8
Jin escuchó la puerta principal cerrarse en la planta inferior una vez que Kihyun y su cachorro salieron por la misma. Y exhaló sin motivo alguno cuando la habitación se llenó sólo de los suaves y pequeños ronquidos de Taehyung.
El motor de un automóvil rugió fuera de la casa y el omega se preguntó qué tantos lujos y permisos tendría Kihyun para poder usar un coche y portar un teléfono móvil tan libremente.
Jin siempre había visto automóviles de todo tipo. Los veía llegar a la casa del señor Kang cuando personas lo visitaban, incluso él tenía uno, lo recordaba perfectamente.
Cuando el dueño de su madre regresaba de sus largos viajes, lo veía salir por las mañanas en su horrible auto. Pero ella nunca poseyó alguno, eran demasiado costosos como para que una pobre esclava tuviera la dicha de siquiera tocar uno.
Cuando él le robó, le había llevado en su sucio y apestoso coche a ese sitio ilegal donde lo vendieron, y luego Dongsun le llevó hasta su casa en uno más limpio y pequeño. Pero jamás le había permitido subirse de nuevo, no lo necesitaba.
Porque una vez que llegó a esa casa nunca más había salido. Volvió a respirar aire libre sólo hasta que huyó...
— P-papi... — La pequeña voz de Jungkook le trajo de vuelta y el omega de inmediato bajó su mirada, encontrándose con su cachorro parado junto a la cama, jugando con la manta entre sus dedos, nervioso por algo que Jin aún no lograba descifrar.
— ¿Te sientes mal? — Preguntó con preocupación pero el niño de inmediato negó con su cabecita. — ¿Quieres decirme algo? — Dijo de forma dulce, tranquilo de comprobar su estado.
Las mejillas del cachorro se encendieron al verle con una tímida sonrisa y miró hacía otro lado para armarse de valor y pedir lo que deseaba.
— Quero salí... — Susurró de forma baja y Jin tragó duro, intentando ahogar la pronta negación al ver los ojitos ilusionados de su hijo cuando alzó la vista.
— Kookie, pronto nos iremos de aquí... — Dijo a cambio y Jungkook asintió lentamente sin decir nada.
Entendiendo de inmediato lo que eso significaba. Porque ambos sabían que aún no estaban del todo a salvo. Su instinto les gritaba que el peligro se aproximaba aún cuando quisieran ignorar las aterradas voces de sus lobos.
— P-pero, tal vez podríamos echar un vistazo en este momento... — Murmuró Jin acariciando sus cabellitos, sin darse cuenta de lo que decía hasta que las palabras se escurrieron de sus labios,
Pero es que no soportaba ver la desilusión en su cachorro. No cuando sabía la enorme carga que Jin representaba para él a su corta edad. Viéndolo alerta al mínimo movimiento. Por las noches moviéndose intranquilo y respirando de forma inquieta. Gruñendo a la oscuridad cuando el más pequeño sonido irrumpía en el lugar.
Abrumado con el miedo de que su padre alfa los encontrara y volviera a dañarlos...
— ¡¡¡Si, si!!! — Chilló el niño emocionado y Jin se permitió sonreír al ver la alegría incontenible en su vocecita.
Jungkook corrió a la puerta emocionado y comenzó a dar pequeños brinquitos en su lugar, acomodándose los pantaloncitos cortos y la camisita que Kihyun le había dado por la mañana.
Le había dicho que no tenía nada en contra de sus tendencias nudistas, pero que tal vez le gustaría cubrirse con algo antes de desayunar con los demás cachorros. Así que ahora ambos niños vestían pequeños conjuntos que tal vez habían pertenecido a Namjoon o Hoseok en el pasado.
De verdad que Jin no sabía cómo agradecer todo lo que Kihyun estaba haciendo por ellos...
Jin se alzó de la cama con extremo cuidado, calculando sus movimientos incluso antes de mover un sólo músculo, no quería marearse o provocar otra dolorosa punzada sólo por su falta de delicadeza. Debía recordar que no estaba del todo bien. Debía cuidar al pequeño cachorro dentro de él.
Aún con la lentitud y precaución en sus movimientos un pequeño dolor se expandía en su vientre, recordándole el duro golpe que Dongsun le dió con su pie antes de verle huir.
Antes de haberlo atacado...
El omega tomó a Taehyung en brazos, llevándolo a su pecho con dulzura para dejarlo dormir sobre su regazo y poder avanzar, pero el inclinarse sobre la cama le hizo jadear cansado y adormecido, su cuerpo gritándole que no debía hacer eso después de haber permanecido tanto tiempo en cama, pero Jungkook al verlo controlar sus respiraciones con una mueca incómoda, corrió de vuelta a él y le tendió su diminuta mano, ofreciéndole su ayuda para caminar hasta la puerta.
