10
El interior de Jin se sentía cálido, inundado por repentina tranquilidad al tener a sus dos cachorros sobre su pecho y el embriagante aroma de Yoongi llenando sus pulmones de forma abundante. Y aunque Jungkook había arrugado su naricita al sentir la fragancia de Yoongi sobre él, parecía haberse acostumbrado.
Pero es que Jin no pudo resistir el impulso de cubrir su propio torso con la camisa que el alfa le prestó, no cuando cada fina fibra liberaba la amaderada fragancia de café.
Le hacía sentir protegido y sólo la luna sabía cuánto necesitaba encontrar paz.
Había un par de cosas que aún rondaban por su mente como enormes avispas revoloteando sin parar. Y el simple hecho de recordar el escalofriante aullido de su antiguo alfa le erizaba cada centímetro de piel, porque sabía que no lo había imaginado. No estaba loco. O por lo menos no todavía.
Pero intentaba bloquear cualquier pensamiento relacionado con él, porque no quería alterarse de nuevo. Aún se sentía incómodo por la escena que montó cuando la crisis le paralizó, pero es que no podía sacar de su cabeza el que el alfa estuviera buscándolo. Que estuviera tan cerca de ellos. Y pudiera llevarse a sus bebés.
No. No. No.
Se acurrucó más en el sillón y Taehyung suspiró sobre su cuello. Trayendolo de vuelta a la realidad y recordándole que estaba a salvo en ese momento. Porque una parte de su mente le decía que Yoongi no dejaría que algo les pasara. Y Jin ilusamente quería creer en eso.
Él le había traído a sus cachorros.
Su corazón había dejado de funcionar cuando vio a Yoongi cruzar la puerta de la oficina con Taehyung en brazos. Su pequeño cachorro recostado sobre él, aferrando con sus manitas el cuello de Yoongi. Tranquilo y sin rastros de lágrimas. Fue un momento que grabó con ahínco en el centro de su corazón. Para recordarle cuando ya no le tuviera cerca.
Había querido llorar de nuevo, por ver tan cálida esa escena que fue demasiado para él. Pero se obligó a permanecer fuerte. Firme por sus cachorros. Pero es que ver al alfa proteger con sus blanquecinos brazos a su pequeño bebé le hizo sentir la ilusión de algo inalcanzable. Imposible incluso para tratarse del más hermoso de los sueños.
Pero se había permitido disfrutar de la dulce vista cuando Yoongi se acercó a él y le dejó a sus cachorros. Dándose el lujo de crear una falsa y delgada ilusión instantánea, aún si al irse le acuchillara de la manera más cruel posible.
Y aún así, se atrevió a delinear con sus ojos el pecho desnudo del alfa. Grabar en su memoria las marcadas clavículas y su lechosa piel. Las gruesas venas sobresaliendo en sus brazos. El pulso palpitando en su cuello...
El doloroso anhelo quemando dentro de él al pensar que sería la última vez que lo vería así. Porque no tenía permitido mirar de esa forma a un alfa. Mucho menos a uno que apenas conocía.
Irrespetuoso e insolente, se había reprendido mentalmente. Pero es que ese alfa era el hombre más hermoso que había visto en su vida...
Yoongi le ofreció un poco de tiempo a solas con sus pequeños, y aunque el omega al principio sintió su corazón desbaratarse al ver al alfa alejarse, lo entendió cuando se dio cuenta del cambio en su cachorro mayor. Notando hasta entonces los pequeños signos que Jungkook sufría. Sus pequeños ojitos bañados en puro caramelo. Su aroma a cachorro tomando notitas de alfa. Su instinto protector a tope repentinamente.
Su pequeño Kookie se había presentado como alfa.
Y aunque Jin en el fondo siempre sospechó que ese sería su linaje, no dejaba de sentirse feliz y orgulloso de su pequeño. Agradecido con la luna por ese magnífico regalo.
Porque sabía que Jungkook nunca sería arrebatado de sus brazos. No lo venderían de forma ilegal a cualquier alfa. No sufriría abusos. No sería obligado a satisfacer a nadie. Nunca le iban a lastimar...
Y no pudo retener las lágrimas cuando Jungkook se lanzó a sus brazos, porque él no sufriría por ser omega. Él sería fuerte. Y nadie lo podría dañar. No sería débil e inútil como él, su pequeño hijo sería inteligente y Jin se esforzaría por hacerlo feliz todos los días de su vida. A él, a Taehyung y a su pequeñito bebé.
Porque se prometió a sí mismo luchar para que Dongsun nunca los volviera a ver.
Sabía perfectamente que él quería hijos alfas. Descendientes fuertes para dejar su huella en otras generaciones. Y su apellido y linaje estaban asegurados con su pequeño Jungkook. Pero Jin no quería que sus bebés fueran criados con alguien como Dongsun. No quería que fueran como él...
