Cap. 17:tu y yo, juntos contra el mundo.
Lamento que la espera sea tan larga.
Quería publicar más temprano, pero el Word se volvió loco y tuve que volver a revisar el capitulo por que los cambios se habían borrado.
Asi que solo les vengo a decir que disfruten del capitulo por que se que algunos lo van a amar.
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-¿aun no han regresado?-preguntó Valka al ver al Hofferson menor esperando en la puerta-tal vez perdieron la noción del tiempo.
-no lo se, siento un mal presentimiento-confesó el.
-tal vez solo están caminando por allí-propuso Patapez.
-¿caminando?-preguntó con ironía Brutilda esbozando una sonrisa picara-yo creo que están saldando cuentas pendientes entre ellos.
Todos se sonrojaron ante el comentario en doble sentido de la gemela.
-bueno-carraspeó Patán incomodo-no se ustedes pero yo tengo hambre.
-alto-fue detenido por Daila, sujetándolo por el cuello de la camisa-aunque sea hay que esperar a que lleguen.
-estoy de acuerdo con Daila, no quiero ser entrometida en su relación o como están las cosas entre ellos, pero aún seguimos en peligro-opinó Camicazi.
-ella tiene razón-apoyó Heather mirando hacia las calles sin tener alguna señal del castaño o de la rubia-ni siquiera dijeron a donde iban.
-claro, ¿quien en su sano juicio diría que van a hacer "eso"?-preguntó con ironía Brutacio llevándose una mirada de reclamo de los demás-¿qué?, ¿ahora me van a decir que mi sobrina nació por el espíritu santo?.
-bueno en primera, no sabemos realmente por qué o para qué se fueron y si así fuera no nos debería de importar-hablo Mala sosteniéndose el puente de la nariz, mientras su esposo les daba un golpe a ambos gemelos en la cabeza.
-conocemos a mi hijo y a Astrid, saben que aun tratan de matarnos y no son imprudentes como para exponerse innecesariamente-respondió Valka-algo malo les ha pasado.
-hay que ir a buscarlos-decidió Walter a lo que los demás asintieron.
-¡Martin!, ¡necesitamos tu auto!-escucharon a Ramírez llamar a su hermano, quien bajo corriendo hasta la entrada con las llave en mano.
-suban-ordenó Martin abriendo las puertas del auto y sin dudar todos entraron a este.
Sin embargo al intentar encenderlo el motor falló.
-¡Martin!-llamó Ramírez molesta-¿no has llevado el auto al mecánico?.
-aun funciona-respondió el joven volviendo a intentar, pero de nuevo no lo logró.
-¿dos años?, ¿en dos años no lo has llevado?-interrogó su hermana-¿desde que me fui?.
-pedazo de mierda-susurró Martin refiriéndose al vehículo saliendo de este, para después darle una patada y al volver a intentar una vez más logró encenderlo-¡si!.
Sin decir nada el joven pisó el acelerador hasta el fondo, tomando por sorpresa a los demás, quienes se golpearon unos con otros ante el movimiento repentino.
-¡pozo!-señaló Daila el camino lo que su hermano giró bruscamente.
-¡hermana, estas son verdaderas emociones!-exclamó Brutacio sacando la cabeza por la ventana.
-¡ALGUIEN META A ESE IDIOTA AL AUTO O LO VOY A ARROJAR POR LA VENTANA!-gritó Patán desde la parte de atrás siendo aplastado por una pila de cajas-hubiera corrido.
-¿y crees que yo no?-preguntó Brutilda con sarcasmo teniendo a Patapez al lado; el cual trataba de sostenerse de donde fuera para no dejar caer completamente su peso en la gemela.
-lo siento Brutilda-se disculpó el chico robusto.
-se activo una señal de ayuda, podrían ser ellos-comentó Heather mirando el comunicador que tenia en la muñeca.
-dirige las coordenadas, vamos para allá-ordenó Harry.
-no estamos seguros de que sean ellos puede ser una trampa-habló Camicazi algo insegura.
-sea una trampa o no, no podemos arriesgarnos a que sean ellos y les pase algo-contestó Valka mirando hacia el frente.
Siguieron conduciendo por las calles, saliendo de aquel pueblo rumbo a un punto intermedio en la nada.
-vuelta a la derecha y estaremos allí-indicó Heather.
Pero al dar vuelta el auto se detuvo de repente y entonces se apagó.
-carajo.
-¡MARTIN!-gritó Ramírez.
-no puede ser, estábamos tan cerca-dijo Brutacio saliendo del auto, acción que copiaron los demás.
-puede que aun vuelva a encender-habló Martin pero al levantar la tapa del cofre del auto salió un denso humo-no, ya no hay más por hacer.
-no te preocupes, podemos ir a pie, tu y Daila se quedarán a vigilar y si pueden, traten de arreglar ese auto, aun puede funcionar-ordenó Valka-los demás nos acercaremos con cuidado hasta la señal para ver que pasa.
-esta bien, dense prisa-alentó Ramírez mientras los demás comenzaban a caminar hacia una ubicación incierta.
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La joven abrió los ojos sintiendo su vista borrosa, sintiendo el cuerpo dolerle, pero aun así trató de levantarse, aunque volvió a recostarse al sentir un dolor punzante en su torso.
Con una de sus manos sujetando uno de los costados, alzó un poco los inicios de su suéter, quedando perpleja ante el gran moretón que tenia en aquella zona del abdomen.
-Hipo..-llamó la joven al no verlo cerca y al estar en un espacio con poca luz se le dificultaba ver más allá.
Con dificultad se volvió a levantar aún haciendo presión en la zona del dolor, caminando hacia la oscuridad, pero justo en ese momento varias luces se encendieron dejando ver que estaba en una celda.
Sin embargo el dolor que sentía la hicieron volver a sentarse en el suelo.
Necesitaba tomar aire, pero era más su preocupación por saber donde estaba el ojiverde, si estaba bien, si estaba a salvo.
-Astrid Hofferson-escuchó a alguien llamarla y al darse la vuelta se encontró con uno de los guardias-que honor conocerte.
-¿honor?-preguntó la joven mirándolo con indiferencia.
-por supuesto, fuiste la mejor mujer asesina de tu generación cuando trabajabas con la señorita Jones-elogió el hombre, pero ella solo negó mirándolo con odio-fuiste la mejor agente en cubierto y a tu corta edad resultaste serla mejor en combate cuerpo a cuerpo, tu mayor hazaña fue haber matado al jefe de la agencia ¿como se llamaba? a si, Estoico Haddock.
La joven sólo cerró los puños con fuerza, al mismo tiempo que sentía su cuerpo tensarse.
-que lástima que tu peor error fue enamorarte de la persona que más quería vengar a su padre-comentó con una sonrisa irónica y un tanto burlesca antes de agregar-ambos necesitan terapia.
-¿dónde esta?-pregunto la rubia volviendo a levantarse-¿qué le hiciste?.
-el esta bien, por ahora-dijo aquel hombre haciendo enojar a la chica.
-¡¿qué le hiciste?!-exigió comenzando a asustarse.
-tráiganlo-ordenó el sujeto con media sonrisa, siendo que una puerta se abrió dejando ver a otros dos soldados llevando a rastras al inconsciente castaño.
Quienes no dudaron el lanzar al chico a la celda, cuando está fue abierta. Siendo sostenido por Astrid que lo atrapo antes de que tocara el suelo, claro que eso no evito que fuera ella quien se llevara el duro golpe contra al suelo al sentir el caer en ella todo el peso repentinamente.
-mierda-murmuró disimulando un gemido de dolor al recibir todo el golpe en la herida de su hombro.
Pero ahora lo que más le preocupaba era Hipo, así que con fuerza logro recargarlo hasta una de las paredes.
-Ya veremos si despierta-habló el guardia sacando de uno de los bolsillos de su pantalón lo que parecía ser un preservativo arrojándoselo a la chica-por si quieren pasar un rato a solas.
Y dicho eso se retiro, dejando a una incomoda Astrid; que al ver al Hipo removerse tomó aquel sobre negro del suelo y lo guardo para que el castaño no lo viera.
