1. La carta D.S.

Despacho de vigilancia

Viernes, 1 de Junio.

Hora: 14:56.

Presente.

Alberto

—¡Capitán, las cartas ya están enviadas!

Miro la pantalla, que ocupa toda la pared de la estancia, dividida en montones de partes iguales; cada una controlada por un personal de aquí quien se encarga del destinatarios de la carta. Oigo a alguien abrir la puerta a mis espaldas y se va acercando a mí hasta detenerse también frente a los vídeos en vivo de las personas que están por abrir el sobre que les guiará a otro estilo de vida.

—Mira qué bien, conozco a varios de los que salen —habla ella y yo enfoco mis ojos en la muchacha de un largo cabello negro hasta la cintura.

—Al fin que llegas, rubia. Ya pensaba que te ibas a escaquear como siempre.

Ella rueda sus ojos negros.

—Pinche daltónico... —murmura cruzando los brazos al pecho.

No soy daltónico.

—Cuidado que aplastas lo inexistente —bromea un chico castaño de ojos marrones, idéntico a mí excepto por el lunar que tiene en el entrecejo.

—¿Queréis mirar la pantalla en vez de a mí? Ya van a abrir las cartas.

Así es cómo elegimos los alumnos. Tenemos acceso a la información de todos los del país y elegimos a los jóvenes adolescentes —ya que nos resultan más fácil de entrenar— enviándoles una carta que llega directamente a su habitación. Cuando lo abren, dependiendo de su reacción, los personales harán algo con esos trazos de papel.

Llevan un microchip incrustado y bien disimulado que nos permite verles la cara. Si la primera reacción es decírselo a alguien, sin importar lo bueno que sea en otros aspectos, la carta se autodestruye volviéndose polvo que finalmente desaparece y, además, el microchip le borra la memoria a la persona de todo lo que acaba de pasar.

Será como si nunca hubiese recibido ninguna carta de D.S.

En cambio, si vemos que su reacción es guardárselo para sí mismo, el papel se vuelve una guía que les lleva a nosotros.

De cierto modo, la primera reacción de la gente normal es contarlo a los demás, y no digamos que eso sea malo; pero nos viene mejor que no lo hagan. Es como elegir entre borrar la memoria a una sola persona o borrarlo a todo el mundo.

Miro hacia la pantalla y a primera vista me fijo en una chica que tendrá unos dieciséis o quince. Levanta la carta y lo analiza sin abrirlo, seguidamente pega un grito de emoción dando saltitos como loca.

—¡Ah! ¡Mamá, me ha llegado la carta de Hogwarts de mala calidad!

La carta brilla y se esfuma dejando un rayo azul que le alcanza a la cabeza. La chica cae al suelo y el trozo de pantalla se apaga.

—Una menos —murmuro mirando otro vídeo.

—Dos —corrige David, mi hermano gemelo.

—Tres, mijos, tres —habla la azabache rubia.

Sé que no es rubia, pero nos encanta joderla.

—¡Bien, sabes contar! —exclama David aplaudiendo y ella inspira con profundidad.

—Iros a la mierda —canturrea en respuesta, sacando el dedo del medio de las dos manos mientras sale de la sala.

Como no se ha ofrecido a ayudar con esto ni a los nuevos alumnos, perfectamente puede escaquearse. A David y a mí nos lo encargó el nuevo general —el anterior murió hace un año por allí— y, gracias a Dios que Richy accedió a colaborar, porque sino menudo jaleo. Pero bueno, el chico ese llega tarde.

Mi hermano y yo seguimos con los ojos fijos en la pantalla y de un momento para otro, siento la presencia de alguien a mi lado. Se trata de un chico un poco más bajito que nosotros, pelo rubio y mirada café que los tiene clavados en la pantalla.

—A buenas horas, eh —habla David dirigiéndose a Richy.

—Ser puntual siempre ha sido mi pasión. ¿Dónde está la rubia loca?

