Cap.22: Entre nosostros.
Apenas pudieron cerrar los ojos esa noche.
Si no se movían por toda la cama intentando encontrar alguna posición cómoda, se levantaban para ir al baño, mientras que el otro se quedaba mirando el techo.
El ambiente entre ellos se volvió tenso de pronto. Astrid reconocía que tenían que hablar de aquello, no podían fingir como si nada pasara.
Y sabía que esta vez ambos estaban metiendo la pata al no conversar, así que cuando la puerta del baño fue abierta se sentó en la cama, mirando a su guapo novio acercarse hacia ella y sentarse del otro lado dándole la espalda.
-Hipo-llamó y en respuesta el mencionado volteó a verla-¿está todo bien?
-claro, es solo que aun me sigue doliendo el cuerpo-mintió torpemente y claramente la rubia se dio cuenta.
Así que teniendo en cuenta que tendría que tomar la iniciativa esta vez, se movió por la cama hasta donde estaba Hipo abrazándolo por la espalda dándole varios besos en la nuca.
-Hipo-volvió a llamar y esta vez el joven le acarició el dorso de una de sus manos-se que algo nos pasa.
Solo se escuchó el suspiro de el.
-no quería decir nada por hacerte sentir mal-respondió finalmente después de unos agobiantes minutos en silencio.
-está bien-aceptó escondiendo su rostro al recargar su cabeza en su espalda sin separarse de el abrazo-pero desde que llegamos apenas podemos vernos a la cara sin sentirnos incómodos.
-lo siento, pero este lugar, esta habitación, solo me traen malos recuerdos-sinceró agachando la cabeza mientras que su novia cerró los ojos.
-de verdad quisiera que no recordarás todo lo malo que pasó aquí y que solo tuvieras en tus memorias los buenos momentos, perdóname.
Aquello desconcertó a Hipo; quien se giró para verla a los ojos, encontrándose con la mujer de su vida cargando una enorme culpa sobre sus hombros.
-Astrid no es tu culpa-la mencionada solo sonrió de lado-no te tortures de esa manera.
-¿nunca te has preguntado que hubiera pasado si pudieras salvar a tu padre?-aquella pregunta lo dejó perplejo-¿cómo sería la vida que ambos tendrían ahora?, ¿cómo se hubieran reencontrado el y tu madre?-con solo imaginarse como hubiera sido su vida, sintió su vista cristalizarse-¿qué hubiera pasado si no hubiera sido tan estúpida como para pensar que podría rescatar a mi hermana yo sola?, seguramente estaría viva.
-ya no pienses eso-la detuvo.
-¿pero lo has pensado?-volvió a cuestionar exigiendo una respuesta.
-si, si lo he pensado y la verdad no me gusta darle muchas vueltas al asunto-confesó el intentando que ella se detuviera-pero no me atormenta, mi padre decía que con el amor viene la pérdida y no entendí sus palabras hasta que te conocí. Astrid, el dolor de la muerte de mi papá jamás se irá, pero el pensar una y otra vez en eso no lo traerá de vuelta, sólo puedo recordar los buenos momentos y atesorar sus lecciones. Pero las tengo a ustedes, a Zephyr y a ti. Te aseguro que no me arrepiento de que entraras a mi vida.
-tu si que sabes que decir en el momento exacto-ambos sonrieron al tiempo en que el castaño abría los brazos, siendo que la rubia se acurrucó en el-¿todo bien entre nosotros?.
-todo bien-contestó el joven besando su cabeza.
-¿aún tienes ganas de dormir?-el joven negó-¿qué te gustaría hacer antes de que amanezca?.
-¿de qué quisieras hablar?.
-creo que mis temas de conversación no son buenos para pasar el rato.
-como cuando trabajábamos juntos, ¿recuerdas?-ella asintió-si no hablabas de la investigación, hablabas de tácticas de combate.
-era una agente enemiga, no podía ser honesta y hablar sobre cualquier cosa de mi vida-se excusó teniendo un pequeño sonrojo.
