Cap. 5: "se que estas mal"
Oscuridad
Era dueña de la celda en la que estaba, se abrazaba a sí misma, con temor y lágrimas deslizándose por sus mejillas.
No sabía donde estaba, ni siquiera trataba de moverse o hablar, por miedo a que la lastimaran, lo único que la hacía sentir segura era aquella pulsera en su muñeca que tocaba con su otra mano.
Se asusto, cuando de repente se encendieron las luces, la puerta de la celda se abrió y miro a un hombre entrar con un plato de comida.
Aunque su vista fue específicamente a la navaja que escondía en su bota.
-hola-saludo poniéndose en una rodilla para estar a la altura de la pequeña, le extendió la comida, pero ella no la tomo-tienes que comer algo.
Pero ella ni lo miro, único que su mirada enfocaba era el chuchillo que tenia el hombre.
-oye, tranquila, no te hare daño-aseguro al percatarse de eso-estarás bien.
La pequeña lo miro a los ojos y había algo en ellos en cierta manera la hizo sentir segura, así que inconscientemente tomo el plato, comenzando a comer despacio y con calma, mientras el hombre dio una pequeña sonrisa.
-Eret-lo llamo un soldado, haciendo que el se levantara, cambiando su semblante a uno serio-el jefe nos llama.
-voy en un minuto-respondió con seriedad.
-nos quiere ver ahora-exigió el otro soldado, molestando a Eret, quien sin mas opción salió de la celda volviendo a cerrarla, pero dejando las luces encendidas esta vez.
Ambos soldados caminaron hacia lo que parecía ser un patio central del lugar donde estaban, en el cual se escuchaban quejidos y gruñidos de dolor, ya que atado a un poste de madera, estaba un hombre recibiendo golpes en su espalda con un latido de cuero.
Eret se acerco a aquel hombre que miraba aquel acto de tortura sin ninguna expresión.
-Eret, has estado dando un buen desempeño en las misiones y has demostrado que tu lealtad-felicito el hombre sin mirarlo-aun así varios agentes han notado conductas sospechosas en ti, espero que no me decepciones.
-mi lealtad esta aquí, jefe, puede estar seguro de eso-aseguro
-espero que así siga, seria un desgracia tener que llegar a medidas extremas-le advirtió al joven aunque más bien lo amenazaba.
El joven sólo lo miro de reojo, al mismo tiempo que comenzaba a alejarse.
-por cierto Eret-hablo de repente haciendo que el chico se detuviera-no te encariñes con la niña, se irá en muy poco tiempo.
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Hipo miraba el techo de su habitación en su departamento, recostado en la cama.
Sin poder dormir, solo pensaba en Astrid, en lo mucho que había cambiado en los últimos seis años.
Aun recordaba la primera vez que recobro la conciencia después del accidente del avión.
Lo primero que pareció ver fue a Astrid, ella lo miraba preocupada, mientras decía algo, no sabía que decía.
Sabia que en ese momento estaba delirando y que su mente solo estaba inventando eso.
Aunque juro que podía sentir sus suaves manos en sus mejillas en aquel momento.
Sin embargo cuando comenzó a recuperar la cordura, miraba la imagen de Astrid desvanecerse hasta que miro la habitación en la que estaba.
Una pareja de ancianos lo calmaron cuando comenzó a alterarse, le habían explicado que había pasado y como lo encontraron.
Fue cuando no sintió algo extraño en el, así que levantó las mantas, quedando pasmado al ver.
Trato de asimilar la situación y cuando estuvo solo, se permitió llorar en silencio, no sólo por el hecho de perder su pierna, si no también por saber que muchos lo darían por muerto.
Como estaría su madre, sus amigos, su M'lady, por ella estaba más preocupado, ya había perdido a casi toda familia y enterarse que el estuviera supuestamente muerto, la destrozaría.
Se quedó varios días en cama, después de semanas por fin pudo contactar a su madre y a sus amigos.
No pudo contener sus lágrimas al verlos de nuevo, ellos también lloraron de felicidad con el, pero lo desilusionó mucho no ver a Astrid.
Pregunto por ella, pero ellos le respondieron que había sido ella y Camicazi habían sido asignadas en otro lugar
Quisieron contactarlas para darles las noticias, pero no hubo respuesta, incluso la buscaron con desesperación preocupados de que les hubiera pasado algo.
Pero nunca llegaron a nada, simplemente desapareció, como ella solía hacer y con el tiempo dejaron de buscar.
Bueno, la mayoría de ellos, en cuanto la fisioterapia terminó y se acostumbro a la prótesis, el continuo con la búsqueda por su cuenta.