David y yo nos miramos para después dirigir nuestros ojos a él de nuevo.

—Búscate otro apodo —le digo cruzando los brazos.

—Exacto, rubia es como le llamamos nosotros —finaliza David.

No es que nos caiga mal Richy, es más, pasamos la mayor parte de la vida vivida —ya tenemos veinte— con él; es de la familia junto a Dani y la rubia. Pero no sé, un apodo es un apodo. Es como cuando ella nos llama "gemeliers"; los demás puede llamarnos igual, sin embargo, no será lo mismo ya que ella es quien lo inició. En nuestro caso, "rubia" es el apodo que le tenemos David y yo.

—¿La mata-cucarachas? —pregunta Richy, seguramente recordando lo sucedido aquella vez.

David se echa a reír.

—Dime que aún tienes el vídeo, por favor.

—Jamás lo voy a perder —le contesta el otro—. Se lo pondremos en su cumpleaños y bien en grande.

Miro a los dos suicidas que tengo a mi lado. La idea me tienta, pero no me gustaría acabar como esa cucaracha.

—¿No os parece maravilloso el estar vivos? —cuestiono y ellos dos me observan durante unos segundos como si analizaran los pros y los contras.

—Por mí como que vale la pena —murmura Richy.

—En caso de emergencia, vamos los tres contra ella —propone mi gemelo—. Podrá ganarnos en uno contra uno; pero los tres a la vez, imposible.

Niego con la cabeza con un suspiro mientras que enfoco mi atención de nuevo en la pantalla. Increíble que esos dos decidan algo y me arrastren a mí también quiera o no. Ella siempre piensa que estamos aliados sin importar qué hagamos.

En un trozo de la pantalla, una chica de cabello chocolate oscuro, al igual que los ojos detrás de unas gafas, de tez un tanto clara-amarilla tirando más a clara y la cara con acné; abre la carta. En la carta hay básicamente escrito:

"Felicidades, eres uno de los elegidos. 

Ahora, dependerá de tu siguiente movimiento o acción para determinar si lograrás pasar la primera prueba que comenzó cuando has cogido/visto la carta. 

 Buena suerte. 

 Agency DS."

Veo su reacción. Primero lo observa como si se tratara de una broma para después mirar los alrededores.

Como que Hogwarts cambió su diseño de cartas y la forma de enviarlas... —murmura desde la pantalla.

La cámara incrustada en la carta, una vez abierta nos deja una visión total de la habitación. La veo dirigirse hacia el ordenador e investigar "Agency DS". Obviamente no le saldrá nada; somos una agencia secreta, no vamos poniendo propaganda en Internet.

¿Ésto es algún tipo de broma?

Ey, una que ha reaccionado sin gritarlo a los cuatro vientos. Miro al chico encargado de su sección de pantalla y él me entrega los papeles con la información de la chica. Arriba de todo está puesto en grande y mayúsculas: "PERSONA RECOMENDADA. FIRMADO, DZHG".

<<Mírala, y dijo que no se iba a entrometer ni nada por el estilo>>.

Leo el informe de la chica que ahora mismo está alucinando porque la carta ha hecho cambios, convirtiéndose en una guía digital en papel delante de sus narices. Ese es el momento en que aparecerá las siguientes palabras: "Encuéntranos, pero que nadie más se entere". Se queda perpleja, pero aun así decide seguir la guía de la carta.

—Elainee Mot, de Panamá, diecisiete años. Situación en la familia: estable. Excelente en el arte del dibujo —leo por encima los datos generales de la chica.

Richy chasquea la lengua junto a un movimiento de la cabeza, señalando a un trozo de la pantalla con la barbilla. Miro a donde señala y lo primero que veo en un conejo blanco con manchas marrón claro en la cara y la oreja, de ese mismo color, hacia abajo. El chip de vigilancia nos da una visión entera de la habitación, encontrando a una chica de pelo negro en moño con el flequillo hacia la derecha. Tiene los ojos grandes y ligeramente rasgados de color chocolate.