-por Thor-miró aquel corte que tenia en la sien, busco por todos lados algo con que limpiar la herida, pero al final opto por limpiar la sangre que tenia alrededor de la herida sin tocar esta, para no infectarla-Hipo.
El chico no respondió.
-Hipo-llamó una tercera vez y esta vez el castaño se removió de nuevo al escuchar que lo llamaban, y con dificultad abrió los ojos encontrándose con Astrid.
Sin embargo volvió a cerrarlos cuando sintió un fuerte dolor de cabeza, por inercia se llevó una de sus manos hacia la zona que le dolía, pero fue detenido por Astrid; quien le sostuvo la mano.
-no lo toques-le indicó aferrando su mano a la de el-¿estas bien?.
-me duele mucho la cabeza-confesó pasándose la otra mano por el cabello-pero lo voy a estar.
Ella solo sonrió aliviada.
-¿tu cómo estás?-pregunto ahora el.
-estoy bien-mintió sintiendo aún dolor en el costado del torso y en el hombro.
-¿estás segura?-preguntó el ojiverde no muy convencido.
-lo estoy-volvió a mentir, pero al tratar de levantarse del suelo, sintió otra punzada que la hizo tambalear y ahogar un gemido de dolor dejándose caer de rodillas, cubriendo su rostro al ver que no había logrado engañar a Hipo.
Entonces sintió las manos del joven en su cadera atrayéndola hacia el.
-¿puedo ver?-pidió permiso mirándola a los ojos y al recibir un asentimiento de la rubia levantó un poco la blusa de ella y al ver aquel moretón miró con preocupación al rostro de Astrid; quien solo aparto la mirada escondiendo su rostro en el hombro del joven.
-creo que me rompieron una costilla-dijo la rubia aun sin mirarlo para después abrazarlo con fuerza cuando sintió las manos de Hipo examinar el golpe haciendo algo de presión.
-lo siento-se disculpó al ver a la chica cerrar sus ojos con fuerza-el golpe no fue tan fuerte como para que se rompieran las costillas, esta algo inflamado, pero estarás bien.
Astrid solo asintió para volver a alzar la mirada.
-¿estás herida de algún otro lado?-preguntó mirándola a sus ojos azules.
-el hombro-fue lo único que alcanzó a decir al darse cuenta que seria muy difícil volver a fingir.
-quítate el suéter-pidió el chico sonrojando a la joven, la cual lo hizo quedando en una blusa de tirantes-la herida se abrió.
-no la toques-pidió ella al ver que estaba por tocarla.
-esta bien-aceptó-tranquila no es nada grave.
-gracias-volvió a ponerse el suéter, para después sentarse al lado del chico.
Pasaron los minutos en completo silencio, observando la puerta de aquella celda.
Ella lo miró y el la miró a ella, ambos se dedicaron media sonrisa antes de que el la acunara en sus brazos, mientras que ella se recargaba en su pecho.
-saldremos de aquí-prometió ella intentando llevar la situación de una manera no tan pesimista-o eso espero.
-lo haremos, ambos saldremos de aquí-aseguró acariciando el cabello rubio de Astrid.
-¿crees que nos estén buscando?-preguntó con una ligera esperanza.
-espero que si-confesó Hipo soltando un suspiro-conociéndolos se debieron haber preguntado por qué no aparecimos pronto.
-ojalá estuviera segura de que tienes razón-susurró Astrid para si misma siendo escuchada por Hipo.
-ya no pienses en eso.
-¿en qué otra cosa quieres que piense?-cuestionó separándose un poco para verlo mejor a los ojos-ambos estamos en peligro, pueden matarnos y Zephyr...
-háblame de ella-pidió el, quería conocer a su pequeña, aunque también quería que la ojiazul se tranquilizara-por favor.
-¿qué quieres saber?-accedió algo nerviosa, volviendo a recargar su cabeza en el pecho del chico.
-quisiera saberlo todo-pidió mientras recibía una caricia de la chica en la mejilla.
-ella acaba de cumplir tres años, camino muy pronto y cuando aprendió a hablar jamás la pude parar-Astrid rió ante esos recuerdos, provocando que Hipo sonriera enternecido al imaginarse tales escenas-su primera palabra fue "papá" y cuando cumplió un año ya podía identificarte en fotografías.
Una pequeña lágrima salió de los ojos verdes del castaño.
-es muy parecida a ti, es muy curiosa, le encanta dibujar.
-me imagino que tiene tu carácter.
-hay ni te imaginas, parece que a veces estoy discutiendo con una mini copia de mi.
Una carcajada salió de los labios de Hipo.
-la invencible Astrid Hofferson siendo derrotada por su propia hija.
-oye amigo, ella tiene unos encantadores ojos azules a los que no se le puede decir "no".
-¿como a los de su padre?-preguntó Hipo "inocentemente", sonrojando a la ojiazul.
-puede ser-confesó ella desviando la mirada, mientras el castaño levantaba una ceja-pero también resultó ser una niña a la que le gusta la adrenalina, heredó tus tendencias suicidas.
-eso es mala señal.
-lo es, así que imagínate estar conviviendo con una personita igual a ti que es muy, pero muy terca-mencionó con una pequeña sonrisa al ver a Hipo mirándola atento-pero aún así, es una linda niña.
-suena a que la pasaste de maravilla con ella.
-lo fue-recordó con ella con nostalgia.
-y lo seguirá siendo-prometió tomando su mano, pero ella solo dio una sonrisa entristecida.
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-¿pueden ver algo?-preguntó Heather al ver que estaban en la ubicación que marcaba el comunicador.
-no, nada-respondió su novio, y al mirar a los demás estos le dieron la misma respuesta.
-tal vez sería mejor separarnos-propuso Patapez.
-está bien-aceptó la pelinegra.
-no lo se amigos, este sería el momento perfecto para que salga un gran monstruo de las profundidades del bosque y nos coma uno por uno-dijo el gemelo dejando confundidos a sus compañeros.
-tu no te separes de mi-le susurró Mala a su esposo el cual se había apegado a ella.
-miren, si escuchan o ven algo sospechoso, lancen la señal de auxilio y todos vamos a ayudarlos-explicó Camicazi, a lo que los demás asintieron.
En parejas todos se fueron en diferentes direcciones para buscar al rededor del área que marcaba el comunicador.
-vamos a encontrarlos Valka-intento animar Patán a la castaña, no estando convencido de sus palabras.
-espero que si Patán-dijo la mujer-apenas que las cosas comenzaban a resolverse entre ellos.
-aun no están por perdidos, además Hipo y Astrid son el uno para el otro, ellos podrán con esto-luego se quedó pensando un momento antes de mirarla con los ojos entrecerrados-no les diga que dije eso, tal vez ellos son la pareja ideal, pero me arrojaría de un acantilado si se enteran que lo admito.
-tranquilo no diré nada prometió Valka con una sonrisa.
Mientras que del otro lado otros dos jóvenes caminaban mirando hacia el frente.
-Harry-llamó uno de ellos deteniendo al otro.
-¿qué sucede Patapez?-preguntó el Hofferson.
-mira-señalo al frente-allá en lo lejos.
-¿esas son luces?-preguntó Harry al ver el pequeño destello a la lejanía.
-eso creo-respondió el joven robusto algo inseguro.
-vamos-dijo antes de que ambos caminarán hacia aquel destello.
-aquí es-respondió Patapez mirando aquel lugar cuando llegaron
-es enorme, no podremos entrar nosotros solos, seria muy arriesgado-advirtió Harry mirando aquel lugar.
-tenemos que volver con los demás y avisarles-sin refutar al Ingreman, ambos se apresuraron a volver con los chicos.
-¡AAAHHHHHHH!-escucharon un grito a lo lejos seguido por la señal de auxilio.
-¿los gemelos?-pregunto Harry corriendo a la par de Patapez; quien le asintió.
Rápidamente los demás chicos se fueron integrando, tomando de su cinturón sus armas dispuestos a disparar.
-¿de verdad creen que ellos están en problemas? son los gemelos-pregunto algo irónico Patán-esos dos se causan daño a sí mismos cada día.
-ese grito no era de alguno de ellos, era de Camicazi-especificó el hermano de la mencionada preocupado sin parar de correr y de apuntar al frente por si alguien los atacaba.
