Cap.2: "no puedes huir toda tu vida"
Hasta que se escuchó que algo se rompió en la cocina.
Se levanto con pesadez, dirigiéndose hacia la cocina.
Lo primero que se le vino a la mente fue que tal vez Zephry había despertado y tal vez tuvo hambre, trataría de comer algo de la cocina.
Camino descalza con solo unos shorts de mezclilla y una camisa de rayas, la cual se la había robado, en una ocasión, del closet de Hipo, sin embargo a este no le importo y dejo que se la quedara, desde allí siempre la usa cada vez que puede.
Llego a la cocina.
-Zephry hermosa, ¿Qué pa..-se interrumpió al ver que no era Zephry la que estaba allí.
Era un hombre.
Y al reconocerlo solo quedo boquiabierta.
-¿me extrañaste?-pregunto el hombre con una sonrisa en el rostro.
Ella no dijo nada.
-me da gusto verte de nuevo, hermana-admitió con calma.
-¿qué haces aquí?-pregunto ella con asombro acercándose a el.
-vine a verte a ti-respondió con timidez-y también a conocer a mi sobrina.
Ella solo desvió la mirada avergonzada.
-no han sido seis años fáciles, ¿verdad Astrid?-pregunto mirando como a su hermana se le cristalizaban los ojos.
Ella ya harta de todo el distanciamiento que tuvo con el, solo lo miro y le asintió, el al verla así, la abrazo mientras que Astrid solo pudo aceptar el abrazo.
-lo lamento-dijo ella después de unos momentos al separarse y limpiarse una lagrima que cayo, Harry solo la miro y comenzó a preguntarse cuanto había estado sufriendo intentando sacar a su pequeña familia adelante.
-¿quieres un café?-pregunto ella invitándolo a sentarse en la mesa a lo que ella solo puso un poco de café y agua en la cafetera, y mientras esperaba a que estuviera listo la chica buscaba dos tazas en un estante.
Estaba nerviosa, aun no podía creer que su hermano estuviera en su propia casa, junto con ella.
Obviamente eso no paso desapercibido por su hermano, quien solo se levanto, siendo el quien sirvió el café.
-por aquí tengo el azúcar y un poco de leche-dijo la chica mientras su hermano traía las tazas a la mesa y tomaba asiento en una de las sillas.
-¿estas bien?-pregunto ya cuando el ambiente se volvió menos incomodo.
-si, lo estoy-respondió ella tratando de ocultar su nerviosismo, pero era inútil.
-se que mi llegada es muy repentina-dijo el mientras ella tomaba asiento en frente de el.
-¿cómo entraste aquí?-pregunto ella señalando la puerta.
-tenias una copia de la llave dentro de la maseta-respondió entregándole la llave-mamá allí escondía las llaves cada vez que papá llegaba tarde.
-si lo recuerdo-dijo ella con una sonrisa nostálgica-¿cuanto tiempo te quedaras?
-solo unos días, me estoy quedando en un hotel cerca de aquí-explico el, dándole un sorbo al café.
-¿como me encontraste?-siguió ella con el interrogatorio.
-sabia que mentías, cuando mi Snow nos dijo que te irías a Noruega-respondió el con una pequeña sonrisa-se muy bien cuanto odias ese lugar.
-¿y supongo que Camicazi, te dijo todo?-pregunto ella sabiendo que su amiga no se quedaría callada.
-mas o menos, no me confirmo nada, pero si hizo que mis sospechas crecieran, además que no saber nada de ti en seis años era algo que me esperaba-contesto el de manera tranquila.
-no quería molestarlos-se excuso ella nerviosa.
-Astrid somos tu familia, no sabes cuantas veces estuvimos esperando que llamaras o enviaras una carta-dijo su hermano tratando de hacerla entrar de razón.
-nunca entenderías por que me fui-
-lo haría su me lo dijeras-
-Harry por favor, basta-dijo la rubia evitando el tema-tengo mis razones y quiero que sea algo que respetes, jamás entenderías lo que he tenido que..
-¿mamá?-se escucho desde el pasillo, Astrid solo le hizo una seña a Harry para que se callara.
-aquí estoy, hermosa-la llamo desde la cocina, para después dirigirse a Harry-¿listo para conocer a tu sobrina?
-mamá escuche a alguien, pero-la pequeña soñolienta se quedo mirando al hombre que estaba en la cocina-¿tío Harry?.
-¿sabe de mi?-
-mamá, ¿Qué hace el aquí?-pregunto la niña confundida.
-bueno al parecer vino a visitarnos-respondió la mujer mientras el chico solo se levantaba, para después acercarse a la niña y ponerse de rodillas quedando a su altura.
-Hola pequeña, ¿Cómo estas?-pregunto al estar frente a ella.