Y dedicaría su vida entera a educar a sus bebés con amor. Lejos de Dongsun y sus maltratos.
Ahora ya había probado la libertad y aún con el miedo, era muy distinto a todo lo que había vivido con él.
Y no pensaba renunciar a esa pequeña parte que le hacía sentir un poco más vivo…
Un grueso carraspeo sonó desde la puerta y el omega de inmediato levantó el rostro, buscando la fuente de tal sonido. Incluso si ya supiera a quién pertenecía.
— Hola... — Susurró el alfa de forma baja y Jin sin motivo alguno sintió sus mejillas calentarse al verlo.
Yoongi se encontraba parado en la puerta de la oficina, con postura segura y ojos tímidos. Una extraña combinación que desencajaba con todo lo que Jin sabía sobre alfas. E intentando no ser descarado, bajó su mirada, alejando sus ojos curiosos del perfilado rostro del alfa solo para sonrojarse aún más al ver que aún llevaba su torso descubierto.
— G-gracias por … — Murmuró Jin torpemente y sintió los bracitos de Jungkook intentar rodear su estómago con un poco más de esmero. — Por traerme a mis bebés… — Dijo en un pequeño susurro sin atreverse a levantar la vista de nuevo.
— Uh si… Yo… De nada. — Dijo el alfa atropelladamente en un inútil intento de sonar firme y seguro. — ¿Yo…? Uh ¿Puedo pasar?.... — Preguntó de forma baja y Jin asintió frenético antes de darse cuenta de su desesperada respuesta.
— Por favor… E-es su casa… — Murmuró el omega con nerviosismo. Intentando enmendar su necesitada actitud. — U-usted puede hacer lo que quiera… — Continuó y el alfa abrió los ojos de par en par, sorprendido por algo que él omega malinterpretó. — Oh. Y-yo lo lamento. N-no quise ofenderlo… — Comenzó a disculparse y el alfa abrió aún más los ojos.
— ¿Qué? — Yoongi parpadeó confundido al ver al omega temblar ligeramente — SeokJin no. No me ofendiste. No te disculpes por favor… — Soltó en casi una súplica, golpeándose mentalmente por haberlo asustado.
— L-lo lam… — Jin quiso disculparse de nuevo antes de darse cuenta que el alfa le había pedido que ya no lo hiciera.
— Perdóname a mí. — Exhaló Yoongi en un suspiro. — No quiero que sientas miedo. Los cachorros y tú están a salvo. — Prometió el alfa y Jin le creyó.
Aún si parecía imposible. O si su instinto se mantenía alerta por la inminente amenaza que Dongsun representaba. Porque el bajo susurro de Yoongi llegaba más allá de su mente. Taladrando y grabándose en lo más hondo de su ser.
Y una parte de él sabía que Yoongi no era igual que Dongsun.
Porque hasta ese momento no le había gritado por sus estupideces…
— Gr-gracias, otra vez. — Soltó Jin y se atrevió a mirarlo a los ojos.
Sintiendo a su lobo inclinarse completamente sumiso en su interior cuando Yoongi le dedicó una tímida y linda sonrisa.
— SeokJin, tal vez debamos hablar… — Murmuró el alfa con un poco más de seriedad y el pulso del omega inmediatamente se detuvo. Imaginando la peor de las posibilidades al ver al alfa acercarse más a él.
— ¿U-usted quiere… — Falló al hablar. Imaginando que tal vez quería echarlos.
Porque sabía que eran una carga. Un estorbo para el joven y fuerte alfa. Para sus cachorros. Para su hermano y para todos.
Yoongi sentía su corazón desangrarse cada vez más. Cuando notaba la profundidad del daño en SeokJin. Sus preciosos ojos asustados. Su actitud atemorizada y defensiva.
Kihyun y él sabían muy poco de ellos. Prácticamente nada de la vida que su omega fue obligado a vivir, de la causa de sus temores. De sus sollozos. De la actitud defensiva del cachorro mayor. Del miedo en los ojitos del bebé. Del sufrimiento contenido de su omega en cada una de sus acciones.
Y deseaba tan mal hacer pagar al ocasionante de todo. Porque Kihyun le había dado un diagnóstico superficial de los daños. Pero sabía que no era nada comparado con las cicatrices que su omega llevaba. Y no descansaría hasta que SeokJin liberara cada miedo encarnado en su atormentado corazón…
— Sólo quiero presentarme formalmente. — Respondió el alfa a cambio. Suavizando sus ojos al ver el alivio cruzar las facciones de SeokJin.
Debía hacer caso a Kihyun y darle tiempo antes de hablar sobre “eso”. Dejarle asimilar y elegir.
Yoongi aceptaría cualquier cosa que SeokJin decidiera.