-no lo se, ese grito se escucho muy al estilo Thorton-volvió hablar Patán, pero simplemente fue ignorado por Walter.
Al llegar todos alzaron sus armas dispuestos a disparar, pero se sorprendieron y hasta miraron confusos ante la escena que veían.
De un lado estaba Camicazi levantándose del suelo apuntando con su arma a dos soldados, mientras que a sus espaldas el par de hermanos amenazaba a un grupo de soldados en el suelo, con quitarle el seguro a una granada y cada vez que hacían algún movimiento brusco aquellos soldados se cubrían.
-muy valientes ¿verdad?, no se atrevan a tocarlas-amenazó Brutacio haciendo un baile algo raro acercándose abruptamente a los soldados-vamos acérquese, si es que tiene valor.
-¡BRUTACIO!-gritó su hermana a su lado.
-¡AAAHHHH!-gritó ahora el ante el llamado de la hermana.
-te dije que Brutacio fue el que gritó-comentó Patán al escuchar ese grito agudo mirando victoriosamente a Walter; quien solo rodó los ojos mientras se acercaba a donde estaba su hermana.
-Agente Thorton, baje el explosivo-escucharon todos, volteando y mirando perplejos al hombre que estaba allí presente.
-¿jefe Snow?-preguntaron todos sorprendidos al ver a aquel hombre.
-¿qué hace aquí?-preguntó Heather acercándose junto a Walter y Harry.
-vinimos lo más pronto posible cuando nos enteramos que estaban aquí-explicó a lo que la pareja se miraron entre ellos.
-¿usted activo el rastreador?-cuestiono Walter.
-era la única forma de encontrarnos-comentó Snow.
-bueno, creemos que Hipo y Astrid están atrapados en ese lugar o mas bien sabemos que están allí-aseguró Harry estando convencido de sus palabras.
-entonces no hay tiempo que perder-declaró el jefe alejándose.
-llamen a Daila y díganle la situación-ordenó Walter mientras Heather tomaba su comunicador.
Era hora de entrar en acción.
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-¿como está tu cabeza?-preguntó Astrid al ver que el chico se masajeaba la otra sien.
-ya no duele tanto-confesó el chico con una pequeña sonrisa.
-¿seguro?-volvió a preguntar de nuevo al saber que el podría llegar a ser igual de terco que ella.
-si-respondió tranquilo, aunque en realidad sentía que el dolor algo agudo, sin embargo decidió desviar el tema para no ser más interrogado por la rubia-deberías descansar, no te ves muy bien
-tu tampoco estas tan reluciente-comentó la joven parpadeando varias veces, para evitar verse cansada.
-duerme un poco-dijo el chico pero ella solo negó-Astrid..
-no Hipo, no puedo bajar la guardia sabiendo que estamos en un lugar donde podrían matarnos en cualquier momento-negó Astrid en un suspiro al mismo tiempo que pasaba una de sus manos por su nuca.
Pero antes de que Hipo pudiera contestar las puertas se abrieron dejando pasar a algunos guardias, seguido del hombre que ambos odiaba, mirando fijamente a la pareja.
-Drago-llamó Astrid levantándose con dificultad del suelo aún sujetando el costado de su torso, acción que fue imitada por Hipo; el cual le ayudó a levantarse completamente del suelo.
-siempre es agradable ver caras conocidas-mencionó el hombre mirando a la chica, luego miró al castaño.
-¿dónde está ella?-preguntó este sin apartar la mirada del hombre.
-por ahora está segura-respondió con media sonrisa, preocupando a la ojiazul.
-¿qué le hiciste?-preguntó Astrid caminando hacia los barrotes de la celda que lo separaban de Drago, pero el hombre solo se quedo callado-¿qué le hiciste a mi hija?.
-cálmate, ella está bien-aseguró el hombre.
-¿qué es lo que quieres Drago?-preguntó Hipo tomando la mano de la chica.
El hombre solo retrocedió, caminando por un momento en la habitación, hasta volver a mirarlos.
-cuando esa mujer murió, ¿en serio creíste que te librarías de todo lo que venia?-cuestionó Drago con ironía observando a la rubia-la Srta. Jones te protegía de otras personas.
-ella jamás me protegió.
-claro que lo hizo, pero con ella fuera del juego hace que los demás tengamos una ventaja sobre ti, y es que Astrid, el amor que sientes hacia tu familia te vuelve un blanco fácil-explicó provocando que los ojos azules de Astrid se llenaran de lágrimas, quien entrelazó sus dedos con los del ojiverde apretando el agarre-aunque tengo que admitir que eres más inteligente de lo que creí, nos tomo tres años volver a encontrarte, irte de la ciudad si que fue algo ingenioso. Algo muy diferente a lo que tú madre hizo.
Eso desató la furia de la rubia; quien intentó alcanzarlo de entre los barrotes siendo detenida por Hipo tomándola por la cadera.
-no tienes derecho a siquiera mencionarla-le recriminó la de ojos azules.
-sabes que tengo razón-recalcó-Astrid, Astrid, Astrid-repitió el nombre de la joven en tono decepcionante-que lástima que tuviéramos que llegar a estas medidas.
-jódete-escupió la mencionada con odio.
-¿por qué buscaste a Astrid?-preguntó de repente Hipo llevándose la atención de ambos-dijiste que habría personas que tomarían venganza contra ella, ¿por que tu lo harías?.
El hombre solo sonrió de lado con ironía.
-¿quien dice que quiero venganza?-preguntó
-maldito pedazo de mierda, estoy cansada de tus juegos.
-piénsalo por un momento Astrid, ustedes tienen más motivos para tomar venganza hacia mi que yo hacia ustedes-contestó haciendo reflexionar al castaño-quiero decir, te quite gran parte de tu infancia, te hice hacer cosas que jamás creíste que harías y sobre todo hice que asesinaras a Estoico Haddock.
-tu lo mataste-le recriminó Hipo.
-tal vez yo di la orden, pero ella fue quien jaló del gatilló-haciendo sentir miserable a Astrid, quien se separó de Hipo evitando su mirada-y es algo curioso verlos juntos, por que tu siempre quisiste vengarte de quien asesino a tu padre, buscaste por años al culpable y estabas dispuesto a hacer cualquier cosa para encontrarla, pero resultó que acabaste enamorado de ella.
Hipo solo cerró sus manos apretando los puños con fuerza, mirando a Drago y luego a Astrid, quien observaba sus puños con desconfianza.
-pero dime la verdad Hipo-pidió el sujeto volviendo a tener la atención del castaño-cuando te enteraste de la verdad, ¿no quisiste vengarte?.
El chico no respondió.
-no la mires a ella-ordenó al ver que iba a dirigir su vista hacía Astrid-¿quisiste vengarte?.
-no-respondió con seriedad.
-mientes-dedujo Drago, haciendo que a Astrid se le escapara una lagrima, trató de limpiársela con rapidez para que Hipo no se diera cuenta, pero no lo logró.
-¿qué es lo que quieres para que me des a mi hija?-preguntó Astrid, mientras Hipo negaba.
-ya te habías tardado en preguntar, tengo un trato para ti-propuso-pero quiero que lo hablemos en privado.
-ella no irá a ningún lado sola-interpuso Hipo.
-es mi única oferta, recházala y esto se resolverá de la peor manera-amenazó Drago preocupando a la chica-no hay necesidad de que esa niña sufra más, dejare que lo pienses.
Y dicho se retiro dejando a solas al ojiverde y a la ojiazul.
-no podemos confiar en él-hablo Hipo después de un incómodo silencio-puede hacerte algo.
-no me voy a arriesgar a que le pase algo a Zephyr-negó Astrid, pero cuando el castaño intentó acercarse a ella, retrocedió.
-Astrid-llamó de nuevo pero la mencionada negó, volviendo a alejarse de el.
Las palabras de Drago le habían calado e Hipo se dio cuenta de eso.
-Astrid no hagas caso a lo que Drago diga, el no sabe lo que ambos pasamos juntos-intentó que la rubia lo mirara, pero no lo logró-m'lady.
Sintió un sabor agridulce al decir las últimas palabras, ya que no esperaba llamarla de ese modo en estas circunstancias, pero cuando consiguió que ella lo mirara no evito sentirse feliz.