Sin que nadie más lo supiera, incluso se desaparecía por días, para buscarla en las diferentes ciudades donde podría estar, pero llego un punto donde se rindió y se hundió entre lágrimas de desesperación al no encontrarla.
Ella no quería ser encontraba.
Así que se solo se rindió, volvió a desanimarse, continuo su vida como si nada pasara y con el paso de los años siguió adelante sin la presencia de ella.
Ahora bien, eso no significaba que la hubiera olvidado, jamás lo hizo, a veces no dormía por pensar en ella, se preguntaba si estaría bien, que sería de su vida ahora.
Y cuando supo que Harry había contactado a Camicazi, enterándose donde se encontraba Astrid, el insistió en ir con el, para volver a verla otra vez.
Pero Harry no se lo permitió, ya que no sabían que encontrarse allá, además de que verlo de nuevo, para ella sería muy difícil de asimilar, pero Harry le prometió que intentaría hablar con ella, aunque no aseguraba nada.
Así que se quedo, hasta que la volvió a ver de nuevo en la estrada de atrás, sin embargo no esperaba verla herida y en tan mal estado.
No fue como lo imaginaba, esperaba que explicara lo que le pasaba, pero cuando ella dijo:
"Mi hija"
Claramente se sorprendió y la verdad es que no se sentía molesto con ella, el pensaba que había comenzado de nuevo con una familia y ciertamente no le molestaba, el se alegraba por ella, se sentía feliz al saber que no se había estancado y que pudo salir adelante.
Sin embargo, en el fondo aún la amaba, siempre lo hizo, no quería a nadie más en su vida, solo a ella.
Solo mantenía la esperanza de que ella aun lo amara, por que no podía olvidarlo ¿o si?.
Su teléfono comenzo a sonar, se levanto de la cama y miro que era una llamada de su madre.
Seguramente, ya le habían informado de la llegada de Astrid, así que esperaba la llamada de su madre, aunque fue más rápido de lo que esperaba.
Contesto la llamada esperando una oleada de preguntas y así fue, pero no como imaginaba, su madre se escuchaba tranquila, pero le causó algo de temor fue que le mencionara que estaba en la ciudad y que iría a la agencia, ya que no sabía como iba a reaccionar al ver a Astrid, además de que ya tenía una intuición de lo incómodo que sería el ambiente.
Al terminar la llamada, miro la hora y al ver que ya se le hacía tarde, tomó una ducha rápida, se vistió y salió de su departamento, hasta llegar a la agencia.
Busco a Astrid por todos lados hasta que la encontró en la oficina del día anterior junto a Camicazi, y Walter, examinando algunos papeles.
-Astrid-dijo jadeando, aliviado por encontrarla.
-¿Hipo que pasa?-pregunto la rubia acercándose a el preocupada-¿esta todo bien?.
-necesito decirte algo-dijo aun cansado, Astrid no evito sentirse nerviosa y cuando el iba a hablar la puerta se abrió, entrando a la oficina una mujer.
-Hipo-escucharon ambos jóvenes, quienes miraron a la mujer, la madre de Hipo, pero ella solo fijo la vista en la ojiazul-Astrid
-¿Valka..?-quiso preguntar ella, pero la castaña la abrazo repentinamente, haciendo que se callara.
-me alegra ver que estés bien-comento Valka separándose del abrazo-¿que fue lo que te ocurrió?, pensamos que te había pasado algo malo.
-creo que todos sabemos que no fue así-se hizo presente Heather en la oficina, con evidente molestia en su comentario, además de que Astrid sin duda aún estaba afectada por las palabras que Heather le había dicho hace unos dias, aunque en el fondo sabía que tenía razón.
-oye, ¿quieres ir tomar aire?-pregunto Valka al ver el ambiente incómodo y a Astrid desanimada por el comentario de Heather, ella solo asintió mientras ambas salían de allí, dejando a todos en un silencio incómodo.
-¿y que le ibas a decir?-pregunto de repente Brutacio apareciendo detrás de Hipo.
-¡Hay dioses!-exclamo el castaño al no verlo-¿tu, desde cuando estás aquí?.
-llevo un rato espiando-respondió el con simpleza.
-no vuelvas a hacer a hacer eso, ¿si?-pidió el castaño saliendo de allí.
Mientras que Valka y Astrid entraron en la habitación donde la rubia dormía, un espacio donde pudieran conversar en privado.
-¿que fue lo que sucedió?-pregunto Valka sentada al lado de Astrid en la cama-puedes decírmelo si quieres.
