Todo pasó muy rápido
Escuché golpes en las puertas cercanas a la mía. Inmediatamente me levanté del suelo unos instantes antes de que llamarán a la mía con fuertes golpes. No esperaron mi respuesta y abrieron. Eran tres agentes armados con una pistola cada uno. Recordaba haberlo visto alguna vez.
- Nos vamos- me dijo el más alto.
- ¿A dónde?- le pregunté, sin moverme del sitio en el que me encontraba.
- Muévete si quieres salvar tu vida.- me respondió bordemente el mismo hombre. En el marco de la puerta apareció el director Olsen.
- Ventisca vamos. Es solo una medida de seguridad. Creemos que han encontrado nuestro piso franco.
- ¿Inferno?- le pregunté. Él asintió.
- Recoge tus cosas lo más rápido que puedas.- me dijo el director antes de irse.
Guardé mis pertenencias en mi mochila y salí de mi cuarto para dirigirme hacia la puerta del piso. Allí ya estaban todos los demás. Jack le daba la mano a Elsa aunque no le miré más porque simplemente me veía incapaz después de lo que me había hecho. Aunque él si que me miraba, lo notaba.
- ¿Tú sabes algo de esto?- me preguntó Caleb en voz baja, haciéndome salir de mis pensamientos.
- Lo mismo que tú- respondí con un suspiro.
Nos hicieron bajar las escaleras corriendo. Al llegar a la calle vimos un gran furgoneta negra, sin ningún tipo de adorno. Yo supe enseguida que era de la agencia, ya que había visto varias veces ya.
- Vosotros cinco vais en la furgoneta, con estos dos agentes- Dijo el director Olsen señalándonos a dos hombres. Uno de ellos era el bruto de antes.- Nosotros saldremos dentro de media hora. Vosotros ya.
- ¿Y ahora a dónde iremos?- Preguntó Sam. Yo todavía no le había dirigido la palabra. Me sentía mal por lo que había pasado en el pasillo y quería disculparme en cuanto todo esto estuviera más tranquilo.
- Ya lo veréis.- Contestó serio el director. Tenia cara de preocupación, lo que hizo que sus arrugas se notaran mucho más.
Mientras yo iba hacia la furgoneta, el director me cogió del brazo violentamente.
- Tu yo ya hablamos allí sobre lo que tienes que hacer ¿De acuerdo?
- Por supuesto.
Nos metimos en la parte de atrás de la furgoneta. No había cinturones, pero sí como unos bancos alargados para sentarse, uno enfrente del otro. Cabe destacar además que solo había dos ventanas minúsculas en las puertas. Lo mínimo para que entrara un poco de luz. Sin embargo, estaba ya anocheciendo.
Me senté en el sitio más cercana a la parte delantera del vehículo.
Al lado mía se puso Sam y enfrente mía se colocó Jack. ("Vaya suerte la mía" pensé).
La furgoneta se puso en marcha enseguida. Durante un buen rato estuvimos callados y ya casi a oscuras. Yo solo miraba hacia el suelo o hacia la pared.
Ese habría sido un buen momento de hablar con Sam, ya que lo tenía al lado. Lo malo era que no quería que todo el mundo estuviera pendiente de nuestra conversación.
Mientras estaba yo absorta en mis pensamientos, un gran golpe se sintió en la furgoneta. No me dio tiempo a reaccionar antes de que un segundo golpe se sintió. Ese golpe hizo que la furgoneta volcara. De pronto todo se volvió oscuro para mí.
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