epílogo


Jimin descansaba en la de emergencias posterior a la sutura y a los diferentes estudios que le habían realizado. De eso ya hacían casi 3 semanas desde que ingresó al hospital bajo el diagnóstico de un traumatismo en el cráneo más su enfermedad de base que era una psicosis.

Desde la muerte de Jungkook, Jimin había perdido los estribos a tal punto que su mente había estado jugando en contra de él; tenía ideas delirantes, alucinaciones, se reía solo y a veces hablaba incoherencias. Todo ocurrió después de la muerte de Jungkook y fue Taehyung quien se dio cuenta de que algo malo le estaba pasando a su amigo cuando lo fue a visitar a su apartamento y encontró las paredes llenas de sangre de las cortadas que Jimin se había hecho que pintaban un macabro "Jungkook, vuelve".

Además de ello, su amigo no se bañaba desde no sabía cuando, hablaba incoherencias y señalaba cosas en la pared que pronto Taehyung descubrió que se trataba de un mapa de un supuesto mundo llamado Agartha. 

La primera vez que Taehyung preguntó sobre aquello se asustó al ver la mirada enloquecida de su amigo y al escuchar la cantidad de disparates en los cuales Jimin alegaba que traería a Jungkook del mundo de los muertos o él mismo iría hasta el centro de la Tierra para encontrarlo. 

Esa fue la gota que derramó el vaso.

A partir de allí, Taehyung convenció a Jimin de ir al médico en busca de ayuda para aliviar su dolor pero lo que quería era que los médicos dieran con un diagnóstico y sacaran a su amigo desde infierno mental en el que estaba viviendo si es que era posible devolverlo a la normalidad.

La pérdida tan grande del amor de su vida lo había hecho perderse así mismo en un abismo de oscuridad y locura.

¿Cómo Jimin pensaba que iba a traer a Jungkook del mundo de los muertos?

Taehyung sufría en silencio al verlo repetir aquello una y otra vez y verlo desaparecer poco a poco. Ese no era el Jimin que una vez conoció.

Los tratamiento funcionaron al principio, sin embargo, varias veces Jimin puso una resistencia tremenda a los mismos y tuvieron que hospitalizarlo. Sus amigos, conocidos y familiares no podían soportar verlo hecho añicos por mucho tiempo, pero quien se quedó a su lado hasta en los momentos más críticos fue Taehyung. 

Incluso cuando varias veces los doctores sugirieron la terapia electroconvulsiva como última medida para ayudar a Jimin a ser curado de su psicosis refractaria*. Se había negado rotundamente creyendo que aquello le haría perder a su amigo aún más de lo que ya lo había hecho.

Sin embargo, ahora que había pasado esto y que Jimin había llegado hasta el punto delirante de poner en riesgo su vida y que a Taehyung casi se le parte el corazón en dos cuando las autoridades lo encontraron entre barro, charco y sangre seca, está convencido de que la única forma de ayudar a curar esa idea delirante y obsesiva de Jimin que no se ha mejorado con nada más es este recurso: el electroshock. Por eso ha firmado la autorización, siendo su representante en todas las veces que tuvo que acompañarlo al hospital.

No está feliz por supuesto, pero si esta es una forma de salvar a Jimin, lo hará sin dudar.

Taehyung se encuentra a un lado de la cama de su amigo mientras éste último mira por la ventana perdido en quién sabe qué fantasía relacionada a Kook. Tiene las intravenosas conectadas al igual que un monitor. Sus muñecas por otro lado están atadas a cada lado de las bisagras de la cama de hierro.

— Jimin, ¿en qué estás pensando? —pregunta su amigo con una voz delicada.

Jimin todavía tiene algunos moretones en la cara y se ve tan débil como una hoja de papel. A Taehyung se le arruga el corazón de verlo así.

Jimin guarda silencio unos minutos y luego se gira para mirar a su amigo. 

— Sabes, Jungkook me envió de vuelta aquí. Me dijo que nos volveríamos a encontrar pero no como yo lo quería.

