Explicaciones, esta vez sí

-Tu amigo me ha dado un buen golpe en la cabeza.-opinó Jack mientras se masajeaba la cabeza.
-Bueno, cumplió tu deseo de dejarte inconsciente.-respondí mientras me acercaba a él.-Tienes un buen chichón, aunque no te ha abierto una brecha. ¿Ha conseguido Elías eliminar el control mental?
Él asintió mientras mostraba una pequeña sonrisa. Sentí una enorme alegría en mi interior al escuchar eso. Por fin recuperé a mi amigo.
-Tienes muy mal aspecto Susan, deberías descansar. -expresó mientras me miraba con mayor detenimiento.
Yo no se lo negué. Tenía el labio partido, un esguince en la muñeca y un terrible dolor en la espalda y en las costillas.
-Tengo que ir a por mi amigos. Elías está tardando mucho y seguro que está en peligro. Debo ir para allá.-decía mientras me levantaba del asiento. Jack me sujetó de la muñeca que no me dolía, impidiéndome que me fuera del coche.
-No estás en condiciones de ir a ningún lado. Estás herida y no vas a poder ayudar en nada. Piensa un poco...
-¿Ah sí? Pues adivina de quién es la culpa de mi lamentable estado.-solté con resentimiento.

Él se calló al escuchar mis palabras y conseguí, con un movimiento violento, que me dejara de agarrar la muñeca. Se hizo un silencio muy incómodo en el coche. Cada uno mirábamos por nuestra ventanilla, inmóviles. No me había gustado decirle esas palabras, pero era lo que sentía. Él no tenía culpa de que Gamma le hubiera administrado el suero. Pero él podía habernoslo contado y entonces seguro que la situación es la que estabamos no se hubiese dado. Me sentía traicionada y vulnerable en ese estado, ya que era inútil para salvar a mis compañeros y, cada segundo que pasaba, aumentaba el ritmo de mi corazón por la preocupación.
-¿Por qué Gamma te administró el suero?-pregunté por fin. Me hubiese gustado que él me lo hubiera contado sin que yo se lo preguntara pero yo ya no soportaba esa tensión en el aire. Él me miró, sin pronunciar ninguna palabra durante unos segundos, como si debatiera consigo mismo si me lo contaba o no. Finalmente, habló.
-¿Te acuerdas de la noche en la que pillamos a Olsen hablando por teléfono?
Yo asentí, imposible de olvidarme de aquella noche. Fue cuando me di cuenta que no debíamos confiar ni en él ni en Gamma.
-Pues...-empezó a decir mientras bajaba la mirada.-Después de que te fueras a tu habitación me metí en el despacho de Olsen, dispuesto a descubrir de qué hablaba. Desgraciadamente, me pillaron en cuanto entré en ese despacho.
-¿No crees que podíamos haber ido los dos juntos? Hubiera sido mucho más seguro porque hubieras tenido otro par de ojos para vigilar.
-O nos hubiesen cogido a los dos.
Yo suspiré exasperada. No tenía ganas de discutir.
-

Sigue anda.-le animé.
-Me pusieron algo en la boca, sería cloroformo seguramente porque noté como me iba quedando dormido, sin capacidad de defenderme. Cuando desperté me encontré en la sala de operaciones, en la que estaba Olsen. Me dijo que había traicionado su confianza y que me había convertido en enemigo de Gamma. Por ello, tendría que ser castigado. Ese castigo fue que me inyectaron el suero. Yo cada vez podía volver menos en mí mismo y notaba como el otro ser me ganaba en la batalla por mi conciencia. -cada palabra era expresada con mayor furia.
-¿Por eso me dijiste que no confiara en tí?-pregunté sorprendida.
-Así es. Yo no sabía cuando me iba a suplantar el suero. Por ello era mejor que no volviéramos a hablar, para que nada pudiese ser utilizado en tu contra. Aunque me doliese tu indiferencia, era la mejor opción.
-Podrías habernoslo contado. Te habríamos ayudado. Soy tu mejor amiga, no dejaría que sufrieras de ese modo.-respondí, esta vez con un tono mucho más dulce.
-¿Y cómo me hubieras ayudado? ¿Qué hubieses hecho para eliminar el suero? -preguntó. No era ni un reproche ni irónico. Era, más bien, tristeza y resentimiento.
Yo entendía su situación, o eso creía. Sabía que nosotros no podíamos hacer nada para ayudarlo, así que prefirió ocultarnoslo. Así nos ahorraba sufrimiento a los demás. Él hacía lo mismo que yo: Guardarse sus sentimientos y problemas para él mismo. Desgraciadamente, ocultarlos siempre será la peor opcion. Por mucho que tu quieras creer que es lo mejor que se puede hacer. Además, yo no podía negar que no hubiésemos podido anular el suero aunque nos lo hubiese contado.
-¿Por qué el suero decía que el pendrive no tenía nada y, sin embargo, contenía información muy valiosa?-pregunté, al acordarme de ese detalle, que no era nada pequeño.
-Conseguí burlar al suero, no sé cómo en realidad. Se lo di a Elsa lo más rápido que pude y me alegro que esa información llegara a tí.
-Última pregunta...¿Cómo conseguías volver a ser tú mismo? Es decir, Steve también estaba bajo los efectos del suero y no era capaz de volver en sí.
Esa pregunta le pilló por sorpresa al parecer. Se movió incómodo en el asiento y, cuando estaba a punto de decírmelo, escuchamos unos ruidos que procedían del exterior.