Jin la tomó porque no podía rechazarlo, aún cuando se cansara más en encorvar su espalda para alcanzarla y representara más esfuerzo para su cuerpo el ir de su manita a pasos lentos hasta la salida, pero la protectora calidez que le transmitían sus actos le hacía bien a su cuerpo, mente y alma. Inyectaba su corazón con la dulzura de su cachorro y no podía pedir más.
Llegaron a la puerta y Jin se detuvo, de pronto temeroso de romper una regla o invadir la privacidad de los Min. No quería molestar a Yoongi. No soportaría verlo enojado con él...
Escaneó detenidamente el pasillo, intentando registrar los sonidos y aromas aún sabiendo que no había nadie más en la casa. Cruzó el umbral y ahogó un gemido de sorpresa cuando observó el lugar fuera de la habitación.
Lo primero que llamó su atención fue un sencillo y hermoso candelabro de cristal colgando del alto techo. Incitando a cualquiera a querer tocar y delinear los finos cortes con las yemas de los dedos.
Pero un enorme barandal de hierro forjado detenía su camino hacia la figura de cristal y sólo entonces Jin notó que el segundo piso tenía forma de herradura, encontrándose ellos en un a extremo de la misma. Dejando el espacio del centro libre para observar la planta inferior incluso desde arriba.
Y Jin al mirar al frente vio que había otra habitación justo al extremo opuesto y entonces se dio cuenta que había dos habitaciones de ese lado, al igual que donde él estaba, flaqueando una puerta distinta al centro de la herradura, la que supuso, sería la habitación principal, donde las escaleras quedaban justo al frente y cualquier persona que quisiera llegar a las habitaciones de los costados tendría que pasar por la puerta de la recamara principal.
Miró los delicados giros del barandal y vio lo seguros que eran, pues ningún niño podría meterse por los pequeños espacios entre cada figura. Incluso para Taehyung sería imposible pasar por ahí.
Deslumbrado siguió con su inspección, ansiando absorber todo lo que pudiera antes de regresar a su habitación y se dió cuenta que a excepción de la principal, las cuatro habitaciones restantes eran idénticas, de fina madera tallada sencillamente en los bordes, adornadas únicamente con una perilla dorada.
Todas las personas que salieran de las recamaras podrían ver en primera instancia las gotas de cristal que adornaban y parecían escurrir del techo de madera hacia el espacio abierto bajo ellos. Era simplemente hermoso. La cabaña más bonita que jamás pudo imaginar.
El omega escuchó los murmullos sorprendidos de Jungkook al observar el precioso lugar en el que se encontraban y Jin se dio cuenta de que también era la primera vez que su cachorro veía el interior de la casa, tal vez al llegar ni siquiera había podido darse cuenta de su entorno por mantenerse preocupado por su salud...
Jin se permitió disfrutar de la acogedora sensación que desprendía el suelo que pisaba. Todo estaba hecho de madera, transmitiendole un sentimiento acogedor a cada paso que daba hacia las escaleras.
Siendo casi imposible detenerse frente a la puerta de la recamara principal cuando el delicioso aroma de Yoongi se escapaba desde dentro, llamándole en cada fuerte y deliciosa nota que flotaba hasta él.
Su omega le rogó que entrara, que se acurrucara en el mismo sitio donde el alfa dormía, envolverse con sus mantas, protegerse con su olor y llenarse de su fragancia hasta él regresara y pudiera acurrucarse en su regazo...
Pero sacudió su cabeza intentando despejar la delirante necesidad que surgió al saber dónde dormía su compañero.
Caminó dudoso hasta las escaleras aferrando el cuerpo de Taehyung en su pecho, aún cuando él ya se había erguido con mirada curiosa escaneando también el lugar. Jungkook tomó un trozo de su holgado pantalón de algodón y con un suspiro de valentía pisó el primer escalón para descender al piso inferior.
Bajó de forma lenta, disfrutando de la iluminación natural que entraba de forma generosa al lugar. Al haber estado tan concentrado en el candelabro no había notado que toda la pared frente a las habitaciones había sido suplida por un enorme ventanal de cristal. Que iba desde la planta baja hasta el alto techo de madera, dejando ver que la puerta principal estaba ahí también, se lograba distinguir únicamente por las orillas de madera que sobresalían de todo el enorme cristal frente a ellos.
Sería precioso si no fuera por la extraña sensación de estar siendo vigilados a cada movimiento que realizaban, y tal vez era sólo que la sala estaba demasiado expuesta frente a la pared transparente, pero su instinto despertaba amenazante aún cuando sólo podía ver el enorme bosque fuera de la casa y la franja de piedra en medio de los árboles para mostrar el camino hasta la cabaña.
