Explicaciones (más o menos)
—Suéltala. Ahora.
No debimos olvidar la gran habilidad de Caleb. Al ver el campamento vacío, donde se suponía que tenían que estar, debimos haberlo sabido.
—Tranquilo Caleb, estoy bien. Vienen conmigo.—le dije mientras me daba la vuelta para mirarle. Él bajó la pistola en cuanto vio que estaba bien.
—Sam, ya puedes bajar. Falsa alarma.—gritó Caleb mirando hacia arriba. De repente, Sam bajó rápidamente del árbol que estaba detrás de Caleb.
—¿Cómo se te ocurre irte sin avisar? ¡Estábamos muy preocupados por ti!—me gritó Sam.
—Lo siento muchísimo de verdad... yo creía que podía sola con la situación. Me equivoqué.—le respondí avergonzada.
—¿Podemos dejar esta cursilada de conversación e irnos ya?—dijo de pronto Steve. En serio, quería con toda mi alma que volviera el Steve de antes.
—Tiene razón, deberíamos irnos. Podría venir Gamma. Vamos.—corroboró Bonnie, haciéndonos un gesto con la mano para que nos moviéramos.
—¿Quién eres tú y qué haces con Susan?—preguntó desconfiado Caleb.
—Ella es mi entrenadora, esa que se suponía que debería estar muerta.—dije la última palabra con énfasis para que la escuchara bien Bonnie—y este zombi asesino se supone que era Steve, aquel que me ha cuidado desde que yo tengo memoria. Pero no lo es. No sé qué le han hecho. Los dos se quedaron boquiabiertos.
—Algo me dice que no deberíamos fiarnos.—expresó Sam cuando salió de su estupor.
—En mí podéis confiar. Os lo contaré todo por el camino, os lo prometo. Pero ahora vayámonos de aquí.—respondió impaciente Bonnie. Sam me observaba con una mirada interrogante.
Yo no sabía qué hacer. Todo esto me superaba pero sabía que si íbamos, encontraríamos respuesta. Y ese era mi objetivo en ese momento. Suspiré y fui detrás de ella. Sam y Caleb estaban a mis espaldas. Pero debía estar atenta por si acaso, no dejarme pillar desprevenida. Y sabía que Sam y Caleb estaban pensando lo mismo que yo.
Tardamos media hora en llegar a dónde ellos querían: Una carretera en donde estaba aparcado un monovolumen gris discreto y bastante grande.
—Yo no me monto ahí sin que me expliques a dónde vamos. —dije, parándome en seco y haciendo que Caleb y Sam se chocaran conmigo tras el inesperado frenazo. Bonnie suspiró.
—Susan, este no es el momento.
—Yo creo que nos merecemos algunas respuestas después de todo lo que estamos pasando. —me apoyó Sam. Yo le miré agradecida.
—Está bien. Pero aquí sólo os respondo a la pregunta de a dónde vamos. No tenemos tiempo que perder. —se resignó Bonnie.—
Nos vamos a Michigan. Hay una persona en concreto que os quiere ver. Además, allí vais a conocer a más personas como vosotros. Y os darán respuestas.
—¿Más personas como nosotros?—preguntó Caleb sorprendido. Sam se rió.
—Creo que no somos tan especiales después de todo.
Nos montamos no muy seguros pero al menos con una respuesta, algo de lo que nos habían privado todo este tiempo.
Al llevar diez minutos de viaje, hice mi siguiente pregunta.
—Ahora cuéntanos lo que te pasó después de que Gamma te llevara al quirófano.
—La respuesta a eso viene de mucho antes.—me respondió Bonnie, bajando la cabeza hacia el suelo.—Yo siempre he sido una agente infiltrada en Gamma, nunca les he sido leal. Sólo tenía que cumplir un papel y que ellos se lo creyeran. Y eso hice.
—¿Entonces para quién trabajas?—preguntó bordemente Sam.
—Inferno. Pero antes de que me queráis matar —expresó Bonnie al observar nuestras fulminantes miradas con infinitas preguntas—dejadme que os lo explique...Vosotros no sois los únicos que tenéis esos poderes.
—Eso ya lo hemos notado. Alguien nos atacó siendo invisible.—contó Caleb. Bonnie nos sonrió de forma enigmática.
—Créeme, lo sé. Por cierto Susan, muy bueno lo de utilizar la ventisca.
Yo le miré con la boca abierta. Caleb ya lo había descubierto también pero Sam nos miraba extrañados.
—¡Ella se puede volver invisible! ¡Es como nosotros, pedazo de almendro!—le grité en el oído mientras le zarandeaba.
—¡Vale, vale! ¡¿Pero cómo tienes tanta energía después de no dormir casi nada?!—me gritó.
Bonnie y Caleb se rieron ante la simpática situación. Steve no cambió su seria expresión mientras conducía.
—Bueno, después de esta interrupción.—acabó por decir Bonnie.—seguiré con mi historia. Tras el ataque, os iba a llevar directamente a Michigan pero me acabaron disparándome, como se acordará Susan, y no pude concluir mi misión.
