25
SeokJin bajó sus hombros y se encogió más sobre su bebé. Sus dedos temblaron en la pequeña manta amarilla que cubría a Tae de la vista de todos y miró temeroso a su alrededor.
Nadie le observaba en realidad, pero podía sentir murmullos y risas dirigidas a su persona. Sabía que le estaban juzgando y criticando. Él sabía que todos estaban hablando mal de él por ser tan asqueroso y atrevido por alimentar a su bebé en un lugar público, a la total vista de todos y sin tener una mínima pizca de respeto por los demás.
Jin realmente quería disculparse e irse corriendo de ahí.
Pero tampoco quería decepcionar a Yoongi, ni alejarse de él.
Taehyung aún seguía pegado a su pecho, bebiendo animada y tranquilamente de él, ajeno al temor y miedo de su papá. Completamente ajeno al temblor y frío que comenzó a escalar por el cuerpo de SeokJin.
Con ambos puñitos sobre su pecho, el bebé le miró curioso cuando Jin alzó un poco la manta para verle. Tae le sonrió inocente aún con la pequeña boquita pegada a él y SeokJin, inevitablemente también le sonrió.
Su cuerpo se relajó un poco, pero no lo suficiente como para disminuir su paranoica ansiedad y temor de ser castigado por tal falta de respeto para con los demás.
Yoongi le había dicho que estaba bien, que era normal y no tenía nada de que esconderse, pero él aún tenía miedo de alimentar a su bebé.
Un pequeño aguijonazo de dolor ardió en el pecho de SeokJin y respingando por la nueva sensación miró adolorido el punto donde su cachorro comía animado.
Taehyung ajeno a su dolor, nuevamente le mordisqueó.
SeokJin frunció el ceño y se quejó bajo, sintiendo los pequeños bordes de los apenas visibles dientes de su bebé envolverse alrededor de su sensible pezón con un poco de rudeza.
Respingó de nuevo, pero su bebé ni siquiera se inmutó.
— No Tae... duele...
El bebé frunció el ceño sin comprender y estiró su manita hacia el rostro de su papá. Intentando tocarlo o sentirlo más cerca de él.
SeokJin se derritió por sus ojitos oscuros resaltando en el cálido tono de su piel y le ofreció la más sincera y amorosa sonrisa que pudo dibujar para él. Olvidándose de su dolor por un segundo, y de las personas alrededor que comiendo o charlando eran muy ajenas a lo que sucedía con él.
Una cálida mano se posó en la parte baja de su espalda y Jin brincó asustado en su lugar al sentir a alguien sentarse junto a él.
— Soy yo. — Le tranquilizó Yoongi.
SeokJin se relajó al suave y grueso sonido de su voz antes de abrir los ojos un poco y darse cuenta de lo que estaba haciendo junto a él.
Su rostro ardió y su cuerpo automáticamente se retrajo más y más sobre el pequeño cuerpo de su bebé.
Quería fundirse dentro de la manta de pollitos y esconderse de la dulce y cálida sonrisa que su alfa le dedicaba.
Aún no podía acostumbrarse a recibir algo más que desprecio y llamados de atención.
Pero estaba seguro de que tampoco quería dejar de recibir palabras dulces y cálidas miradas de comprensión por parte de él.
Yoongi mojó brevemente sus labios y rascó la parte trasera de su cabeza con su índice al sentir su completa atención él.
— L-la abuela está... uh... cuidando a los niños... — Murmuró torpe.
SeokJin miró hacia el área de juegos del otro lado de la terraza y vio a la mujer reír sentada, observando fijamente a los tres cachorros que jugaban ruidosamente frente a ella.
Ella les miró sólo por un segundo y les saludó con una amplia sonrisa.
Los labios de Jin correspondieron la sonrisa y bajó la mirada al bulto amarillo pegado a su pecho, de pronto cohibido y agradecido con ella y todo lo que estaba haciendo por ellos.