Revisa con detalle toda la habitación para después enfocarse de nuevo en la carta que está en sus manos. Lo mira una y otra vez como si buscara algún detalle que se le escapa. Después, al ver que no consigue encontrar nada, hace lo mismo que la chica anterior; buscar información en Internet y en libros. Al ver que pasa el rato y sigue sin haber pista alguna, se mete en páginas ilegales.

—Esa va decidida, ¿eh? —habla el rubio que está a mi lado cogiendo el informe de esa chica en donde, en lo alto, también está la firma de "DZHG"—. Evelyn Sellers... —pronuncia el apellido frunciendo ligeramente el ceño—, española, dieciséis años. Situación en la familia: hermano mayor muerto, padres ocupados y tiene a un mayordomo y cocinera. Excelente en la tecnología principalmente.

Esa mandíbula tensa me da que hay algo allí...

Fijamos la vista en la pantalla de nuevo. La chica recién termina con un debate mental para ir hacia un boli y una hoja. Comienza a escribir anotaciones y la que más atención me ha llamado ha sido: "Tic-Rab no quiere dominar el mundo, solo quiere apio." ¿Se refiere al conejo?

—Se ha dado cuenta de que la estamos vigilando —añade mi hermano.

Cierto, eso también pone en la hoja, pero me ha llamado más la atención la otra. Cosas de la vida. La veo aclararse la garganta sin saber muy bien a dónde mirar en concreto.

Hmm..., ¿hola? Bueno, no sé qué decir, pero si me están escuchando, me gustaría que supieran que yo no solicité ningún tipo de... ¿examen?, para unirme a su... hmm, organización. —Se ve que los nervios la están matando poco a poco; parece ser una niña bastante insegura, o eso es lo que me ha demostrado en la primera impresión—. Pero, si necesitan que les ayude en algo, creo que lo correcto sería saber más de ustedes. Agradecería si, hmm, me brindaran... ¿información? —Un segundo de silencio—. Por favor.

Richy estalla a carcajadas señalando la pantalla. Muy bipolar el chico, hace unos segundos no estaba así.

—¡Esa me la quedo! ¡La quiero en mi escuadrón! —exclama entre risas.

Los capitanes tenemos nuestro propio escuadrón que está bajo nuestras órdenes especialmente. O sea, los miembros oficiales u alumnos superiores no pueden estar mandándoles de un lado para otro así porque sí.

La carta hace su cambio y puedo asegurar que sus ojos se abrieron tanto como su boca. Saca el móvil una vez que reacciona y se mete en GoogleMaps, pero en seguida abandona la idea al darse cuenta que es imposible a que funcione. Coge a su conejo para después dejarlo de nuevo, como si tuviera el presentimiento de que va a ser peligroso y no quiere arriesgar la vida de su pequeña mascota. Saca una mochila y comienza a meter cosas.

—Hostia puta, que ha metido cuchillos de cocina con fundas y todo —comenta el rubio alucinando con las cosas que se le ocurre a la chiquilla—. ¿Eso es un gas pimienta?

Poso mis ojos en el trozo de pantalla que mira mi hermano gemelo dejando ver a una chica bastante alta de una tez morena clara. Tiene el pelo castaño oscuro y muy largo, hasta la cintura —se ve más largo por su altura—, ondulado y el flequillo medio emo.

Mira con sus ojos terracota un tanto rasgados, todos los detalles posibles, hasta las pelusas de su ropa. Se asoma por la ventana para ver las personas de la calle y, segundos después, lo cierra revisando de nuevo la carta.

—Se llama Araia López, mexicana, catorce casi quince años —lee mi hermano su informe y veo que no está marcado con ninguna firma, por lo que no ha sido recomendada especialmente como las dos anteriores.

