Cap.19: Un momento antes de..
Después de salir de la bañera, Astrid enredó su cuerpo en una toalla haciéndole un nudo a esta para que no se cayera. Luego ayudó a Hipo a salir, pasándole una toalla que se ató a la cintura, antes de que ella lo guiara hasta la cama.
-¿estás bien?-preguntó pasando su mano por el cabello mojado del chico cuando este por fin se sentó en el cómodo colchón.
-estoy bien-sujetó con cariño la mano de la joven sin evitar sonreír, pero aquella sonrisa se borró al verla formar una mueca de dolor-¿te duele algo?.
-yo..-fue lo único que pudo decir, antes de hacer presión en el costado de su torso.
-¿As?-el llamado de Hipo la sacó de sus pensamientos-¿ocurre algo?.
Ella movió un poco la cabeza antes de verlo a los ojos y sonreírle.
-no,...estoy bien-le dio un rápido beso en la frente, para luego tomar la ropa interior que estaba junto en el cambio de ropa que les habían dado, volviendo al baño.
Salió a los pocos minutos, aun cubierta por la toalla de baño, sin embargo no pudo evitar sonreír a ver al chico vestido y metido entre las sábanas de la cama.
-¿todo bien?-preguntó de nuevo el con preocupación, mientras ella le daba la espalda, para quitarse la toalla, quedando solamente en pantaleta.
-todo bien-respondió con tranquilidad poniéndose el pantalón holgado de piyama, además de ponerse una pequeña blusa de tirantes cubriendo su torso desnudo.
Tenía unas enormes ganas de recostarse y dormir un momento, estaba tan cansada que sentía que las piernas le podrían fallar en cualquier momento.
Sin embargo, volvió al baño una última vez, regresando con un pequeño botiquín de primeros auxilios, dirigiéndose a la cama con este en manos.
-siéntate-le pidió al chico, el cual obedeció algo confundido, la rubia hizo lo mismo, quedando frente de el.
Sin decir nada, empapó un pequeño pedazo de algodón con alcohol comenzando a pasarlo por el corte en la sien del castaño.
-lo siento-se disculpó al escucharlo sisear de dolor, pasando con más suavidad el algodón por la herida-es un corte profundo.
-¿necesitará sutura?-preguntó el joven alzando la mirada para verla, sintiendo como se esforzaba por que sus manos fueran delicadas.
-no-negó ella, dejando el algodón a un lado, antes de poner un pequeño parche que mantendría la herida cerrada-listo.
-no era tan grave, no tenias por que hacerlo.
-claro que si.
-claro que no-volvio a negar-tu necesitas descansar, tus piernas temblaban mucho al caminar-recalcó el chico acariciándole una de las mejillas.
-no quería que el corte se te infectara-dijo cerrando los ojos disfrutando del calor del contacto en su mejilla.
-métete en la cama y duerme un poco.
-es medio día.
-no importa, tienes que descansar, nos vamos mañana, hoy tienes que recuperar fuerzas-recordó, ahora jugando con el rubio cabello de la joven.
-¿podrías quedarte conmigo?-susurró ella sin dejar de disfrutar las caricias que recibía.
-claro-respondió antes de que Astrid dejara el botiquín en el mueble al lado de la cama y se metiera a esta, siendo envuelta por los brazos de Hipo, al mismo tiempo que quedaba cubierta por las sábanas.
-estás muy tenso-comentó apegándose más a el, pero no recibió respuesta-¿Hipo?.
-no es nada-justificó sencillamente.
No conforme con su respuesta, Astrid se recostó de lado para ver mejor al joven, apoyándose en uno de sus codos.
-¿que sucede?-volvió a preguntarle-¿amor?.
-son solo sentimientos encontrados-confesó en un suspiro-lo siendo.
-no te disculpes-dijo ella pasando una de sus manos por el húmedo cabello del chico-¿puedo saber el por qué?.
El suspiró con tristeza.
