¿Tú?

-... Steve, ¿Sabes quién soy?- pregunté con voz temblorosa.
El móvil se había apagado, mis amigos estaban lejos de allí y el hombre al que más quería puede que quisiera matarme. Ésta no era mi noche, de eso estaba segura. Mis ojos se acostumbraron a la oscuridad y la luna no estaba llena, pero iluminaba. Podía vislumbrar claramente la silueta de Steve.
-Claro que sé quién eres.- dijo con una voz escalofriante mientras se acercaba hacia mí. Yo intentaba alejarme lentamente de él. No podía correr, me alcanzaría porque era mucho más ágil que yo.
-¿Y quién soy?- pregunté de nuevo, armándome de valor y pareciendo serena, aunque no lo estaba en absoluto.
-Una traidora a la que me han enviado capturar.-respondió secamente, casi mecánicamente.

Tenía ganas de llorar, de gritar y de correr. El miedo me invadía, recorría cada centímetro de mi cuerpo. Aquel no era Steve y no tendría ningún problema de hacerme daño. Pero yo le seguía queriendo y era incapaz de atacarle. Él era mi única familia y no iba a hacerle nada con mis poderes. No iba a hacerle como a aquel hombre de Rusia al que maté. Antes moriría yo.
-Steve, ¿Te acuerdas de lo de Rusia? Soy Susan, tu Susan. Intenta recordar por favor. No soy tu enemiga. Soy la personas más leal que has a tenido a tu lado.- intenté convencerlo, ya con las lágrimas en los ojos.
-Eres una mentirosa, solo intentas salvarte de la situación en la que estás. No estarías en ella si no fueras una sucia traidora.- fue lo que respondió, de forma despectiva. Eso me dolió muchísimo. Pero sabía que nada de lo que estaba diciendo lo pensaba ni tampoco era la verdad.
-¿Vamos a hacerlo por las buenas o por las malas?- volvió a decir mientras sacaba del cinturón lo que yo creía que era una pistola.
-Yo no me voy de aquí.- respondí, intentado parecer dura. Pero la jugada me salió mal.
Él se rió de una forma que me dió muy mala espina.
-Elegistes la peor opción pequeña.

Me pegó un gran bofetón que hizo que me cayera al suelo. Cuando pude volver a mirarlo, él ya me estaba apuntando con la pistola.
-¿Quieres volver a pensarte la respuesta?.
-¡No!- respondí mientras me abalanzaba sobre él.

Steve no se esperaba mi ataque. Inmediatamente agarré la mano con la que él estaba sujetando la pistola y le pegué tal mordisco que soltó la pistola con un gran grito. Esperaba que ese alarido hubiera alertado a mis amigos. Consiguió pegarme una patada en el estómago con un rápido movimiento que no pude ver. Afortunadamente, no me caí al suelo y aguanté. Steve buscó alarmado la pistola en el suelo, pero debido a la oscuridad no la encontró. Y ésto le enfadó y se abalanzó sobre mí.
Él tenía una amplia ventaja. Era más mayor, alto, fuerte y estaba mejor entrenado que yo. Pero no me dejaba intimidar. Intenté pegarle un puñetazo en la cabeza, con la esperanza que volviera a la razón. Sin embargo, él lo intuyó y me cogió el brazo. Con un movimiento rápido, me retorció el brazo por detrás de la espalda. Grité fuertemente del gran dolor que empezó a brotar en mi hombro derecho. Como un intento desesperado de escapar de él, eché con gran fuerza mi cabeza hacia detrás, impactando ésta con su rostro. Steve se llevó las manos a la cara y me soltó mientras se arrodillada en el suelo. Yo no podía mover el brazo: tenía el hombro dislocado.
Al echarme hacia atrás, noté algo debajo de mi pie. Era el arma que le había quitado. Inmediatamente la cogí y le apunté al mismo tiempo que levantó su cabeza hacia mí.
-Basta Steve, no quiero hacerte daño...por favor.-le supliqué. Creía que ya lo tenía controlado todo, pero me equivocaba. Y me costó caro aquella suposición.