-estoy bien, gracias-contesto ella con una sonrisa
-te traje algo-respondió sacando de su abrigo una pequeña caja de caramelos-¿quieres uno?
la niña solo asintió feliz, antes de tomar el caramelo y comérselo con tanta calma, disfrutando del sabor.
-esta rico-confeso ella con una sonrisa.
-tu mamá odia esos caramelos-le dijo con tono de burla, mientras la niña solo sonrió
-si, es algo extraño-respondió ella también bromando
-si y ahora tengo que soportar el olor de esos caramelos de nuevo-respondió Astrid mirando con una sonrisa a su hermano y a su hija convivir por primera vez.
Se había imaginado la escena muchas veces, pero la que mas anhelaba era que su el padre de su hija con ellas y más ahora que lo necesitaban más que nunca.
-bueno ahora que estas despierta, y aprovechando que tu tío esta aquí, ¿Qué dices si vamos al parque?-pregunto Astrid con una sonrisa, mirando como su niña sonreía y comenzaba a asentir emocionada-muy bien, entonces será mejor que vallamos ahora, si no queremos que anochezca.
Zephry solo asintió mientras Astrid iba a su cuarto a cambiarse los shorts por unos vaqueros.
Saliendo tomo su bolso y miro su cartera, solo había catorce dólares, miro ese dinero con enojo mientras volvía a guardar la cartera y tomaba su bolso con algo de furia, antes de salir del apartamento junto con su hermano y su hija.
Subieron al auto de la rubia que solo miraba el camino y aunque no quisiera su mente divagaba en los problemas que tenia.
Hasta que por fin llegaron al parque.
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-mami, ¿me compras un helado?-pregunto la pequeña con un poco de desesperación al ver que el heladero estaba por irse.
-hay mi amor, de verdad quisiera poder comprarte uno, pero no tengo mucho dinero y tengo que comprar algunas cosas-trato de decirle a la pequeña lo mas tranquila que pudo.
Pero al ver la cara de desilusión de su hija, quería retractarse de sus palabras
-no te preocupes mamá, se que en otro momento me compraras uno-menciono la niña entendiendo a su mamá, pero aún estando triste por quedarse sin su helado.
-¿si quieres yo te compro uno Zephry?-menciono si tío llegando a su lado.
-¿de verdad?-pregunto ella volviendo a emocionarse.
-si-respondió su tío, tomando la mano de la pequeña para ir con el heladero, el cual se alegro al ver a Zephry, ya que la infanta era una de sus clientas más frecuentes y ambos eran amigos.
Astrid miraba a si hija, comer un helado de chocolate, mientras su hermano se acercaba a ella con dos helados.
-ten-dijo Harry ofreciéndole el helado de crema de coco.
-gracias-acepto el helado, comenzando a degustarlo.
Se quedaron un momento callados Astrid, miraba como su hija jugaba en los juegos de niños , hasta que se dio cuenta de que dos hombres la miraban a ella y a su hermano, además de que murmuraban entre ellos.
Volteo hacia atrás y también miró a dos mujeres que los miraban y murmuraban.
Y a lo lejos miro como un hombre con un abrigo grande que parecía que en sus manos.....empuñaba un arma.
-vámonos-ordeno la chica nerviosa tomando su bolso y levantándose del suelo.
Su hermano solo la miro confundido pero al ver su rostro, pudo intuir que algo andaba mal.
-¡Zephry!-llamo a su hija, quien al mirarla vio que su madre le hizo una seña.
Sabia que era hora de irse así que se despidió de sus amigos y se fue con su mamá.
Esta ves Harry decidió conducir, mientras Astrid subía al asiento del copiloto.
En cuanto pudieron se alejaron del parque, estando alertas por si alguien lo seguía, pero al darse cuenta que no, solo soltaron un suspiro de alivio.
El susto había pasado.
-¿estas bien?-pregunto Harry tomando con la mano de ella.
-si, es solo que-dijo ella calmada-he estado huyendo tanto tiempo, que se a vuelto un instinto, siempre estar alerta.
-bueno, siempre has querido protegernos a todos-menciono el con una pequeña sonrisa-y ahora que la tienes a ella, estas más alerta que nunca.
-si, bueno, supongo que es parte de ser madre-respondió mirando por el retrovisor a su hija que miraba el paisaje por la ventana desde el asiento trasero.
-entonces, ¿quieres ir a cenar algo?, yo invito-ofreció el hombre señalando algunos restaurantes.
-siento que me estoy aprovechando de tu visita-confeso la chica avergonzada
-para nada Astrid, la verdad es que te he querido ver desde hace mucho, por que-comenzó a decir Harry-quiero hablar contigo.