-prefiero decir que fuiste una doble agente, no trabajabas al cien porciento con nosotros ni con krogan, tu eras alguien independiente.
-es una forma de verlo-comentó ella acomodándose entre sus brazos.
-pero me alegro que al final pudieras hacer lo correcto-besó esta vez su mejilla con una bella sonrisa en el hombro; la cual se borró cuando una pregunta llegó a su mente.
-¿Zephyr sabe que “morí”?-indagó provocando que su novia se tensionara.
-no, nunca le dije que habías muerto, solo le dije que te habías ido-respondió dejando más confundido al chico.
-¿que las abandoné?.
-¡no!, ¡no, no!-exclamó en un susurro-jamás hice que creyera eso, no me lo habría perdonado. Solo le dije que te habías ido por un tiempo, pero que algún día ibas a regresar-aclaró para alivió del chico.
-y aquí estoy-volvió a sonreír para si mismo.
-aunque en realidad le decía eso por qué aun no aceptaba que ya no estabas, pero ya estás volviste. Conmigo-dijo alzando la vista para verlo a los ojos, acariciándole la mejilla.
-y me quedaré-prometió antes de besarla en los labios.
Una nueva sesión de besos fue iniciada, dando paso a caricias no tan inocentes, pero tampoco tan apasiónales como para llegar a más. Claro que todo aquello termino con ellos dos acostados en la cama, abrazados y tratando de que el sueño no los venciera, pero finalmente después de treinta minutos ella cayó dormida y después el no tardo en acompañarla.
Apenas pudieron cerrar los ojos esa noche...., bueno en casi toda la noche.
*
*
*
*
*
*
A la mañana siguiente, Hipo admiraba desde hacía varios minutos a la joven que dormía dándole la espalda y se abrazaba a si misma para entrar en calor, además de apegar su espalda al torso de el buscando su cercanía.
-ya es hora de despertar preciosa-le susurró dulcemente al oído causando que ella se removiera antes de abrir los ojos y mirarlo con los ojos entreabiertos-buenos días hermosa.
Ella le sonrió aun soñolienta, pero sin dejar de estar completamente despierta. Apenas había dormido cerca de cinco horas.
-al menos despiértame cuando el sol haya salido, ni siquiera son las siete de la mañana-respondió luego de ver la hora-tu también deberías estar durmiendo, ¿pasó algo malo?.
-¿Acaso algo malo tiene que pasar para despertarme temprano?.
-bueno, es que madrugar no es algo usual en ti.
-okey, eso si me ofendió-comentó risueño-te dejaré dormir otro rato.
-aquédate aquí conmigo-pidió con la voz algo ronca.
-claro-aceptó antes de que ella lo abrazara y se acomodara de manera que su cabeza estuviera recargada en su torso.
Fue sorprendente la rapidez con la que Astrid volvió a dormirse, e Hipo solo acarició su cabello que estaba suelto y le cubría parte del rostro.
Realmente estaba cansada y era la primera vez que la veía descansar de manera más pacífica desde que llegaron.
Al ver que ya estaba profundamente dormida, salió de la cama con delicadeza para darse una merecida ducha, de la cual dudaba si entraría por el agua fría.
Pero a los segundos la temperatura subió dejando que la ducha estuviera a la temperatura adecuada para después cubrirse la prótesis para que no se mojara y meterse a bañarse.
El agua caliente lo relejaba de manera inexplicable, por que la tensión en su espalda no lo había dejado durante esa noche helada.
Finalmente, después de tomarse el tiempo necesario salió del baño con una toalla cubriéndolo de la cintura hacia abajo. Tiritiaba de frío, así que se apresuró por vestirse de forma rápida con ropa que evitara que muriera de frío.
Ya vestido se secó el cabello al mismo tiempo que se acercaba a la ventana que daba vista hacia el cementerio, aquella ventana que había permanecido con las cortinas cerradas desde que llegaron, y que ninguno se había atrevido a abrir.
Las apartó un poco para ver de manera más detallada el sitio donde se podían leer perfectamente el nombre de cada lapida.