—Vendas, cosas de medicina, una linterna, una cuerda y ácido muriático... —nombra Richy las cosas que va metiendo la chica llamada Evelyn en su mochila—. ¡Ha escondido un cutter en su manga izquierda! Comienzo a temer por la seguridad de nuestros hombres...

Cómo me gustaría tener un taser —murmura ella para sí misma—, en los libros siempre funciona.

Vuelvo a mirar a la chica súper alta quien se ha calzado unos tenis duros y un juego de llaves. Tengo la ligera sensación de que los alumnos de este año no van a ser normales. Y, solo por seguridad, lo mejor será alejar a estas de la rubia.

—Esas tres son las más peligrosas de este año, supongo —hablo en alto.

—Cuatro —me corrige David—. Hay una otra chica recomendada —nos revela mostrando un otro informe en donde en lo alto está de nuevo esa firma: "DZHG". Mi gemelo nos señala un trozo de pantalla y lee la hoja que tiene entre manos—. Marta Gómez, española, diecisiete años. Situación en la familia: estable. Excelente en memorización y pelea.

Castaña de tonos rubios y muy rizado. Veo emoción en sus ojos después de leer la carta y la primera cosa que hace es investigar también en Internet. Se asombra mucho cuando el trozo de papel hace el cambio, pero hasta allí llega; no monta una buena empaquetando cosas o llevando objetos que puedan herir a alguien, simplemente deja una nota en la mesa de que ha salido.

—Solo digo. Digo —recalco llamando la atención de esos dos—. Alejemos a la Araia de la rubia; de los cuatro que hemos analizado, es la única que no es recomendada, por lo que no sabe de su existencia.

Más vale prevenir que curar. O sea, esa chiquilla nuestra, de por sí es una perra empoderada, lo único que necesitamos es que crea su escuadrón. Aunque, en realidad, lo veo poco probable; ella trabaja sola, no le gusta ir en equipo excepto con nosotros. Eso sí, a veces lleva a algunos otros alumnos a algunas misiones, pero se queda a un lado mirando para que ellos hagan todo y, en caso de emergencia, intervenir.

En cambio, si yo soy quien les lleva de misiones, básicamente les estoy mandando cada movimiento para evitar fallo y muerte. Un error y la vida se les esfuma. Pero, aun así, prefieren irse con ella. No sé, son suicidas, supongo.

O quizás sea porque es una chica... No es por ser sexista, ¿pero será porque los tíos van detrás de ella y las tías la quieren proteger a toda costa de esos? Tampoco sé eso, con la actitud y comportamiento que tiene, no entiendo cómo es que la adoran tanto. Ellos no saben que es un peligro andante.

Eso sí, la queremos mucho. Una hermanita para mí y para los otros dos también. Aunque sea una mierdas, la adoramos.

La cámara incrustada en la carta es muy pequeña, por eso, cuando todos los elegidos —muchos, la verdad— salen siguiendo la guía, es imposible tener una visión entero de ellos. Por eso, solo podemos verles a través del microchip.

Ya se están alejando un tanto de la civilización humana. Cabe recalcar que es imposible que jóvenes de quince a dieciocho años de todo el país se reúnan en un solo punto caminando, por eso, solo elegimos los que estaban por Sagunto y el Puerto de Sagunto. Como mucho algunos de Valencia, si es que vemos que valen la pena; pero habrá otras personas recibiéndoles.

Para el resto del país, fácil. Nuestra agencia es uno de los más grandes y reconocidos. Ya no digamos toda España, no será problema aun tratándose del mundo. Obvio, tampoco llegamos a todas las ciudades que existe, además de que no somos la única agencia que hay. Bueno, total, la base principal es ésta y el General y capitanes principales, somos nosotros.

La carta ya debe de mostrarse otro cambio. Salen en grande otras palabras: "No temas, sigue caminando y no hables con nadie. Mantente en silencio". Menos mal que yo no he tenido que pasar por esas pruebas de acceso; me acojono vivo.

