Centro comercial
Zoe y Beth se mostraban muy entusiasmadas por la salida. Yo me mostraba bastante tranquila pero en verdad quería llegar lo mas rápido posible al centro comercial. Hacía tiempo que no iba a alguno, sobretodo por los estudios, ya que era mi último año en el instituto.
Ahora me daba cuenta del poco tiempo que había pasado desde que tenía una vida normal. Bueno, todo lo normal que puede ser la vida para una persona con poderes. Quería que todo fuese como antes: Jack y yo en la cafetería, la horrible comida de Steve, los muchos exámenes que tenía...Sin embargo, nada sería como antes y tenía hacerme a la idea, quisiera o no quisiese.
Todos estos pensamientos se me esfumaron al ver el centro comercial.
-Bueno...¿Qué queréis hacer?-preguntó Elías al aparcar.
-¡Mirar ropa!-exclamaron a la vez Beth y Zoe. Esas chicas sí que estaban sincronizadas.
-Antes de hacer eso yo me entrego a Gamma.-comentó Sam con cara de fastidio.
-Pues las chicas vamos a mirar ropa y vosotros hacéis lo que queráis. Fácil.—propuso Zoe. Elías no parecía muy convencido.
—Lo mejor sería estar todos juntos. Gamma os está buscando y si os encuentran puede que no esté para ayudaros.—expresó.
—No creo que vinieran a buscarnos aquí.—opinó Beth.
—Nunca se sabe.—comentó Elías.
—Pues mientras estamos en la tienda de ropa, vosotros estar por ahí cerca. No tardaremos mucho. Después de eso estaremos juntos. Lo prometo.—dijo Zoe. Beth y yo asentimos. Elías solo suspiró y murmuró un "Vale".
El centro comercial no es que fuera gigantesco, pero sin duda uno podía pasar todo el día allí, Beth se paró en una de las tiendas.
—Nosotras nos quedamos aquí. Luego nos vemos—expresó Beth. Nos despedimos y entramos en la tienda.
Había mucha variedad de ropa, desde camisetas blancas normales a vestidos muy elegantes. Nosotras fuimos mirando por toda la tienda.
—¿Y si nos probamos algunas cosas y hacemos poses?—propuso Beth.
—Eso estaría muy divertido.—opinó Zoe con una gran sonrisa.
—Yo creo que vamos a hacer el ridículo.—dije.
—Cómo se nota que eres mayor que nosotras. ¡Diviértete por una vez en tu vida! ¡Haz locuras!—exclamó Beth demasiado alto para mi gusto.
—Vamos a hacerle un cambio de look.—propuso Zoe. A Beth se le iluminaron los ojos. A mí me dio miedo que unas chicas de 15 y 16 años me vistieran. No tenía pinta de que tuviéramos los mismos gustos.
—Tú quédate en el probador. Ahora venido nosotras.—soltó Zoe con una sonrisa pillina.
Obedecí y me fui para el probador. Después de unos tres minutos, vinieron con un montón de ropa y tres pares de zapatos.
—Ésta es tuya y ésta otra es nuestra. Cuando termines sales y nos avisas.—explicó Beth.
Cuando me dieron mi ropa, me fijé en que era muy mona. "Tal vez no tengan mal gusto después de todo" pensé. Me la puse y me miré en el espejo. Me sentía rara con tacones tan altos. Sin embargo pude salir y las avisé como habíamos acordado. Ellas, cuando salieron del probador, iban muy guapas.
—Ahora vamos a posar y nos hacemos una foto.—propuso Beth. Yo accedí, cosa extraña en mí porque odiaba hacerme fotos. Me veía fea en todas.
—Deberíamos comprarnos algo cómodo. Todo esto es muy mono pero necesitamos cosas útiles. —dijo Beth.
—Yo no tengo dinero aquí.—expresé.
—Yo tengo una tarjeta de crédito así que...considéralo como un regalo por tu próximo cumpleaños.—contestó Beth, revolviendo en su bolso.
Me compró una camiseta de manga corta roja , de esas que queda un hombro fuera y unos pantalones vaqueros demasiado ajustados para mi gusto. Ellas también se compraron algunas prendas así.
Así seguimos unos minutos más hasta que decidimos volver con los chicos, que estaban fuera tomando un batido.
—¿Vosotros alguna vez dejáis de comer?—pregunté, poniendo los ojos en blanco.
—Es lo mejor que hay.—respondió Caleb, dando un último sorbo de su batido.
—Deberíamos volver ya.—propuso nervioso Elías.
—Tranquilízate un poco. Vamos a la bolera que está en la última planta.—dijo Zoe, cogiéndole del brazo. De nuevo ese sentimiento en el estómago.
—Díez minutos, ni uno más ni uno menos.—suspiró resignado Elías.
Estuvimos jugando a los bolos más de media hora. Hicimos dos equipos, chicas contra chicos. Nuestro equipo iba ganando por un punto cuando tuve que dejar mi turno a Zoe.
—Voy al servicio un momento, ¿Sabes dónde están? —le pregunté.
—Hay que salir de la bolera. Vas por el pasillo de la izquierda y están al fondo. Los he visto al venir para acá. No tardes, que tenemos que ganar.
