13
— N-nosotros podemos esperar aquí... — Susurró Jin con voz temblorosa.
Yoongi de inmediato dirigió la vista hacia él, asustado de que él pudiese sentirse mal o incómodo.
— ¿N-no quieres ir... ? — Preguntó el alfa sin poder ocultar la desilusión que eso le causaba. — ¿Te sientes mal? — Continuó preocupado. Inspeccionando rápidamente su rostro en busca de señales de dolor.
— ¡No! ¡Si quiero ir! — Se apresuró a decir Jin. — Estoy b-bien... E-es... Sólo no quiero causarle... causarte m-molestias... Y-yo sé que somos una carga y no quiero...
— Jin... — Le detuvo el alfa de inmediato — No pienses eso, por favor. — Le pidió y se acercó a él un paso más lentamente . — Me hace muy feliz que vayan con nosotros...
El omega bajó la mirada y comenzó a jugar con el borde de su camisa, fijando su vista en su redondeado vientre y no en el pálido rostro que comenzaba a quitarle el sueño todas las noches.
— ¿Jin? — Llamó el alfa suavemente y SeokJin alzó sólo un poco su vista mirando a Yoongi a través de sus pestañas.
El alfa se acercó un poco más lentamente y se arrodillo frente a él. Posando las manos sobre sus rodillas de forma suave. Transmitiendo de inmediato una sensación de tranquilidad al tenerlo más cerca y sentir su contacto. Jin suspiró.
— No quiero que sigas pensando que son una carga, porque no lo son. Comprende que todo lo que voy a hacer siempre es protegerlos. A ti y a los cachorros. — Murmuró el alfa suavemente y Jin tragó con dificultad.
Incapaz de encontrar su voz y decir algo, Jin simplemente se atrevió a alzar su rostro un poco más y osar mirarlo fijamente. Intentando agradecer en silencio todo eso que con palabras no podría hacerlo nunca.
Y Yoongi relajó su semblante preocupado por uno más suave cuando vio el tímido movimiento. Yoongi se sintió dichoso, sus ojos adquiriendo un brillo inmediato al trabar sus miradas. Sus labios separándose y estirándose para sonreírle dulcemente. Sintiendo su pecho llenarse de algo cálido al ver un avance por parte de su omega. Y cuando las temblorosas y tímidas manos de Jin se acercaron tentativamente a las suyas, el alfa dejó de respirar por un segundo.
Las manos de Jin en movimientos trémulos se posaron con miedo junto a las del alfa, dejándolas cerca de las suyas aún sin atreverse a tocarlo.
SeokJin buscaba en sus ojos algún signo de rechazo, asco o molestia, por acercarse a él. Sin embargo nada más que cariño se encontró. Y sólo entonces decidió seguir la voz de su lobo, atreviéndose a acercar sus manos un poco más al alfa. Rozando con delicadeza su piel, probando su calor y llenándose de eso caliente y brillante que llenaba de pronto su corazón.
Yoongi amplió su sonrisa aún más y giró sus manos, mostrando sus palmas abiertas en una silenciosa invitación.
Jin sintió sus ojos picar. Porque el alfa le estaba dando permiso de tocarlo, de acercarse a él y dejar que pudiera sentir su calor.
Y Jin quería más. Quería sentirlo. Tocarlo. Quería todo. Aún si supiera que alguien como él jamás sería digno de merecer algo más de un alfa como Yoongi.
Jin se armó de valor y deslizó su mano con lentitud entre las grandes palmas del alfa, mirándolo en todo momento para retirarse y pedir perdón si llegaba a incomodarlo, sin embargo el alfa le recibió con una enorme sonrisa y sus ojos oscuros brillando de forma dulce, el sonido de sus corazones resonando en sus tímpanos le hacía sentir vivo. Seguro y en paz. Un sentimiento que hace años no experimentaba y su fuerte aroma brotando con suavidad para relajarlo, le hizo aferrarse a la posibilidad de ese momento. Aún si se tratase de algo efímero, lo conservaría por el resto de su existencia.