-el saber que hay un infiltrado, me trajo recuerdos que no quisiera..-intentó decir, pero dejó de hablar temiendo que Astrid se tomará mal todo aquello.
-se que te sientes mal por esta noticia, no es fácil saber que alguien cercano te estuvo mintiendo en tu cara-aseguró tomando su mano, agachando la mirada al tener en sus memorias aquellos recuerdos tan dolorosos-varias personas traicionaron tu confianza y de hicieron daño-aquellas últimas palabras, los hizo recordar cuando Astrid se infiltró en la agencia hace tres años atrás.
Lo próximo que sintió fue a Hipo tomándola y estrechándola de nuevo entre sus brazos. Astrid se sentó en su regazo, apoyando sus brazos en sus hombros atreviéndose a verlo a los ojos.
Un escalofrío se apoderó de Hipo cuando vio aquellos ojos azules y sin apartar la vista pasó su mano por la nuca de ella, atrayendola hacia el, recargando su frente con la de ella.
No necesitaban decir ninguna palabra, ambos sabían a donde iba a esa conversación y no tenían los ánimos como para revivir recuerdos dolorosos del pasado.
-¿te he dicho que te amo?-preguntó el chico sin moverse de su posición, alzando su mano para tocar la mejilla de la chica.
-me lo dijiste tantas veces que ya perdí la cuenta, pero yo no te lo he dicho tanto como quisiera-dijo ella abriendo finalmente los ojos, observando su rostro lleno de pecas-te amo, te amo, te amo-repetía constantemente besándole todo el rostro, dejándole un beso en cada peca que pudiera.
-extrañé verte así, feliz-comentó tomándola firmemente de la cintura, antes de girarla sorpresivamente y recostarla en la cama, posicionándose sobre ella-amo cuando eres romántica.
-a la larga se quedaron varias cosas de ti en mi-confesó ella subiendo una de sus manos por los brazos de Hipo hasta sus mejillas.
-como una hija-una carcajada salió de entre los labios de Astrid, la cual contagio rápidamente a Hipo.
-Zephyr ya venia incluida en nuestra relación-recordó sin dejar de sonreír, aunque esa risa desapareció en pocos segundos
-¿crees que esté bien?-preguntó preocupado acostándose al lado de ella mirando al techo.
-no lo se, no me gusta pensar demasiado en cosas que podrían o no pasar-confesó posicionando sus manos en su vientre-no me ayuda en nada y solo hace que me altere más de lo que ya estoy.
-y yo aquí preguntándote sobre eso, perdón-se disculpo al darse cuenta de la pregunta a lo que ella solo negó tranquila antes de abrazarse a uno de los brazos del chico recargando su cabeza en su hombro.
-Solo quiero pensar que la vamos a recuperar-murmuró acariciando el cabello castaño del ojiverde-esa posibilidad es lo único que hace que no me derrumbe.
-la vamos a salvar, eso te lo juró-prometió el antes de volverla a abrazarla, acurrucándose en ella, apegando su cabeza al pecho de la joven dejándose llevar por el sonido apacible de sus latidos.
Sin embargo Astrid se quedó despierta, seguía acariciando el cabello del chico hasta que sintió el agarre que ejercía en ella se aflojaba.
Había caído profundamente dormido.
Sonrió al verlo tan tranquilo, lo aferró a ella hasta que su misma respiración se calmo y cerro los ojos.
Sin embargo aun tenía una sensación extraña.
Tenía un mal presentimiento, tenía la sensación de que algo saldría mal e imploraba que estuviera equivocada.
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-¿te duele mucho?-preguntó la pequeña al ver al hombre herido al otro lado de la celda.
-no pasa nada-tranquilizó el hombre sentándose con cuidado en el suelo dando un gruñido de dolor.
-No te creo-comentó la castañita tomando el vaso de agua que le habían dejado para ella y extenderlo al hombre a través de los barrotes de la celda-tómalo.
