PARÉNTESIS
Este es como un capítulo extra en la historia. Se me ocurrió explicar como empezó todo entre Steve y Susan, así que decidí escribirlo. Hasta dentro de una semana no subiré un nuevo capítulo, ya que ando muy estresada. ¡Disfruten con este!
Steve me llevó en coche hasta su casa, en una calle estrecha de la ciudad de Moscú. No había hablado con él desde aquella conversación durante mi secuestro. La casa era pequeña pero acogedora, con dos habitaciones, y un pequeño salón con una estufa. La cocina sólo tenía lo indispensable.
-Bueno chica. Ésta de aquí es mi habitación-dijo señalando la habitación más grande-esa de ahí será tu habitación. Siento que sea la más pequeña pero es donde me he instalado ya. Aunque si quieres las cambiamos y ya está.
-Me gusta la pequeña- respondí.
Entré en la habitación. La cama estaba en el centro y parecía muy calentita. Tenía una cómoda y una mesa con varios papeles. El suelo crujía con cada paso que yo daba.
-¿Seguro que no te acuerdas de tu nombre?-preguntó mientras se agachaba para estar a mi altura. Yo negué con la cabeza.
-¿Quieres que vayamos a comprar ropa para tí?La que llevas puesta está sucia y te queda un poco grande y, como supondrás, yo no tengo tu talla-Mientras me hablaba me sonreía con dulzura.
-Vale.
Fuimos a una tienda que estaba cerca de la casa. Allí me compró, además de cosas muy importantes, un abrigo rojo, nuevas botas, un jersey, unos vaqueros y una falda azul marino que me encantó. Eso fue un capricho que me dio Steve. El primero de muchos que me daría a lo largo de los años.
Yo seguía sin hablarle mucho y le contestaba casi solo con monosílabos. No sabía por qué, si por vergüenza, miedo o simplemente por la situación demasiada fuerte para una niña.
Al llegar a casa de Steve ya era de noche. Me senté en el sofá mientras él preparaba la cena. Yo tenía mucho sueño y cada vez pegaba más y más cabezadas en el sofá. Comí lo que me preparó que, aunque es verdad que no cocinaba muy bien, no me iba a poner quisquillosa después del gran favor que me había hecho trayéndome a su casa. Sin embargo, todavía no confiaba en él del todo. A saber que secretos oscuros podrían estar detrás de toda esa capa externa de amabilidad.
Mientras yo comía, observé en la cantidad de libros que había en la estantería del salón. Estaban el ruso, así que no entendía nada de lo que ponía en la cubierta. Steve se percató.
-¿Sabes leer?-me preguntó.
Yo me encogí de hombros. El ruso ni lo hablaba ni lo leía, pero podía ser que el inglés sí.
-¿Me puedes dar algo escrito en inglés por favor?-le pedí.
Él se levantó y me trajo su pasaporte. Su nombre completo era Steve Thompson.
-Esto si lo entiendo.-respondí al ver que podía leer todo lo que estaba recogido en el documento.
-Eso es muy aburrido para leer. Voy a ver si hay algo interesante en la estantería-me dijo, levantándose del sofá.
-¿Sabes leer ruso?
-Así es, además de alemán, italiano,inglés y español.
Le miré sorprendida ante tal revelación.
-¡Mira! Aquí hay un libro que me leyeron a mi de pequeño. Me gustaba muchísimo.
-¿Cuál es el título?
-Las Crónicas de Narnia: El león, la bruja y el armario.
-No me suena.
-¿Te lo leo?
Yo le asentí con timidez. Steve se sentó al lado mía y se puso a contarme las aventuras de los hermanos Pevensie. Me quedé maravillada por el libro. Lo leímos entero esa noche y ,para cuando terminamos, era muy tarde ya. Yo bostezé con la boca muy abierta.
-Creo que ya sé cómo puedo llamarte hasta que recuperes tu memoria.-me dijo mirándome sonriente-Susan, como una de los hermanos Pevensie.
-¡Me gusta mucho!-grité entusiasmada.
-Me alegro-me respondió con una sonrisa.
Nos levantamos del sofá y nos íbamos cada uno a nuestra habitación cuando yo me giré de repente y fue corriendo hacia él.
-¡Steve!-le grité.
Antes de que el pudiera decirme nada,le abracé con gran fuerza. Él, al principio sorprendido, me lo devolvió.
-¡Buenas noche!-Le deseé sonriente.
En ese momento Steve se convirtió en alguien al que yo consideraba mi única familia. Tal vez no sea la única que tengo...
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