-después de que creímos que Hipo estaba muerto, me enteré que estaba embarazada de el-conto ella, dejando a Valka más que sorprendida-me dio miedo la responsabilidad y me fui de aquí, escape y comencé una vida nueva, alejando a mis amigos y lastimándolos, solo quería que mi hija tuviera una vida normal, quería que tuviera lo que yo no pude tener.
-¿que le paso a la niña?-
-la secuestraron, comenzaron a perseguirme de nuevo y.....lograron alcanzarme-termino de contar Astrid, mirando a Valka por primera vez, quien sostenía la mirada hacia la nada.
-¿Hipo lo sabe?-pregunto la castaña.
-¿que tengo una hija?, si, pero no sabe que es de el-explico más más detalle Astrid.-solo a usted soy capas de decirle la verdad, por que se que usted lo comprende.
-lo entiendo, pero hay algo que no entiendo completamente, ¿Cuál fue la verdadera razón por la cual te fuiste?-pregunto Valka, mirándola, pero Astrid bajo la mirada suspirando con tristeza, la castaña al verla tomó su mano para demostrarle su apoyo
-¿quiere escuchar la verdad?, pues será mejor que se ponga cómoda, por que esto será muy largo de contar-pidió Astrid, dispuesta a decirle todo.
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Después de algunas horas todo el equipo se reunió en la oficina del jefe, quien los había llamado.
-muy bien agentes, uno de nuestras cámaras capto esto a media noche-informo el jefe produciendo las cámaras de seguridad, la cuál mostraba a una mujer siendo secuestrada por varios hombres forzándola a subir al vehículo en el que iban.
Hasta que la imagen se congelo, enfocando a uno de los hombres.
-Richard Davis, esta en la ciudad, varias de nuestras fuentes nos informan que esta noche se reunirá con una subasta de mujeres en un hotel a la afueras de la ciudad, será nuestra única oportunidad para infiltrarnos-informo Snow-ahora, esto es lo que harán, Patán, Brutacio, Hipo, Patapez, Walter y Harry, se harán pasar por compradores interesados, mientras que las chicas se mezclarán con las mujeres, recuerden que nuestro objetivo principal es Davis, no se desvíen de la misión.
Ante eso todos asintieron, antes de salir de la oficina del jefe, hacia la oficina donde ellos se reunían.
-muy bien, primero lo primero, esto va para las chicas, como a ustedes les toca en hacer algo se que les incomoda, ¿hay alguien que quiera quedarse?-pregunto Harry mirando a las mujeres, quienes se miraron entre sí, para después negar.
-¿están seguras?-pregunto de nuevo Hipo.
-no me importa que me pase, mi hija es primero-contesto Astrid con seriedad cruzándose de brazos.
-concuerdo con Astrid, la niña es lo que importa-la apoyo, para sorpresa de todos Heather, la rubia solo la miro con media sonrisa-¿que?.
-nada-contesto ella con simpleza, volviendo a mirar hacia el frente.
-Heather tiene razón-aseguro Brutilda, mientras Camicazi y Ramírez asentían, estando de acuerdo.
-esta bien, esta decidido-dijo Patán, asintiendo mientras miraba a Hipo asintiendo-será mejor que empecemos.
-esto es lo que haremos, nosotros entraremos y seremos la distracción-comenzo a dar indicaciones Walter-Heather tu llevaras un bolígrafo, que contiene escondido un dardo paralizante, lo usaremos para secuestrar a Richard Davis, las demás ayudaran a no levantar sospechas.
-¿Qué haremos con las demás mujeres?-pregunto Astrid.
-si podemos liberarlas, lo haremos-respondió Patán.
-¿y si no?-pregunto Camicazi.
-no podemos dejarlas, es lo más inhumano que podríamos hacer-comento Astrid mientras ella y Camicazi se miraban a los ojos.
-¿Qué haremos si alguno de esos tipos nos quieren para ellos?-pregunto Brutilda con un poco de temor.
-tranquilas, si les toca ser subastadas, nosotros no dejaremos ninguno de esos hombres se las lleven-aseguro Hipo mirando directamente a los ojos a Astrid.
-muy bien, esta decidido-concluyo Walter-bien, prepárense.
-vamos por el desgraciado de Davis y de paso salvemos a esas mujeres-comento Brutilda haciendo una pose al final, extendiendo los brazos, siendo siendo su hermano también la imito.
-vamos Brutilda vas a hacer la primera, tenemos que ponerte repelente para que no asustes a nadie alla-menciono Brutacio llevándose a Brutilda del lugar.