Nos bajamos lo más rápido posible del coche, no sin hacer ambos una mueca de dolor, y nos preparamos para luchar. De repente, apareció una chica pelirroja entre los árboles y arbustos que poblaban los alrededores. Me alegré mucho de ver aquel cabello rojizo y me fui corriendo hacía ella. Bueno, si a ese extraño contoneo que necesitaba hacer para moverme, con la finalidad de que no me doliera más aún, se pudiera llamar correr.
Ella me abrazó y yo grité de dolor y alegría, ya que apretó con demasiada fuerza. Detrás de ella venían Steve y Caleb, que cargaban con un inconsciente Jason. Ellos dos tenían la cara empapada de sudor, que les resbalaba por el cuello. Jack se acercó a ellos también, aunque con cierta vergüenza e indecisión. Caleb lo miró con desconfianza, al contrario que Elsa. Ante aquella mirada, Jack bajó sus ojos hacia el suelo.
-Vuelve a ser el mismo.-dije con la finalidad de tranquilizarlo. Sin embargo, Caleb relajó muy poco su cuerpo ante mi noticia.-¿Qué ha pasado? ¿Y los demás?
No veía a Elías por ningún lado. Tenía la esperanza de que, de un momento a otro, apareciera tras los árboles. Que su cabello azabache saliera de entre las ramas, junto a sus ojos de intenso azul y su sonrisa, que transmitía tranquilidad y confianza.
Sam tampoco estaba allí y me empezó a doler mucho la barriga por la angustia. Ellos dos tenían que aparecer en unos segundos. No me quería creer que Gamma los hubiese capturado. A ellos dos no. No es que no me preocupara por Bonnie y los demás, pero con Sam y Caleb tenía una amistad mucho más especial.

Steve puso a Jason en los asientos traseros del coche, tumbado. Su camiseta verde estaba manchada por la sangre que emanaba de la herida. Caleb se puso a examinarla, al igual que Jack.
-Ven, Susan, te contaré que ha pasado.-me llamó Steve mientras se limpiaba el sudor del rostro.
-Antes debemos de llevar a Jason a un hospital.-comenté, con los ojos fijos en el bosque todavía.
-Demasiado peligroso.-expresó Caleb. -pero sé de un lugar a donde podemos ir. Yo os indicaré el camino.
Caleb tenía razón. Gamma lo encontraría rápidamente, así que la mejor opción era seguir el plan de Caleb.
Menos mal que el coche era un monovolumen, porque si no no hubiésemos podido entrar los seis en el vehículo.
Steve era el que conducía y, mientras, Elsa nos iba contando lo que había pasado allí. Ella tenía ganas de llorar al narrar lo ocurrido y eso hizo, junto a la historia, que algunas lágrimas me resbalaran por el rostro. Sin embargo, yo no quería que me vieran llorar, así que me puse a mirar por la ventanilla. Noté como una mano se posaba en la mía, aunque no miré a su propietario.

Finalmente, llegamos a un vecindario y paramos delante de una casa muy grande, con un gran jardín y pintada de blanco. Caleb se volvió hacia nosotros.
-Bienvenidos a mi casa.

Los último dos capítulos los subiré el domingo por la noche (hora española) ya que me voy de viaje dos semanas y estaré sin wifi. El segundo libro lo publicaré cuando regrese, aunque todavía no tengo ni título ni portada. También subiré otro apartado que será sorpresa, aunque no es nada del otro mundo jajaja. Eso sí, seguiré entrando en Wattpad en esas dos semanas, aunque poquito. ^_^

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