Su vista se enfocó en las tres tumbas que tenían el mismo apellido: Hofferson. Solo que dos de ellas eran más recientes que la otra.
Tres malditos años, casi cuatro.
Esa había sido la cantidad de años que habían pasado desde que el padre de su novia y su hermana habían fallecido.
Eran muy pocos años si lo pensaba bien. Seguramente Thomas habría sido un gran abuelo, Prim hubiera adorado a Zephyr y su padre ya se habría olvidado de él por estar más atento a su nieta.
Era tan increíble y a la vez tan horrible vivir en carne propia la forma tan despreciable en la que tu mente puede jugar contigo. Como esa pequeña cosa en tu cabeza te puede hacer pensar en cosas que te atormentarían en el resto de tus días.
Agradecía que ya no le afectara tanto la muerte de su padre, pero ya había pasado bastante tiempo desde que eso había sucedido, pero la pérdida de Astrid era reciente y con lo que había pasado era claro que su duelo no iba a terminar tan rápido como ella misma hubiera deseado.
Miró la pequeña estantería que estaba en una esquina de la habitación, estaba llena de libros, fue una gran tentación para el a la cual cedió con facilidad.
Con uno de aquellos libros en mano se sentó de nuevo en la cama para no dejar sola a la ojiazul, recargándose en la cabecera comenzando a leer.
Al pasar una hora la mujer a su lado volvió a removerse antes de abrir los ojos lentamente y mirar al hombre que amaba.
-¿durmió mejor bella durmiente?-preguntó con una amplia sonrisa.
-a decir verdad, dormí mejor que otros días.
-eso pude ver, parecía que alguien te había noqueado-esta vez la chica sonrió sentándose en la cama al lado de él.
-¿qué estás leyendo?.
-no lo se, parece que es herbolaria.
-es uno de los libros de mi tía, ella es experta en estas cosas.
-espero que no se moleste por que lo tomara sin su permiso, pero me está gustando mucho.
-no creo que tenga algún inconveniente con que tu lo leyeras-dijo la chica recargando su mejilla en el hombro de su novio.
-¿vas a bajar?.
-en un momento más, primero quisiera cambiarme.
-Astrid estaba pensando en ir con mi madre, pero no se si estarías..-fue interrumpido de repente.
-ve con ella, no te preocupes por mi, se cuidarme sola-alentó la rubia, pero el castaño no quedó tan convencido-estaré bien, te lo prometo.
-si me necesitas, no dudes en buscarme.
-lo haré y te encontraré-aseguró antes de darle un corto, pero cálido beso en los labios-ahora ve.
Aun dudoso, accedió antes de ponerse los zapatos y salir del cuarto dejando a la chica a solas; quien se tumbó de nuevo en la cama soltando un suspiro por lo bajo antes de estirarse y levantarse.
Ella no era de las que acostumbraba a levantarse tarde, de hecho era más probable que Hipo despertara a la una de la tarde que ella despertara a las once de la mañana.
Pero está noche no llegaron pesadillas a su mente, lo que único que sintió fue paz, y fue tan gratificante que por primera ves no le importó despertar más tarde de lo acostumbrado.
Se cambió la ropa y se colocó los zapatos antes de volver a sentarse en la cama, cerca de la ventana que no se había atrevido a quitar las cortinas para que entrará la luz del sol, ya que a varios metros se encontraba el cementerio que quería evitar ver lo menos posible.
Pero sería difícil no hacerlo, ya que tenia ese instinto que siempre había tenido de enfrentarse a todos sus miedos.
Así que si quería estar concentrada en encontrar a Zephyr tendría que quitar cualquier otro pensamiento que la frenara.
Se levantó de la cama caminando hacia la ventana con lentitud y con su mano comenzó apartar la cortina color vino.
Pero de nuevo llegaron a su mente aquellos recuerdos donde su familia moría en sus brazos, además de que inexplicablemente el recuerdo de Hipo antes de tener su accidente en el avión se presentó haciendo que se alejara bruscamente.