Los jóvenes (lo digo como si yo fuera viejo, ¿sabes?) se van encontrándose. Algunos se han puesto de charleta y bueno, pasó lo que pasó; unos cuantos menos. Sin embargo, la mayoría han acatado la orden de quedarse callados.

Todos se van reuniendo poco a poco —literalmente porque han tardado lo suyo, aunque no les culpo, vinieron caminando—. Se encontraron con la carta a las tres de la tarde o un poco más, y ahora está que anochece. Como mucho, falta tres horitas para que el sol se esconda.

Nos alejamos de la pantalla para dirigirnos hacia la gran ventana que da al patio trasero desolado. Estamos en un piso un tanto alto, por eso, vemos todo en miniatura, pero es visible. Richy posa las manos en el cristal y hace como que lo amplia igual que el móvil. Enfocamos mejor y ahora todos están agrupados y les podemos observar perfectamente.

Dani, el entrenador oficial de la agencia, está allí recibiéndoles junto a unos miembros oficiales de bajo nivel. No dice nada, mantiene sus ojos azules fijos en los recién llegados mientras que ellos le miran con desconfianza.

—Esa... —murmura el rubio señalando a una alta de pelo castaño—, ¿está calentado para dar patadas?

Miro a una de las cuatro chicas que hemos analizado, ella es la única que no tenía la firma. Efectivamente, sí, está calentando. Esos movimientos son leves y casi ni se nota, pero para personas normales. Nosotros entrenamos especialmente además de que el título de capitán lo hemos ganado, no nos lo han regalado.

—Alejemos a esa diabla de la rubia, por favor. Si se comienza a juntar con ella... una palabra: peligro —hablo a lo que ellos inspiran con profundidad.

No es que la tengamos miedo, para nada, en realidad. Ya lo hemos dicho, una batalla de los tres contra ella, pierde seguro; sin embargo, es considerada una prodigio en todo esto. Vamos, nos pilla cuando estamos solos y los que no tenemos escapatoria somos nosotros.

El silencio se hace en aquel patio y, al fin, una chica deja de aguantarse.

—¿Pero qué es todo esto? —pregunta con una mueca en la cara.

Error.

—¡Já, qué inútil, has hablado! —exclama una otra entre risas y burlándose de la anterior.

—Madre mía... —murmura David posando la mano en la frente.

La carta se esfuma y el rayo azul les alcanzan dejándolas inconscientes. Bien, ahora viene el espectáculo.

—¡Coño, joder, ¿qué habéis hecho?!

—¡Que alguien llame a la policía!

—¿¡Qué queréis de nosotros!?

Madre mía... Cuántos sacos de carne cayendo al suelo inconscientes.

Veo en la chica pelinegra del peinado de moño. Evelyn. Está apretando en móvil como si enviara un mensaje. Inútilmente, claro. Aquí tenemos una red especial; si no estás registrado, esos aparatos no funcionan.

Todo se vuelve escándalo. La niña súper alta literalmente parece un gato ahora y se mantiene en silencio como si la vida le dependiera de ellos. Y sí, para ellos, la vida depende de ello porque no tienen ni idea de qué es lo que hacen esos rayos. Un borrado de memoria sobre todo eso de agencias y cartas y demás cosas que nos delaten.

Por fin se van dando cuenta de que si no hablan, no les pasarán nada y eso hace que el silencio inunde de nuevo el lugar. Ahora, deberá aparecer lo siguiente en la carta: "Felicidades, ya has pasado la prueba. Ahora puedes hablar."

—Andá, si está el inútil de mi ex.

Miro a mi lado. Está como antes, el pelo negro suelto hasta la cintura y llegando con sigilo. Esa es ella, Diyana Zhang, una chica de dieciséis tirando a los diecisiete. Sí, la capitana más joven del mundo.