-si lo se, hay tanto que hablar-dijo la chica con tristeza-si quieres pedimos una pizza y mañana vamos a desayunar solo tu y yo.
-me parece bien-acepto el dándole una sonrisa, contagiándola.
-esta bien-dijo ella mirando por la ventana más tranquila.
Esa noche después de cenar, llevaron a Harry al hotel donde se quedaba y en la mañana Astrid llevó a Zephry a la escuela, después se encontró con su hermano en un restaurante, en el centro de la ciudad
Ambos se sentaron en una de las mesas al fondo, ordenaron algo de desayunar y mientras esperaban que sus alimentos la charla comenzó
-bien, ahora quiero que me digas la verdad-dijo el joven mirando a la chica que solo se pudo ponerse nerviosa-¿que ha pasado contigo en realidad?
-bueno, me acaban de despedir, tengo una gran deuda, Zephry sufre bullying en la escuela y otras cosas más sin importancia-resumió la chica los últimos seis años.
-¿ella sabe?-preguntó refiriéndose al padre de la niña
-no-respondió Astrid-solo le digo que su padre se fue.
-¿le has dicho que el la abandono?-indagó confundido.
-no, claro que no-aclaro ella-solo le dije que se fue, pero jamás permití que pensara eso, se que Hipo la hubiera amado.
-¿Hipo es su padre?-comento el sorprendido
-¿pues quien más Harry?-preguntó ella obvia-¿quién más podría ser el padre de mi hija?, creí que habías visto el parecido.
-perdón, pero Astrid, ¿no crees que merezca saber la verdad?-
-¿la verdad?-pregunto incrédula-¿quieres que le diga la verdad?, quieres que le diga "tu padre murió por que tu madre no pudo protegerlo".
-no fue tu culpa-
-eso dices tu-
-Astrid yo estuve allí-
-por favor Harry, podemos cambiar de tema, por favor-pidió ella.
-Astrid, no puedes huir toda tu vida de los problemas-trato de hacerla razonar
-eso es lo que he hecho toda mi vida-
-puedes cambiarlo, ahora eres libre, esa mujer murió y todos en New York queremos verte de nuevo, solo queremos ayudarte-respondió esperando a que aceptara.
-esa mujer fue la causa de todos mis problemas y ahora que murió, si me siento aliviada-le dio la razón-pero hay mucha gente a la que lastime, muchos me buscarán para vengarse y no quiero que nadie salga herido por culpa.
-nosotros te ayudaremos-insistió el
-y de seguro eso me ayudo la última vez, ¿no?-pregunto irónica-tenia su ayuda, ¿y que paso?, Prim murió, papá murió, Hipo murió y por mi culpa.
-Astrid por favor cállate-ordeno su hermano dolido por verla así-te lo digo y siempre te lo diré, no tienes la culpa de nada, ¿Qué tengo que hacer para convencerte?.
-traelo de vuelta-contesto ella, dejándolo con las palabras en la boca-trae de vuelta a Hipo.
El iba a decir algo pero la comida había llegado, así que ambos comenzaron a desayunar en un incomodo silencio que solo se agrandó más cuando Astrid llevó de nuevo a su hermano al hotel.
-bien llegamos-dijo seria pasándose la mano por el cabello-gracias por venir a Zephry y a mi nos dio gusto verte de nuevo.
-Astrid solo quiero que sepas que si necesitas algo, me busques-recordó el chico.
Ella solo miro, mientras tomaba algo de su mochila y después desviaba la mirada.
-lo se, espero te cuides, salúdame a los demás cuando vuelvas-dijo sin espegar la vista de enfrente.
El chico solo suspiro, sabiendo que jamás la haría cambiar, salió del auto, quedándose parado mirando como su hermana se alejaba.
Astrid solo miraba de vez en cuando el retrovisor y se daba cuenta que seguía arado allí, mirándola alejarse.
-¡carajo!-exclamo la chica con enojo al haber dejado así a su hermano.
Pero era mejor alejar a todos antes de que les hiciera daño.
Regreso por su hija a la escuela, esta vez, la pequeña estaba más animada, ya en casa Astrid ayudo a Zephry con su tarea.
Hizo de comer y le sirvió a su hija, ella no tenía mucho apetito que digamos.
Se quedo mirando por la ventana de su cuarto la ciudad, pensando en los bellos momentos que paso cuando estaba en New York.
Tal vez su hermano tenía razón, tal vez debía regresar, pero ¿Cómo podía regresar así de la nada?, después de no contactarse todos estos años con sus amigos, quienes eran su familia.
No tenía el valor para hacer, en realidad no tenia el valor para nada.
Ni siquiera le podía contar la realidad a su hija sobre su padre.