Mientras había estado en el suelo, había cogido tierra y, al levantarse lentamente, me la lanzó a la cara con fuerza. Mis ojos me empezaron a escocer muchísimo y me tuve que llevar la única mano que podía utilizar hacia mi cara. Él aprovechó la situación y me pegó una patada en el pecho, haciendo que me cayera y dándome un golpe con el tronco de un árbol que estaba detrás mía.
Estaba tan aturdida que no le costó nada quitarme la pistola. Yo respiraba con dificultad, no podía coger aire debido a la patada que me había dando. Él me apuntó con la pistola.
-Te lo avisé. Siento que mi misión haya fracasado. Si no puedes con la misión, elimínala. Eso fue lo que me dijeron -me contó . Al estar tan cerca de mí pude ver sus terribles ojos naranjas.
-Por favor...-fue lo único que pude articular. Cerré los ojos ante mi cruel destino.

Lo único que escuché fue algo cayéndose contra el suelo. Abrí los ojos sobresaltada y vi a una muchacha rubia encima de Steve, sujetándolo. Sin embargo, él no hacía gran cosa para quitársela de encima.
-Ese no era el plan. Tenías que convencerlos, no matarlos. Creo que el suero está degenerando poco a poco.
-Sí, señora. Lo tendré en cuenta para el próximo objetivo.-articuló Steve de una forma robótica.
-Ahora quieto.-le ordenó la mujer. La voz me sonaba de algo, pero no podía pensar demasiado en ese instante.

Ella se quitó lentamente de él, que se quedó sentado en el suelo. La mujer se levantó y cuando vi su rostro, entendí de qué me sonaba. Era aquella a la que yo vi en el suelo, sangrando. Aquella que el director Olsen me dijo que había muerto. Aquella a la que Elsa había visto y yo no creí. Aquella no era otra mujer que Bonnie, mi querida entrenadora.
-Pero... tú...tú estabas muerta. Me lo dijeron...y Elsa...-Empecé a decir con rapidez y con voz ahogada por las lágrimas que hacían que me doliera la garganta. Ella se acercó a mí y me cogió la cara con sus manos.
-Susan, tranquila, respira lentamente. Yo me escapé de Gamma e intentaron cubrir mi huida con que yo había muerto. Fui a ver a Elsa para que os diera un mensaje, pero creo que ninguno le habéis hecho caso. Hubiera vuelto a veros a los demás pero las circunstancias no me lo han permitido. Debemos ir a buscar a los demás.-me dijo, ayudándome a levantarme. Grité de dolor por mi hombro.
—Qué mala pinta tiene tu brazo.—me expresó Bonnie mientras me miraba el brazo.—te voy a ayudar, pero esto te va a doler.
Genial, más dolor. Todavía no había tenido suficiente al parecer.
Al ponermelo bien, escuché un crujido y apreté los dientes. Sí, había dolido. Pero al menos ya tenía el brazo más o menos operativo. Murmuré un "Gracias".
-¿Y qué ha pasado con Steve? ¿Y cómo pudiste ver a Elsa? -pregunté, bastante más calmada que antes.
-Todo a su tiempo mi querida aprendiz.-me respondió, sonriendo.

Y emprendimos la búsqueda de mis compañeros. Había encontrado a Steve y Bonnie estaba viva. Pero aún así... ¿Por qué me seguía encontrando intranquila e insegura estando con ellos? ¿Por qué Steve había obedecido a Bonnie?. Quería una respuesta a todas esas preguntas, y ya me estaba impacientando por la falta de respuestas.

Como prometí, subí el capítulo en el fin de semana 😆. Creo que, como es verano, cada dos o tres días subiré un capítulo nuevo. Y gracias a esas personas que me están apoyando, leyendo mi libro, votando y comentando (Sí, sabéis quiénes sois). Os lo agradezco mucho 👏👏

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