cap.1:la vida nunca fue de color rosa.

La mujer se encontraba dormida en su cama, había sido una noche dificil, las pesillas la habían hecho desvelarse hasta muy tarde.

Los rayos del sol la hicieron despertar, y aunque queria seguir dormida tenia que empezar con un nuevo dia.

Se levanto dirigiendose al baño, dandose una fria ducha esperando que los efectos de alcohol, bajaran un poco, salio enredada en una toalla, hasta llegar a su cuardo donde se vistio con unos vaqueros, una blusa con algunos estampados de flores y unos tennis blancos.

Agarro su cabello en una coleta y se coloco en collar, salió del cuarto caminando al cuarto de su hija en el cual ella estaba dormida.

-Zephry-llamo casi en un murmullo al entrar al cuarto de su pequeña, se acercó a aquel bulto debajo de las sabanas-mi amor es hora de irnos.

Cuando llego a orillas de la cama, movió a la que estaba debajo de las sábanas, pero sintió el cuerpo muy suave y algo raro, así que se quitó la sabanas y descubrió que no había nadie en aquella sábanas, su hija no estaba.

-Zephry-llamo asustada alzando la voz saliendo del cuarto de su hija, camino al baño, pero la puerta de este estaba abierto y no había señales de ella, así que tampoco se encontraba allí.

¿Y si la había secuestrado?

-¡Zephry!-llamo alterada ante tal pensamiento en su cabeza, cada vez que le llegaba ese pensamiento solo podía recordar a su hermana y en el horrible final en el que había terminado todo eso, sin duda era lo que menos quería para su hija.

-¿Mami?-escucho en la cocina, rápidamente fue allí, en donde su hija estaba sentada desayunando un plato de cereal, Astrid solo pudo respirar de alivio y abrazarla-¿Qué tienes mamá?

-nada mi amor, solo me asusté por qué no te vi-dijo la chica colocando tras la oreja de su pequeña uno de sus mechones castaños que se balanceaba en su rostro-bien termina de desayunar y cámbiate, ya casi tenemos que irnos.

-esta bien mamá, de todos modos ya había terminado-comento la pequeña regresando a su cuarto a cambiarse.

La mujer al estar a solas dejo escapar un jadeo de alivio, se tallo el rostro aun preocupada, ¿cuántas veces habia pensado en que su hija podia estar en peligro? muchas, eran casi incontables.

Dejo de lado esos pensamientos e intento buscar algo que desayunar, pero ante todo esos pensamientos y el susto que acababa de pasar, le había quitado el apetito. Solo espero a que su hija estuviera lista antes de irse.

Cuando ambas salieron del departamento, subieron al auto de la mujer y condujo a la escuela de la pequeña Zephry. Ninguna decia nada, la castaña estaba muy pensantiva y Astrid solo intentaba alejar de su mente aquellos recuedos de su hemana.

Tenia que calmarse, pero era inutil.

Al llegar a la entrada de la escuela, dejo ir a su hija con sus amigas, mientras entraban a la escuela y a su vez a su salón, Asrid solo miraba con una sonrisa a su hija hasta que desaparecio de su vista y fue cuando estuvo dispuesta a irse.

Comenzó a conducir por las calles hasta llegar al centro comercial y caminar por este mismo llegando a aquella tienda de ropa, en donde rápidamente se puso la camisa del uniforme en los baños y despues comenzaba a atender a sus clientes. Todo la mañana fue un lío, habia algunos clientes odtenían lo que querian, se escuchaban cada cinco minutos el llanto de un niño caprichoso, algo que desesperaba un poco a la rubia ya que su hija había sido muy tranquila, solo lloraba cuando de verdad necesitaba algo.

Antes del almuerzo se encontraba limpiando un liquido en el suelo, aparentemente alguien habia hecho caso omiso al letrero "no se permiten entrar con bebidas y alimentos.

A veces la gente podia ser tan estresante.

-hey rubia-hablo una voz conocida para la chica, ella solo rodo los ojos con una risa juguetona.

-¿que quieres ahora mujer?-pregunto con burla de ver a su amiga.

-¿que?, ¿ahora no puedo venir a verte?-cuestiono su amiga con sarcasmo llegando a su lado-¿que estas limpiando?

-un regalo que nos dejo un cliente-contesto con sarcasmo-o no sabe leer o no entiende.

-creo que la segunda opcion es mas probable-se burlo la chica y ambas se soltaron a reir.

-entonces, ¿que haces aqui Cami?-pregunto mientras seguia limpiando el suelo.

-venia a quitarme por fin las trenzas, pero me parecio mejor llevar a mi amiga a desayunar en su hora libre-explico la chica pelinegra con una sonrisa.

-¿ya te vas a quitar las trenzas?, ¿ahora si vas a dejar que tu cabello descanse? esta vez si me has sorprendido-comento la ojiazul.

-oye esto es muy dificil para mi, tu sabes como me encantan mis trenzas africanas-dijo la chica casi reclamándole-pero tienes razon, ya tengo que dejarlo descansar un tiempo.