El nudo en la garganta que se formó en Taehyung le oprimió con fuerzas. 

¿Por qué Kook había tenido que morir y dejar a su amigo desahuciado?  No lo culpaba, pero había en él un atisbo de rencor.

Taehyung se levantó del asiento y tomó una de las manos de Jimin, estaba helada.

— Por algo te trajo, ¿no? —le siguió la corriente. —Jimin... —Taehyung besó la mano de su amigo y las lágrimas corrieron por sus mejillas —Todo va a estar bien mañana, te lo prometo.

La terapia electroconvulsiva era esta noche en el quirófano bajo anestesia, para la mañana Jimin debería haber despertado y no mostrar indicios de estar delirando.

— ¿Qué dices, Tae? —sonrió con tristeza Jimin —Si nada esta bien desde que él se me fue.


***

El procedimiento se llevó a cabo con éxito, sólo que, Jimin no despertó al siguiente día sino que le tomó tres. Taehyung estaba a punto de demandar al hospital y de volverse loco si no volvía luego de aquel horrorozo procedimiento.

Sin embargo, pese a la horrible preocupación y a las noches en vela que tuvo que pasar al lado de su amigo con el consuelo de los médicos de que pronto iba a despertar, Jimin realmente despertó.

— Hey... hey... ¿cómo te sientes? —preguntó Taehyung apenas lo vio abrir los ojos lentamente y intentar tomar una bocanada de aire. 

Estaba apretando los dientes y a punto de llorar. Jimin sonrió lentamente a pesar de tener el semblante aturdido.

— ¿Por qué lloras, Tae? —preguntó.

Taehyung soltó el llanto que llevaba cargando por dentro mientras Jimin lo miraba en silencio mientras se recuperaba, no había ni señales de nombrar alguna incoherencia y Taehyung pensó que tal vez por el electroshock es que Jimin estaba más tranquilo de lo habitual. Sin embargo, no quería dejar pasar la oportunidad de saber si por fin aquellas ideas que lo estaban llevando al borde de la muerte habían desaparecido, y con mucho miedo se atrevió a preguntar.

— Jimin... —la voz le temblaba. Jimin giró en su dirección con lentitud. Aún tenía los efectos del procedimiento. 

— ¿Sí?

Taehyung tragó saliva.

— Jungkook, él... ¿cómo te sientes acerca de él?

Jimin hizo una mueca de sorpresa. 

— ¿Jungkook?

Las manos de Taehyung sudaban sobre las de Jimin mientras estaba inclinado hacia él mirádndolo con el rostro esperanzado de que ya por fin Jimin pudiese aceptar su partida.

— ¿Qué pasa con Jungkook? —dijo con la voz ronca.

Maldición.

Jimin no lo había superado, quizás los corrientazos en su cerebro no habían servido para nada y haberlo sometido a todo eso había sido un completo error.

Taehyung abrazó con fuerzas a Jimin y empezó a llorar desconsoladamente.

— Perdóname Jimin, soy un inútil... —sollozaba —Perdón...

Jimin se inclinó sobre la cama y recibió el abrazo de su amigo que empapaba su bata de hospital.

— Hey Tae, ¿por qué me pides perdón? —dijo suavemente, pero Taehyung seguía llorando.

— Porque soy un bueno para nada.

Jimin lo azuzó y esperó unos minutos a que su amigo se calmara. Taehyung tenía el rostro lleno de lágrimas y mocos, miró a Jimin y lo volvió a abrazar para pedirle disculpas por última vez.

— No tienes que pedirme nada, Tae, ¿somos mejores amigos, no? —sonrió levemente bajo aquella piel pálida.

Taehyung soltó un sollozo.

Jimin le pasó la mano por la espaldas y finalmente viendo hacia la ventana dijo.

— Y a todas estas Tae, ¿quién es Jungkook?




¡damos por finalizada esta mini historia, espero que les haya gustado y le den mucho amor! :) nos vemos en mis otras historias, un abrazo.

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