Alguien en quien confiar

Subimos los tres a la cuarta planta y nos fijamos en que Bonnie había dicho la verdad acerca de la suciedad. En esa planta, las paredes estaban incluso pintadas y las habitaciones tenían puertas de madera. Había unas cinco puertas. Abrimos una (no sin antes llamar por si acaso) y en ella vimos dos camas. En la habitación también había una cómoda y una mesilla, no muy grande, pero que podía cumplir sus funciones perfectamente. Sam y Caleb se tiraron en las dos camas, sin quitarse los zapatos.
-¡Oye, que yo también quiero descansar!-les grité molesta.
-Pues búscate una cama.-dijo Sam con una sonrisa burlona. -aunque si quieres, puedes dormir conmigo aquí, bombón.-me ofreció, poniendo una voz seductora. A mí lo único que hizo fue darme mucha risa.
-Hombres...-murmuré mientras me iba a buscar algo de comer. Jason había dicho que había comida y a mí me rugía el estómago, además de tener mucha sed.

Acabé encontrando la cocina (bueno, una encimera y varias latas de comida, patatas, fruta y botellas de agua). Me comí una lata de atún tan rápido que casi me atraganto y bebí bastante agua. Después de eso, me iba yendo hacia una habitación cuando algo me pasó cerca de mi brazo. Miré hacia atrás y vi a Oliver.
-¿Crees que después de pegarme un puñetazo me iba a quedar quieto? Que poco me conoces.-empezó a decir mientras se acercaba a mí. Yo me preparé por si quería luchar.-yo soy alguien con quien es mejor no enemistarte.
-Déjame en paz.-le solté, aunque en verdad tenía miedo. El me cogió fuertemente por la muñeca y di u grito de dolor.
-A mi no me des la espalda morena.- me amenazó. Ahora sí que tenía miedo.
Me soltó la muñeca y se agarró la cabeza con fuerza. Empezó a gritar y se tiró al suelo, apretándose la cabeza con ambas manos. Yo le miraba con extrañeza y alivio.
-Te dije que la dejaras.-Escuché a Elías detrás mía.
-El mayor ya vino a defender a la muchacha. Qué encanto.-expresó Oliver con falsa admiración mientras se levantaba del suelo. Al parecer, el dolor ya había parado.
-Te llama Jason. Es mejor que bajes.-informó Elías a Oliver, ignorando lo que éste había dicho.
Oliver se fue para el piso de abajo, no sin antes lanzarle una gran mirada de desprecio. Cuando se fue, respiré tranquila.
-Muchas gracias Elías.-le dije con una gran sonrisa.-si no llegas a venir, a saber qué me habría hecho ese loco. Él me dedicó una mirada dulce.
-De nada, en el equipo hay que cuidarse unos a otros. Oliver no era antes así, pero ha sufrido mucho y eso ha hecho mella en él. Se ha vuelto en un tipo violento aunque bastante fiel, hay que decirlo.
-Es un imbécil.-expresé. Él se rió.
-Sí, un poco. Oye, debes querer descansar. Te llevaré a una habitación con cama.-me ofreció, haciendo un gesto para que lo siguiera.
-Oye, ¿De verdad vais a dejar a Steve así?-pregunté con preocupación.
-Son órdenes de Jason. Yo no puedo incumplirlas pero intentaré convencerle de que deje de vuelva a la normalidad. Debes de quererle mucho.
-Así es. Es mi única familia.
Elías me miró con tristeza infinita.
-Pero tranquilo, estoy bien.-expresé, intentando que esa mirada de pena se le borrara. Él sonrió.
-Bueno, me alegro por ello.

Él se paró en el marco de la puerta de una de las habitaciones.
-Peque, esta es tu habitación. Espero que disfrutes de la comodidad que te proporcionará. Para cualquier cosa, mi habitación está al lado.-me dijo con un tono burlón.
-No me llames peque. Sólo soy unos años menor que tú.-le respondí con un enfado fingido.
-Cuatro años, así que puedo llamarte así.-comentó con sorna.
-¿Y tú eso cómo lo sabes?-pregunté sorprendida.
-Bonnie nos tenía al tanto de todos vosotros. Incluso ella se echaba flores porque os estaba entrenando muy bien a ti y a otros dos chicos.
-Típico de ella.-murmuré, poniendo los ojos en blanco.
-Bueno debo irme. Ya sabes, para cualquier cosa llámame.
-¡Vale!-respondí sonriente.-¡Por cierto!, ¿Por qué os hacéis llamar Inferno?
Su mirada se tornó sombría me respondió.
-Por el infierno que nos hizo pasar Gamma cuando éramos pequeños.