Y ahora era lo menos que debía pensar, tenía otros problemas que resolver.
Así que durante esa tarde, se encargo de buscar empleo, estuvo tan concentrada que no se dio cuenta de que la noche llegó demasiado pronto.
Estaba a punto de darse una ducha cuando de pronto la luces se apagaron, no era la primera vez que pasaba, a veces algunos de los vecinos, bajaban el interruptor accidentalmente cuando querían ir a abrir la llave de agua caliente.
-Zephry voy a abajo, no salgas, ni le abras la puerta a nadie, hasta que vuelva, ¿si?-respondió ella, mientras su hija solo le asentía.
Salió del apartamento y bajo las escaleras, llegó hasta donde estaban los interruptores y levantó la palanca que encendía la luz, ahora había vuelto.
Sin embargo fue sorprendida por alguien que la tomó desprevenida, cubriendo su boca con una de sus manos y con la otra sostenía su cintura.
La chica patalear con tal de sacarle de su agarre, sin embargo no podía, en seis años había perdido un poco la capacidad del combate.
No fue que se soltó hasta que mordió la mano de la persona que le cubría la boca.
Se dio la vuelta comenzando a correr, pero la persona la tomó a la fuerza, siendo que Astrid con su mano libre le propinó puñetazo y después hizo una maniobra para dejarlo inconsciente.
La cual maniobro mal, lastimándose una pierna, de pronto se acordó de Zephry y con desesperación se levanto comenzando a correr de nuevo hacia el departamento, sin importar que su pierna estuviera pulsando de dolor.
-¡Zephry!-exclamo abriendo la puerta, asustando a su hija que se acerco a ella.
-mami, ¿Qué pasa?-preguntó al ver que cojeaba.
-tenemos que irnos, mi amor, vámonos-dijo tomando las llaves de su auto y tomar en sus brazos a su hija para comenzar de nuevo a correr, salieron del edificio y subieron al auto, comenzando a conducir a casa de Camicazi.
Era el único lugar donde se sentiría segura
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La pelinegra estaba terminando de lavar los platos, cuando escucho que la puerta fue abierta con brusquedad.
En un instinto tomó uno de los cuchillo recién lavados, saliendo a enfrentar a quien había irrumpido en su apartamento.
-¿Astrid?-pregunto la chica al ver la rubia en la sala con su hija en brazos.
-ayudame-pidió la chica mientras dejaba a su hija en el sofá y caía al suelo de rodillas, ya que el dolor en su pierna le era insoportable.
-¡Astrid!-llamo la chica asustada al verla lastimada.
-¡Mamá!-exclamo la pequeña con miedo y preocupación al ver a su madre en ese estado.
-no pasa nada, cariño, solo estoy cansada-dijo con tranquilidad para calmar a su hija, mientras Camicazi la ayudaba a levantarse, para después llevarla a la recamara a examinarla.
Zephry solo se quedo preocupada, esperando que su mamá estuviera bien.
Después de unos minutos ambas salieron, la pelinegra aún ayudando a la rubia a caminar, la dejo en un sillón para descansará, mientras le hacía un té para que se relajará.
-¿mami esta bien?-preguntó acercándose a ella.
-si mi amor fue solo un golpe-dijo ella para no preocuparla-¿tienes hambre?
-no, pero tengo algo de sueño-admitió la niña ya más calmada.
-Si quieres puedes dormir en mi cuarto-dijo Camicazi trayendo la taza de té.
-esta bien, te quiero mamá-dijo antes de irse a dormir, no sin antes darle un beso en la mejilla.
-yo también mi amor, descansa-se despidió.
Y cuando la puerta de la recamara fue cerrada.
-¿que paso?-preguntó asustada la chica.
-me atacaron-dijo Astrid asustada por lo que acababa de pasar.
-¿que?-dijo sorprendida
-ya están comenzando a perseguirme, y me preocupa Zephry, no quiero que nada le pase a ella-
-¿que vas a hacer?-preguntó Camicazi.
-Zephry no puede seguir conmigo-dijo segura de su decisión-no quisiera comprometerte si no fuera necesario, pero...
-¿que planeas?-
-Necesito que te lleves a Zephry lo más lejos de aquí, lejos de mi ya no esta a salvo conmigo-
Continuara
Ya volví queridos lectores, después de estar desaparecidas casi un mes.
ahora si regresando con todas las energías.
Bueno al fin pudimos ver de nuevo a Harry y que nuevos peligros vienen.
Pero no se preocupen, como dijo Cruella: "tranquilos estamos empezando, aún hay muchas cosas malas por venir, lo prometo"
Por mientras vallan a sacando o afilando sus armas por si acaso, yo mientras cavare mi tumba xd
Sin más que decir, se despide la cuchurrumina.
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