Momento de debilidad
Os recomiendo que os pongáis la canción del capitulo a partir del segundo párrafo. Creo que así lo disfrutaréis más; ). Canción recomendada por 27_OnFantasy, de la EditorialDarkInside
Caminamos en silencio por el pasillo. Elías iba delante, guiándome por la oscuridad que se cernía sobre nosotros. Bajamos unas escaleras, con mucha dificultad por cierto. Me costaba vislumbrarlo, tanto que, cuando se paró, me choqué con él. Menos mal que no íbamos muy rápido, así que no me dolió mucho el golpe.
Escuché algo chirriar, pensaba que una puerta. De repente, una luz apareció al fondo de ese cuarto que Elías acababa de abrir. Era débil pero suficiente como para ver que había alguien más en ese cuarto, de espaldas. Elías me cogió suavemente del brazo y me introdujo en la habitación, ya que me había quedado en el marco de la puerta, inmóvil.
-¿Susan? ¿De verdad eres tú?
Mi corazón empezó a latir a gran velocidad, parecía que se me iba a salir del pecho. La respiración se me entrecortó y parecía que me iba a derrumbar allí mismo al suelo. Había reconocido la voz. Aquella que me había inspirado confianza desde el primer momento en que la escuché. Aquella por la que daría sin pensar mi vida. Aquella que tantas noche me había consolado debido a mis recurrentes pesadillas. Corrí hacia esa voz mientras los ojos se me empañaban de lágrimas.
-¡Steve, Steve! -Era lo único que podía decir mientras le abrazaba con fuerza. No quería perderlo otra vez.
-Tranquila, ya estoy aquí. No llores pequeña...-me murmuraba mientras me acariciaba el pelo.
No podía parar de llorar. Ya había sido suficiente serena y dura estos días. Necesitaba desahogarme de todo por lo que no había podido llorar antes. Demasiadas emociones intensas en tan poco tiempo y demasiadas traiciones y desconfianzas en aquello en lo que creía conocer. Necesitaba a Steve más que a ninguna otra persona. Después de todo, seguía siendo una pequeña chica asustada.
-Te he echado de menos. Estos días han sido muy difíciles y te necesito conmigo.-conseguí articular en medio de sollozos.
-Lo se, no te preocupes. No te voy a dejar más. Nunca. -dijo, siendo notable que él también estaba emocionado.
No quería soltarlo de mi agarre y él tampoco parecía dispuesto a dejar que lo hiciera. Me dio un beso en la cabeza.
-Gracias.-expresó Steve, levantando su barbilla de mi cabeza. En ese momento, me acordé de que había sido Elías el que había montado este reencuento. Esa era la gran sorpresa que me había hecho. Nunca me habría imaginado una mejor que ésta. Mire a Elías y le dediqué una gran sonrisa en medio de todas las lagrimas que había derramado. Noté vidriosos sus ojos azules.
-No se cómo agradecértelo, de verdad. Te has tomado tantas molestias por mí...-empecé a decir pero él me cortó.
-Estás en una situación difícil. No quiero verte sufrir por algo que yo puedo arreglar. Te juro que haré todo lo que esté en mi mano para ayudarte a que seas más feliz aquí. No lo dudes nunca.
Que algo así me lo dijeran en aquellos momentos hizo que me emocionara aún más. Me resultaba difícil encontrar confianza desde que toda esta locura empezara. Había sinceridad en sus palabras. No sabia por qué, pero ese chico siempre me había inspirado confianza, desde que lo vi. Era algo que me había extrañado desde el principio. ¿De verdad sería alguien en quien confiar o solo sería una ilusión fruto de querer encontrar apoyo en cualquier sitio? Lo averiguaría más adelante, cuando fuera más necesario que esa promesa se cumpliera. Ahora sólo eran palabras.
-Cuéntame todo lo que ha pasado Susan.-expresó Steve. Yo ya estaba más calmada y poco a poco le solté. Aún asi, tenía miedo de que se volviera a ir.
-Debería irme ya.-comentó Elías.
-¿Se darán cuenta de que ya no está bajo el efecto del suero? -le pregunté. No quería que ese Steve volviera.