-gracias-no pudo rechazar aquel gesto de amabilidad de la niñita-no tenias por que hacerlo.
-claro que si, tu me ayudaste con mis raspones, yo te ayudo a ti-señaló sus rodillas mirando el raspón que ya estaba cubierto por una pequeña costra-mi mamá dice que siempre hay que ayudar a los demás.
-tu madre tiene razón.
-¿sabes algo de ella?-preguntó preocupada.
-no niña-contestó al terminar de beber el agua del vaso-pero ella vendrá pronto y tu padre también.
-¿como estas tan seguro?.
-por que la conozco-respondió sencillamente.
-creí que solo la tía Camicazi era amiga de mamá-Eret se tensó cuando la niña respondió.
-tu madre y yo no somos amigos-aseguró con calma-pero no puedo permitir que tu sufras lo que los dos pasamos.
La pequeña ojiazul de quedó en silencio, observando el suelo, se abrazó a sí misma y se recostó en la cama improvisada que había hecho.
-gracias por ayudarme Eret-agradeció ella con una pequeña sonrisa.
-no fue nada.
-¿crees que papá me quiera ver?-cuestionó temerosa por la respuesta que el hombre daría-se fue por mucho tiempo y no se si quiera verme.
-mira, no conozco a tu padre, pero puedo asegurarte que es un buen hombre, y estoy seguro que te ama mucho, así como tu madre-tranquilizó el pelinegro moviéndose un poco al estar incomodó-descansa un poco Zephyr.
La pequeña niña se quedó acostada hasta que el cansancio la terminó cansando y quedó dormida.
Unos minutos más tarde, Eret miró la puerta de la habitación abrirse dejando pasar a Drago junto a un par de guardias armados.
-¿qué hace?-preguntó observando como no le quitaba la vista a la castaña.
-es hora de irnos-anunció el hombre abriendo la celda de la niña.
-señor, la niña esta agotada
-tranquilo soldado-ordenó el hombre cuando uno de los guardias le apunto a Eret con su arma-no es algo que tu tengas que saber.
-la niña esta cansada, tiene que descansar-repitió el pelinegro a lo que el robusto hombre lo miró a los ojos.
-déjenos a solas-ordenó a los soldados antes de acercarse ahora a la celda, y al estar a solas entró a esta, acercándose al joven-tienes muchas agallas para alzar la voz después de los azotes.
-lo haría cada vez que le quieras a hacer algo a esa pequeña maldito pedazo de porquería-dijo con seguridad.
-¿en serio?-preguntó Drago retadoramente antes de tomarlo del cuello estrangulándolo y alzarlo del suelo.
Eret se removía y forcejeaba para soltarse del agarre del hombre, pero en cada intento sus pulmones se debilitaban y buscaban oxígeno.
Hasta que de un momento a otro Drago lo soltó y cayó de rodillas al suelo tosiendo e inhalando aire con desesperación.
-no voy a matarte-dejó en claro-aun me eres útil Eret y no voy a desperdiciar a un buen soldado como tu.
Eret levantó la vista para ver cómo el hombre se alejaba y salía de la celda, pero no cerró la puerta de esta.
-ve a que te revisen las heridas, necesito que todos estén en buenas condiciones para pelear-ordenó antes de verlo de nuevo-no mas trucos o voy a desquitarme con la pequeña.
Y dicho eso se alejó dejando al chico aun tendido en el suelo mirando hacia la niña que temblaba por el frío y se aferraba a la delgada manta que la cubría.
Odiaba admitirlo pero suplicaba que Astrid viniera por la niña y se la llevara lejos.
Aunque también sabía que si lo hacía, aprovecharía la oportunidad para matar a Drago o al menos dejarlo herido de gravedad.
Tenía en cuenta que la Hofferson era conocida por ser muy peligrosa y agresiva cuando se enojaba, y no se equivocaba.