Mientras que los demás salían, Hipo y Astrid se quedaron a solas.
-¿Cómo te fue con mi madre?-pregunto el castaño acercándose a ella.
-bien, la verdad fue mejor de lo que esperaba-admitió Astrid acercándose también a el.
-se que ya te has decidido, pero lo volveré a preguntar-comento Hipo sujetándola de los brazos-¿estas segura de que quieres ir?.
-cuando estaba con la señorita Jones, me enviaban a asesinar a personas que consideraban una amenaza-conto Astrid bajando la mirada-algunas veces era en subastas de mujeres, si te soy sincera, no me traería buenos recuerdos, pero como dije, mi hija es primero.
-¿ellos llegaron a abusar de ti?-pregunto el, sintiendo enojo en su interior, pero Astrid ante su pregunta solo se alejo de él, abrazándose a si misma.
-algunos me tocaron, pero nunca deje que llegará a más, no hubiera podido soportarlo-menciono ella volviendo a mirarlo a los ojos-no te preocupes por mi.
-¿que no me preocupe por ti?-pregunto el con ironía acercándose a ella-es como se le pidieras a los gemelos que no exploten algo flamante.
Astrid solo rio por esa comparación.
-pero ya en serio, no voy a dejar que nadie te toque-prometió el volviéndola a tomar de los brazos.
-gracias-dijo ella mirándolo a los ojos y sin darse cuenta ambos se fueron acercando, dando miradas rápidas a los labios del otro y después concentrándose en sus ojos, pero estando a centímetros de distancia, ambos se detuvieron, reaccionando a lo que estaban por hacer y no pudieron sentirse algo incómodos.
-lo lamento-se disculpo Hipo, mientras ambos se separaban.
-creo que debemos ir con los demas-dijo Astrid saliendo de la oficina, maldiciendo en su interior.
Mientras que Hipo fue detrás de ella, pero manteniendo su distancia.
Fue cuando llegaron a lo que parecía ser una habitación llena de vestuarios, pelucas, máscaras de silicona y algunas mesas para maquillarse, en la cual estaba Brutilda, siendo maquillada por una de las maquillistas, mientras su hermano le daba instrucciones a ella.
Astrid se dirigió hacia donde estaba Camicazi y Heather quienes solo miraban con algo de incomodidad, unos conjuntos de ropa interior, los cuales sin duda no dejaban mucho a la imaginación.
-¿que es esto?-preguntó Heather incomoda-esto no es lencería, solo son diminutas cuerdas.
-por amor a Thor, espero que esto no dure mucho-confeso Astrid, mientras caminaba hacia otro lado, hasta ver un conjunto negro que llamó su atención, ya que no era tan revelador para su gusto, así que lo tomo antes de guardarlo.
Luego una maquillista, le coloco un poco de maquillaje, arreglo un poco su cabello, para después ir a uno de los vestidores a cambiarse, no sin antes llevarse una bata consigo para cubrirse el mayor tiempo posible.
Salió encontrándose con sus compañeras, al igual que ella, cubriéndose con una bata.
Camicazi se acerco a ella, dándole unos zapatos de tacón, Astrid los tomó, tomando asiento para ponérselos, cuando comenzó a caminar, no pudo sentir algo de malestar en sus pies, había perdido algo de práctica.
Se quedaron esperando un poco más hasta que llegaron los chicos vestidos con unos trajes elegantes.
-bueno será mejor que salgamos, la subasta comenzará pronto-dijo Walter llendo con Heather para después las demás comenzar a salir.
Astrid solo dio un suspiro mientras jugaba con sus manos, por lo nerviosa que estaba.
-hey, estarás bien-la tranquilizo Hipo acompañándola hasta llegar a una camioneta blindada donde los demás ya los esperaban.
Después partieron hasta llegar al lugar
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Habían pasado algunos minutos desde que llegaron, todo transcurría tal cual al plan, los chicos esperaban en el salón, hasta que la subasta comenzará, mientras la chicas habían entrado por atrás hasta llegar a los camerinos.
Harry miraba de reojo a los demás hombres que hablaban de entre ellos, sobre cuantas mujeres se llevarían hoy, incluso hacían comentarios obscenos, que lo hicieron sentir asco.
Hipo solo esperaba sentado en una mesa mientras uno de los meceros le servía lo que parecía ser un Wisky.
Pero el solo le dio un trago, no sería prudente beber en una misión.
Fue cuando las luces se apagaron y solo se reflejaban en el escenario, esto estaba a punto de comenzar.