-no me llames así-la felicidad se fue al oír esas palabras.
-oye, tranquila-pidió acariciándole la mejilla, para después colocar uno de sus mechones rubios detrás de su oreja-hablaremos de eso más tarde, ¿si?.
-esta bien-aceptó sin estar convencida, pero entonces no pudo evitar preocuparse por las últimas palabras de Drago-voy a aceptar.
-¿qué?-preguntó el castaño con el ceño fruncido-no, no lo harás.
-tal vez sea la única forma-dijo ella pero el volvió a negar.
-Astrid estuve luchando por estas semanas para estar de nuevo junto a ti y no te voy a perder-declaró sujetándola de los brazos.
-yo tampoco te quiero perder de nuevo-confesó en un susurro audible para el castaño-pero voy a asegurarme que tu y nuestra hija estén a salvo, aunque eso signifique que yo tenga que volver a lo que era en el pasado.
-Astrid, por favor-pidió el en una suplica-no quiero que te hagan daño.
-Hipo-llamó con los ojos cristalizados tomándolo de las mejillas-me causa más daño saber que Zephyr y tu sufren, yo estaré bien, por que se que estarás dispuesto a buscarme y cuando me encuentres yo te estaré esperando.
-te voy a sacar de aquí, lo prometo-dijo el juntando la frente junto con la de la chica, sintiendo varias lágrimas salir de sus ojos.
-te am..-estaba por decir ella, pero fue interrumpida al abrirse la puerta de la habitación, dejando ver a varios soldados entrar.
-¿aceptaras?-preguntó uno de ellos, a lo que la rubia asintió.
Se alejó de Hipo, en un tortuoso camino hacia la puerta, pero se detuvo al estar a punto de cruzar por esta.
Con decisión se giro sobre sus talones para caminar hacia el ojiverde, tomándolo desprevenido del cuello de la camisa y acercarlo a ella de forma abrupta. Uniendo sus labios con los de el en un beso cargado de sentimiento.
Astrid necesitaba sentir sus labios sobre los suyos una ves más, incluso si esta seria la última vez que lo vería, quería recordar este momento.
Hipo se sorprendió pero al momento correspondió el beso, aunque en realidad sentía que era un beso de despedida.
Y eso le preocupaba.
-tenia que hacerlo-dijo ella cuando se separo de los labios de el-aunque sea por última vez.
Y dicho eso volvió a alejarse hasta salir de la celda, siendo escoltada por aquellos guardias desapareciendo de la vista de Hipo.
-te amo-murmuró para el cuando estuvo solo con la esperanza de que ella lo escuchara.
Mientras Astrid caminaba al lado de aquellos hombres, miraba al frente examinando todo a su alrededor.
Se detuvo cuando uno de los soldados la tomó del brazo con brusquedad al llegar a la entrada de una habitación misteriosa.
-pasa-le ordenaron cuando la puerta fue abierta, dio pasos lentos adentrándose temiendo por lo que pudiera pasar.
En el lugar había una mesa con dos sillas una de ellas era ocupada por el mismo sujeto que había hablado con ella cuando despertó.
-siéntate-ordenó el hombre señalando es asiento vacío frente a el.
-¿dónde está Drago?-preguntó ella al no verlo por ningún lado, esto comenzaba a darle mala espina.
-siéntate-volvió a decir en un tono más autoritario y sin tener muchas opciones, le hizo caso.
-¿qué es lo que quieren?-preguntó Astrid manteniendo su mirada en el.
-¿harías lo que fuera para salvar a tu hija?-interrogó ignorando la pregunta de la chica.
Aquella pregunta le causó un mal sabor de boca, pero era cierto, ella haría lo que fuera por su hija.
-si-respondió segura.
Un golpe sonoro resonó en la mesa, la chica se sobresaltó ante el repentino sonido, no se había dado cuenta que un guardia había estado detrás de ella.
Y cuando se fijó en lo que había dejado en mesa, su corazón comenzó a palpitar con fuerza al ver alguien objeto.
-solo tendrás una oportunidad-habló el soldado tomando aquel objeto caminando hacia ella-Hipo o Zephyr.
Tomó la mano de la chica y le entregó aquella pistola. Astrid sintió el frío del metal del arma contra su piel y sintió un escalofrío cuando varios recuerdos llegaron a su mente.
-tu sabes que hacer-le dijo alejándose mientras la chica se levantaba de la mesa mirando el arma.
Si quería que Zephyr fuera libre, tenía que deshacerse de Hipo, pero no podía hacerlo, no sería capaz de asesinarlo.
-no-negó mirándolo con seriedad bajando el arma.
-¿estás segura?, tu hija estaría a salvo, tu la amas-recordó haciendo que a Astrid se le estrujara el corazón-además ya has hecho esto antes.
-quiero que mi hija este a salvo, pero no le voy a hacer daño a Hipo-negó de nuevo, esta vez alzando el arma dispuesta a dispararle-en cambio tu y Drago sufrirán por lo que le han hecho a mi familia.
Jaló del gatilló, pero no paso nada, el arma no estaba cargada, lo próximo que sintió fue un golpe en la mejilla que la tiro al suelo dando un quejido de dolor.
-Drago tenía razón, el amor hacia tu familia es tu debilidad-comentó el hombre tomándola del mentó forzándola a mirarlo-no sabes cuanto espere para tenerte frente a mi.
El tacto que aquel guardia le propinaba en la mejilla le parecía repudiable, lo miraba con furia intentando que no se reflejará el terror que sentía ante las últimas palabras que acababa de decir.
-fuera-le ordenó al otro soldado; quien obedeció.
Al estar solos, Astrid retrocedió cuando volvió a tocarla.
-no me toques-ordenó ella escupiéndole en el rostro, volviendo a recibir otro golpe en la cara.
Sin dejarla reaccionar la tomó del cabello arrojándola a la mesa, la ojiazul gritó de dolor cuando se golpeó en el costado de su torso.
-Astrid-susurró Hipo cuando escuchó aquel grito desde la celda, así que sin pensarlo comenzó a patear la cerradura que lo mantenía preso en aquel lugar.
Fue poco el tiempo en que Astrid pudo recuperarse cuando sintió que aquel hombre trataba de desabrochar su pantalón, inconscientemente intentó patearlo para alejarlo pero falló, en cambio aquel hombre comenzó a estrangularla con una de sus manos obligándola a recostarse en aquella mesa sin dejar de forcejear.
Intentó gritar, pedir ayuda, incluso llamar a Hipo, pero la presión que ejercía aquel hombre en su garganta le impedía hablar.
Con mucha dificultad le propinó un puñetazo en el rostro dejándolo aturdido, cuando comenzó a querer deshacerse de sus pantalones junto con sus bragas.
Gimiendo de dolor se levantó, corriendo hacia la salida más cercana, sin embargo aquel hombre la alcanzó arrojándola de nuevo a la mesa.
-¡HIPO!-gritó desesperada al sentir el peso del guardia sobre ella, besándole el cuello
El castaño al escuchar su nombre pateó con más fuerza aquella cerradura. Sabía que todo esto saldría mal, no debió dejar que Astrid se fuera con ellos.
Se detuvo al escuchar un peculiar sonido en la pared de al lado, con cautela se acercó a esta hasta que paró en seco al reconocer aquel sonido, para después correr en la dirección contraria y en eso la pared colisionó a causa de una explosión.
Tanto Astrid como aquel hombre que la tenía sometida escucharon ese ruido pero poco le importó a este al último.
La ojiazul aprovechaba cada momento que tenia para escapar, pero en cada uno de ellos volvía a hacer golpeada por el.
-no, no, no-susurró aterrada cuando el hombre la despojo de su pantalón y sus bragas, para después desabrochar su propio pantalón-por favor.
Dio una última suplica con los ojos cristalizados, sin embargo volvió a recibir otro golpe en su costado y cuando lo sintió acomodarse entre sus piernas supo que ya no había vuelta atrás.
Mientras que en aquella celda, Hipo trataba de no tropezar al caminar por los escombros de la pared que acababa de ser derivada.
Tosió ante la cortina de polvo que se había levantado y la que de igual manera le nublaba la vista.
