Nueve años después
- Susan, vas a llegar tarde al instituto otra vez - Gritó Steve desde la cocina.
- Ya voy. No metas prisa hombre - Dije mientras me deslizaba por la barandilla de la escalera.
Yo ya tenía 18 años y estaba a punto de graduarme del instituto. Ya que no había recuperado mi memoria (aunque a veces tenia imágenes o sueños con dos chicos de unos cuatro o cinco años mayores que yo).
Steve me había puesto el nombre de Susan en honor a una de las protagonistas de una saga de libros que le encantaba desde pequeño. No puse objeciones algunas, porque además me permitió quedarme a vivir con él, ya que no tenía yo otro sitio a donde ir. En Rusia sólo estuve tres meses más, ya que él había estado destinado allí sólo unos meses. Ahora vivíamos en EEUU.
Mientras tanto, me había estado preparando para ser espía como él. Mi poder, que ya manejaba casi a la perfección, no podía ser desaprovechado y por eso me han estado entrenando. Aún así, no había conocido a nadie más de mi edad allí, aunque al parecer había varios chicos más. Sin embargo, eso sólo eran teorías mías.
- Bueno me voy ya Steve,ya que no me quieres aquí - Le dije con voz dramática mientras que iba saliendo por la puerta.
- Payasa - Me dijo con una sonrisa forzada mientras me empujaba hacia fuera. Yo noté que algo le pasaba
- Oye Steve, ¿Pasa algo malo? Últimamente llegas muy tarde a casa y estás muy serio. ¿Hay algún problema en Gamma? - Le pregunté preocupada. Gamma era la agencia de espías más importante de Estados Unidos. Estaba formada por el personal más cualificado de todos y Steve era uno de los mejores agentes.
- Que va, está todo aburrido últimamente, pero eso es lo mejor, sin problemas graves. Lo único que me pasa es que tengo mucho papeleo y parece interminable. No te preocupes y vete ya, que al final no llegas al examen.
No le creí pero sabía que era imposible que me lo dijera.
Al llegar a mi colegio, me encontré con mi mejor amigo, Jack Era un chico alto,con el pelo rubio y los ojos marrones. Nunca se estaba quieto y era un chico muy inteligente. Siempre estábamos compitiendo a ver quién sacaba mejores notas en el instituto. Fue el primero que se acercó a mí cuando yo entré nueva y desde entonces éramos inseparables.
- ¿Lista para el examen de filosofía, Susan? - Me preguntó con aire burlón debido a que era la asignatura que más me costaba.
- Está claro bobo. Esta vez te podré superar - le dije con alegría.
- Más quisieras. Sigue soñando pequeña - Me retó, entrando en la clase.
El examen fue muy bien y yo estuve muy contenta el resto del día. Al sonar la campana del final de las clases, salí corriendo de clases junto a mi amigo y fuimos a la cafetería que estaba al lado del instituto.
- No deberías comer ahora, que en tu casa seguro que tienes ya la comida hecha - Me reprochó Jack con tono de sabelotodo.
- Entiéndeme. Hoy le toca a Steve hacer la comida.
- Vale, te comprendo entonces - dijo mientras soltaba una gran risa. Steve no es que cocinara muy bien y Jake ya había probado sus "manjares" alguna vez.
Nos sentamos a comer y vi a unos hombre muy extraños en la puerta y que me estaban mirando. Lo que mas me llamó la atención fueron sus tatuajes. Tenían un triángulo con una lanza dentro tatuados en el hombro derecho."Qué paranoias te montas Susan. Lo de ser espía te está pasando factura eh". Así me convencí a mí misma. O, al menos, me tranquilicé.
Al terminar salimos y nos quedamos en la puerta de la cafetería.
- Oye Susan, ¿Te acompaño a casa? Quiero ver tu cara al comer los manjares de Steve - Expresó, intentando sonreír.
- Qué gracioso, pero no hace falta. Tu casa está hacia la otra dirección y lejos de aquí. No llegas a comer, sino a merendar como me acompañes - Bromeé.
- No importa, hoy hay coles de bruselas así que no tengo prisa, de verdad. Venga, vamos a tu casa Susan - Me dijo yéndose ya para mi dirección.
- Ahora que me acuerdo. Mi tío (así llamaba yo a Steve ) viene a buscarme porque ha tenido que ir al centro comercial, ese que está cerca de aquí para hacer unas cosas, así que ya me recoge de paso. Me envió un mensaje en el recreo - Mentí.
- Espero contigo hasta que venga.
- Jack, vete ya para casa. Hemos quedado a y media y ya son y 28, y sabes que él es puntual - Le respondí, ya un poco borde. No entendía que se pusiera tan pesado.
- Bueno vale Susan. Hasta mañana - se resignó, yéndose por la dirección de su casa.
Cuando él se fue y ya estaba bastante lejos que ni le veía. Me fui andando tranquilamente hacia mi casa. Lo que yo no sabía es que esos hombres que me habían estado mirando se siguieron.
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