-¿Cómo les va allá atrás?-pregunto Patapez por el comunicador a las chicas.
-por el momento, no a pasado nada malo, bueno una chica vomito encima de mi, pero fuera de eso todo va bien-comento Brutilda, haciendo que los chicos solo hicieran una mueca de asco.
Astrid se encontraba mirándose en el espejo, aun sin estar segura de lo que haría.
-¿estas bien?-pregunto Camicazi acercándose a ella.
-¿quién diría que volveríamos a esto Cami?-pregunto Astrid con ironía.
-oigan, muévase-las amenazó un guardia apuntándoles con un arma.
-acabemos con esto-susurro Astrid, quitándose la bata, dejando al descubierto su cuerpo y las diminutas prendas que la cubrían.
La subasta dio inicio, comenzando con varias chicas puestas en el escenario, las cuales fueron vendidas rápidamente.
Era triste verlas convertirse en objetos sin valor para esos hombres.
Para Hipo le causaba un gran malestar el solo imaginar a Astrid soportar esto en el pasado, lo sola y avergonzada que hubiera podido sentirse con ella misma.
En la parte de atrás Heather, no podía evitar sentir cierto nerviosismo, ella tenía que sedar a Richard y llevárselo, pero para eso el tenía que comprarla.
-tranquila Heather todo saldrá bien-la tranquilizo Astrid quien estaba delante de ella.
-la que sigue-ordeno un guardia, mientras otros dos sujetaban a Astrid y se la llevaban.
Las luces se apagaron un momento, mientras ponían a Astrid en el escenario, cuando la dejaron sola, las luces del escenario volvieron a encenderse, dejando que todos contemplarán a la rubia.
-proseguimos con esta joya-dijo el presentador, acariciando la mejilla de la rubia, quien solo lo miro reflejando en sus ojos furia-comenzare la subasta en diez millones dólares.
-quince millones dólares-propuso un hombre.
-bien, quince mil dólares, ¿alguien más?-
-veinte millones-ofreció Hipo, mirando a Astrid y ella a el, no iba a dejar que se la llevaran.
-treinta millones-ofreció el hombre anterior.
-cincuenta millones-peleo Hipo.
-cien millones-se hizo presente un tercer hombre, ni más, ni menos que Richard Davis observando con vulgaridad a la rubia.
Astrid solo miro a Hipo, quien la miro preocupado, pero ella solo negó, pidiendo que no continuará, que no siguiera peleando.
-cien millones a la una, a las dos, a las tres-conto el presentador, para después dar un martillazo a la mesa-¡vendida!, a Richard Davis.
Los demás hombres aplaudieron, felicitando a aquel sujeto, por "la joya" que había conseguido.
Hipo solo miro a Astrid, con preocupación, negando, pero ella solo le susurro algo, mientras se le cristalizaban los ojos, cuando los guardias se la llevaron.
El solo pudo leer sus labios, diciéndole: lo siento.
Cuando Astrid llego a los camerinos las chicas se le acercaron preocupadas.
-hey rubia, ¿estas bien?-pregunto Brutilda al verla con la mirada perdida.
-¿Astrid?-pregunto Camicazi tomándola de los hombros.
-Heather dame el bolígrafo-susurro ella cerrando los ojos, extendiendo su mano.
-¿que?-pregunto ella confundida.
-Richard me compro-informo con miedo-los guardias me acaban de decir que me llevaran a una de las habitaciones de arriba.
-hay dios-susurro Heather asustada, abrazando a Astrid por sorpresa, no importara que enojada estuviera con ella no le deseaba eso a ella, ni a nadie.
Cuando se separo de ella tomó una de sus manos y le dio el bolígrafo.
-por favor, no dejes que te haga nada-pidió ella.
-tranquila, todas calmadas, no lo permitiré-aseguro Astrid, mientras miraban como los guardias entraban y se la llevaban.
En pocos minutos llegaron a la habitación, donde la arrojaron al suelo, para después salir.
Astrid solo dio un quejido por el golpe, pero antes de que pudiera siquiera levantarse, Richard la tomó bruscamente de los brazos, levantándola del suelo y azotándola contra la pared, para despues acorralada.
Tomó sus brazos con fuerza, inmovilizándola, mientras le besaba el cuello.
Astrid forcejeaba, mientras varias lágrimas corrían por sus mejillas.
Fue hasta que el dejó una de sus manos, para tocar uno de sus pecho, que le dio un golpe en la cara, Richard ante eso la tomó por los brazos lanzándola a orillas de la cama y cuando ella se levantó no la dejó reaccionar, ya que le propinó una bofetada que la hizo caer en la cama.