Salí dispuesta a buscar el baño. Me paré un momento a atarme el zapato y, al levantar la mirada, vi a unos hombres con pistolas en las escaleras mecánicas. Rápidamente me escondí detrás de una columna cercana a mí. Me fijé un poco más detenidamente y observé que iban acompañados de los guardias de seguridad del centro comercial.
—No seas tonta, pueden que vengan a por algún ladrón o criminal que esté aquí.—pensé. No me lo creí ni por segundo, ya que no parecían policías. Eran agentes y, por el uniforme negro, era Gamma. Entré en pánico en seguida y mi corazón empezó a latir a un ritmo frenético. El sudor iba invadiendo mi rostro.
—¿Cómo han conseguido encontrarnos?—me pregunté. Encontré la respuesta con una gran rapidez. La tarjeta de crédito que había utilizado Beth. Gamma la estaba buscando y seguro que saltó la alarma de que su tarjeta de crédito se había utilizado. No había otra posibilidad.
—Hemos sido unas idiotas.
No sabía cómo avisar a los demás. Ni tenía móvil ni podía llegar a la bolera sin ser vista. Rezé para que se quedaran en una de las tiendas anteriores a la bolera. Al parecer escucharon mis plegarias porque entraron en la tienda de ropa que estaba al lado de la bolera. Sin embargo, uno de los guardias se quedó en la puerta. Me puse a pensar, nerviosa. Di con la respuesta: Una distracción.
Miré a mi alrededor para observar qué podía utilizar a mi favor. Sonreí ampliamente al ver que en el centro de la planta había una gran fuente en donde la gente echaba monedas para pedir un deseo. Lo mejor es que estaba en el lado opuesto de la bolera. Dirigí mi mano hacía allí, con la palma hacía delante. Me concentré todo lo que pude y poco a poco la fuente empezó a congelarse. La gente empezó a gritar, algunas sorprendidas, otras aterradas. También congelé el cristal de una tienda de surf próxima a la fuente. El agente se dio cuenta y, cuando avisó a sus compañeros, salieron corriendo hacia alli.
Yo no perdí la oportunidad y me lancé a la bolera. Me los encontré ya recogiendo sus pertenencias.
—¡Debemos irnos! ¡Han venido a por nosotros!—intenté decir sin gritar pero con la voz temblando.
Elías se quedó blanco y estupefacto. Tardó unos segundos en reaccionar. Zoe y Beth tenían mucho miedo y los chicos fueron los más rápidos.
—¡Vamos, rápido! Hay una puerta que van a una terraza en esta planta y allí hay unas escaleras hacia abajo. —gritó Elías.
Sin embargo, mi distracción no fue suficiente y los agentes estaban fuera cuando salimos corriendo. Eché una mirada para atrás, lo justo para darme cuenta de que estaban cargando sus armas y que uno de ellos ya apuntaba hacia Caleb. No pensé lo que hice después.
Me lancé contra Caleb, cayéndonos al suelo. Escuché el disparo y cerré los ojos, temiéndome lo peor. Sin embargo, no noté ningún dolor y abrí los ojos. Zoe estaba delante nuestra, frente a los agentes. Tenía los brazos estirados hacia delante. Las balas...estaban flotando a la altura de su cara.
—Al final este poder no ha sido una desgracia del todo.—expresó Zoe con aspecto de estar feliz.
—Cúbrenos todo el trayecto Zoe.—Ordenó Elías. Beth y Sam nos ayudaron a levantarnos y seguimos corriendo.
—¡Beth, ve con tu velocidad hasta nuestro cuartel y avisa a Jason y Bonnie!—gritó de nuevo Elías y ella despareció en un segundo.
Llegamos a la puerta y la cerramos. Utilicé mi poder para bloquearla por unos minutos al menos. Bajamos las escaleras con grandes saltos. Yo no se cómo no me caí de boca.
Lo que no vimos al girar la esquina fue que ya nos estaban esperando. Diez agentes nos apuntaban con su arma. Y pronto llegaron los que nos habían perseguido. Estábamos rodeados.
—Es mejor que no intentéis atacar. Mis hombres dispararán al mínimo movimiento. —escuché decir a una voz que reconocí inmediatamente.
—Es inusual verle en las misiones, director Olsen.—expresé, mirándole a los ojos.
—Pero esta no es una misión cualquiera. —respondió con una malévola sonrisa.—Es mejor que os entregeis, será mucho más fácil y nadie saldrá herido.
—Ni de broma, no hemos escapado de Gamma para que de nuevo seamos capturados.—exclamó Elías. Sus ojos reflejaban mucha furia.
—Muy bien. Si no lo hacéis por vosotros mismos vamos a poneros una prueba.—explicó Olsen sonriendo. —Traerla.
Escuché un grito de enfado y varios pataleos. Unos agentes llevaban a una niña con las manos atadas a la espalda y con un lado de la cara visiblemente rojo. Un gran escalofrío recorrió mi cuerpo de arriba a abajo. Sam y Caleb estaban igual que yo. Porque nosotros conocíamos a esa chica. Era Elsa. Y el que la llevaba atada era Jack.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top