¿Es guapa? Bueno, cómo lo digo... Si miramos sus ojos rasgados asiáticos —que muy pequeños no son—, simple y nada llamativo; su boca... tiene una bonita forma ligeramente a corazón; la nariz... perfilada, eso sí; las cejas... normales. Sin embargo, si lo miramos en conjunto, extrañamente, le queda genial. O sea, ni idea del porqué teniendo en cuenta que sus facciones no son nada del otro mundo.

Encima, su cara es de esas que, conforme más se mire, más bonita parece.

¿Cómo es ella en sí? Complicadamente sencilla. Es complicada porque no se puede ver bien a través de ella si no la conocen lo suficiente; pero sencilla, directo al grano sin andar con rodeos. Una cosa se queda clara, es muy "pasota", no en plan que se pasa medio pueblo jodiendo, sino que literalmente pasa de todo; se la suda por completo. Le importa tan poco las opiniones ajenas —o eso es lo que muestra— que la gente la confunden por creída.

—¿Me refrescas la memoria de por qué le has terminado? —pregunta David.

—Por gilipollas. Y él ha roto conmigo. Decía que no le dedicaba suficiente tiempo y no se lo niego, le he dejado plantado varias veces en las citas con excusas baratas por tener que irme a alguna misión.

—Ah, entonces él no tiene toda la culpa, tiene sus razones —me meto en la conversación. Mi gemelo y yo somos cotillas.

—Y no lo niego, no he sido la mejor novia pero él tampoco se queda atrás. Él es gilipollas por intentar darme celos después de terminar, cosa que en un principio me jodió pero después me pareció patético. Además, se ha unido al grupillo ese —señala con la barbilla a unos que están abajo— que me hacen bullying en clase.

—¿Y a ellos no les haces nada? —cuestiona dolido el rubio, haciendo drama.

Ella suspira.

—Vosotros sois diferentes, os hago caso porque me importáis y sé que lo hacéis de broma. Ellos no valen la pena.

Los tres la miramos arqueando una ceja.

—Vale, es porque son personas normales y no les voy a poner una pistola en la frente para callarles de por vida, ¿sabes? Además, son cosas verbales sin llegar a la agresión física; si fuera en el segundo caso, ingresados estarían de desde hace un par de años.

Allí está la verdad. Bueno, casi la verdad. Sé perfectamente que alguno llegan a la agresión física, pero obvio, no van a poder con ella porque perfectamente y con disimulo, hace como si todo fuera pura suerte que esquivara los golpes. Pero, y segurísimo, algunas de sus amigas no les habrá ido tan bien. 

No puede hacer nada, no se permite que ella pelee en el instituto a menos que sea de extrema emergencia, por eso, el intentar aguantarse las ganas de matar a esas personas también es un gran reto para ella.

A parte, eso viene genial a la hora de ocultar identidad; nadie pensaría que la chica de sobresalientes y mala en deportes sería una de las capitanas mejor dotadas de las agencias del mundo.

La gente de abajo siguen alterados. La niña del moño básicamente se esconde detrás de una otra persona mientras que sus ojos marrones busca una vía de escape. Pero repara en nosotros. En especial a la chica que tenemos al lado. Es como si la hubiera reconocido al segundo y sus nervios desaparecieron repentinamente.

Diyana le regala una sonrisa sincera tan suya y calma por completo a la chica de abajo que centra su atención de nuevo en Dani, quien responde seriamente a las preguntas que aún formulan con miedo esos jóvenes.

—Vamos a bajar, ¿te apuntas para darles un bajón a todos esos que te tratan mal? —propongo a lo que ella niega.

—Paso. Voy a dejar que las cosas fluyan. Se llevarán un chasco mayor cuando más tarde se enteren. Además, tampoco les voy a hacer nada. La vida fuera de aquí es una cosa y lo que ocurre aquí es otra; intentaré no mezclarlo y les tomaré como personas normales que acaban de unirse... si es que lo logran.

—¿Y si te confunden con una alumna también? —deja caer Richy.