-No, hablaré con Jason mañana. Además seguro que tengo el apoyo de Bonnie y entre lo dos conseguiremos convencerlo. Pero por ahora no te preocupes de eso.
-Muchas gracias Elías.-dije mientras me acercaba a él y le daba un abrazo.
-De nada peque.-respondió, devolviendome el abrazo mucho más fuerte de lo que yo me creía. Sin embargo, esto no me molestó para nada. Entendía que le habían dado muy pocas muestras de cariño (o ninguna) desde que abandonó Gamma.
Cuando se fue, le conté todo lo que había pasado desde aquella llamada: Los poderes de Jack, la conversación que escuchamos, el experimento, la huida...Él me escuchaba con atención, sin decir nada. El mayor gesto que hacía era asentir con la cabeza, movimiento que me hacía ver que pillaba todos los detalles que yo le contaba. Al terminar mi relato, le hice una pregunta de la que, en realidad, no sabía si quería conocer la respuesta.
-¿Conocías los planes de Gamma? Necesito saberlo.
Él se quedó callado unos instantes. Levantó la cabeza y me miró a los ojos.
-Sabía lo del Escuadrón Alpha. También lo de Jack y lo del Escuadrón Beta. El objetivo de vuestro adestramiento era que pudierais realizar misiones especiales que no todo agente podría hacer.
Al menos no me mentía.
-¿Qué clase de misiones? Dime un ejemplo.
-No tengo ni idea Susan. Las misiones sólo las saben los altos cargos de la organización. En la jerarquía de mando estoy en una posición alta, pero no lo suficiente como para enterarme de todo lo que planean. Yo tenía que callar y hacer lo que me pedían.
-¿Nunca pensaste por qué te mandaban a aquellas misiones? ¿No hacías preguntas?
-No nos estaba permitido hacerlas. Y si las hiciéramos, no nos responderían. Siempre me he arrepentido de eso. Sabía lo del suero y a la presión a la que estaban sometido los del Escuadrón Beta. Yo en aquellos tiempos era un joven que tenía ilusión sobre este proyecto, creyendo que era lo mejor que se podía hacer. Un grupo de personas especiales y un suero que era capaz de doblegar la voluntad de los enemigos...Era ambicioso y muy atrayente. Me equivoqué Susan. Creía que todo eso haría las cosas más fáciles pero ahora me doy cuenta que lo único que conseguían con eso era mayor control sobre la gente. Podrían dominar lo que quisieran. Lo peor es que me he dado cuenta tarde. -dijo, notándose su rabia.-Gamma ha sido una organización que se ha quitado de en medio a todos sus detractores mediante torturas y asesinatos. Y yo he sido partícipe de algunos, creyendo que ayudaba a hacer un lugar mejor. Además contaba con el apoyo del gobierno.
-Nos ayudarás entonces-afirmé. Nunca lo había visto así. Me dolía la culpa y el arrepentimiento que tenía. Estaba impactada.
-Sí, Susan. He estado siendo una marioneta de Gamma casi toda mi vida. Necesito respuestas sobre ella. Quiero decidir lo que está bien y lo que esté mal por mí mismo y no porque me lo digan mis superiores. Si me equivoco, será mi culpa. Pero por las acciones que yo cometo deliberadamente, no como uno de los matones de Gamma.
Se notaba su furia acumulada durante años. Al ver que yo no decía nada, volvió a hablar él.
-Ahora me odiarás, es normal. Yo también lo haría. -expresó con gran dolor.
Yo le cogí la mano y le miré directamente a los ojos.
-Yo nunca te odiaría Steve. Me has cuidado como tu hija y me diste un hogar. Has cometido errores en tu vida pero te has dado cuenta de ello a tiempo. Podemos destapar a Gamma. No te tortures por ello, por favor. Consiguiremos que la gente se entere de las atrocidades que ha cometido. Te lo prometo.
Él me mostró una sonrisa cansada.
-Te has convertido en una chica muy madura Susan. No creo que cualquiera, a tu edad, quisiera enfrentarse a una organización tan poderosa como Gamma.
-Puede que haya madurado, pero aún sigo siendo tu niña.
Apoyé la cabeza en su hombro y no me di cuenta en qué momento me dormí.
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