-¡HIPI!-escuchó a uno de los gemelos lanzándose hacia el para abrazarlo, provocando que el castaño casi cayera al suelo.
-¡estás bien!-ahora escuchó la voz de su madre quien lo abrazó con alegría.
-mamá-saludó el rápidamente, aun preocupado, tenía que ir por Astrid.
-¿y Astrid?-preguntó Camicazi apareciendo junto a los demás.
-se la llevaron, tengo que ir por ella antes de que le hagan daño-explicó rápidamente Hipo tomando el arma que Patapez le ofrecía.
Pero todos se quedaron pálidos y estáticos al escuchar un fuerte grito que les causó escalofríos.
-Astrid-murmuró Hipo volviendo a correr con mayor velocidad al reconocer el grito de su amada.
Sin embargo tuvo que frenar cuando varios soldados se interpusieron en su camino abriendo al fuego, disparando hacia el ojiverde que se vio obligado a esconderse detrás de algunas cajas de metal.
Los disparos seguían y el trataba de a avanzar todo lo que podía para llegar a donde estaba Astrid.
Agradeció profundamente a sus amigos cuando llegaron a cubrirle la espalda, ayudándolo a cruzar por los pasillos cada vez que los soldados los interceptaban.
-vete Hipo, nosotros podemos con ellos-ordenó Harry disparando, dejando que el castaño saliera disparado hacia aquella habitación.
Pero al entrar se quedó helado.
Tragó saliva al ver sangre tanto en el suelo como lo que había sido una mesa y que ahora se encontraba partida a la mitad.
Miro una figura removerse en el con dificultad, aun con el arma alzada se acercó a descubrir de quien se trataba.
Abrió los ojos al ver a un hombre agonizando en el suelo, con el torso cubierto de sangre, pero Astrid no estaba en ningún lado, no había señales de ella.
-¿dónde está?-exigió poniéndose de rodillas ante el sujeto, quien solo sonrió con amargura al ver al castaño llegar.
-se fue-contestó el de una manera que hizo enfurecer a Hipo.
-¿de qué hablas?, ¿qué le hiciste?-preguntó apuntándole con el arma apegando el cañón de la pistola a su frente
-hice lo que tu nunca pudiste hacerle cuando tenias la oportunidad-Hipo abrió los ojos con temor ante dichas palabras-ya no es tuya.
Ese fue el límite de Hipo.
No fueron dos o tres golpes los que le propinó al hombre con el cañón del arma en el rostro, oh no, Hipo siguió y siguió hasta que le dejo la nariz destrozada y el labio partido.
-¿qué le hiciste?-volvio a preguntar con furia tomándolo del mentón obligándolo a verlo.
-está viva-tranquilizó, pero eso no fue suficiente para Hipo-pero ya es mía.
-no es cierto-negó el sintiendo sus músculos tensarse.
-debiste sentir su piel, era tan suave-comentó haciendo enojar más al ojiverde-aunque es más estrecha de lo que creí.
Hipo no lo pensó dos veces y le disparó en la entrepierna, al instante se emitió otro grito de dolor.
-¿dónde está ella?-volvio a preguntar levantándose del suelo.
-fue a buscar a Drago, probablemente lo mate, pero si lo hace asesinaran a tu hija y a Astrid-el hombre miro a Hipo tosiendo sangre-aunque creo que a ella ya la perdiste, al final ella siempre será como nosotros, ya no tiene nada de humanidad.
-por que personas como tu y Drago se la están quitando, pero no completamente, aun tiene algo de humanidad dentro de su corazón y me aseguraré de que no la pierda-Hipo levantó el arma y le disparó justo en la frente acabando con su vida.
Bajo el arma lentamente, sintiendo lagrimas acumularse en sus ojos.
Ese animal había lastimado a Astrid, a su lady, y no llego a tiempo para impedirlo..
Pero ahora tenía que encontrarla, tal vez odiara a Drago y deseaba que pagara todo lo que les hizo, pero si mantenía a Drago convida, era más probable que su hija estuviera a salvo.
Corrió tan rápido como sus piernas le permitieron, subiendo las escaleras con desesperación por llegar hasta donde estaba ella.
Al entrar a la habitación más alejada se dio cuenta de los cuerpos de dos soldados, pero al mirar al fondo reconoció la silueta de la ojiazul golpeando a otra persona, a un hombre fornido en el rostro de manera salvaje.
Apenas podía reaccionar al golpe cuando Astrid ya le había propinado otro.
Cuando dio los primeros pasos, se dio cuenta que Drago no trataba de defenderse, incluso incitaba a la joven que lo asesinara; la cual se veía decidida a hacerlo, pero primero quería hacerlo sufrir.
Volvió a acercarse a ella al verla alejarse un momento a limpiarse las lágrimas, pero de nuevo se hecho a correr cuando la vio sacar un cuchillo ensangrentado con la intención de apuñalar a Drago.
-¡ASTRID NO!-gritó Hipo, pero ella lo ignoro, estaba decidida a matar a Drago.
Y cuando ella alzo el cuchillo para después dejarlo caer con fuerza sobre Drago, el la sujetó de la muñeca deteniéndola al mismo tiempo que la sujetaba de la cintura cuando esta comenzó a forcejear.
-¡SUELTAME!-gritó ella con furia tratando de zafarse del agarre del chico, se zarandeaba para liberarse, pero Hipo apretó su agarre para no soltarla.
-¡NO ASTRID!, ¡NO LO HARE!-negó el también en un grito, apartándola de Drago; quien miraba la escena con una sonrisa de oreja a oreja.
-¡¿COMO PUEDES DECIR ESO?!-preguntó si dejar de luchar contra el-¡LE HIZO DAÑO A TU HIJA!, ¡A TI Y A MI!.
-¡Astrid tienes que calmarte!-bajo el tono de voz para intentar razonar pero ella negó dolida.
-¡NO VOY A CALMARME!-negó esta vez liberándose del agarre del chico y correr hacia Drago.
Pero de nuevo fue detenida por Hipo, abrazándola por la espalda y después girarla para tenerla de frente.
-¡Hipo suéltame!-exclamó en una suplica desesperada sin dejar de mirarlo a los ojos, pero de nuevo el negó-¡se lo merece Hipo!, ¡merece morir e irse al maldito infierno!, ¡merece sufrir por lo que ha hecho!.
-tienes razón, se lo merece, el nos hizo daño y también quiero que pague por todo-le dio la razón sin dejarla ir, para después acariciarle la mejilla con cariño-pero tu no te mereces esto Astrid.
Aquellas palabras hicieron que la joven se quedara quieta y escuchara confundida al castaño.
-Astrid tu eres mejor que esto, ¿no vez lo que esta haciendo?-señaló a Drago-quiere que te conviertas como ellos, tu no eres así. Se que estas sufriendo pero no dejes que te vuelvan algo que no eres.
-tal vez ya soy como ellos-declaró ella con sus ojos cristalizados y con el corazón roto-tal vez ya he perdido lo que quedaba de mi.
-no Astrid, claro que no-negó el sin soltarla y sin dejar de acariciarle la mejilla, incluso se dio el lujo de limpiar las lágrimas que comenzaron a resbalar por esta-aun estas aquí, sigues siendo esa hermosa joven de 20 años de la que me enamoré, esa chica fuerte, valiente, generosa, que defiende a los que ama y que no duda en sacrificarse para salvarlos.
Astrid sintió su labio inferior temblar.
-aun sigues siendo una buena persona para mi, te amo y eso jamás cambiara, por favor Astrid, vuelve a mi-pidió el también comenzando a llorar, Astrid cerro los ojos sin dejar de lamentarse, recargando su frente en pecho del chico al mismo tiempo que dejaba escapar por sus labios un sollozo.
Con poco esfuerzo Hipo hizo que lo mirara a los ojos, tantas emociones reflejaban esos grandes ojos azules y el solo quería ayudar a sanar todas aquellas heridas que vivían en el corazón de la muchacha y que sus ojos reflejaban.
Ahora el tomo la iniciativa acercando su rostro al de ella, pero se detuvo y no siguió hasta que la joven también se acerco indicándole que podía continuar.