Después de su respuesta, entré en mi nueva habitación. Me había caído muy bien ese chico. Ya me había salvado dos veces de Oliver, así que le estaba muy agradecida. Parecía un chico leal en el que confiar. Sin embargo, no debía bajar la guardia, ya que todavía no sabía cómo iban a llevar sus planes a la acción ni sus propósitos ocultos, porque seguro que había. Siempre los hay.
Solté mi mochila en el suelo. Y me puse a mirar mi habitación. Simple, pero mejor así. Noté una ligera brisa, así que miré si la ventana estaba abierta.
-¡Una nueva compañera!
Ese grito en mi oído hizo que pegara un gran salto hacía atrás, con su correspondiente grito de sorpresa. No calculé bien a dónde saltaba y me tropecé con la pata de la cama, lo que hizo que me cayera de culo al suelo.
-Qué torpe.-exclamó una chica que estaba en el sitio del que yo había saltado, hartándose de reír. La miré con un poco de odio. Era una adolescente más pequeña que yo, con el pelo liso castaño que le llegaba por los hombros y los ojos marrones. Era muy delgada y de menor estatura que yo.
-¿Cómo has entrado sin que yo me diera cuenta?
-Es que soy muy rápida.-respondió, como si fuera obvio. Al ver mi cara de extrañeza lanzó un suspiro de desesperación.
-Ese es mi superpoder. Soy rapidísima.
Hizo una demostración, moviéndose a toda velocidad por el cuarto. Más que velocidad a mi me parecía teletransportación. La miraba con asombro.
-¿Y cuál es el tuyo?-me preguntó al terminar su exhibición.
Yo no contesté, simplemente toqué el suelo e hice que se congelara. Ella lo miró con pura admiración.
-¡Hala, qué guay!Oye, y ¿Cómo te llamas?-preguntó con una gran rapidez. Parecía bastante hiperactiva, cosa que temía.
-Susan, ¿Y tú?
-Bethany, pero me puedes llamar Beth.-respondió, guiñándome un ojo.-voy a avisar a una amiga, espera aquí.
No me dio tiempo ni de quitarme los zapatos cuando volvió a entrar en la habitación con otra chica. Parecía de la misma edad que ella. Su piel era oscura y tenía el pelo recogido con dos trenzas que le llegaban por el pecho y sus ojos eran de un verde muy bonito.
-Ella es Zoe, también conocida por Cosmos. Zoe, ella es Susan, conocida por ...-me lanzó una mirada interrogante. Yo no entendía su pregunta.
-Tu nombre en Gamma.-me tradujo Zoe.
-¡Ah! Ventisca.
-Encantada de conocerte. Mi poder es la gravedad. Puedo eliminarla cuando yo quiera.-dijo con una gran sonrisa. Yo se la devolví.
-Igualmente, el mío es controlar el hielo,¿Cómo es que no estabais en la reunión de antes?
-Estábamos en Michigan haciendo unas compras. Y encima no nos avisaron de nada.-expresó con cara de enfado Beth.
-Hay dos chicos más, pero estarán durmiendo. -informé. Las caras de Zoe y Beth se iluminaron.
-¡Queremos conocerlos! -gritaron las dos al mismo tiempo, casi dando saltos de alegría. Yo me quedé asombrada por su reacción."Se nota que son adolescentes" pensé.
-Luego os los presentó. Pero ahora quisiera descansar por favor.-pedí amablemente. Ellas se quedaron un poco tristes.
-¡Venimos en una hora y media!-gritaron mientras se iban y cerraban la puerta.

Yo me tiré en la cama de espaldas. Qué bien sentaba estar en un sitio mullido. "Esas dos chicas son como un tornado" pensé. Al pensar ésto, recordé a Jack y a Elsa. Querían que estuviesen aquí con nosotros, como equipo que éramos. Sin embargo, habían elegido con quién estar y que hubieran preferido a Gamma me dolía. Estaba enfadada con Jack por haberla tratado bipolarmente estos días, pero no podía evitar echarlo muchísimo de menos. Le seguía queriendo después de todo. No podía evitarlo.
¿Por qué Jack? ¿Qué te he hecho yo para que me trates así de mal? ¿Y qué ha hecho Gamma para que le seas tan leal? Quería que me respondiese a esas preguntas algún día.

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