— Papi... — Le llamó Jungkook con temor y Jin contuvo su respiración cuando sintió el miedo brotar de su hijo.
Él también sentía lo mismo...
— ¿Quieres que exploremos la cocina? — Ofreció de inmediato y su cachorro asintió sin meditarlo, aferrando con más fuerza su pantalón.
Su hijo comenzó a guiarlo detrás de las escaleras, y Jin se sintió desconcertado hasta que recordó que por la madrugada Jungkook había acompañado a Yoongi a preparar leche para Tae.
Se dejó guiar, ahogando el gimoteo aterrado que su omega quería dejar salir. Porque no podía demostrar temor. No podía asustar a sus bebés.
Giraba ocasionalmente su cabeza, intentando encontrar a quien fuera que les transmitiera esa horrible sensación, pero no lograba ver nada. Y tal vez sólo era la paranoia que aún recorría su cuerpo, pero no podía dejar de pensar en Dongsun.
Llegaron a la enorme cocina y fue incapaz de prestar atención la decoración, incapaz siquiera de mirar hacia otro lado que no fueran sus cachorros cuando la amenazaba vibró dentro cada rincón de su mente. Y sólo pudo poner a Jungkook detrás de su cuerpo cuando escuchó claramente el eco del aullido de un lobo a la lejanía.
Porque jamás en toda su vida podría olvidar ese sonido.
Aún si pasaran mil años seguiría calando en cada fibra de sus huesos. Porque ese aullido siempre lograba paralizar su corazón y encoger su lobo en el peor de los temores.
Ese aullido era el de Dongsun.
Jungkook comenzó a gruñir de forma baja, temblando junto a su pierna, su pechito vibrando en una débil amenaza cargada de miedo, demostrándole al omega que no estaba loco. Que no estaba paranoico.
Dongsun los había encontrado y no esta vez no los dejaría escapar.
Besó la frente de Taehyung con dolor, intentando transmitir su amor y protección con ese acto. Porque no sabía si lo volvería a ver.
Las lágrimas amenzaron con salir de sus ojos cuando su bebé se aferró a su cuello al sentir la despedida oculta en el pequeño beso.
— N-no, no papi... — Comenzó a gimotear Jungkook desesperado cuando lo vio hincarse con dificultad a su lado.
— Shh, shh... — Susurró Jin y los ojitos de Jungkook se humedecieron de la manera más cruel y dolorosa para el omega.
Porque su cachorro sabía lo que eso significaba.
— P-papi... — Lloriqueó Jungkook y Jin también lo atrajo a su pecho con sus propias lágrimas brotando sin control.
— E-escucha Kookie... — Chilló y su hijo comenzó a negar frenético. — E-escondete con tu hermanito y no salgan para nada...
— Tú tamben... — Pidió su pequeño y Jin sintió ahogarse con el nudo formado en su garganta.
— Y-yo iré a hablar con su padre...
— Yo voy... — Suplicó Jungkook y el lobo de Jin se dobló destrozado al ver la desesperación en su voz.
— Por favor Jungkook. — Le detuvo con su corazón desangrándose. — Cuida a Taehyung siempre. — Pidió en un susurro — E-espera a Yoongi y é-él los ayudará...
Su cachorro asintió con rostro completamente rojo y mejillas húmedas. Sus pequeños ojos cargados de miedo y dolor, mirándolo con tristeza. Torturandolo a cada cristal vertido por sus oscuros orbes.
— L-los amo más que a nada. Jamás lo olviden... — Susurró Jin y besó la pequeña y abultada mejilla en la más dolorosa de las despedidas.
Sabiendo que tendría que detener a Dongsun antes de que lograra acercarse a la casa. Pelearía con él hasta alejarlo de sus pequeños.
Jamás dejaría que volviera a acercarse a sus bebés. Él no los iba a lastimar. Antes, moriría en la lucha que permitir que se llevara a sus cachorros.
Y sólo pidió perdón al bebé en su vientre por no haber sabido mantenerlo a salvo hasta su nacimiento.
Por no ser un buen padre y no permitirle siquiera nacer. No haberlo besado ni abrazado por lo menos una vez. Porque moriría por su culpa al intentar proteger a sus otros cachorros.
Escondió a Jungkook y Taehyung dentro de una pequeña puerta bajo la isla de la cocina. Susurrando las últimas palabras de amor a ellos. Y se alejó de la cocina tomando un cuchillo plateado de una enorme colección sobre la encimera. Pensando aferrarlo en su hocico una vez que se convierta, para encajarlo en cualquier parte que pudiera antes de que Dongsun pudiera matarlo.
Pero sus piernas quisieron ceder al pasar de nuevo por las escaleras, su vista se nubló y tuvo que aferrarse al borde de las mismas cuando su vientre se contrajo en una advertencia. Su omega gritándole que se pusiera a salvo él también. Por su bebé y por él mismo.