Era tan dulce y amable que no sabía cómo pagarle por comportarse así con él.
Taehyung lentamente dejó de succionar y SeokJin lo separó con suavidad de su pecho antes de bajar con rapidez la sencilla camiseta de nuevo a su lugar.
El alfa le miraba fijamente y tendió los brazos hacia el bebé cuando lo descubrió de la manta.
— ¿Puedo?
SeokJin asintió en silencio y con cuidado puso a Taehyung en sus brazos, observando con devoción al alfa llevarlo con experta sencillez hacia su pecho. Acariciando con dulzura su pequeña espalda y comenzar a golpearla suavemente con su palma abierta.
— Creo que ya no falta nada para la fiesta de los niños. — Le dijo Yoongi sin mirarlo.
Y el omega comenzó a hacer un repaso mental de todo lo que los cachorros habían pedido para celebrar su cumpleaños.
Él mismo había ayudado a seleccionar cada cosa que compraron, incluso había sido el encargado de decir qué ingredientes necesarían para hornear el pastel.
SeokJin se sentía orgulloso y feliz de haber podido ayuda en algo y no solo estorbar.
Él disfrutaba hacer sonreír a los cachorros.
— Ho-Hobi quería… glo-globos de… cochecitos. — Se atrevió a decir después de algunos segundos.
Yoongi la instante chasqueó la lengua recordando la petición del niño y miró hacia el área infantil.
— Podemos regresar a la tienda mientras ellos juegan un poco más con la abuela.
SeokJin no estaba muy convencido de la sugerencia pero de igual forma asintió hacia el alfa.
Con la manta colgando de sus manos se alzó con la ayuda de Yoongi y se detuvo dudoso antes de avanzar hacia la salida del restaurante.
Miró hacia los niños y después al enorme espacio que los acogía.
Su lobo se sentía extraño de dejarles aún si fuese por algunos minutos.
Pero tampoco quería ser el culpable de borrar esas preciosas sonrisas de pura e inocente felicidad.
— Le avisaré a la abuela. — Dijo Yoongi. — Enseguida vuelvo.
El alfa salió prácticamente corriendo hacia el are de juegos, con Taehyung en brazos y una enorme sonrisa en el rostro.
SeokJin mientras tanto se abrazó a la cálida manta de pollitos y suspiró sin saber qué hacer mientras esperaba.
Miró discretamente a su alrededor, pero nadie le miraba con disgusto.
Sólo entonces sintió a su lobo bajar un poco la guardia ante ese nuevo descubrimiento.
Porque ningún alfa parecía haber reaccionado a su asquerosa acción.
Ningún alfa le gritó cosas sucias ni le molestó tampoco.
Los amigos de Dongsun solían molestarle por su olor cuando Jungkook y Taehyung iban a nacer. Decían que olía a un delicioso y dispuesto omega, y que eso les gustaba mucho.
Pero a Jin le aterraba siquiera pensar en ellos dos.
Ellos siempre le decían cosas sucias por su aspecto, su olor o condición. Le ofrecían cosas que Jin jamás deseó. Tocaron partes de él que jamás quiso.
Y Dongsun sólo se reía de ello.
— Vamos, Jin...
SeokJin parpadeó un par de veces y miró hacia el cincelado rostro que le hablaba y no se movió.
En cambio observó cada centímetro de su piel pálida y destello en el anochecer oculto en sus ojos. Admirando la belleza de ese alfa que parecía imposible que fuese tan perfecto. Que fuese su alfa y de nadie más.
El alfa le miró ligeramente confundido solo antes de ofrecer su mano tímidamente y sonreirle genuino.
SeokJin también sonrió.
Ysintiendo a su lobo relajarse por completo al tenerle cerca, tomó su mano con temerosa decisión.
SeokJin avanzaría a ciegas por el mundo solo a cambio de ir de la mano con él.
...
Yoongi aferró con más fuerza sus dedos alrededor del carrito de compras que empujaba con forzada decisión.