Yoongi sostuvo las suaves manos de Jin con delicadeza y amor, porque su omega merecía eso. Su compañero merecía ser tratado únicamente con amor. Y él sólo pedía que Jin le permitiera sostenerlo por siempre. Que le dejara besar todas y cada una de sus heridas hasta que sanara por completo. Tomar su dolor y separarlo de él. Acariciar sus cicatrices hasta que el dolor se borrara de todas y cada una de ellas. Unir sus piezas rotas con sus brazos y mantenerlo en una hermosa y fuerte pieza entera. Protegerlo con su vida y atesorar su corazón como la más sagrada de las reliquias.
Y con valentía, Yoongi se permitió envolver las manos, acariciarlas con devoción y llevarlas hasta sus labios. Rozando sutilmente los nudillos del omega con sus belfos. Presionando un suave beso sobre ellos y cerrando los ojos al sentir la dicha de ese momento.
Con los labios aún contra las manos de Jin, abrió los ojos y le miró. Suplicante y desesperado. El amor contenido queriendo escurrirse de su corazón para ir directamente al dueño de su existir...
— Jin, por favor. Escucha a tu lobo... — Pidió Yoongi en un susurro. Acariciando con sus dedos el dorso del omega.
Los ojos de Jin empañados parpadearon para alejar las lágrimas. Porque no parecía real que eso le estuviera pasando a él. Aún esperaba despertar en el frío cuarto de la casa de Dongsun. Porque no tenía sentido que un alfa como Yoongi quisiera ayudarlo. Que la madre Luna lo haya puesto en su camino.
No podía creerlo. Parecía simplemente imposible...
— Tengo miedo... — Confesó el omega de forma baja.
Yoongi se puso alerta y ejerció más presión sobre las manos, llevándolas de vuelta a las rodillas del omega y dejándolas ahí aún protegidas entre las suyas.
— Ya no debes tener miedo... Yo estoy aquí. — Dijo el alfa y Jin ya no pudo retener sus lágrimas.
— Tengo miedo de que todo termine... sé que todo va a terminar y no voy a poder soportarlo... — Sollozó y quiso apartar las manos del alfa.
Pero Yoongi no lo permitió.
Las tomó con un poco más de fuerza, aferrando las entre las suyas para decirle que jamás se iría. Que le seguiría a cualquier lado para protegerlos. E intentando detener su llanto comenzó a acariciarlas con una sola mano, dirigiendo la libre hacia su rostro húmedo recogió las lágrimas al limpiarlas las con sus yemas, acariciando su piel con tiernos roces para hacerle saber que jamás debía tener miedo de nuevo. Porque estaba ahí con él para comenzar de nuevo.
— Sí tú me lo permites, jamás me iré de su lado... — Prometió Yoongi con sinceridad y Jin le miró aturdido.
— ¿P-por qué harías eso? Y-yo no tengo nada que ofrecerte. Ni con qué pagarte...
Yoongi acunó la esponjosa mejilla con dulzura y se acercó un poco más a Jin.
— Jin... Precioso Jin... — Susurró el alfa con cariño — Escucha a tu lobo, él sabe la razón... — Repitió suavemente y el omega bajó la mirada.
No quería verlo a los ojos. Porque veía tanta sinceridad en su mirada que le aterraba.
Sentía que la vida sólo le estaba dando demasiado para arrebatarselo. Quitárselo en un abrir y cerrar de ojos. Para hacerle ver que omegas como él jamás tendrían algo bueno. Como una lección de la vida para que aprendiera cuál era su lugar en este mundo.
Porque Jin sabía que tenía más de lo que merecía con sus cachorros y no parecía real que el alfa frente a él, le quisiera cerca. Porque ya era demasiado que tantas cosas buenas fuesen sólo para él...
