Veintidós

Aprendí que un tercio de nosotros por alguna extraña razón sigue extrañando a cualquier persona que por más mierda nos haya tratado o por si alguna vez nos juraron amor eterno defraudándonos a los dos meses. Los seguimos extrañando.

Ardemos en la vida como ardemos por aquellas heridas que no se cicatrizaron como debía, cuando te sacabas esos pellejos de los labios. Cuando te echaste alcohol en las heridas, así mismo es el ardor de la vida, duele como siempre, quema como nunca, te corrompe las esperanzas de volver a soñar y tener esperanzas en buscar una salida, no existe, solo quedan las opciones negativas del ardor en tus heridas.

Somos de carne y huesos. Recuerdos y complejos. Amor y dudas, pero sobre todo somos injustos con nosotros mismos. Te encanta esa primera sensación de ardor y dolor; te comienzas a acostumbrar al masoquismo, te encanta hacerlo porque sabes que más allá de ese dolor no existe otro tipo. Sabes que tú mismo tienes las herramientas en tus manos para quemar tus cicatrices y volver al rojo vivo echándote más alcohol a las heridas. Somos dolores, somos heridas, somos humanos, somos injustos con nosotros mismos.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top