Se coloco encima de ella, mientras Astrid se defendía lanzándole manotazos a la cara para que no se le acercara.
Pero eso no era suficiente, así que le dio un golpe en la sien con su codo, rodando sobre la cama hasta caer al suelo, donde Astrid aprisiono su cabeza entre sus muslos, estrangulándolo.
El hombre comenzaba a forcejar, mientras Astrid comenzaba a buscar por el suelo el bolígrafo, el cual se le había caído.
Cuando lo tomo, sintió un terrible dolor en el muslo, que la hizo gritar, con rapidez le inyecto el dardo que estaba en el bolígrafo, aun esperando a que será efecto.
Así que cuando sintió que el cuerpo pesado y que dejaba de moverse, se alejo de él con desesperación, aun sentada en el suelo abrazándose a si misma, mientras lloraba en silencio.
Con dificultad se levanto, llendo al baño donde se lavo la cara, quitándose el maquillaje.
Se sentó en el borde de la bañera, revisando su muslo, mirando fijamente la marca de una mordida en el, aún le dolía y más cuando la toco.
Soltó su cabello al ver que estaba hecho un lío, llendo de nuevo a la recamara donde sujeto al hombre inconsciente con las sábanas, encerrando en el closet.
No sin antes quitarle la navaja y el arma que traía, para despues salir de allí.
Comenzó a bajar las escaleras de emergencia para entrar a los camerinos, se escondió detrás de una pared para que los guardias no la miraran, solo mirando un poco para vigilarlos.
En el salón los chicos se miraban de reojo con desesperación, esteban preocupados por Astrid.
-¿ya regreso Astrid?-pregunto Harry preocupado.
-aun no, ya fue muchos tiempo-contesto Ramírez.
-esto no me gusta-admitió Hipo.
-maldita sea-dijo Patán llamando la atención de uno de los hombres de la sala, el cual se le acercó con sospecha.
-¿todo bien?-pregunto el mirándolo con desconfianza.
-claro-respondió el un poco nervioso por ser descubierto, en eso se escucharon disparos en lo que parecían ser disparos en la parte de atrás.
Patán solo le dio un puñetazo al hombre dejándolo inconsciente, los demás lo miraron y se acercaron con la intención de golpearlo.
Pero sus amigos se acercaron para defenderlo iniciando una pelea, pero eran más que ellos así que en poco tiempo ya los tenían en el suelo, aun golpeándolos.
La puerta que daba a los camerinos, fue abierta, saliendo de ellas las chicas con armas comenzando a disparar y matar a aquellos hombres que se encontraban desarmados.
-¡no!, ¡no me maten!, ¡tengo una hermana que cuidar!-suplico Brutacio pensando que también le dispararían.
-no seas ridículo Brutacio-escucho el gemelo mientras su hermana lo ayudaba a ponerse de pie-hasta vergüenza das.
-solo lo dije para que no me mataran no es que me importes, realmente-mintió Brutacio mientras se alejaba, los demás chicos de pusieron de pie, mirando a las chicas sentadas en el suelo algunas cansadas, y otras llorando de alegría por haber sobrevivido.
-Astrid-llamo el castaño levantándose del suelo, acercándose con preocupación mientras se acercaba a ella.
-Hipo-dijo ella con preocupación al verlo golpeado, al estar cerca el chico la atrajo a él abrazándola.
Astrid quedo estática, sorprendida por aquella acción, sin embargo acepto el abrazo, relajándose un poco mientras suspiraba de alivio.
-¿estas bien?-pregunto Hipo separándose de ella, tomándola por los hombros.
-si, estoy bien-respondió tomándolo por la mejilla, para revisar sus heridas, con su pulgar limpio la sangre que salía de su nariz e inconscientemente tocó la herida que estaba en su sien y que sangraba un poco-mas bien, ¿tu estas bien?
-Astrid, por amor a Thor esto es en serio, ¿el te hizo algo?-pregunto con seriedad, pero ella solo desvió la mirada, alejándose de él.
El solo negó, cruzándose de brazos, para despues de unos segundos que les pareció eternos, el volvió a abrazarla, mientras ella le correspondió, escondiendo su rostro en su pecho.
-lo lamento-se disculpo ella.
-no lo lamentes, no fue tu culpa-le dijo separándose solo para quitarse el saco y ponérselo a ella, ya que sabía que para ella le era incómodo estar vestida así.
-gracias-dijo ella.