-deberias, si sigues con estos extremos, se te va a caer el cabello-

-entonces ¿si vienes?-

-si por supuesto, solo dejame terminar con esto ¿si?-preguntó la rubia señalando al suelo.

-claro, te espero afuera-respondio la pelinegra, saliendo de la tienda sentándose en una de las bancas que estaban en el lugar, a los pocos minutos la ojiazul salio, y ambas desayunaron en un restaurante cercano.

-¿como a estado Zephry?-preguntó Camicazi dandole un sorbo a su chocolate caliente.

-ella esta bien, cada dia mas inteligente y sus dibujos me sorprenden cada vez mas-respondio la mujer orgullosa de su hija-es......igual a su padre.

-si lo se, tiene sus parecidos-respondio la pelinegra con una sonrisa alegre que cambio a una nostalgica y triste-¿y tu como estas?.

-estoy bien-dijo la rubia sonriendo con tristeza.

-¿de verdad?-indago su amiga, ella sabia que tan dificil era esto para su amiga, ya que ella paso por algo parecido.

-no-confeso ella negando, mirando al suelo con tristeza-me duele mucho el que el no este aqui, que o pueda conocer a su hija.

-¿Zephry sabe que el murio?-

-no-

-pero Astrid, eso..-

-si lo se, ella deberia saberlo, pero es que... es una niña y....-dijo la mujer tratando de acomodar sus ideas-no me siento lista para decirle eso.

-entiendo, pero ¿no crees que el no saber que le paso a su padre le puede afectar más?-pregunto la chica con un poco de preocuación

-si puede que esto sea peor, pero por ahora no tiene que saberlo-concluyo la mujer con una sonrisa un poco triste

-esta bien- acepto su amiga mientras seguían platicando y olvidando el tema de hace tan solo unos momentos, entre tanta platica, Astrid no se habia pecatado que ya era hora de volve al trabajo, pago parte de su cuenta y se fue de nuevo,no sin hacerle una ultima broma a su amiga sobre sus trenzas.

Siguio con su trabajo y aunque este turno fue mas tranquilo, lo que si fue extraño fue recibir un llamado de su jefa, asi que fue a la oficina de ella reciebiendo una mala noticia

-¿despedida?-pregunto incrédula

Había sido despedida 

¿Ahora como pagaría la deuda que tenia con el banco?, este trabajo le pagaba un buen salario, ahora tenia que conseguir otros dos trabajos para pagar su deuda dentro del limite permitido.

-¿hice algo malo?-pregunto preocupada

-no, claro que no-aclaro su jefa-es solo que y no tenemos tantos clientes como antes, las ganancias han caido y es por eso que voy a cerrar la tienda, lo lamento Astrid, pero si estas interesada puedo reomendarte con unos amigos que estan buscando empleada.

-si eso me gustaria-acepto levantandose de su asiento, dispuesta a irse-eh...muchas gracias.

Salio de la tienda de ropa pensativa, sin embargo al mirar la hora, comenzo a correr hacia el estacionamiento, ya que casi era hora de recojer a su hija de la escuela, rapidamente condujo a la escuela en donde su hija salia con una mirada en el rostro, al verla asi bajo del auto a recibirla con los brazos abiertos.

La pequeña acepto el abrazo con unas lagrimitas saliendo de sus ojos.

-Zephry, ¿que paso?-pregunto en un susurro angustiada al verla llorar, habia sucedido algo malo.

-vamos a casa mamá-dijo la niña con un hilo de voz, mientras que Astrid pudo escuchar murmullos con comentarios nada respetuosos hacia ella, asi que tomo a su pequeña en brazos, sacanola de allí, la dejo en el asiento tracero del coche y subio al asiento del conductor para conducir de vuelta a casa.

Desde que se habia mudado, habia escuchado comentarios y susurros muy descarados entre personas, sobre ella y su hija, pero con el tiempo se habia acostumbrado, mientras ella supiera la verdad, no le importaba lo que dijeran los demas.

Sin embargo, en su cabeza solo pasaba por su mente una pregunta, ¿quién habia hecho llorar a su hija? y ¿por que?

Algunas de sus compañeras y compañeros no eran respetuosos, curiosamente sus padres eran los que parecia criticar la vida de Astrid a cada momento que la veian.

De tal palo, tal astilla.

De seguro esas pequeñas "arpias", como solia llamarlas ella, habian hecho o dicho algo que hizo sentir mal a zephry, pero bueno a veces apenas podia con su vida la pobre.

En cuanto llegaron al departamento, Zephry se encerro en su cuarto, sorprendiendo a su madre.

Esta bien, esto ya era muy grave.

-¿hermosa?-pregunto la mujer tocando la puerta-¿quieres hablar?, ¿estas bien?

-¡solo quiero a mi papá!-exclamo la infanta en un sollozo, rompiendo el corazon de Astrid al escucharla-¡¿por que no me quiere?!

Despues de eso la rubia solo escucho a su hija seguir sollozando, ella solo pudo sentir su pecho contraerse, se fomo un nudo en su garganta y rapidamente fue a su cuarto en donde al cerrar la puerta se deslizo por esta hasta caer sentada al suelo, comenzando a llorar.

