Adoro la ambivalencia poética de una cicatriz, que tiene dos mensajes: aquí dolió aquí sanó. Si tan solo fuese en mi caso, pasé días y noches llorando por un amor imposible que no hiciste otra cosa más que presumirme tu compromiso en el lugar más despreciable por todos y sobre todo por mí. Jugaste con mis sentimientos, me ilusionaste, te hiciste rogar, te esperé, lloré por ti, corrí a tus brazos cada vez que pude hacerlo, pero para ti no significó nada en lo absoluto.

Me dejé llevar por la música, ya no me importaba nada en lo particular; lo poco que me quedaba por luchar se había esfumado con tu compromiso. Subí a las tarimas brillantes semidesnuda mientras veía a todos los ancianos, infieles, novatos excitados ante mis movimientos, los billetes volaban por toda la casa y mi padre tenía el signo dólar en sus ojos.

Un trago significada un baile sensual, dos tragos y seguía bailando, seis tragos y comenzaba a darme vueltas el mundo,diez tragos y sentía cuán pesado podía ser el mundo a veces, qué tan cruel podía ser la sociedad y en todo caso, la desesperación por acabar este día, con esta vida.