Intentó con cada célula de su cuerpo concentrarse en otra cosa que no fuese el exquisito aroma a fresas intensificandose más y más a cada segundo que pasaba y que de pronto se volvía normal.
El largo pasillo del supermercado parecía cerrarse más y más sin dejarle respirar.
Sus nudillos se habían vuelto mármol duro, pero a él en ese momento menos no le podía importar.
Había asumido que después de una semana, la etapa de mini celo habría cesado por completo, o por lo menos lo suficiente como para poder soportar esas pequeñas olas de calor que repentinamente azotaban a Jin, pero con solo sentir el cálido y dulce llamado sutil de su omega, podía concluir que no era así.
Y él no sabía si podría seguir soportando que los demás tuviesen la dicha de aspirar tan exquisito aroma de su omega.
Yoongi no quería volverse territorial. Pero su lobo tampoco parecía querer ayudar.
Ellos dos habían avanzado un poco desde esa tarde compartida en la bañera. Sin embargo no habían pasado de dulces besos y tiernas caricias que si bien Yoongi amaba, no sabía si podría seguir conteniendo el hambre de reclamo que crecía poco a poco en su interior.
Su lobo agitado aullaba por cada tono rojizo besando las mejillas de su omega, por cada nota sugestiva y suave gemido que soltaba al dormir.
Pero él no quería asustarlo.
SeokJin aún temblaba inconscientemente en sus brazos y a cada pequeña acción que tenía hacia con él.
Y Yoongi quería ir a pequeños pasos de cachorro con su omega.
Le quería fuerte y seguro, feliz y dichoso cuando aceptase portar una marca hecha orgullosamente por él.
Yoongi quería que Jin decidiera estar a su lado, que tuviera infinidad de opciones para elegir, y aún entre todas ellas él decidiera elegirlo para amar.
Poco a poco avanzarían y él estaba dispuesto a esperar toda una eternidad si era necesario.
Yoongi esperaría por él en esa vida y en mil más.
SeokJin se adentró al área de jardinería y sonriendo ampliamente se detuvo de repente.
Mirando con emoción los enormes estantes de empaques de semillas florales expuestas ahí.
Yoongi se detuvo también y le miró sólo a él.
Mirándole perdidamente en cada preciosa mueca que cruzó por su rostro y sonidos inconscientes que comenzó a susurrar.
SeokJin llegó sus manos hacia el vientre, y comenzó a acariciar distraídamente su pancita, repasando de una en una todas las decenas de imágenes florales que coloridas y brillantes lucían dispuestas a ser compradas por ambos.
Yoongi de forma superficial pudo deducir que por lo menos la tercera parte de ellas ya se encontraban plantadas en la parte trasera de su casa.
Todos juntos se habían encargado de plantar las días atrás.
— ¿Te gustan esas?... — Preguntó Yoongi después de ver la mirada de Jin posarse en un paquete en particular.
— L-las purpura y a-azules son… son bonitas.
Yoongi asintió totalmente de acuerdo acercándose al estante, y aún si se paró de puntillas para poder alcanzar el paquete de semillas, su pecho se infló sumamente orgulloso cuando los ojitos de su omega brillaron al obtener lo que buscaban.
Miró detenidamente cada detalle de la flor que nacería de esas semillas y sonrió por la elección de su omega.
Esas flores eran casi tan hermosas como él.
— Call… callis… callisus... — Yoongi se detuvo y bufó ligeramente avergonzado. — No puedo pronunciar su nombre. — Admitió derrotado.
SeokJin estiró su mano con tímida diversión y el alfa le dio el pequeño paquete sin dudar.
Después de un par de segundos basados en murmullos casi silenciosos, SeokJin alzó los ojos y se atrevió a leer el nombre de las flores para él.
— Callistephus chinensis… — Susurró con un poco de orgullo.
Y Yoongi suspiró completamente perdido en él.
— Yo… yo solía cortar estas flores c-cuando era niño… — Confesó Jin con cierto pesar.