— ¿Lo sientes? — Se atrevió a preguntar Yoongi, de forma baja. Con miedo de asustar a su compañero. De presionarlo o empujarlo a corresponderle.
Pero es que necesitaba confesar lo que su corazón y alma callaban. Profesar su devoción y prometer seguirle hasta la eternidad.
Quería pedirle que le permitiera ser su compañero. Decirle que se habían reencontrado, que la Luna les había hecho unirse de nuevo. Pedirle que le permitiera estar junto a él en esta vida también...
— S-sí... — Murmuró SeokJin en un jadeo. — Lo s-siento...
No podía respirar. Su corazón estaba apuñalando sus sentidos. No podía pensar. No podía ser cierto. No podía ser real que Yoongi quisiera hablar de eso.
Él lo sabía. Yoongi también lo sentía...
— Ese día que los encontramos en el bosque, — Continuó el alfa con extremo cuidado — yo sabía que si morías yo lo haría junto a ti. No quería perderte. Te acababa de encontrar y jamás había sentido tanto dolor...
Jin ahogó un jadeo y bajó la mirada. Sus manos comenzaban a sudar y su corazón tal vez ya se había detenido. Porque su pulso no parecía normal. Tal vez sólo era el eco de un revoloteo de unas alas en el exterior.
O tal vez estaba soñando.
Tal vez Dongsun por fin había conseguido arrebatar su vida y todo esto era producto de su imaginación. Una especie de limbo a la que su lobo se había aferrado antes de regresar con la madre Luna.
Porque no podía estar sucediendole eso a él.
— Jin, yo te daría mi vida entera si me lo pidieras... — Aseguró el alfa en un ronco susurro y SeokJin comenzó a negar.
Hipando, llorando. Jadeando en busca de aire aún si sus labios se curvaran en una sonrisa involuntaria. Su omega jamás había sentido esa dicha. Jamás había sentido eso en su corazón. Ni en su estómago. No sabía que era. Le aterraba y le ilusionaba.
— ¿No?... — Preguntó Yoongi con miedo al ver que seguía negando.
— ¿Estoy soñando?... No puede estar sucediendome a mí... — Comenzó a decir Jin, atropellando sus palabras. Expulsandolas de sus labios tan bajo y suave como el aleteo de un colibrí.
Se sentía como si pudiese volar. Tomar las exhalaciones del cielo y dejarse llevar por ellas. Flotar por los aires y dominar el viento. Él le hacía sentir así...
— Esto es real Jin. — Aseguró el alfa sonriendo, porque ver el rostro iluminado de su omega era la mejor recompensa que podía obtener. — Tú y yo somos destinados... — Murmuró con suavidad.
Sonriendo al sentir la palabra deslizarse de sus belfos. Hacerlo más real al decirlo en voz alta. Enorgulleciendose de poder hacerlo. Quería gritarlo. Hacerle saber a todo el mundo que la luna le había unido al más hermoso de los omegas, que él había sido el elegido para protegerlo. Para cuidarlo a él y a sus cachorros. A su manada. Su familia...
— Destinados... — Repitió Jin y ya no pudo ocultar todo lo que esa palabra le provocaba.
Sonrío, sollozando y lagrimeando al pensar que tal vez no estaba soñando.
Que tal vez la madre Luna le había regalado una nueva y hermosa oportunidad...
...
— Sólo termino de preparar el auto y nos podemos ir... — Informó el alfa.
Jin asintió aún si Yoongi no le estaba viendo directamente.
Sonriendo de forma tímida, el omega suspiró. Dedicándose a observar los movimientos de alfa, entrando y saliendo de la casa.
Viéndole embobado, fascinado de poder apreciar el lado paternal en el alfa. Cargando un par de juguetes para subirlos a su carro. Después regresando al interior de la casa con una bolsa llenas de envolturas de golosinas sólo para regresar nuevamente al vehículo con una extraña y pequeña silla.
