Tres gotas dejé caer sobre mis dedos, miraba con determinación como impactaban en el suelo. Me levanté al ver mi reacción y esta vez el agua comenzó a escabullirse por todos los rincones atormentando el viejo suelo con el agua enjabonada.

Tercer cajón en la derecha encontré unas cuchillas, mejor dicho las hojas de afeitar de mi padre y con finos cortes en mi brazo derechos dejé caer toda la sangre que pude. Esta se iba uniendo gota tras gota con el agua en el suelo. Es impredecible sentir ardor y dolor, angustia y felicidad, sonrisas y lágrimas, suspiro y desprecio al mismo tiempo.

Por unos instantes no ocurría el efecto que esperaba, así que comencé a repetirlo una y otra vez con más profundidad en el brazo izquierdo y de un momento a otro mi visión se iba nublando con cada cortada que daba, me senté en el excusado ensuciando todo a mi paso y fue entonces cuando suspiré tu nombre, te pronuncié como nunca antes lo había hecho.

–Nos volveremos a ver William, te extraño todos los días, te quiero, no lloraré más por ti ni tú tampoco lo harás por mí. –Sin antes soltar la cuchilla y ese claro sonido cuando el metal impacta en el suelo en cámara lenta, una y otra vez el sonido retumba en la habitación fue lo último que escuché. Mis esperanzas ya se habían esfumado, los dolores de mi cuerpo ya no me atormentaban, ahora mismo era yo quien sentía placer y felicidad, no había violaciones donde me encontraba, no había rastros de tristeza y maldad donde estaba sino que sentía felicidad por primera vez.

Gracias William, gracias por todo. Nunca antes había pronunciado tu nombre por temor a enamorarme pero a quien quiero engañar,desde el primer día que cruzaste aquella puerta negra todo se iluminó y por primera vez sentí que en el prostíbulo que estábamos nosotros dos, avanzábamos paso a paso unísono hasta estar frente al otro, sentir tu respiración y verte sonreír una vez más. No te sientas culpable porque tú no hiciste nada, tú no tuviste la culpa ni tampoco quiero que sientas lamentos porque así como vine a este mundo llena de sangre será de la misma forma que me iré.