-esta bien-la tranquilizo el pasándose un brazo por los hombros abrazándola, caminando hacia la salida al ver que los refuerzos llegaban-¿como escaparte?.
-fue difícil pero le puse el sedante, lo deje amarrado con las sábanas, tome su arma, después baje y dispare-conto ella sentándose en una silla al igual que el, para despues recargar su cabeza en su hombro, algo que no le molesto a él-les di armas a las demás y nos defendimos, pero les dije que no les dispararán.
Cuando llegaron los médicos comenzaron a revisar a los chicos, mientras se llevaban a las demás mujeres para llevárselas a la agencia y atenderlas con mejores servicios médicos.
-¿disculpe?-llamo Hipo a uno de los médicos que atendió a Astrid y que estaba por marcharse-¿la agente Hofferson esta bien?.
-no sufrió heridas graves, solo recibió algunos golpes-dijo mientras guardaba sus cosas, pero al ver la cara de preocupación del joven continuo-sin embargo, tenía una marca de en su muslo, parecía que era una mordida.
Hipo al enterarse solo cerro los ojos con enojo, mientras suspiraba para calmarse.
-esta bien, gracias doctor-se despidió de el y se fue con los demás que lo esperaban.
-¿Hipo estas bien?-pregunto la rubia apareciendo, el la miro, dándose cuenta que se había cambiado de ropa, mientras traía un cambio para el-trajeron algo de ropa, ten.
Hipo la tomó, mirándola a los ojos.
-¿que?-indago ella nerviosa sin dejar de mirarlo.
-nada-mintió volteando a otro lado-en un momento voy solo me cambiare.
-esta bien-acepto ella yéndose de allí con prisa.
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-¿Qué te dijo el jefe?-pregunto Camicazi después de que Walter terminará de hablar por teléfono.
-dijo que le sacáramos información de cualquier manera-respondió el mirando a los demás.
-yo lo hare-se ofreció Astrid, a lo que los demás se miraron un poco dudosos, aunque al final aceptaron.
Ya que al final de cuentas el había secuestrado a su hija y trato de abusar de ella, solo le devolvería el favor.
-¿tienes una idea de cómo hacerlo hablar?-pregunto Hipo.
-por supuesto-dijo tomando de la bodega un cable pasa corriente, conectándolo a un conductor de energía demás de poner al lado de esta una silla-¿podrían ponerlo aquí por favor?
Harry y Hipo lo sentaron, para despues amarrarlo esta vez con sogas, el efecto del sedante estaba apunto de pasar por lo que Astrid tenía que aprovechar.
Del suelo, tomó dos clavos oxidados, se acercó a él y al ver que estaba despertando, le propinó una bofetada despertándolo por completo, tomándolo del mentón para que la mirara.
-escuchame bien desgraciado, necesito que me pongas atención-dijo con molestia para despues tomar los clavos y clavárselos en los muslos.
El hombre grito por dolor, los chicos solo lo miraron con indiferencia, aunque por dentro el grito les causaba escalofríos.
-¡¿ya me pusiste atención?!-pregunto ella enganchando el cable pasa corriente, mientras el hombre asentía con rapidez quejándose del dolor-¡¿Dónde esta mi hija?!, ¡¿donde esta?!.
Pero el solo le escupió en la cara, con una sonrisa mediocre la cual ocultaba su dolor, Astrid solo se limpio con la manga de su blusa, luego le hizo una señal al castaño el cual le coloco un pedazo de tela en la boca, en lo que Astrid encendía el interruptor que le daba energía el edificio, al igual que al conductor de energía en donde estaba una parte del cable pasa corriente que como su nombre lo decía, la electricidad fluyó en el llegando a los clavos en los muslos de Davis, quien comenzó a electrocutarse.
El cuerpo de el temblaba, siendo que sus gritos se ahogaban por el pedazo de tela en su boca, hasta que Astrid apago el interruptor e Hipo le quitaba la tela de la boca.
-¿te digo algo Richard?, con la señorita Jones, hacer esto era algo normal para mi-le confesó Astrid con una sonrisa mediocre al hombre que jadeaba-pero siente afortunado, a veces llegábamos a extremos, arrancábamos uñas, a los ojos les poníamos gotas de ácido entre otras cosas, a veces era algo demasiado agotador, así que intentemos de nuevo..¿donde esta mi hija?.
Pero el hombre volvió a escupirle, Astrid solo negó, mientras Hipo volvía a ponerle la tela y el proceso se repetía de nuevo, incluso esta vez Astrid dejó más tiempo encendido el interruptor.