Era totalmente negra y recubierta de una especie de manta con huellas de lobo en un suave y lindo color celeste. Dos tiras del mismo tono que la silla sobresalían de los costados de la misma, con una especie de broche o seguro en los extremos. Era como un cinturón. Parecía parte fundamental de la silla pero no entendía qué función tenía la misma.
Tal vez era para evitar que los niños cayeran de ella, sin embargo parecía demasiado pequeña para que Namjoon o Hoseok pudieran usarla. Sumando el hecho de que no tenía ninguna pata o soporte que sostuviera el respaldo y el asiento.
Definitivamente era una sillita muy rara. Bonita. Pero rara.
Hoseok le mostraba un puñado de cochecitos a Jungkook, ambos sentados en el suelo sobre un tapete con una pista de autos dibujada en toda la superficie. El niño mayor parloteaba con alegría, haciendo adorables ruiditos con su boca al chocar sus cochecitos entre ellos. Jungkook simplemente le veía tímidamente. Sosteniendo uno de los coches que Hoseok le dio. Entre sus manitas se mantenía el carrito rojo, sin participar de ninguna otra manera en el juego que Hobi había montado y que claramente disfrutaba.
Y en una manta rodeada de peluches reposaban los otros dos cachorros, Namjoon acostado sobre su estómago reía viendo a Taehyung manotear sobre los animalitos que él mismo puso ahí para su bebé.
El cachorro mayor le explicaba curiosidades sobre cada animal que Tae tomaba, y su bebé como si entendiera todo lo que le decían permanecía atento y sonriente a cada palabra que Nam le decía. Enseñando sus encías y agitando los peluches con esmero.
Y Jin no pudo evitar suspirar ante la imagen de su bebé, él no recordaría nada de los abusos de Dongsun. Tal vez Jungkook guardaría un par de imágenes, y aunque quisiera que fuese así no podía hacer nada si no anestesiar los recuerdos con amor.
Agradecía que el bebé de su vientre y Taehyung se mantendrían ajenos a todos los problemas que tuvieron que soportar y que nunca más tendrían que vivir de nuevo.
Su cachorro comenzó a patalear y manotear con diversión al ver a Namjoon mover los peluches frente a él, haciendo bailar al afelpado animal para hacerlo sonreír. Y sin poder reprimirlo Jin comenzó a sonreír también, la imagen de su bebé riendo le calentaba el corazón. Le hacía sentir inmensamente feliz. Sus mejillas gorditas abultandose más a cada tierna carcajada le transmitía paz.
Y vestido con ese mameluco amarillo pastel se veía aún más encantador. El alfa de Kihyun lo trajo para él, y aunque al principio se había negado a aceptarlo Yoongi le había dicho que Kihyun mismo se lo había mandado para su bebé. Y a él no podía rechazarle nada.
La talla era perfecta y los adornos de pollitos en la tela hacían lucir a Taehyung más tierno de lo que era. No tenía palabras para agradecerle ver por ello. Kihyun también le había mandado cuadernos de dibujo, lápices de colores y un par de peluches para sus dos bebés.
Tenía que pagarle de alguna u otra forma. Quería hacerlo y tal vez podría conseguir un trabajo y devolverle todo lo que había gastado en ellos.
Sólo esperaba que pudiese recuperarse del todo. Su vientre aún tenía pequeños espasmos y se sentía un poco débil. Pero confiaba en que un par de días bastarían para que pudiese salir a buscar un trabajo y así poder sostener a sus cachorros y pagarle a los Min, pagar y agradecer todo lo que habían hecho por ellos.
— Todo está listo. — Informó Yoongi con un jadeo entusiasmado al ingresar de nuevo a la casa.
Los mellizos de inmediato comenzaron a aplaudir. Alzándose de sus lugares con emoción y sacudiendo sus ropas.