Pero no podía dejar que aquella pequeña se quedara allí, y más a su corta edad. Zephyr necesitaba a sus padres.
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Astrid quería seguir durmiendo todo el día e incluso podía seguir dormida el siguiente día.
Sin embargo el dolor en el costado de su torso la estaba matando por lo que se despertó abruptamente saliendo de la cama; la cual estaba vacía mirándose al espejo.
Con una mueca de dolor, tocó el moretón en peor estado que el día anterior y sin duda con solo rozar la yema de los dedos con la piel de su costado le causaba un dolor terrible.
Tomó de sus cosas la pomada que Hipo había comprado y la untó sobre toda la zona con delicadeza comenzando a masajear suavemente.
-diablos-masculló entre dientes a causa del dolor.
Volvió a recostarse en la cama sin dejar de masajear y se dio cuenta de que Hipo no estaba, pero pronto la puerta de la habitación fue abierta dejando ver al joven castaño entrar y mirarla con una sonrisa que rápidamente cambió a una expresión de preocupación al verla hacer una mueca de dolor.
-¿estás bien?-preguntó acercándose a ella mirando horrorizado el moretón-Astrid..
-está peor que ayer-comentó mientras se sentaba el cama y tomaba las manos de la chica para sustituirlas por las de el comenzando a revisar el costado de su torso-Thor-susurró por el dolor.
-está muy inflamado, voy por algo, ahora vuelvo-dijo el chico para salir de nuevo a de la habitación e ir a la cocina encontrándose con su madre y la madre de la agente Ramírez.
-hijo, hola, ¿necesitas algo?-preguntó Valka al ver al ojiverde-¿todo está bien?.
-es Astrid, le duele mucho uno de los costados del torso-explicó brevemente antes de dirigirse hacia la otra mujer-quería preguntarle si tendría algo para poder disminuir el dolor, tal vez como una compresa.
-mira aquí tengo una-dijo buscando en los cajones antes de tomarla-también puedo hacerle un té para que se relaje.
-puedo prepararlo yo si gusta-pidió el joven a lo que la mujer asintió antes de encargarse de la compresa.
-¿es muy grave el dolor?-preguntó su madre angustiada.
-la golpearon varias veces y el moretón se ve cada día peor, me preocupa la inflamación y el dolor-dijo el chico preparando el te.
-dioses, esperemos que con esto se sienta mejor o tendrá que quedarse en reposo-declaró la Haddock.
-y sabiendo como es no hará caso si le digo que se quede, si no tiene cuidado podría lastimarse más-concluyó el chico sirviendo en te en una taza-esto tiene que funcionar.
-lo hará-comentó la madre de Ramírez llegando con la compresa-está lista, ve antes de que se enfríe.
-muchas gracias-agradeció antes de despedirse de ambas mujeres y volver a subir a la habitación.
Dentro de esta Astrid seguía haciendo presión en el moretón, sin dejar de detener los movimientos de sus manos en un intento de detener su dolor.
-carajo-maldijo cuando hizo demasiada presión en una de las zonas más afectadas, no evitó derramar un par de lagrimas por el dolor.
-no presiones tanto-habló Hipo entrando a la habitación y acercándose a ella, dejando la taza en el mueble al lado de la cama y tomar la compresa-te ayudará.
Con dificultad la joven se sentó recargándose en la cabecera de la cama, levantando su blusa de tirantes para colocar la compresión caliente con ayuda del castaño.
Le fue inevitable no soltar un suspiró de alivio al sentir el calor reconfortante.
-¿mejor?-preguntó Hipo cuando la chica volvió a acomodarse la blusa para mantener la compresa quieta.
-mejor-confirmó ella entrelazando su mano con la de el-gracias.
-no fue nada-respondió acariciando su mano con su pulgar, para después pasarle el té.
Ella le sonrió antes de beberlo de a poco.
-¿llevas mucho tiempo despierto?-preguntó dando un pequeño bostezo.