-¡no voy a perder más tiempo contigo Richard!-le reclamo ella volviendo a acercarse a el-me das lo que necesito o la energía seguirá fluyendo hasta que mueras, ¿Dónde esta mi hija?-exigió quitándole el pañuelo ella misma.
-no lo se, la entregue a un comprador que me pagó por secuestrarla-confeso el hombre cansado-mi comprador dijo que quería exclusivamente a la niña, dijo que le era valiosa.
-¿tu la vendiste?-cuestiono ella con furia-¿quién fue tu comprador?.
-no lo se-dijo débilmente, pero Astrid volvió a meter la tela en su boca, el hombre asustado, dijo algo que no se entendió, así que Astrid retiro para escucharlo.
-repítelo-ordeno ella esperando respuesta.
-Drago, Drago Manodura-admito el hombre haciendo que ella se alejara sorprendida e Hipo la mirara de igual manera.
-¿Drago?-pregunto ella en un susurro-¡¿Qué es lo que quiere?!.
-no se, no se-repetía el, mientras Astrid negaba mordiendo su lengua por el enojo, así que solo se levanto, lanzando el pedazo de tela lejos, para volverse a acercar al interruptor.
El hombre al verlo, solo comenzo a llorar.
-no lo se, no se, no se, no lo se, te prometo que no lo se-lloriqueo el suplicando por su vida-por favor.....
-ya se que no lo sabes-respondió ella con indiferencia y furia-pero eso no justifica lo que has hecho.
Encendió el interruptor para despues salir del lugar, mientras los demás la seguían ignorando los gritos del hombre que suplicaba ayuda.
Pero que no la merecía.
Regresaron de nuevo a la agencia donde reportaron lo que había pasado, para despues ir a la oficina donde se reunían.
-¿Drago Manodura?-pregunto Valka luego de la información.
-tremendo nombre, un poco aterrador, pero tremendo nombre-comento Brutilda mirando a si hermanos con una sonrisa de complicidad, la cual el también tenia.
-¿y ustedes como la conocen?-pregunto Patán hacia el castaño y la rubia que solo se miraron entre si-no finjan, sabemos que los conocen.
-¿que?, hijo, ¿de que está hablando?-pregunto Valka a Hipo confundida.
-Drago estuvo la noche en la que mi padre murió, yo lo vi, mire como ambos peleaban-relato el chico-despues mire a mi padre aproximarse a mi y lanzarme lejos, cuando lo mire el ya estaba en el suelo, le habían disparado.
-A mi me entreno-dijo Astrid de repente atrayendo la atención hacia ella-me enseño todo lo que se, Drago es un completo psicópata, un monstruo que siente placer en torturar y matar, jamás muestra compasión, era alguien al que le temíamos mucho.
Sin embargo aun faltaba algo.
-la noche que atacaron la agencia y murió tu padre-miro a Hipo-el me obligó a dispararte Hipo, yo no podía negarme por que si no el me-se quedo callada unos segundos organizando sus ideas y después decir-el punto es que a él no le importa nada, si el tiene a mi niña, significa que debo recuperarla lo más rápido que pueda.
-tal vez podríamos ir a San Francisco-propuso Ramírez-tal vez encontremos alguna pista.
-podría servir-menciono Walter, despues miro a Astrid-¿estas de acuerdo?
-claro, cualquier cosas que nos sirva es valiosa-respondió ella asintiendo.
-fue una noche larga, vayan a descansar-ordeno Hipo, mirando como los demás se retiraban quedando solos Astrid y el-¿tu no descansaras?.
-si es solo que, quisiera revisar un poco los documentos-dijo Astrid sentándose, a lo que Hipo se sentó sentó su lado.
-¿Cómo te sientes?-indago.
-estoy bien-respondió ella mirándolo.
-Astrid...-la llamo y ella lo miro-no finjas conmigo, se que estas mal.
Astrid al verse descubierta, se le cristalizaron los ojos, sin embargo desvió la mirada para que no viera sus lágrimas.
Hipo por su parte, poso su mano en la espalda de ella, mientras ella asentía tratando de calmarse.
-hey, no lo reprimas, estoy aquí-dijo el abrazándola, a lo que la chica comenzó a llorar en silencio por temor a lo que le estaría pasando a su hija.
Mientras la recuperaban Hipo estaría para ella.
Continuará
Hola chicos.
Bueno aquí tienen el capitulo cinco, espero les haya gustado.
Quiero que sepan que aprecio mucho que sigan esta historia y les guste mucho.
Como siempre tomare en cuenta sus opiniones o criticas.
Sin mas que decir...
Se despide la cuchurrumina.
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