Esto era su culpa, no tenia que mentirle a su hija de esa manera, no tenia, pero no se sentia lista para decirle la verdad, no se sentia capaz de romperle el corazon a su pequeña.

Asi que despues de unos minutos de pensar y calmarse se levanto, salio de su cuarto con decision, diriguiendose a la cocina, unos momentos despues toco de nuevo la puerta de su hija.

-¿Zeph?-pregunto con cariño-¿puedes abrirme corazon?-silencio-traigo helado.

La puerta se abrio, la niña solo miraba el suelo con tristeza

-¿puedo pasar?-pregunto de nuevo la mujer con una sonrisa entristecida, la infanta solo asintio, asi que la mujer paso y dejo el pequeño recipiente con helado , siendo que solo unos minutos despues la infanta comenzo a comerlo con lentitud.

-¿que fue lo que paso?-preguntó la mujer acariciando la mejilla de su hija.

-hoy los papás de mis compañeros fueron a la escuela a hablar sobre sus trabajos-dijo ella limpiandose un moquito que salia de su nariz-y en el recreo algunos de mis compañeros se bularon, por que el mío no fue.

-hay mi amor, lo siento-menciono la rubia.

-mamá, ¿mi papá me abandono?-pregunto la niña sorprendiendo a la mujer.

-no claro que no, el....el esta..-estaba a punto de decirlo, pero no-tu sabes por que no puede venir, de verdad quisiera que lo conocieras, pero te prometo que algun dia lo haras, ¿esta bien?.

-esta bien-dijo la niña no muy convencida, pero con un toque de eperanza en sus ojos, asi que siguio comiendo su helado con lentitud.

Astrid iba a decir algo más, sin embargo el sonido de su telefono hizo que tuviera que salir del cuarto de su hija, tomo su telefono contestando la llamada.

-si diga-hablo la chica con un tono serio, al ver que la llamada era de el banco.

Esperaba que no fuera ningun problema.

-¿srta. Hofferson?-

-si soy yo-

-solicitamos su presencia en el banco, es un asunto urgente-

-voy en camino-concluyo colgando la llamada y  volviendo con su hija para ir al banco para saber que estaba pasando.
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-¿puedes esperar un poco?, esto no va a tardar-dijo la rubia junto a su hija que se ponia un inquieta, mientras esperaban sentadas en las sillas incomodas de madera.

-si-dijo la infanta

-perdon por la espera-dijo un hombre robusto, vestido formalmente con cabello negro y una barba que cubria parte de barbilla.

-si esta bien-hablo la mujer-pero, ¿que esta pasando?

-bueno el problema aqui es que su tiempo para pagar su deuda va a expirar-fue al grano comenzando con las terribles noticias-le quedan pocas semanas y considerando que no ha pagado ni siquiera la mitad que nos debe, el banco tiene que decirle que si no paga en lo que acordamos sus bienes se le seran quitados.

-¿que?-pregunto incredula, con todo lo que habia pasado ella se habia olvidado de este asunto-necesito un poco más de tiempo.

-lo lamento srta. Hofferson, pero el trato no se puede extender-dijo el hombre.

-esta bien, ya vere que hacer, gracias por la noticia-dijo un poco enfadada, tomando a su hija en brazos saliedo del lugar, volvieron a casa en silencio, ninguna de las dos decia nada, y Astrid ni queria hablar, estaba tan molesta con ella misma por este insidente.

Debia pagar esa deuda, pero ahora que la habian despedido, no sabia como pagarla, conseguir otro trabajo podria tomarle semanas, incluso meses, si no lo conseguia lo mas pronto pósible, ella y su hija podia acabar en la calle.

Al llegar al departamento Astrid se sento desanimada en el sofa, cubriendose el rostro con sus manos y con la ira y la impotencia que sentia, comenzo a derramar lagrimas en silencio, su hija la verla se acerco a su mamá abrazandola, siendo que Astrid solo la miro con una sonrisa triste.

-no llores mami, todo estara bien-consolo la infanta limpiandole las lagrimas a su mamá.

Astrid solo le dio una sonrisa mas animada y abrazo a su pequeña con mucho cariño, despues de unos momentos ella se dio cuenta de que su hija se habia quedado dormida en su regazo.

Así que la llevo a la cama, la recostó, quitándole los zapatos, y por ultimo cubriéndola con una manta, para después darle un beso en la frente y salir del cuarto.

Se sentó en la mesa de la cocina,  pasándose las manos por la cara, mientras daba un suspiro pesado, recorriendo con la mirada al departamento en donde su pequeña crecio, en este lugar tuvo muy buenos recuerdos.

Pero sin duda los disfrutaria si su castaño la acompañaba.

Con gran cansancio, se fue a acostar mientras cerraba los ojos y se disponia a descansar un poco.

Hasta que se escuchó que algo se rompió en la cocina.





Continuara 





Comenzamos con el primer capítulo y con los problemas, espero les haya gustado y nos vemos a la próxima.










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