Con suma delicadeza dejó que sus labios se tocaran, ambos suspiraron ante el contacto, incluso Astrid dejó caer el cuchillo de sus manos para aferrarse a Hipo, se dejaron llevar por aquello que amaban y dejaron que sus labios bailaran en un lento ritmo al cual ninguno puso objeción.
Tal vez eran las lágrimas que habían entrado en sus bocas o tal vez era la tristeza y el miedo que sentían en ese momento, pero el beso estaba cargado de un sentimiento indescriptiblemente doloroso que les dejaba un sabor agrio en la boca.
Pero ninguno quería alejarse de aquellos labios que parecían entenderlos.
Sin embargo unos aplausos provenientes de la única otra persona en la sala, hizo que rompieran el beso mirando a Drago con seriedad y algo de molestia.
-ahora nos dirás lo que sepas de nuestra hija-ordeno Hipo separándose de Astrid y caminando hacia Drago con la intención de llevárselo detenido.
-si es que salen con vida-comento el hombre antes de que la puerta fuera abierta de golpe dejando entrar a varios soldados a la habitación; quienes comenzaron a disparar hacia la pareja.
Hipo tomó a Astrid de la mano y ambos salieron corriendo por otra salida que había, bajaron sinsoltarse de las manos por las escaleras hasta una salida trasera.
Ambos vieron a lo lejos como sus compañeros y amigos salían del edificio cuando el número de rivales aumento.
Sin embargo el que Valka alcanzará a verlos y que les asintiera, era su señal para irse, sabiendo que ellos estarían bien.
Volvieron a correr esta vez llegando hasta donde habían varios autos estacionados, subieron a uno de ellos, encontrándose con las llaves de este mismo.
Sin dudarlo lo encendieron y salieron de allí a toda prisa.
Ambos iban en silencio, aunque ya estaban fuera del alcance de Drago, se mantenían sin decir alguna palabra.
Hipo dejo de mirar la autopista por unos momentos y observo a Astrid; quien no apartaba la vista del suelo.
Dando un suspiro pesado, coloco con duda una de sus manos en el muslo de la chica; la cual no vacilo en sujetarla y entrelazar su dedos con los de el.
Cuando a lo lejos, miraron que se acercaban a una ciudad, no dudaron en entrar a sus calles.
Lo primero que hicieron fue buscar alguna farmacia para curar las heridas de cada uno y al encontrar una Hipo bajo del auto comprando las cosas que necesitaba, dejando a Astrid sola.
Sin contenerse por mucho más tiempo, se soltó a llorar en silencio cubriendo su rostro entre sus manos, por los sucesos que acababan de pasar cuando estaba en aquel lugar.
Claro que esto no paso desapercibido por Hipo; quien al estarla observando un par de veces en lo que pagaba, miró lo que sucedía, así que después de pagar se dirigió con prisa al auto y al entrar en este Astrid quiso fingir que no había pasado nada limpiándose las lágrimas torpemente.
-Astrid-llamó el pasando uno de sus brazos por los hombros de ella.
-solo conduce-pidió ella con un hilo de voz, el ojiverde asintió sin decir nada, se separo de ella y volvió a conducir hasta llegar a un hotel.
Ambos bajaron del auto, Astrid tenia consigo una de las bolsas que Hipo traía y trato de disimular que estaba bien.
Sin mucha dificultad consiguieron una habitación, subieron por el elevador aun sin hablarse y caminaron por el pasillo hasta la última habitación.
Ya en esta Astrid se adentro al baño, quedándose mirando en el espejo, Hipo aprovechó para llamar a su madre con el teléfono que había en la habitación.
Al final quedaron en verse al día siguiente a mitad de carretera para hablar con el jefe.
-descansa mamá-se despidió Hipo terminando la llamada.
No pudo evitar ver a Astrid una vez más y en como esta no dejaba de verse al espejo sin decir una otra palabra, pero al bajar la mirada a una de las manos que tenia recargada en el lavabo se dio cuenta que había sangre recorriéndola hasta caer al suelo.
-estás herida, déjame ver-pidió acercándose alzando la mano con la intención de ponerla en el hombro de la joven.
-estoy bien-mintió saliendo del baño repentinamente esquivando al castaño; a quien no le pareció.
Astrid miraba por la ventana, sobresaltándose al sentir las manos de Hipo en sus brazos, girándola y obligándola a verlo a la cara.
-me enoja mucho que digas eso cuando no es verdad-reveló el haciendo que ella bajara la mirada avergonzada al ser descubierta-siéntate-el ojiverde señalo la cama.
Sin contradecir, ella obedeció mientras que el tomaba las bolsas y las acercaba a donde estaba la rubia, luego tomó una de las sillas que había en la habitación para colocarla frente a ella y sentarse.
Con cuidado ella retiro su suéter, teniendo solo puesto su sostén y aquella blusa de tirantes.
Hipo observo aquel corte que tenia en su brazo, y tomó algunas gasas y el bote de alcohol para desinfectar la herida, además de tomar una pomada para desinflamar en golpe que tenia en uno de los costados del torso.
Mojo una de las gasas con alcohol y limpió la herida haciendo que ella cerrara los ojos con fuerza ante el repentino ardor, pero los fue abriendo poco a poco cuando este fue disminuyendo.
-cuando mi papá murió-comenzó a hablar Hipo cuando a su memoria llegó que tenían cosas pendientes por conversar, sobre todo de un tema que lo estaba inquietando-comencé a llevar un arma a todos lados, no solo por seguridad, lo hacía para estar preparado en caso de encontrarte.
Astrid lo miro atento antes de perder su vista en la nada.
-lo más que más quería era encontrarte, para matarte-siguió diciendo con dificultad al saber que probablemente la estaba lastimando, cuando termino con la herida de su brazo aprovecho también para limpiar la del hombro, colocando en cada una de estas un parche transparente que ayudaría a mantenerlas limpias y para que no se infectara, pero cuando quiso revisar el golpe que tenia en el torso, la ojiazul se alejo repentinamente-tranquila.
Aun dudosa, dejó que el alzará su delgada blusa de tirantes para ver aquel moretón y luego de tomar un poco de aquella pomada en sus dedos, comenzó a untarla en la zona.
-en ese entonces lo único que quería era vengar a mi padre-confesó dolido-así que sin darme cuenta cambie y me convertí en alguien completamente diferente, dañe a personas inocentes y a mis amigos.
Astrid luchaba por no llorar en ese momento, pero las manos de Hipo sujetando las suyas lo hacían difícil.
-me estaba haciendo daño con toda la culpa que sentía-los ojos verde del castaño ya no resistieron más y dejaron salir el primer par de lagrimas-hasta que la mujer a la que amo me ayudó a dejar ir todo ese dolor y eso me ayudó a hablar contigo cuando me enteré de la verdad, no tengo nada que perdonarte y no te guardo algún rencor-habiendo dejando claro ese tema, carraspeo-ahora te pido que me dejes ayudarte, no quiero que te hagas daño a ti misma.
En ese momento acaricio su mejilla con delicadeza, Astrid se canso de fingir y dejó que sus lágrimas salieran libremente.
-ya no estas sola Astrid, yo estaré aquí para ti y te prometo que jamás me iré-aseguró mirándola a los ojos.
-más te vale-dijo ella en un susurro haciendo sonreír al chico, pero esa sonrisa se borro cuando a su mente llegaron las palabras de aquel guardia.
-se lo que ese animal te hizo-comentó Hipo intentando no oírse molesto-lamento no llegar a tiempo, pude evitar que te hicieran daño.
-Hipo-llamó ella tomándolo de las mejillas-nada fue tu culpa.
-el te lastimo de una manera horrible, tal vez si hubiera logrado abrir la puerta a tiempo, hubiera logrado impedir que este maldito imbécil te...
-Hipo, no te culpes por esto-repitió sin dejar de llorar-no te voy a mentir, si me lastimo, pero el ya no esta y Drago morirá también por lo que nos hizo.
-¿qué tanto hizo?-preguntó el castaño preocupado sin dejar de derramar lágrimas.
-si lo que te asusta es que me haya violado, no lo hizo, lo que sea que te hay dicho fue una mentira-confesó soltando un sollozo aliviando al chico-grite por que me volvió a golpear en el torso, no quiero recordar eso, pero si me toco, pero cuando el quiso llegar más lejos alcance a tomar su cuchillo y lo apuñale, lo apuñale hasta que ya no pude más.