Jungkook comenzó a imitarlos y buscó con la mirada a su papá, viéndolo levantarse del sillón de forma lenta. Sin embargo el alfa grande se acercó a su papá en un suspiro, corriendo a ayudarle cuando le vio pararse. Tomando una de sus manos y dirigiendo la otra hacia su espalda. Cerca de donde su hermanito pequeño estaba.
Comenzó a gruñir y de igual manera corrió hacia ellos, empujando al alfa para alejarlo de su su papá. Para que no lo tocara y no estuviera cerca de él.
Era su papá. No lo iba a tocar. No le iba a pegar. Él lo iba a defender.
— Cachorro, ya te dije que sólo quiero ayudar a tu papá. No quiero hacerle daño. — Intentó explicar el alfa y Jungkook frunció el ceño. Abrazándose a la pierna de su papá con fuerza para protegerlo.
Intentando inhalar todo su dulce aroma, porque si él lo olía todo el otro alfa no podía hacerlo. Y si cubría su aroma con el suyo tampoco podría olerlo ¿Verdad?...
Jin comenzó a acariciar sus cabellos, sintiendo sus mejillas calentarse al ver la mirada que Yoongi le dirigía. Una más significativa que las de días anteriores.
No podía verle a los ojos desde que hablaron.
Se sentía cohibido. Avergonzado y torpe. Ni siquiera sentía que sería capaz de decir algo coherente y temía molestar al alfa de alguna manera.
Él era ignorante y aburrido. Debía mantener la boca cerrada para no decepcionar a Yoongi...
— Pasaré primero a la biblioteca y después a... comprar algunas cosas. ¿Está bien para ustedes? — Preguntó Yoongi inseguro.
No quería asustarlo y decirle que esa salida era una especie de cita familiar. Porque probablemente no aceptaría.
Lo vio en su mirada cuando le pidió que le acompañase al pueblo, creyó que tal vez la presencia de Shownu le estaba asustando y aunque su cuñado y sobrinos se fueron casi de inmediato, Jin no bajó la guardia hasta que habló con él.
Y Yoongi aún sentía a su lobo dar vueltas como perro amaestrado. Eufórico y emocionado.
Porque Jin sabía que eran compañeros. Y aunque no lo había aceptado directamente. Tampoco le había rechazado.
Y eso significaba que podría ganarse su amor con mayor facilidad.
— Sí. Eso está bien... — Aceptó el omega con voz temerosa y Yoongi sonrió para transmitirle seguridad.
— Bien. Podemos comer algo antes... — Sugirió el alfa y se acercó hacia la improvisada área de juego de Taehyung, inclinándose frente a él para tomarlo en brazos con cuidado.
Le llevó a su pecho y le aferró con un brazo mientras caminaba de vuelta a Jin.
— S-si... — Murmuró el omega casi de forma inaudible.
Pero Yoongi sonrió. No había rechazado su invitación a comer. Le estaba brindando más confianza. Poco a poco le iba permitiendo acercarse más y más a ellos.
— ¿Tienes... un lugar... Uh... o te gusta... Mmm... Es decir...te gusta la comida... pero... dónde... a dónde quieren ir a comer? — Preguntó Yoongi con torpeza y apartó su mirada hacia el rostro de Taehyung. Avergonzado de balbucear como tonto una pregunta tan simple como esa.
Comportándose como un adolescente frente a su omega. Debía verse fuerte y seguro. Sin embargo actuaba con torpeza. Se sentía idiota.
— Lo que usted... Tú quieras... — Respondió Jin de forma baja. Sin moverse de su lugar aún, su vista fija en la forma en la que él cargaba a su bebé.
— Yo estoy bien con lo que elijas tú. ¿Te gusta algún restaurante en específico? — Preguntó Yoongj con la mayor firmeza que pudo. Y aún si preguntó con ronca timidez se sintió orgulloso de no tartamudear ni un poco.
— N-nunca he ido a un restaurante... — Admitió el omega y bajó su mirada con vergüenza.