—¿Por qué no nos lo contaste? Nunca nos dijiste nada de esto antes de partir. Podías habernos contado lo que pasaba.
—Porque no podía reaccionar.
—¿Cómo?—pregunté extrañada.
—Os lo contaré más adelante.—su rostro se había vuelto sombrío.—ahora es mejor que descanséis. Ha sido una noche dura.
—Una última pregunta, por favor...¿Cuándo va a volver Steve a la normalidad y por qué te obedece?—pregunté con interés.
—Las personas a las que hemos administrado el suero están a nuestro servicio, nos hacen caso en todo.
—¿Cómo distinguen quién es de Inferno?
—Tenemos una persona que se encarga de ello.
—¿Y cuándo vuelve a la normalidad? No me has respondido a eso.
—Susan, a dormir. No puedes aguantar ningún minuto más despierta. Te juro que responderé a todas y cada una de tus preguntas pero ahora necesitas descansar.
Hubiera replicado si no fuera porque le daba la razón a lo de descansar. Mis párpados me pesaban mucho y mi razón ya casi no atendía a las palabras de Bonnie. Bostecé y apoyé mi cabeza sobre el hombro de Caleb y poco a poco me fui quedando dormida.
—¿Estás segura?—preguntó aquel hombre con aspecto aterrador.
—De verdad. Yo no sé de qué habláis.—respondía yo con la voz ahogada en miedo.
—Mi hermanita es normal, yo no. Llevadme a mi pero déjenla en paz. Sólo es una chica corriente y aburrida.—comentó con seriedad del chico pelinegro que estaba al lado mía . Yo sabía quién era porque le había visto en otro sueño. Era Elijah.
—Puede ser que sólo haya funcionado con el mayor.—decidió uno de los cuatro hombres que estaban allí. Tenían puestas batas blancas y todos llevaban gafas. A mi ,al parecer, me daban mucho terror.
—Será eso. Pero estaremos atentos con esta niña. Tal vez no lo haya desarrollado todavía.—expresó el hombre que había estado interrogándome.—llevénselos de aquí. El niño vuelve mañana.
Los dos salimos de la siniestra habitación. Yo tenía muchas ganas de llorar con fuerza pero Elijah me cogió la mano. Sin embargo, yo no me atrevía a mirarle. Era una cobarde, siempre lo había sido. Y siempre su hermano mayor tenía que defenderla. No había sido capaz de contar la verdad. Elijah pareció leerme el pensamiento.
—Es lo que tenías que hacer. Me diste tu palabra de que no se lo dirías a nadie y eso has hecho. Estoy orgulloso de tí peque.—dijo mi hermano en voz baja, mirándome con una sonrisa que creo que era forzada.
—Pero es que ahora tú...—empecé a balbucear, creyendo que no podía aguantar las lágrimas.
—Tú no te preocupes ahora de mí. Venga, vayámonos a buscar a nuestra madre.
Salimos por la puerta principal del edificio. Estaba nevando fuera y yo aún no me acostumbraba a ese terrible frío. En mi antiguo hogar hacía frío, pero aquí era muchísimo más fuerte. Me enrollé bien mi bufanda en el cuello y me abroché el abrigo. A unos metros de allí se encontraba mi madre, a la que fui corriendo, fundiéndome en un cálido abrazo con ella. Ella le dió un beso a Elijah.
—Necesitamos que Elijah vuelva mañana.—le comunicó el hombre que había estado con nosotros dentro del edificio. Ella asintió.
—Aquí estará a primera hora de la mañana.
—Eso esperamos. Por cierto, hay un hombre que la quiere conocer.—expresó el hombre señalando a una persona que se acercaba a nosotros. No podía visualizar si era hombre o mujer. Lo veía todo borroso...
—Majestad, ¡Despertad ya! Mira que es dormilona esta chica.—escuché decir a alguien. Reconocí la voz: Era Sam
—Unos minutos más por favor...—murmuré suplicante.
—Susan, hemos llegado ya.—explicó Bonnie.
Abrí los ojos de par en par y salí del coche gris. Delante de mí había un edificio cochambroso. Aún se mantenía el pie pero parecía abandonado. Miré con más atención y...¿Una figura en la ventana? No me dio tiempo de fijarme, porque Sam me empujó hacia la dirección por donde había ido Bonnie y Steve.
Había vuelto a soñar, aunque éste había sido más corto que el anterior. Necesitaba encontrar información acerca de mi pasado pero...¿De verdad quería saberlo? ¿Y si lo que encontraba no me gustaba y sólo me provocaba dolor?. Pensé en la oferta que me había hecho el Director Olsen. Él sabía cosas de mi pasado y me había ofrecido la información a cambio de una misión. "No iba a volver a ser una marioneta de Gamma", pensé. Conseguiría lo que quería sin la ayuda de Olsen. O, al menos, eso me decía para animarme.
Por cierto, en este capítulo podéis encontrar un video con una canción. Ésta la ha elegido 27_OnFantasy, integrante de EditorialDarkInside,a la que pedí que buscara una canción como tema principal de la historia. Me ha gustado mucho su elección y espero que a vosotr@s también. ¡Nos vemos en el próximo capítulo!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top