Tal vez este miedo era más grande de lo que pensaba.
*
*
*
*
*
*
Hipo necesitaba encontrar a su madre urgentemente. No la había visto por ningún lado y conociéndola seguramente estaría en el cuartel de las doncellas aladas, pero estaba muy lejos como para irse caminando.
Sin embargo que sorpresa se llevó al ver a sus amigos completamente despiertos más temprano de lo acostumbrado.
-hola-saludó Heather al verlo.
-hola-devolvió el saludo acercándose a ellos-¿y ese milagro que todos están despiertos a éstas horas?.
-oye no nos culpes, no todos somos afortunados de tener alguien con quien dormir abrazaditos y acurrucados-comentó Brutacio refiriéndose a Astrid.
-Hipo, ¿está todo bien?-preguntó Camicazi al verlo inquieto.
-si, pero necesito ver a mi madre-explicó brevemente cruzándose de brazos.
-hay algo que te preocupa, ¿qué es?-dedujo Harry al verlo con atención.
-puedes decirnos, no te vamos a juzgar-animó Patapez.
-para nada-comentó Patán llevándose una mirada de reproche por parte de todos-¿ahora que dije?.
-como sea, ¿qué es lo que pasa Hipo?-preguntó Walter posando su mano sobre su hombro.
-¿comopuedoserunbuenpadre?-preguntó entre dientes dejando a sus amigos más que confundidos.
-a ver, ¿cómo dijiste?-cuestionó Daila confundida.
-¿como..puedo ser..-se detuvo por unos segundos-unbuenpadre?-volvió a preguntar confundiendo de nuevo a los chicos.
-¡habla bien idiota!-exclamó Patán desesperado.
-¡¿cómo puedo ser un buen padre?!-soltó Hipo de la misma manera sintiendo que liberaba una carga, pero con solo ver la cara de sorpresa de sus compañeros se sentó resignado sobre una roca mientras se pasaba las manos sobre el rostro de frustración-Astrid sabe como ser madre, ella cuidó de mí niña durante tres años, pero yo no se nada sobre como criar a un hijo, y menos cuando no conozco mucho de ella, por eso necesito hablar con mamá.
-Hipo, la verdad no se si podamos ayudarte mucho en esto-contestó con sinceridad Heather acercándose a su lado-pero tienes que tener en cuenta que no hay un manual de como ser un buen padre al cien por ciento.
-ella tiene razón, es algo que se aprende con la práctica y aunque es claro que cometerás errores el esforzarte por criar con amor a tu hija, la hará feliz-aseguró Harry con una sonrisa que le daba la confianza a Hipo en sus palabras-y si tu hija es feliz, ese esfuerzo habrá valido la pena.
-lo que sientes es muy normal, créeme Hipo si tu estas nervioso, debiste ver como estaba tu novia, estaba demasiado ansiosa-comentó Camicazi-ella nosabiía que iba a ser con una bebé, se repetía constantemente que iba a ser una terrible madre y...-hubo un momento de silencio-y lo irónico es que decía que tu sabrías que hacer, pero puedo asegurarte que esa niña fue muy feliz en esos tres años y todo por que Astrid apartó ese miedo y se esforzó por vivir cada momento con la pequeña. Si tu dejas que el miedo te controle totalmente no podrás disfrutar de la vida junto a tu familia y yo se que no tienes por que preocuparte por ser un buen padre, por que ya lo eres. El hecho de que estés aquí, buscando a tu hija ya dice mucho de lo excelente que eres como su papá.
-sin embargo, si aún no te sientes convencido, el hablar con tu madre puede que te ayude a tranquilizarte aun mas, pero sabes que para lo que sea puedes confiar con nosotros-aseguró Patapez con una amplia sonrisa.
"Confiar", repitió en su mente. Era irónico que en ese momento estuviera actuando tan vulnerable, cuando era probable que el espía estuviera escuchándolos de cerca.
No necesitaba que alguien involucrara más a su hija en esto de lo que ya lo estaba.