Y Yoongi de inmediato lo notó.
— Tienen aspecto de flores silvestres, ¿vivías cerca del bosque?
El omega asintió melancólico.
— Mi… mamá y yo vivíamos c-casi en el borde del bosque. — Dijo él — Ella me enseñó muchas cosas sobre flores…
El dolor de sus recuerdos pesó incluso a cada silbaba soplada por su voz y Yoongi la sintió calar en cada uno de sus latidos también.
Tomó su mano con delicadeza y cerró sus dedos entorno a él.
— Deberías enseñarme un poco. — Dijo el alfa con dulce sinceridad. — Una vez que llenemos el jardín de flores, estoy seguro que los niños también amarán saber todo sobre ellas.
SeokJin alejó el nudo en su pecho y asintió sonriendo lentamente hacia él.
Jin realmente amaría compartir todo con su alfa y sus cachorros.
Amaría compartir su vida entera con ellos...
Yoongi tomó un par más de semillas y escuchó con cada parte de su existencia las palabras tímidas y suaves que su omega le dijo.
Cada cuidado que las flores necesitarían y el tiempo que a cada una le tomaría para nacer.
Yoongi observó hipnotizado a su omega hablar cómodo sobre todo lo que sabía de ellas y se prometió cuidar con él de cada flor que sembraran en su jardín, cuidar ese espacio cuidadosamente para que se convirtiese en el paisaje más hermoso que su omega y cachorros jamás hayan visto.
El tiempo y sus cuidados harían que cada brote floreciera con orgullo.
Y el alfa estaba dispuesto en dedicar su existencia a que el más tierno y precioso brote que conocía, floreciera fuerte y hermoso para su propia dicha y felicidad.
...
Yoongi evitó regresar a La Cuevita del Lobo por la avenida principal, tratando de evitar a toda costa a todas las personas que le conocían y desearan intercambiar más de un básico saludo con él.
No quería seguir saludando personas. No quería escucharles hablar y tener que someter a su omega a más estrés.
Y sabía perfectamente que evitando la calle comercial se librarían al menos de un par de habitantes agradecidos que como siempre se detenían a charlar un poco más de lo necesario con él.
Yoongi sólo disfrutaba caminar lento y tranquilo de la mano de su omega, en silencio cómodo y sus aromas combinandose armoniosamente entre sí.
El alfa realmente disfrutaba ver a Taehyung mordiendo su propio puño y escucharle balbucear algunos tiernos sonidos mientras se acercaban más y más al resto de su familia jugando en el restaurant.
Ninguno de los dos podía esperar más el momento en que los cachorros vieran todos los globos y decoraciones que compraron para su fiesta de cumpleaños y sinceramente no tenía ánimos de estar con nadie más.
Yoongi tampoco podía esperar para llegar a casa y plantar las nuevas flores y enseñarles a los niños todo lo que Jin le había dicho sobre ellas.
Y a cada metro que avanzaban, era un paso más de cumplir su elaborado plan.
Ambos caminaron en silencio algunas cuadras más hasta que el suave timbre de su teléfono celular hizo ruido en el fondo de su bolsillo.
Yoongi consideró por un segundo no responder. Ignorar el llamado y continuar como si nada hubiese pasado.
Pero al no tener a todos sus cachorros frente a él le alteraba un poco el pensar que fuese algo importante o que no pudiese dejar pasar.
Se detuvo lentamente y sacó el teléfono de su bolsillo, observando de inmediato un número no registrado brillar en la pantalla del celular.
SeokJin miró el teléfono con curiosidad antes de desviar la mirada hacia el lado contrario e inclinar su vista cabeza hacia el suelo.
Se alejo un poco de su lado y fingió jugar con par de piedras de asfalto dispersas a sus pies.
Yoongi rechazó el llamado y se acercó un poco hacia Jin, pero el celular inmediatamente sonó de nuevo y su lobo se irguió un poco alerta en su interior.