—¿Y me hacen bullying aquí también? Mala suerte para ellos, no les voy a permitir faltarme al respeto en mi propia casa. Bueno, me llevo al equipo de Yinna y Paula de misión, ¡bye!

Voy a rezar a que regresen vivas, aunque ellos ya deben de estar más que acostumbrados a ella y su forma de liderar. Al fin y al cabo, siempre es la quien les llevan.

—Ah sí —añade antes de salir y cerrar la puerta—, os estoy dando una ayuda. Varios de allí abajo son de mi instituto, ya sea de la ESO o bachillerato. Después del fin de semana, puedo observar de cerca para ver si dirán algo o no. Al igual que Paula y Yinna, ellas están en mi clase.

Paula e Yinna son sus amigas por encima de "soldados" si es que se les pueden llamar así. Son alumnas todavía, una va al tercer año y la otra al cuarto.

Miro a los dos que están a mi lado una vez que la rubia que haya marchado. Encogemos los hombros para dirigirnos a fuera también, en concreto junto a Dani para que nos presente. Él está dando su último discurso.

—Aquí os vamos a entrenar para matar a algo que no sabíais ni que existían: los Demonios. —Muchos ahogan una exclamación mientras que la otra gran mayoría hacen muecas de no creérselo—. Podéis aceptarlo, así os daré más datos; pero, si decidís no meteros en esto, os borraré la memoria de todo lo que se trate de lo que acaba de pasaros. ¿Queréis uniros?

Nadie dice nada ni comentan nada, están como si estuvieran analizando los pros y los contras. Nosotros tres aún no estamos del todo a la vista, sino más a un lado observando todo. La verdad, no sabría decir si es bueno o no el unirse. Tendrán que pelear contra demonios o algo peor; sin embargo, sabrán defenderse. En el caso contrario, siendo una persona normal que no está enterado de nada, se encuentra con uno de esos seres y solamente habrá un destino para ellos, que es la muerte.

—Los demonios son seres ocultos —sigue hablando Dani al ver que nadie tiene intención de abandonar—. Se alimentan de los humanos, al igual que puede poseernos. Y no, si pensáis que existe un demonio bueno como en las series, estáis equivocados. Podéis imaginaros que son zombies; atacarán si ven la oportunidad.

Cierto. La única inteligencia que ellos tienen es que algunos saben hablar o, incluso, a veces llegan a planificar la forma de conseguir alimento. Por eso, los hemos separado en categorías —cuatro en total—: Z los más bajos, esos no piensan, solo atacan y devoran; H son los siguientes, digamos que son más fuertes que los anteriores; P los terceros de la lista, incluso los alumnos de cuarto años deben de tener cuidado; y, por último, L, principalmente, los miembros oficiales de alto rango se encargan de ellos, pero, a veces, ni ellos pueden.

—Entonces... —habla un chico pelinegro con cautela—, ¿puede convertirnos también?

—Sí, pero no de la misma manera que los zombies —contesta el castaño de ojos azules—. Primero poseen esa persona, después devoran a un otro humano con estando en el cuerpo del anterior. Automáticamente, es expulsado del interior de esa persona mientras que el sujeto comienza con su metamorfosis, convirtiéndose en un demonio de nivel Z.

—¿Qué tenemos que hacer si nos encontramos con uno? —pregunta el exnovio de la rubia.

Corre por tu vida, chico.

—¿Vosotros?, podéis ir rezando y huyendo. Los demonios de nivel Z, que son los más bajos, incluso un alumno de segundo y tercer año deben de tener cuidado.

No exagera. Si no fueran tan poderosos, no tendríamos que ocultarnos para exterminarles sin que el gobierno se entere. Humanos normales con armas de fuego solo consigue hacerles cosquillas. Contando bien, se necesitaría por lo menos a diez hombres fuertes para derrotar, a duras penas, a un solo demonio de bajo nivel.

—A parte de los demonios, existen otros seres llamados diablos. Si os encontráis con uno, lo siento mucho; si no tenéis a un capitán cerca, vuestra vida habrá llegado al límite.

