar en gran medida para que puedan soltarme ustedes tres!
Se acerca un poco más a los chicos y abre un folder que contiene información junto a una, muy dificultosa de definir, fotografía de una cámara de seguridad en una calle cualquiera—. Él es Nightwish, un fabricador de drogas famoso en las tierras bajas~ —dijo canturrón.
— ¿Cuál es su historial?
— Ahm...—le da vuelta a la hoja varias veces sin encontrar la tabla de datos hasta toparse con una lista resaltada en letras rojas:— Comercio ilegal a otros países, venta de productos alucinógenos en lugares públicos, secuestro, homicida, asesino, piromano en nivel moderado-severo; suele abusar de sustancias cuando la policía llega a su encuentro, daño a la salud pública, asalto, extorsión; entre otras.
El azebache lo mira con cara de aburrimiento mientras él vuelve a guardar el archivo en uno de los escasos cajones que encuentra vacíos; por accidente lo mira fijamente a sus ojos rojos y aparta rápidamente su vista con bastante nervio.
¡Ese jodido momento cuando lo ahorcó jamás se le va a olvidar!
¿Recuerdan esa parte de las revistas de adolescentes precoces que se llamaban "Tragame tierra"? Pues ahí iría este condenado adulto con fetiches probablemente sadomasoquistas.
— ¿Donde podemos comenzar a buscar? —dice el albino.
— Quizás algunos suburbios, aunque depende de las grabaciones y puntos marcados que se tengan registrados sobre venta y suministro de drogas en el sistema de G.U.N —complementa el azebache de ojos rojos desviando la mirada.
El azulado habla sin siquiera pensarlo:— Pero él las crea, lo más seguro es que se encuentre en tune-...les—abre los ojos y cierra la boca con una sonrisita diminuta.
Una expresión completa de "la cagué".
— Bueno, en esos lugares es donde suele haber ese tipo de movimientos —dice Mephiles—. No estará de más revisar los túneles y subterráneos de la zona centro y un poco a las más retiradas.
El azulado suspira sin que el trío de hombres lo noten, aliviado de no ser bombardeado de preguntas sin sentido gracias a su descuido.
Recuerda vagamente haber estado junto aquel tipo, quizás en algún momento de su vida llegó a ayudarle a conseguir ciertas sustancias para sus fechorías y no volvió a comunicarse con él nunca más. Rossette Pinky había sido un problema en el culo cuando seguía bajo ciertas reglas de algún tipo, aprovechaba de ello para conseguir trabajos "gratuitos" de su parte; eso sí, jamás se atrevió a asesinar para él; no le haría ese jodido favor.
¿Puede que quizás, por algún motivo y por accidente, condenó su voto de silencio en el bajo mundo?
¿Y si les decía a los agentes que en realidad él sabía toda ubicación posible que ellos necesitaran?
Nah, no haría ese trabajo. Además, su cuello estaba en juego si llegaba a decir algo de más, incluyendo el pescuezo de Scourge.
— ¿Blue...?
— ¿Ah?
— Te estoy diciendo que ya nos vamos —exclamó divertido el chico de ojos color miel.
— Oh, claro. Ya voy —dijo. Se encaminó a la puerta donde le esperaba el albino y caminó a un lado de él — ¿Cuando comenzamos?
— Hoy mismo —aclaró el azebache mayor—, no podemos perder más tiempo. No contamos con tanto como quisiéramos.
— Que coincidencia que pongan a tres agentes y un colado a buscar cinco criminales en menos de cuatro meses —dijo bufando el azulito—. Ni G.U.N lo hizo en siete años.
Llegan a la salida y continua hablando el de ojos rojos— Recuerda que tu libertad es parte de este trato, si te están dando un lapso más corto es porque en realidad nadie quiere dejarte libre —aclaró—. Deberás hacer milagros para capturar a los últimos de la lista.
— Ja, tengo mis contactos, rojito —dijo juguetón.
En un lugar más apartado y dentro de una tienda de helados; un chico verde estornudó de repente mientras observaba con bastante detalle los precios del lugar y los sabores que tenían. No estaba mal que, de vez en cuando, decidiera conseguir algo de manera justa. Era como un pequeño regalo a su super humilde e inocente corazón, véase el sarcasmo.
— Hum —pensaba—, el de nueces se ve tentador...
¿Nueces con vainilla o chocolate con trozos de Hershey's?
¡Que complicado!
— ¿Que haría Blue si le pusiera las dos opciones? —divagó— Quizás pondría una bola encima de la otra...¡Si, eso haré!
Pidió su helado doble con calma y la señorita que le atendió le regresó su cambio con amabilidad. Salió del local tranquilo y comiendo su postre mientras revisaba su celular, no tenía ningún mensaje al parecer.
Alzó la mirada y, sin quererlo, notó el auto de los agentes ir en dirección contraría a la de él. Se emociona y se apresura a comer su helado a mordiscos, arrepentido de ello al sentir sus dientes sufrir de frío. Con expresión de dolor mientras seguía tragando el postre comenzó a correr a una velocidad media hacia el auto.