No gustaba de ser paranoico, pero en el último mes cualquier pista o señal que pudiese obtener, era de suma importancia para ellos.
No podía arriesgarse a dejar pasar alguna pieza importante en su elaborado plan contra el tal Dongsun ni tampoco quería dejar pasar más tiempo para poder llegar hasta él.
Frunció el ceño y aceptó el llamado, un corto y frío "diga" que fue lo único que pudo escupir para responder.
— ¿Yoongi?
La respiración de pronto se atoró en sus pulmones y el corazón gélido se tornó en su interior.
La delicada voz vibró en sus oídos y ninguno de sus músculos respondió a sus órdenes.
Yoongi sintió convertirse en piedra y ni siquiera pudo pensar con claridad.
— Yoongi, ¿me escuchas? Soy yo...
El alfa de inmediato cortó la llamada y se mantuvo plantado en su lugar. Helado de pies a cabeza sin ningún coherente hilo de pensamientos formándose en la maraña de su aturdido cerebro.
El corazón hacía un duro eco en sus tímpanos y su voz de perdió.
No podía ser cierto.
Tal vez sólo lo confundió...
SeokJin le miró repentinamente preocupado y acercó tentativamente la mano hacia su rostro.
Yoongi quiso encontrar fuerza en su calor pero la voz de ella aún seguía vibrando agriamente en su interior.
— ¿O-ocurre algo? — Preguntó Jin casi con miedo.
El alfa se obligó a mantener sus reacciones a raya e intentó tranquilizar a su omega. Sintiendo su instinto despertar por sobre sus propias inseguridades, tomó su mano y la acarició.
Quiso responder y decirle que todo estaba bien, que no tenía nada de que preocuparse, pero solo una pequeña negación con su cabeza pudo hacer al sentir su teléfono nuevamente vibrar.
Observó la pantalla con un debate abriéndose en su mente, y se sorprendió al ver un mensaje nuevo en lugar de una llamada.
Así que odiandose por no poder ignorar el mensaje, se encontró a sí mismo abriendo el chat nuevo sin detenerse siquiera a pensar en nada más.
[Número desconocido]
06:39 pm.
Hola, Yoongi.
¿Cómo has estado?
¿Cómo están los niños?
¿Ellos han crecido bien?
Espero que no te moleste
mi mensaje, conseguí tu
número por la fundación
de Kihyun.
Estaré en Daegu la próxima
semana y me gustaría que
fuéramos a comer algo.
Por favor, no me ignores.
Ambos necesitamos hablar
y lo sabes.
Te llamaré luego para
confirmar fecha y lugar.
No olvides comer algo
antes de dormir.
Soy Suran.
[Responder] [Bloquear número]
Yoongi cerró la mandíbula con fuerza y sintió su garganta apretarse casi con dolor.
Miró de inmediato hacia SeokJin y observó su rostro deformado en cruda preocupación.
Suran...
Ella había regresado...
— Número equivocado... — Dijo fingiendo no verse afectado. — Vamos por los cachorros. Seguro nos deben de extrañar...
Sonrió lo más sincero que pudo hacia su omega y Jin no muy convencido asintió sin decir nada.
El omega se mantuvo en silencio y esta vez fue él quien tomó su mano firmemente antes de siquiera avanzar.
Yoongi tragó con fuerza la roca en su garganta y se aferró a sus delicados dedos con necesidad.
Guardó de nuevo su celular en el bolsillo intentando olvidar esa agria situación. Intentando olvidar el remitente e ignorar lo que ella le provocó.
Yoongi no iba a responder su mensaje.
Sin embargo, no se sintió capaz de bloquear el número tampoco…
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(3 de 4)
Ha pasado solo un mes desde que Jin llegó a casa de los Min.
Son muchos capítulos y poco tiempo, lo sé. Pero la historia ya va a avanzar un poco más, lo prometo.
¿Tienen alguna duda o pregunta?
Nos leemos en ( ͡° ͜ʖ ͡°) ...
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