Me costó varios minutos moverme. Ese sueño...no había sido un sueño ya que era demasiado coherente y muy lúcido. No,era un recuerdo.
En estos nueve años había tenido sueños en los que salía esos dos chicos, pero mucho más borrosos y extraños. Por eso los consideraba un sueño. Sin embargo, al tener éste, me concentré y puse mis manos a los lados de mi cabeza, con los ojos cerrados. Necesitaba pensar con claridad.
Había escuchado el nombre de Elijah hace poco. De pronto pegué un bote. Era uno de los nombres que aparecían en la lista del proyecto Beta. Si mal no recuerdo, tenía el poder de controlar la mente. ¿Qué pasó después?¿Por qué nos fuimos a Rusia?¿Por qué yo no aparecía en la lista y él sí?. Miles de preguntas se amontonaban en mi cabeza.
¿Debería contárselo a alguien?Inmediatamente pensé en Jack. Sin embargo, él estaba muy raro y me ocultaba cosas de vital importancia. Si él no me contaba todo, yo tampoco. Por ahora, lo mantendría en secreto, para ver si tenía algún sueño más que me respondiera a las preguntas que me había hecho. Aún así, quería buscar más información acerca de Elijah. Necesitaba saber más datos sobre lo ocurrido.

Me duché y luego me vestí con la ropa del entrenamiento. Salí de mi habitación al mismo tiempo que Sam. Bueno, él traspasó la puerta.
— ¿Dormiste bien? — Me preguntó.
— Más o menos. Por cierto, lo de peinarte no va contigo ¿no? — Le pregunté sonriendo.
— Me voy a despeinar de todos modos en el entrenamiento. Sería una pérdida de tiempo hacerlo — Dijo con su famosa sonrisa.
— Eso es verdad. Por cierto,¿Qué piensas de lo de ayer? — Pregunté en voz baja acercándome a él.
— Pienso que deberíamos irnos. Ya no confío en nada de todo ésto.
— Necesito encontrar más información acerca del Proyecto Beta.¿Me ayudarías?
— Claro que sí. Nos merecemos saber la verdad de lo que ocurrió . Además, se supone que somos un equipo¿no? y el equipo se ayuda. Acuérdate de eso siempre,majestad.
Le di un abrazo que le pilló por sorpresa, sin embargo me lo devolvió. No confiaba en nadie de allí, pero creía que Sam podía ser un buen amigo después de todo, aunque fuera un egocéntrico. Le había cogido cariño.
— ¿Qué hacéis?
Nos separamos y nos vimos a Elsa, con una sonrisa muy grande,casi riéndose al preguntarnos.
— Esta patosa de aquí se iba cayendo y la he cogido al vuelo, se nota que es difícil andar con esos pies tan grandes — Dijo Sam. Le di un pequeño empujón amistoso.
— Sí,claro. Soy la más pequeña, pero no por eso soy la más tonta — Dijo Elsa con una sonrisa pillina.

Fuimos juntos hasta la sala donde nos reunimos el día anterior. Caleb y Jack estaban allí ya y conversaban animadamente. Llegamos unos instantes antes que el director Olsen y sus dos secuaces.Detrás de ellos venía un hombre con gafas y delgado. Llevaba una bata blanca y un cuaderno.
— Hoy cambiaremos el entrenamiento físico por otro que potenciará vuestros poderes. Pasaréis uno a uno a la sala de entrenamiento. Allí estaremos el profesor Stuart y yo. Sólo queremos ver vuestro manejo, nada más.
— ¿No se supone que nos tenemos que concentrar ahora en el entrenamiento físico? — Preguntó Caleb
— Ha habido un cambio de planes. Por favor, empecemos. El orden será Sam,Caleb,Elsa,Jack y Susan. Esperareis en el salón los demás. Os iremos avisando.

Nos fuimos todos al salón menos Sam, que era el primero que entraba. Mientras íbamos para allá, Elsa me cogió del brazo y me apartó un poco de los otros dos.
— Necesito hablar contigo a solas¿En mi cuarto cuando todo esto termine? — Me preguntó en voz baja. Yo asentí.
Nos sentamos en unos sofás que habían allí. Yo con Jack y Elsa con Sam. Nos pusimos a hablar de las ciudades donde vivíamos cada uno. Me enteré que Sam era de Los Ángeles y Elsa de Houston. Todos echábamos de menos a nuestras familias, menos Elsa, que no nos dijo nada acerca de ella aunque Jack y yo ya sabíamos su historia. Yo pensaba en Steve. Cuando saliera de allí iría a buscarlo sin pensarlo. Necesitaba ver que estaba bien y que volviera a casa conmigo. Que todo fuera como antes.

Llamaron a Caleb a los diez minutos. Nos quedamos los tres solos. Tras varios minutos sin hablar, una voz aguda habló.
— ¿Echáis de menos a Bonnie? —Preguntó de repente Elsa. La tristeza me invadió de nuevo, como ayer.
— Por supuesto Elsa. Esto nos costará superarlo pero podremos. Venceremos a Inferno, que fue quien la mató — Dijo Jack muy serio.
— Sí nos quedamos aquí, no podremos hacerlo — Añadí yo.
— No empieces de nuevo, por favor. Ellos nos están entrenando para poder vencerlos. Si vamos nosotros solos, nos mataran rápidamente. Seria un suicidio.
— ¿Por qué tienes tanta confianza en ellos?
— Porque nos salvaron. Y si Bonnie quería que fuésemos aquí, sería por algo. Ten más confianza en ella. No seas una paranoica.
Ni le contesté.

Llamaron a Elsa a los pocos minutos. Nos quedamos solos los dos. Genial.
— Jack, se que metiste la otra noche. No pudiste ver la contraseña porque el ordenador lo tapaba el hombre que nos llevó al despacho. ¿Por qué mentiste?
El calló unos instantes, mirado hacia el suelo.
— Solo te digo que sigas este consejo:Solo confía en ti. Nada más. Las personas son más malas de lo que parecen y te engullen en cuanto tienen oportunidad.
— ¿Ni siquiera puedo confiar en tí?
— Me importas y por eso te digo que mejor que no. Hazme caso, por favor.
— Hace dos noches me dijiste que confiara en ti y que rescataríamos a Steve y Nadia.
— La gente cambia de opinión.No me hables, no me busques. Será lo mejor para los dos.
Los ojos se me llenaron de lágrimas. Que él me dijera eso significaba que me había estado mintiendo todo este tiempo. Al menos parecía importarle yo algo, al menos. Yo ya no sabía que hacer. Quería volver a mi casa. Volver a ese tiempo donde sólo nos peleábamos por nuestras notas, para ver quien sacaba más que el otro. En aquel en que me metía con Steve por cómo cocinaba. En aquel donde era feliz.
Me oculté mi rostro mientras las lágrimas me cubrían la cara. No quería ver a Jack.

Pocos minutos después, llamaron a Jack. Y entonces me quedé sola. Como lo había estado desde que había llegado allí.