— ¿Presentarse? — Preguntó SeokJin ligeramente confundido.
— Si… Yo… Uh soy Min Yoongi… Soy Alfa… Tengo 26 años y 2 cachorros… — Susurró roncamente y mojó sus labios a la espera de una respuesta.
Un gesto o un asentimiento. Esperando no molestar a su compañero. Debía darle tiempo. Espacio para que pudiera respirar.
Pero es que ahora que lo había encontrado le era imposible mantenerse lejos de ellos.
Y cuando las comisuras de los gruesos labios del omega se tensaron en una casi invisible sonrisa, Yoongi se sintió feliz. Su lobo orgulloso de ver que esa diminuta y preciosa sonrisa había sido provocada por él.
Quería dibujar una enorme curva en sus labios todos los días de su vida…
— E-es un placer. — Respondió el omega y Jungkook le miró desde su estómago con un puchero molesto. — Y-yo soy L-lee… — Dijo antes de cerrar la boca con fuerza.
Ya no quería usar ese apellido. No quería presentarse a Yoongi como Lee. Porque ya no quería pertenecerle a Dongsun…
— Y-yo soy K-Kim SeokJin. — Continuó indeciso y Yoongi exhaló el aire que había mantenido en su pecho. — O-omega. 22 años. Dos cachorros y 18 semanas de gestación…
Y Yoongi sonrió. Amplia y brillantemente. Iluminando hasta el más oscuro rincón en el interior de SeokJin. Calentando partes de su corazón que ni siquiera sabía que aún mantenía vivas.
— Estoy realmente encantado de conocerlos y tenerlos en mi hogar… — Soltó el alfa y una explosión de risas y pasito apresurados retumbaron de pronto en el salón principal. — Los cachorros más grandes ya llegaron. — Avisó el alfa de forma tranquilizadora y Jin se permitió controlar los latidos de su corazón mientras escuchaba una revolución de sonidos acercarse más y más a ellos.
Jungkook comenzó a removerse sobre su pancita, incómodo o curioso, no lo sabía. Aún mantenía una pequeña mueca gruñona en su rostro y no estaba completamente seguro de la razón. Y Taehyung simplemente roncaba de forma baja sobre su pecho. Libre de preocupaciones y miedos.
— ¡¡¡Papá!!! — Dos pequeñas y alegres voces hicieron eco en la enorme oficina y Jin sonrió sin poder contenerlo cuando vio un fino brillo resplandecer en el rostro del alfa.
Los mellizos entraron corriendo a la habitación y se lanzaron eufóricos hacia los brazos abiertos de Yoongi. Siendo alzados en el aire con amor antes de ser bajados de vuelta al piso de madera con extremo cuidado al de recibir un pequeño beso en sus coronillas.
— Tío Shownu nos dejó y se fue. Dijo que el tío Kiki lo iba a matar. — Dijo Hoseok casualmente e ingresó aún más a la oficina a pasos firmes y confiados.
— ¿Pero no lo decía en serio verdad papá? — Continuó el pequeño Namjoon y siguió a su hermano, aferrando las correas de la mochila sobre su espalda.
— Su tío sólo estaba jugando. — Respondió Yoongi divertido irguiéndose ligeramente nervioso a la espera de una reacción de Jin.
— ¡Señor omega! — Chilló Hoseok con alegría y comenzó a dar pequeños saltos, acercándose al enorme sillón donde el omega reposaba.
— N-no se fue… — Susurró Namjoon con ilusión y corrió a Jin cuando este le sonrió.
— Te dije que él no se iría. — Soltó Hoseok y Jin sintió una grieta abrirse en su corazón al escuchar algo oculto en la pequeña voz.
Sin embargo el alfa soltó un pequeño sonido con su garganta y se acercó dudoso hasta ellos.
— Cachorros… No… Tengan cuidado. — Advirtió Yoongi con voz temblorosa pero los niños lo ignoraron.
Hoseok se aferró a uno de los brazos de SeokJin, ignorando también los gimoteos celosos que Jungkook le soltaba. Y Jin comenzó a acariciar sus cabellos para saludarlo.
— ¿Les fue bien en el… Colegio? — Indagó SeokJin de forma baja. Preguntándose si no estaba tomándose demasiada confianza para hablar con los niños sin permiso.
— Jiho molestó a Joonie otra vez. Pero yo lo defendí… Otra vez. — Contó Hoseok y se subió al sillón para recostarse contra el cálido cuerpo del omega.
— ¿Qué ocurrió? — Preguntó Yoongi rápidamente. Hincándose frente a Namjoon para tomarlo de los bracitos y comenzar a inspeccionar su cuerpo con cautela. Y Jin también se irguió en su lugar, escaneando al cachorro aún desde la distancia.