Sintiendo aún el agarre posesivo de Jungkook en su pierna decidió mirar los cabellos negros de su cachorro. Una mejor opción que el rostro del alfa cuando le escuchó jadear con sorpresa.
Pasaron unos segundos en silencio y Jin se preguntó si tal vez su miseria ya había asqueado al alfa.
— Yo suelo tomar los domingos libres de cocina... — Dijo el alfa una vez que controló la ira hirviendo dentro de él. — El pueblo es pequeño, pero hay muy buenos restaurantes. Podrías ver cuál te gusta más y comemos ahí, ¿Te parece? — Preguntó y Jin asintió una sola vez. — Bien... Uh... ¿Nos vamos?
Jin asintió de nuevo y comenzó a caminar hacia la salida de forma mecánica. Repitiéndose una y otra vez que salir le haría bien a los niños. Pero sus piernas comenzaban a temblar, y su corazón a latir con más fuerza de la necesaria.
El miedo comenzó a apoderarse de él cuando se encontró con la enorme puerta de cristal abierta. Los árboles esparcidos frente a ellos. En una enorme barrera natural que los mantenía en el centro de ese tramo de bosque.
Alguien podría esconderse entre los árboles con facilidad. Dongsun podría estar entre los pinos. Detrás del enorme tronco que se erguida a unos metros de ahí.
Él podría salir y atacarlos. Atacaría a Yoongi. A los cachorros. A todos los niños. Podría matar a Yoongi... Podría matarlos a todos. Llevarse a sus cachorros. Podría matar a sus bebés también...
— No dejaré que les pase nada malo. — Prometió una voz detrás de él y Jin giró su rostro de inmediato.
Mirando el rostro del alfa, sus ojos seguros y su mandíbula fuerte al susurrar esas palabras.
Había olido su miedo. Tal vez había visto el temblor que recorrió su cuerpo.
Pero inhalar su aroma le hizo relajarse un poco, Yoongi le hacía sentirse seguro.
— Aquí estoy. — Dijo Min. La verdad escrita en sus pupilas. Y la promesa dibujada en sus labios.
Jin ya confiaba y creía ciegamente en él...
— G-gracias... — Susurró el omega con sinceridad.
Y Yoongi sonrió. Asintiendo una sola vez para ofrecer su mano libre y ayudar al omega a cruzar el umbral. Sus pasos titubeantes cuando pisó el exterior y aspiró directo la fragancia del bosque. Cerrando sus ojos sólo un momento y aferrando la pequeña mano de su cachorro mayor.
Yoongi infló su pecho con orgullo y cerró la puerta detrás de ellos. Activando el código de seguridad y bloqueando la entrada con su dispositivo.
Las risas de los mellizos se escuchaban amortiguadas, por lo que supo que ellos dos ya se encontraban en sus lugares dentro del coche. Sólo faltaría asegurar a Jungkook en la silla y a Jin en el asiento del copiloto. El bebé tendría que viajar en sus brazos, porque no había más espacio para la otra silla en la parte trasera.
Agradecía tener aún las sillas de carro que usaron Namjoon y Hoseok cuando eran más pequeños, pero de nada servía si no había espacio para todos.
Y cuando naciera el bebé necesarían más espacio. El cachorro más pequeño podría ir en los brazos de Jin. Pero Taehyung necesitaría otro lugar. Con Cinco cachorros y dos adultos resultaría imposible trasladarse en un auto de sólo cinco plazas.
Tenía que comprar un carro más grande. Tal vez una pequeña camioneta para la mayor comodidad de todos.
Yoongi suspiró ilusionado. Tal vez a Jin le gustaría elegir el nuevo vehículo familiar...
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Perdón por haber tardado tanto en actualizar. Ya estoy de regreso con esta historia, por eso esta es parte 1 de 2. Subiré el siguiente capítulo alrededor de las 22 hrs (Soy de México).
Vean estos hermosos gifs hechos por episaw. ¡Estoy enamorada de ellos! No tienen idea de lo que este tipo de material me hace.
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