-no tanto, estuve abajo hablando con Harry-dijo calmado a lo que la rubia frunció el ceño.
-¿como está el?-preguntó algo preocupada.
-el está bien, un poco alterado pero..-contestó siendo interrumpido un segundo después.
-¿alterado?, ¿qué pasó?-Astrid estaba dispuesta a salir de la cama, pero Hipo la detuvo tomándola de los brazos.
-tranquila, el está bien, tranquila-dijo mirándola a los ojos para después soltar uno de sus brazos para acariciar su mejilla.
-¿enserió está todo bien?-preguntó aún preocupada.
-todo está perfecto-tranquilizó sonriéndole, pero Astrid no se convenció tan fácilmente aunque decidió no darle más vueltas al asunto.
Sabía que su hermano no era alguien que se alteraba por cualquier cosa, algo debía haber sucedido para ponerlo en ese estado y le preocupaba.
-¿qué hora es?-preguntó mientras sacudía su cabeza para borrar aquellos pensamientos y mirar hacia la ventana dándose cuenta que ya había anochecido-¿cuánto tiempo me quedé dormida?.
-acaba de anochecer y estabas muy cansada, no quería despertarte-explicó el joven levantándose, rodeando la cama para meterse en el otro extremo de esta, pero no se recostó si no que se sentó al lado de su lady.
-y créeme que seguiría dormida si no fuera el dolor-ambos sonrieron de lado antes de que ella lo tomara desprevenido y acariciara la herida de su sien aún cubierta por el parche-¿como está la herida?.
-ya está mejor-respondió con una pequeña sonrisa.
-¿y tu pierna te sigue doliendo?-volvió a preguntar esta vez mirando su muñón.
-M'lady-llamó tomando su rostro para que lo mirara-estoy bien, mi pierna está mejor gracias a ti, tranquila.
-bien-aceptó soltando un suspiro recargando su cabeza en el hombro del joven-¿cuándo tenemos que irnos?.
-antes de que amanezca.
-mi abuela se va a sorprender de vernos de nuevo.
-sinceramente me alegro de volver a verla.
-y a ella le va a encantar verte de nuevo, le agradas mucho-comentó mientras reía débilmente al tratar de no hacer tanto esfuerzo en el abdomen-creo que se va a sorprender cuando se entere que tiene una bisnieta.
Ahora Hipo comenzó a reír con solo imaginarse el rostro de la mujer al enterarse sobre la existencia de Zephyr.
-Astrid..-llamó y la mencionada alzó la cabeza para mirarlo.
-mande.
-te amo-ante dichas palabras la joven sonrió a la vez que los un pequeño sonrojo aparecía en sus mejillas.
-yo también te amo-dijo antes de lanzarse a besarlo de manera lenta y suave dejando que sus labios se tocaran y se acariciaban entre ellos.
Por esos segundos se olvidaron de lo que les estaría esperando mañana, por ahora ellos dos se entretuvieron en una nueva sesión de besos que parecía ser un juramento de amor que se veían obligados a decir o a demostrar cada día.
CONTINUARÁ.
Buenas, buenas, buenas a todos ustedes.
Después de estar desaparecidanporbtanto riemponsin leer ni escribir, he vuelto.
Pero..
Pero...
Con una pequeña sorpresa.
Como algunos saben en el mes anterior (Julio), la historia de Agente Hofferson cumplió 3 años.
Y yo cumplí 4 años desde que me uní a wattpad.
Y por eso e decidido celebrar esas épocas felices con un maratón.
No de 3 días o 4.
Si no de 7 empezando desde hoy.
Una semana de actualizaciones, con un capítulo diario.
Las únicas historias que actualizaré serán las de Agente Hofferson. Primero será el remake, del cual se vienen cosas interesantes para que pasen por allá, y luego seguirá estar historia.
Espero que esto sea de su agrado.
Sin más que decir se despide la cuchurrumina.
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