El ojiverde la acuno en sus brazos, al escucharla tan rota y sin evitarlo Astrid se hecho a llorar en su pecho siendo consolada por Hipo que no la dejó ni un segundo.
Y jamás se atrevería a hacerlo.
-me duele Hipo-confesó tocando la zona de su corazón-Drago sigue libre, Zephyr aun esta lejos de nosotros y tu y yo..
-estamos juntos-interrumpió el besando la frente de la chica-no me voy a separar de ti de nuevo, no te deje cuando perdiste a tu hermana y a tu padre, y no te dejaré ahora, somos Hipo y Astrid ¿recuerdas?.
Ella asintió.
-tu y yo, juntos contra en mundo-prometió ella con una sonrisa, siendo correspondida por el castaño; quien limpiaba las lágrimas de la chica con cariño, así como ella las de el.
Ambos se miraron a los ojos por un momento hasta que de nuevo ambos sintieron la necesidad de besarse y sin decirse nada, asaltaron los labios del otros en suave beso.
A diferencia del anterior, este les transmitía consuelo y esperanza a ambos, pero lo que mayor crecía a medida que pasaban los segundos, era el amor que sentían en uno por el otro, que hacia que aquel beso se intensificará aun más.
Pero todo eso cambió cuando Astrid coló sus manos por debajo de la camisa del chico acariciando con intensidad su torso.
-Astrid-detuvo el separándose del beso al saber sus intenciones, provocando que esta lo mirara confundida-¿estás segura de hacer esto?, casi llegan a violarte y no quiero aprovecharme de ti y que lo que hagamos te haga sentir peor.
-babe-llamó ella haciendo que el corazón del chico diera un salto al escucharla nombrarlo de nuevo de esa forma-estoy segura, se que jamás me harías daño, quiero hacer esto contigo, y sé que tu también.
El rostro de Hipo se sonrojo intensamente.
-tu fuiste y serás el único hombre para mi-le aseguró.
-solo para comprobarlo, ¿estas segura?-volvió a preguntar y cuando Astrid asintió, volvió a besarla.
(+18)
En ese beso, se permitieron explorar el cuerpo del otro por encima de la ropa, aunque esta comenzaba a molestarles.
Astrid sentía que el aire se le iba cada ves que el pasaba sus manos por su espalda y torso acariciando sus pechos.
Hipo se estremeció cuando ella comenzó a besarlo en el cuello y luego detrás de la oreja.
Pero antes de continuar ambos se separaron para verse de nuevo y confirmar que esto no era un sueño.
-lo olvidaba-el chico buscó el los bolsillos de su pantalón hasta sacar de ellos aquel collar con la reluciente dije de hacha plateada-esto es te pertenece solo a ti.
La rubia sonrió conmovida tomando aquel collar y apegarlo a su pecho.
-pensé que lo había perdido-lo miró con algunas lagrimas de felicidad-gracias.
Sin dejar que Hipo respondiera se lanzó de nuevo a sus labios besándolo esta vez sin pudor alguno, siendo correspondida de la misma manera por el.
Aun siguiendo con las caricias, la ojiazul se recostó en la cama quedando debajo del ojiverde; el cual trataba de no dejar caer su peso sobre ella por miedo a lastimarla.
Pasó sus besos al cuello de su amada, robándole suspiros, quien tomó los inicios de su suéter deshaciéndose de el, dejándolo con el torso desnudo.
El continuó besándola, mientras que ella acariciaba su desnuda espalda, pasando sus manos de manera tan suave que lo hacían suspirar.
Jadeó al sentir los labios de ella a inicios de su cuello y en su clavícula. La escuchó jadear cuando deslizó peligrosamente su mano por el torso de la chica, jugando con su cintura por debajo de la delgada y pequeña blusa de tirantes.
Separándose un poco de ella y sentándose en la cama, tomó los bordes de aquella blusa y la quito del cuerpo de Astrid dejándola con solo una prenda cubriéndole el torso.
Al sentir aquella soledad en sus labios, ella se levantó para acercarse a él y volver a besarlo, sentándose a horcadas de el rodeando su cuello con sus manos, mientras el la apegaba a él, tomándola de la cintura.
Sin embargo llego un momento donde las manos de Hipo subieron por la espalda de Astrid causándole un escalofrío al sentirlo desabrochar el sujetador de su sostén, del cual también deslizó los tirantes por los brazos delgados de ella hasta quitarlo y dejarlo caer al suelo.
Pasó su mano por su hombro hasta la mejilla de ella, sin dejarla de mirarla con una sonrisa enternecida que era correspondida por ella de igual forma.
Luego tomó la liga de cabello que mantenía sujeto el cabello de la rubia en una trenza floja y al retirarla dejo que su cabellera dorada cayera por su espalda y hombros.
Pegando su frente con la suya, Astrid besó la punta de la nariz de Hipo, luego sus mejillas, su mentón, sus pómulos y finalmente sus labios donde ambos volvieron a continuar en lo que estaban.
Con una sonrisa en medio de un beso, el castaño abandono los labios de la ojiazul bajando hasta los senos de ella, donde comenzó a besar uno de ellos, mientras que acariciaba con delicadeza el otro, manteniendo a la chica cerca de el con su otra mano sujetándola de la espalda baja.
Por primera vez la escucho gemir, lo que lo motivó a seguir, pero el que ella comenzará a mover sus caderas sobre su entrepierna lo hacían dudar de su propia cordura y más cuando la meno traviesa de la chica se coló en sus pantalones acariciando el miembro del joven, haciéndolo soltar uno que otro fuerte gemido y gruñido de placer.
Con algo de impaciencia ambos desabrocharon sus propios pantalones al mismo tiempo que sus labios eran atacados por los del otro.
Pero tuvieron que separarse por unos momentos cuando Hipo se quitó la prótesis, ya que así tendrían mejor comodidad.
Al tener solo una prenda por quitar, volvieron a recostarse en la cama volviendo a aquellas pequeñas caricias con las que habían que empezado, claro que esas pequeñas caricias se quedaron atrás, cuando Hipo decidió jugar con el autocontrol de la ojiazul, entrometiendo su mano entre la ropa interior de Astrid y tocar aquello que la hacía vulnerable ante el.
Embozó una sonrisa victoriosa al ver la reacción que esperaba en ella, escuchando su sonoro gemido al mismo tiempo que veía como abría completamente los ojos y echaba su cabeza hacia atrás.
Astrid estaba hecha un lío de sensaciones causadas por el hombre que amaba, estaba completamente a su merced y aunque trataba de morder su propia mano para no ser tan ruidosa, el ojiverde se lo impedía tomándola de la mano entrelazando sus dedos con los de ella, quería escucharla con fuerza.
Y lo logró cuando introdujo unos de sus dedos en ella, el verla arquear la espalda y sentir como pegaba su cuerpo al suyo, además del gemido lo hacían sonreír con orgullo.
Pero cuando Astrid iba a llegar al final, sintió la mano de Hipo irse de su intimidad, cosa que la hizo molestar, pero luego se desquitaría con el.
Así que como pudo hacerlo, le quitó la última prenda que traía el consigo, al mismo tiempo que el joven la dejaba completamente desnuda ante el.
-espera, espera-la detuvo el separándose de sus labios-no traigo algún preservativo.
-en el bolsillo de mi pantalón-susurró ella con dificultad ante la excitación del momento.
-¿a caso ya estabas pensando en llevarme a la cama Hofferson?-preguntó el chico en broma, haciendo reír a la mujer de su vida por unos segundos.
-uno de los soldados lo arrojó a la celda, cuando aún no despertabas, lo recogí para que no lo vieras al despertar-explicó ella jadeando, mientras el se agachaba hasta recoger el pantalón de la joven y tomar del bolsillo trasero de este, el pequeño sobre negro-ahora me alegro de haberlo hecho.
Ante esas últimas palabras, Hipo la miro con picardía antes de retomar con aquel beso apacional y cuando menos se lo esperó Astrid paso una de sus piernas por la cadera de el para después girar y quedar de nuevo a horcadas sobre el.