Por fin pudo alcanzarlos cuando llegaron a la carretera más concurrida de la ciudad, dónde había podido activar su super velocidad al haber comido el helado por completo. Se acercó a la orilla junto a ellos y se sentó a un lado esperando a que salieran de ahí.
Dentro del auto, el criminal comentaba un pequeño pedazo de lo que sería un plan extrañamente convincente, pero Silver insistía en que Shadow y Blue trabajen a la par. Sin embargo, el moreno no está muy de acuerdo.
— ¿Qué pasa si me reconocen? —dice el de ojos rojos— He salido varias veces en las noticias con casos de Blue y sus "jueguitos".
— No es como que nos fijemos en eso —comenta desinteresado el azulado—, pero en dado caso de que pueda ser cierto. Es mejor que alguien más lo haga.
— ¿Puedo yo? —se ofrece Silver.
— Nada de eso, no sabemos si va a funcionar —se interpone su novio—. Lo haré yo.
El de ojos verdes se emociona y le sale un brillitos de sus ojos:— ¡Es la primera vez que Mephiles quiere estar conmigo! —dice viendo al azebache de ojos carmín— ¡Me siento tan dichoso!
El rojizo gira la mirada con una leve molestia en sus mejillas, al parecer ignorar la situación de aquel día era mejor por la paz de ambos.
Al parecer a Blue se le había ocurrido que era una muy buena idea que uno de los Agentes le ayudase haciéndose pasar por alguien interesado en la compra venta de drogas y sustancias ilegales. Creía fielmente que Nightwish no se haría del rogar debido a su permanente falta de personal gracias a su actitud de mierda.
Pensaba ganar tiempo en lo que Silver, un experto en venenos, relajara alegremente el ambiente con algún gas sin olor para llevarse (por primera vez) al delincuente sin algún rastro de sangre. Después de ello, Shadow lo esposaría y se encargaría de su arresto.
— ¿Y cuál sería nuestro plan B en caso de que esto no funcione? —menciona el de ojos reptil.
— Bueno, estamos tomando el camino pacífico —dice juguetón el azulado—. Ponerle veneno en vez de sedante sería todo un espectáculo~ —dice ronroneante— ¡Pelearé con él antes para un mayor resultado!
— ¿Y qué pasará contigo? —dice el de ojos rojos— El veneno también te pue-
Su conversación fue interrumpida gracias a un gran golpe en el techo del auto, agradecían mentalmente a Caos que era de la GUN y no se hundió el metal de arriba de sus cabezas.
Chafita no era.
Blue bajó del auto de inmediato, encontrando un rostro y unos lindos ojos azules muy familiares:— ¿Scourge? —dijo confundido.
— Hola Blue~ —le guiñó el ojo con atrevimiento— ¿qué haces por aqui?
— ¿Tratar de estar libre de arresto? —dijo obvio y con una sonrisa— ¿Qué haces aquí? Creí que estarías ocupado.
— Estaba comiendo helado, te vi pasar y dije "¿Por qué no?" —ronroneó abrazando al chico y le dió unas cuantas vueltas con bastante emoción— ¡Quería verte, carajo!
El azebache que estaba a cargo del volante salió con fastidio tras escuchar la voz del verdoso desde adentro del auto. ¿Por qué nunca los dejaba en paz?
Salió y se encontró con la pequeña y para nada amorosa escena de Scourge besando las manos color durazno mientras Blue lo miraba con ojitos de borrego. Tosió un poco y le señaló al azulado un vago reloj invisible en su muñeca de que tenía que apurarse.
— Scourge, e-estoy algo ocupado en este momento —dijo separándose de él—. Es un trabajo importante y el plan está algo vacío aún, no necesito distracciones.
— Ah...—suspiró desganado— Bien, bien. Molestaré luego, querido —besó la mejilla de aquel lindo chico y este le sonrió
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Sin dejar hablar nuevamente al de ojos azulados, el cobalto se adentró al automóvil con algo de prisa. El verdoso se despidió con su mano mientras el auto comenzaba a avanzar con rapidez.
¿Que nos veamos luego? ¡Ja!
Iba a averiguar a dónde iban, no sé librarían de él tan fácil.
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Caminaba de aquí a allá con gran rapidez; un carrito de supermercado algo oxidado le ayudaba a cargar un sin fin de químicos, polvos, botellas de agua, alcohol y demás botellas de cristal vacías hacia una furgoneta en medio de aquella vía de tren.
Los pedidos debían de salir ese mismo día, su jefe lo había ordenado y no debía de rechistar ni desobedecer, si era necesario no dormiría lo que restaba de la semana con tal de conservar su cuello.
Comenzó su labor colocándose guantes, una mascarilla y lentes de plástico protectores. Un último vistazo a una fotografía de su bolsillo que acarició con sumo cuidado fue el paso final para iniciar con su trabajo: crear drogas.
Edición final.
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