-seguramente yo seré su tío favorito-comentó un segurísimo Brutacio.
-¡jah!, ¿por qué crees que tu serias su tío favorito?-preguntó con sarcasmo su hermana.
-¿por que no lo sería?-cuestionó el-soy el más divertido de todos ustedes bola de amargados.
-¡OYE!-le reprocharon los demás ofendidos.
-ya pues, me callo.
-en ves de discutir sobre quien sería su pariente favorito, deberíamos apoyar a Hipo y a Astrid cuando estamos aún más cerca de encontrar a su hija-dijo Patán dejando más que asombrados a los demás-¿qué?, a veces puedo decir cosas que no sean para burlarme de los demás ¿okey?.
-esta bien, muchas gracias por todo muchachos, son de gran ayuda-agradeció el castaño más animado antes de ver a su primo con una sonrisa enorgullecida.
-¡ya deja de verme así, aun sigo creyendo que eres un pescado parlanchín!.
-lo se-respondió sencillamente sin quitar su sonrisa de su rostro.
En eso llegó un auto que se estacionó y del cual bajó Atali, Dagur, Mala y la madre del castaño. Parecían estar contentas, debían tener buenas noticias.
-¿qué sucede?-preguntó Patapez cuando las mujeres estuvieron lo suficientemente cerca.
-las doncellas accedieron a ayudarnos-anunció felizmente Atali, contagiando su sonrisa a los demás.
-con ellas de nuestro lado y con la ayuda del abuelo de Astrid, tendremos más que suficiente como para recuperar a su hija y hacer pagar a quienes se la llevaron-concluyó Mala también sonriendo antes de mirar a Hipo-pronto la tendrán de vuelta.
-muchas gracias por lo que han hecho por nosotros.
-no fue nada.
Con eso en mente el ojiverde y su madre se alejaron, caminando a la par del otro para llegar a la casa de la abuela de Astrid.
-mamá, ¿podría preguntarte algo?.
-claro hijo, ¿que necesitas?.
Hipo suspiró antes de hablar.
-¿como podré ser un buen padre para mi hija?-preguntó dejando a su madre pensando-tengo miedo de equivocarme y herirla.
-me recuerdas a mi cuando estaba embarazada-le dijo con una pequeña sonrisa al recordarse a si misma-pero el que tengas miedo, significa que te importa y que te quieres tomar en serio esta responsabilidad, créeme que no será fácil, pero el esfuerzo que haces por ver a un hijo feliz, es muy uno de los momentos más hermosos que se te pueden llegar a gravar en tu mente.
-tu y los chicos si que saben que decir en estos momentos.
-tu padre era mejor que yo, el si que te cuidó en la mayor parte de tu vida. Yo solo estuve allí cuando eras un bebé y bueno, no te protegí lo suficiente-recordó esta vez más triste.
-fuiste una gran madre.
-espero que a si fuera, pero Hipo, aprende de mi... yo deje que el miedo a perderte me consumiera y acabé dejándote a ti y a tu padre solos, que eso no te suceda, por que luego puedes arrepentirte-dijo con seriedad.
-¿tu te atormentas con eso?.
-a veces llegan recuerdos, pero el pensar que ahora puedo tratar de enmendar las cosas contigo-aclaro una vez que ambos llegaron a la puerta de la casa-me ayuda.
-gracias mamá, por todo-dijo Hipo abrazándola cariñosamente siendo correspondido por ella, antes de entrar a la casa.
Aquella sonrisa que tenía se borró, al ver los rostros de preocupación de la abuela y la tía de Astrid.
-¿que sucede?-preguntó con el ceño fruncido.
-es Astrid.
-¿le pasa algo?-preguntó Valka.
-ella..-trató de decir la mujer mayor.
-fue al cementerio-completó Madeleine.
CONTINUARÁ.
Hola chicos, hemos llegado al final de este maraton de una semana, espero lo disfrutarán.
Por que fue especialmente para ustedes.
Muchas gracias por el apoyo que le siguen dando a la historia.
Sin más que decir se despide la cuchurrumina.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top