El chico ante el repentino movimiento cayó en la cama mirando embelesado a la rubia, volvió a sentarse para abrir aquel sobre que aun traía en manos y colocar en condón en su miembro.
Dando inicio a nuevas caricias, la chica se sujetó de el con unas de sus manos, al mismo tiempo que con la otra tomaba el miembro del chico alzando un poco las caderas para introducirlo en ella poco a poco.
Ambos dieron suspiros entrecortados, ante el contacto recargando su frente con la del otro y cerrando sus ojos, disfrutando de aquel momento.
Es cierto que al principio Astrid sintió cierta incomodidad al sentirlo dentro de ella de nuevo, ya que jamás se había acostado con alguien más en estos tres años.
Por que el único hombre al que amaba era con el que estaba ahora y siempre sería el único que lograría ponerla tan vulnerable y que al mismo tiempo hacerla sentir segura.
Abrazados uno con el otro, ella comenzó a mover sus caderas hace delante y atrás, subiendo y bajando.
Con solo los gemidos, jadeos y suspiros escuchándose en esa habitación, los movimientos de ambos aumentaron siendo cegados por el amor y el placer hacia el otro.
Delicadamente recostó a su amada en la cama, para después dar suaves y lentas embestidas que fueron convirtiéndose en rápidas estocadas, gimiendo el nombre de ella.
Solo faltaba poco para que alcanzaran la cima y llegarán a aquel clímax que tanto ansiaban.
Ella enredo sus piernas en la cadera del joven, al mismo tiempo que aumentaban aquellos movimientos.
Y al llegar al ansiado clímax, gimieron el nombre de otro que se fue convirtiendo en un grito ahogado, ambos estremeciéndose y sintiendo que estaban en el mismo Valhalla se dejaron caer en la cama agotados.
Jadeando para recuperar el aliento el chico salió de ella dando ambos un último suspiro, recostándose a su lado, atrayéndola a él abrazándola, mientras que ella descansaba en su pecho; el cual aún subía y bajaba con fuerza.
-te amo-confesó ella mirándolo a los ojos.
-yo también te amo-correspondió con una sonrisa dando un último beso.
Con cuidado retiro varios mechones del rostro de ella que se habían quedado pegados por la ligera capa de sudor que tenía en su cuerpo.
-¿podrías esperar un poco?-preguntó el al recordar que tendría que ir al baño a tirar el preservativo a la basura.
-no te preocupes ve-dijo ella dándole un pequeño beso en la frente, antes de que el se fuera.
Y cuando regreso encontró a la joven recostada de lado, dándole la espalda.
Volviendo a entrar a la cama la abrazó por la espalda besándole la sien y al sentir el contacto ella se dio la vuelta refugiándose en sus brazos.
-¿como te sientes?, ¿fui brusco?-preguntó el castaño preocupado pasando una de sus manos por la espalda desnuda de Astrid y al mismo tiempo que acariciaba con la otra el vientre de ella.
-solo se sintió algo extraño al principio, pero estoy bien-tranquilizó sin dejar de mirarlo al rostro acariciándole la mejilla con una de sus manos sintiendo de pronto sus ojos cristalizarse.
-¿qué pasa?-preguntó aun más preocupado.
-nada, es solo que...-sonrió dejando que sus lágrimas salieran-no sabes cuanto te extrañé..
-Astrid..-llamó limpiándole las lágrimas con cariño antes de abrazarla.
-perdóname por haberme ido, jamar quise abandonarte Hipo-pidió aferrándose a el, escondiendo su rostro en su pecho-tal vez si me hubiera quedado todo seria diferente.
-no Astrid, esto no es tu culpa, hiciste bien en irte-dijo el castaño acariciándole el cabello-escuchaste a Drago te estuvieron buscando por todos estos años, no se que habría pasado contigo si te quedabas. Perdóname tu a mi por no seguir buscándote.
-Babe, no tengo nada que perdonarte.
-Y tu sabes que yo tampoco, no tenias opción y lamento que todo acabará así.
-pero te mentí-reconoció alejándose de el para sentarse en la cama-te oculte todo y lo lamento.
-te voy a hacer sincero, si me dolió que no me dijeras la verdad-confesó sentándose a su lado-pero me lastimó más verte tan rota, yo no se que pasó contigo en estos años, pero desearía retroceder y estar contigo y con nuestra pequeña.
Ella solo se quedo callada suspirando con tristeza.
-m'lady, ya deja de torturarte, yo no te guardo rencor y mucho menos te odio, yo te amo-dejó en claro tomándola de la mano-y siempre lo haré.
Ella en respuesta se abrazo a el, siendo rodeada por sus brazos, volviendo ambos a recostarse.
Aun mirándose perdidamente en los ojos del otro se cubrieron con las sábanas, sin embargo el frío era más fuerte, por lo qué Hipo volvió a ponerse sus calzoncillos y su suéter al igual que Astrid, además de tomar del pequeño closet las mantas extras que había allí.
-descansa preciosa-le deseó al verla luchar por no cerrar los ojos, dándole un último beso en los labios-yo estaré aquí.
Y esas pequeñas palabras fueron suficientes para que Astrid se dejara vencer por el cansancio, quedando profundamente dormida en los brazos de Hipo. Poco después el la acompaño cayendo en los brazos del Morfeo.
No sabían que pasaría mañana o que les esperaba allá fuera, pero por ese momentos descansarían con la esperanza de que todo se resolvería.
Por que ahora estaban juntos y no había cosa alguna que los alejara esta vez.
CONTINUARA.
Hola chicos.
Antes que todo espero que disfrutarán el capitulo.
Ahora les quiero pedir una disculpa por lo corto que fue el capitulo anterior, iba a hacer más largo, pero me enferme y el día día publique el capitulo me sentía super fatal.
Por eso quise recompensarlo con este capitulo que estuvo más largo.
Por fin tuvimos el momento que muchos esperaban.
Pero aquí no acaba todo por que aun quedan varias cosas por resolver y sobretodo recuperar a Zephyr.
Algo más que quería decirles es que si notan que hay algunos cambios en lo que dicen los personajes o el tiempo que pasa es por que he hecho algunos cambios a Agente Hofferson.
Los publique hace unas semanas en mi tablero pero aquí se los vuelvo a poner para los que no lo vieron.
1. Se que dije que iban a hacer cuatro temporadas, pero eso va a cambiar.
Van a hacer tres, por que las temáticas no son tan diferentes y se vería como algo repetitivo, así que ambas serán fusionadas en una sola.
2. El remake de Agente Hofferson SI va a hacer canon en la trilogía, lo que causa que la historia original ya no.
Esto no quiere decir que valla a borrarla, claro que no, ya que le tengo un cariño especial por ser mi primera historia (aunque tenga una mala redacción y la trama esté mal estructurada).
3.Las edades de los dos protagonistas así como el tiempo que transcurrió entre Agente Hofferson 1 y Agente Hofferson 2 van a cambiar Mi razón fue que hace tiempo una seguidora me pregunto ¿cuáles eran las edades de Hipo y Astrid?, yo le contesté que eran 24 y 23.
Y entonces me dijo que cuando Astrid se embarazo era una menor, tenía 17 años y aunque en sí le faltaba un año para ser mayor de edad aún era una menor ante la ley, (yo me guió por como son las leyes aquí en mi pais, México).
Y en ese tiempo cuando apenas escribía, yo tenía aproximadamente trece años, apenas estaba formando mis opiniones sobre temas que causan conflicto entre la gente o temas tabú.De hecho la niña que era a los trece ya no es igual a la adolescente que soy ahora.
Y si, lo admito me dio coraje haber hecho eso y más cuando yo odio los embarazos en menores de edad, pero no entraremos en ese tema por ahora.
Así que tomen nota por que las nuevas edades son 20 y 21 en la primera temporada y ya no serán seis años los que habrán transcurrido entre las dos historias, serán tres, así que Zephyr tiene tres años.Lamento si a alguno le resultan inconformes estos cambios.
Algo que me gustaría aclarar es que si ustedes no quieren leer el remake, están en su derecho de no hacerlo.
Pasan los mismos sucesos que el de la trama original, sólo que la trama es más larga y detallada.
Sin más que decir se despide la cuchurrumina.
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