— Papá, estoy bien. Él sólo me dijo que yo era muy feo… — Dijo Namjoon restándole importancia. Pero ambos pudieron notar la nota triste escondida en su “indiferente” voz.
— Pues ese Jiho está mintiendo. Porque eres un cachorro precioso. — Dijo SeokJin firmemente antes de siquiera asimilar su insolencia al hablar sin ser llamado.
Pero poco le importó cuando Namjoon le regaló una de las más puras y enormes sonrisas que un cachorro pudiera darle.
— ¿Usted cree eso? — Preguntó ilusionado, con ojitos brillosos y labios sonrientes.
— Estoy totalmente seguro. — Declaró y Namjoon bajo la mirada avergonzado. Sus mejillas esponjosas tintandose del más tierno borgoña sobre su apiñonada piel. — Eres de los cachorros más hermosos que he conocido.
Y Namjoon tal vez lo hubiera abrazado si no fuera porque Jungkook saltó fuera de su regazo para comenzar a gruñirle. Haciéndole retroceder un par de pasos cuando el más pequeño comenzó a apretar sus puñitos con furia.
— Kookie no… — Dijo SeokJin. Sin entender porqué su hijo actuaba de tal manera con él.
— P-papá… — Susurró Namjoon con miedo al correr a refugiarse detrás del cuerpo de Yoongi.
— Jungkook no le gruñas a Namjoon. Lo estás asustando... — Pidió el omega y su cachorro comenzó a temblar.
Formando un puchero con sus pequeños labios al verse regañado. Enojado y con las vibraciones en su pecho luchando por salir.
— Hey cachorro… — Intervino Yoongi al ver los ojitos de Jungkook llenarse de lágrimas.
— Jungkookie… — Llamó Jin con un nudo en la garganta al ver a su cachorro comenzar a estremecerse en pequeños sollozos contenidos.
— Yo hablaré con él. Tú quédate con ellos. — Sugirió el alfa de inmediato y Jin asintió sin pensarlo.
Sintiéndose culpable por hacer sentir mal a su bebé, pero es que no estaba bien y había asustado al pobre Namjoon.
Todo era su culpa. Dongsun tenía razón. No servía ni para educar a sus bebés...
— Cachorro, vamos por unas galletas. Solo tú y yo. Únicamente alfas. ¿Te parece? — Preguntó Yoongi de forma dulce y Jungkook cruzó los brazos en su pecho.
— Tu papi necesita descansar un poco y tu hermanito necesita agua. — Intentó y el pequeño alfa comenzó a dudar. — Y tal vez si vamos a la cocina tú quieras contarme algo. Ya sabes. De alfa a alfa. — Continuó de forma casual y Jungkook sorbió su naricita asintiendo.
Yoongi le tendió su grande mano y el cachorro la miró con desconfianza antes de girar su rostro enrojecido hacia Jin.
— ¿Papi? — Preguntó de forma baja y el omega asintió, sonriéndole para que supiera que no estaba enojado con él.
Yoongi mantuvo la mano frente a su rostro hasta que Jungkook puso su pequeña manita sobre la suya. Mirándolo aún con ojos cautelosos y ceño fruncido. Como si la idea de convivir con el alfa le causara repugnancia.
Y Namjoon aprovechó la salida de Jungkook junto a Yoongi, para correr hasta Jin y subirse en sus piernas. Acurrucándose de inmediato en el espacio entre el sillón y su cuerpo. Buscando refugio y calor por parte del omega.
— N-no tengas miedo… — Susurró Jin y comenzó a acariciar los bracitos fríos de Namjoon. Viendo a su cachorro alejarse de la mano de Yoongi.
Su alfa…
Sacudió sus pensamientos y se obligó a a pensar únicamente en los cachorros junto a él. Arrullandoles para hacerles dormir. Intentando cantar para relajarles. Soltando su aroma para tranquilizarlos.
Y después de unos minutos sintió a Hoseok dormitar a su otro costado. Aferrando la pequeña manita de Taehyung sobre su hombro. Mientras su bebé se mantenía profundamente dormido. Con su boquita abierta y sus respiraciones tranquilas.
Todo estaba bien. Estaban a salvo.
— Usted no nos va a dejar, ¿Verdad? — Preguntó Namjoon después de unos minutos. Y Jin pensó que tal vez ya estaba más dormido que despierto.
Aún así comenzó a acariciar su cuero cabelludo antes de pensar en su respuesta. No quería mentirle.
— Duerme Joonie. Aquí voy a estar cuando despiertes. — Fue todo lo pudo prometer antes de cerrar los ojos al acercarlo más a su cuerpo.
Fin.
No es cierto ♡
Esto apenas va comenzando.
Y muchísimas gracias por las casi 6,900 vistas y los más de 1,700 votos.
De verdad se los agradezco de todo corazón ♡
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