Otro dolor de cabeza.

—¿No-no hay manera? —pregunta una otra chica asustada.

Dani niega.

—Aquí, en las agencias que matan demonios, los únicos que pueden ir contra diablos en caso de emergencia, son los cuatro capitanes y el general.

—¿Ni siquiera esos miembros oficiales?

—Ellos llegan al nivel de los demonios P.

—Solos son cuatro capitanes, ¿cómo podrán ocuparse de todos los diablos esos? —formula otra vez el exnovio de la rubia.

—Ellos fueron especialmente entrenados para matar diablos, los más poderosos que han salido de esta generación. Vosotros nunca llegaréis a ese nivel, por eso, tenéis que tener cuidado.

Venimos de una academia que entrenan a Cazadores de Diablos. El nuevo general es hijo del más poderoso; al igual que nosotros cuatro somos sus alumnos. Somos los más fuertes, por eso estamos en una de las mejores agencias del mundo teniendo los puestos que tenemos. Sin embargo, la academia aún nos mandan misiones cuando se tratan de diablos de un rango demasiado alto.

—Y... —interviene el pelinegro de antes—, ¿también pueden convertirnos?

—Los diablos son casos a parte, no tenéis que ocuparos de ellos, ni tampoco podréis —entra Richy a la conversación, situándose al lado de Dani y robando algunos suspiros de chicas—. Ya se está haciendo tarde y deben volver a casa.

Miro al cielo y sí, está comenzando a oscurecer. No es seguro que vayan a casa cuando caiga por completo la noche; momento crucial donde los demonios atacan. Miro a mi hermano y los dos también salimos para quedarnos junto al joven entrenador y el rubio moja-bragas.

—¿Podemos asegurarnos de que no vais a decir nada, verdad? —cuestiono y me ofende que no haya ningún suspiro o exclamación hacia mi hermano y yo. Todas embobadas mirando a Richy—. Si decís algo, a la mínima sospecha, vuestra memoria será borrada. Tenemos nuestra forma de hacer las cosas.

—Ellos son tres de los cuatro capitanes que hay. La capitana que falta ya la conoceréis algún día —nos presenta Dani para después aclararse la garganta llamando la atención de todos—. ¡Mañana a las siete de la mañana, aquí todos, ¿entendido?!

—¡Sí!

—Bien, vais a comenzar con vuestras pruebas de acceso. Si conseguís pasar, entraréis a la agencia como alumnos de primer año.

—¿No que estábamos dentro ya? —pregunta ese pelinegro de ojos grises, un tanto confundido como los otros presentes.

Richy sonríe.

—Solamente habéis sido seleccionados, os faltan pasar por las verdaderas pruebas que comenzarán mañana.

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PALABRAS: 5014

¡Hola, hola!

¿No os da la sensación de que cada vez que publico una nueva historia, el número de palabras sube? Antes, en "Despierta, Natalia", llegaba como mucho a los 2500 xd. Ya estoy viendo que en la próxima que saque, habrá 7000 palabras alv.

En fin, este es el capítulo 1, ¿qué os pareció? ¿Os gustó u os pareció tedioso al ser muy largo? Llevo un tiempo sin escribir y siento que la redacción se ha tirado hacia atrás T-T re sad, wey :(.

Di a conocer a algunos de los personajes, ya sea nombrarlos o describirlos; pero aún faltan más xd. Es que no podía meterlos todos en un mismo capítulo porque sino no os vais a enterar de nada JAJAJAJA. Y, si no conseguís conectar esto con el prólogo, paciencia por favor, ya se explicará uwu, pero podéis ir dejando teorías ya sea en los comentarios o en DM♥.

Weno, eso fue todo por hoy, me iré a escuchar música a Discord mientras cojo inspiración, aMÉN xd.

¡Se os quiere!

¡Saluditos!

Dyiiana~

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