Porque esta vez si moría, destrozaría a más personas con su partida...
Y el zumbido en sus oídos le impedía prestar atención a los sonidos alrededor. Porque su cuerpo pareció desobedecer sus órdenes cuando el aire entró de golpe a la sala, indicándole que alguien había abierto la puerta principal.
Afianzó el agarre del cuchillo en su mano y se aferró a la idea de proteger a sus bebés a costa de todo. Incluso daría todo de sí por mantenerse con vida. No se iba a dejar vencer fácilmente. Primero lastimaría a Dongsun, para ganar algo más de tiempo hasta que alguien llegara a salvar a sus cachorros.
Caminó hacía la silueta oscura ingresando a la casa pero su corazón volvió a la vida cuando el aroma de Yoongi llegó hasta él como una ola de salvación.
— ¡SeokJin! — Gritó el alfa y Jin se detuvo a mitad del recibidor. Incapaz de avanzar porque no soportaba tanto.
Sin soltar el cuchillo comenzó a gruñir, pero no a él. Quería decirle a Dongsun que no iba a permitir que también dañara a Yoongi. Porque él también estaba en peligro y no iba a dejar que lo lastimara...
— SeokJin... — Gritó el alfa más cerca pero Jin comenzó a llorar y gruñir al mismo tiempo.
— É-él... N-no. Mis b-bebés... Tú... — Tartamudeó y sintió la desesperación tomar rienda por completo de su ser.
— Baja ese cuchillo... — Pidió Yoongi con cautela y Jin dejó caer el cuchillo en un sonoro ruido cuando chocó contra la madera.
Siguió gruñendo o sollozando, no estaba seguro de nada, porque ni siquiera parecía posible que Yoongi hubiera llegado. Sus piernas cedieron, haciéndole caer de rodillas al suelo en un doloroso golpe e intentando ver algo a través de la espesa bruma en sus ojos causada por sus lágrimas alzó la vista. Dándose cuenta de los ojos asustados del alfa.
Le miraban con miedo y cautela, sin siquiera atreverse a acercarse un poco más a él.
Es entonces que Jin se dio cuenta de sus actos.
Le había asustado. Yoongi creía que le iba a atacar a él. Le había gruñido. Le había desobedecido. Ignoró su jerarquía al salir sin su permiso. Desafió su estatus y ahora tendría que pagar por ello.
— A-alfa — Chilló de forma aguda sin ser del todo consciente. — P-perdoneme — Suplicó.
— ¡SeokJin! ¡Por favor mírame! — Pidió Yoongi y Jin le obedeció, llevando las manos detrás de su espalda. Sometiéndose a él.
Porque Yoongi era alfa y estaba muy por encima de él.
Porque Jin era un simple omega que no valía nada junto a él...
— C-cuide de mis cachorros, p-por favor... — Suplicó de forma lastimera, su cuerpo sacudiéndose en temblores incontrolables, tragándose sus sollozos antes de mostrarle su cuello y cerrar los ojos con dolor.
Ofreciendo su yugular a cambio de piedad y protección por sus bebés.
Ofreciendo su vida al alfa que la luna le unió.
Porque prefería morir a manos de Yoongi.
Porque sus cachorros estarían a salvo con él.
Porque ya no creía ser capaz de vivir así.
Y con su omega llorando en su interior esperó que desgarraran su garganta. Que algún doloroso golpe diera contra su cuerpo. Esperaba el ardor de una mano contra su rostro. El dolor de sus cabellos siendo tironeados.
Pero nada llegó a él.
Y entonces se dio cuenta que tal vez quería usar su cuerpo, saciarse antes de tomar su ofrenda. Probarlo antes de matarlo.
Así que tomó el borde de su camisa y la levantó de su cuerpo, alzandola sobre su hinchado estómago para descubrir su piel. Pidiendo perdón de nuevo a su bebé por ser él. Por ser el peor de los padres.
Y de nuevo esperó sentir las manos del alfa lastimarlo. Mancillarlo incluso antes de que pudiera sacar la ropa de su torso. De verdad que esperaba que el alfa remarcara su autoridad.
Pero no se esperó sentir el cálido toque de unas manos detener las suyas. Deteniendo sus movimientos y bajando de nuevo la ropa a su sitio.
Tampoco esperó escuchar el ronco sollozo del alfa vibrar cerca de su oído.
Mucho menos esperó sentir el cuerpo de Yoongi cubrirlo y atraerlo a su cálido pecho entre lágrimas y sollozos, pidiéndole perdón de forma baja cuando le abrazó de la forma más dulce que alguien alguna vez lo haya hecho en toda su vida...
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Perdón si me tardé en actualizar. ♡ Mañana actualizo NDPL.
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