Protégete a ti mismo

En el ambiente no hubo cambios de relevante importancia. No resultó ser como en los libros; ese vertiginoso giro de acontecimientos que delata como todo se oscurece al cruzar determinada esquina.

El aire se mantuvo calmado e indiferente, lo mismo con el resto de transeúntes que tranquilos marchaban a sus respectivos destinos. Taehyung no perdió la delicada sonrisa que le dedicaba al cachorro de a momentos.

Por eso no hubo nada que me advirtiera la relevancia que tendría este momento en un futuro. Ni una señal, ni una repentina sombra en las letras de un narrador. No había nada, solo un árbol frente a nosotros en el centro del parque. Un enorme árbol, tan marrón y verde como los demás; y en sus ramas el ligero atisbo de flores rosadas.

—Jeon, mírame.

Me llamó y giré a la derecha, pero él no me miraba a mí. Eso me confundió, realmente; como si quisiera que no me perdiera las expresiones, como si deseara que leyera en su faz lo que mirándome a los ojos me perdería. Por eso ignoré el árbol frente a nosotros y me fijé más bien en el reflejo del mismo en los ojos rojizos de Taehyung.

Lentamente dejó al cachorro en el suelo y este no este no perdió tiempo para correr, jugueteando alrededor.

—¿Para qué estamos aquí?

Inhaló por la nariz a mi lado y metió las manos en sus pantalones.

No parecía... Preocupado, estresado, cohibido.

Simplemente miraba un árbol y yo lo miraba a él.

«Y esto, señoras y señores, es todo menos una escena normal» pensé burlón para mis adentros.

Lancé un suspiro y alcé la mirada a la copa del árbol.

—Esta ciudad fue una de las primeras en ratificar el derecho de igualdad de los omegas en la carta constitucional —le miré aún más confundido que antes—, ocho años atrás nada era como ahora; la cultura era anticuada, las leyes, la forma de llevar la sociedad —se encogió de hombros sin dejar se mirar adelante—. La paz era muy relativa, por una parte todo estaba bajo el control de los alfas; ese control significa seguridad, y una por medio del miedo y la sumisión del resto de las castas. Fueron buenos tiempos, pero no buenos lo suficiente.

—¿Apenas ocho años? Pero–

—Somos la única de las cinco grandes naciones con este orden social. A nadie le importa, al menos no ahora. Todo tiene su tiempo y aquí aprovechamos el nuestro; justamente ahora con la crisis de natalidad de omegas y alfas, el déficit de píldoras tiene al mundo hecho un rollo. Los omegas tienen demasiado miedo como para actuar.

Mordí mi labio y retrocedí un paso para poder hacer descender mi cabeza, pensativo.

«Son una sociedad atrasada y ahora interrumpida. Haciendo cálculos a la ligera, Taehyung cuando eso tenía máximo once años»

—Mierda...

—Pero no te traje aquí para hablar de política ni a culturizar tu alienígena cerebro.

—¡Oye!

—Vine aquí a enseñarte que —tomó aire y noté que le costaba; noté que le molestaba el sudor de sus manos en el interior de los bolsillos y su lengua no dejaba de deslizarse por sus labios. Había aprendido a identificar sus signos de nerviosismo, lo cual era muy útil conocer de un alfa— no puedes luchar contra el mundo, o tendrás que abandonar tu victoria.

«Ya me perdí»

—Espera, espera... Pero si consiguieron un muy buen equilibrio. Es cierto que tu escuela se une para ponerme de rodillas; odian que un Omega no cumpla la planilla general y que no conozca mi lugar. Detestan que los trate mal, como es normal y aparte de ello hace menos de una semana me querían obligar a ponerme falda para ridiculizarme; no tienen ni respeto ni idea de los derechos humanos y...

Su risa baja y grave me interrumpió, pero en lugar de enojo se ganó mi gracia por mi propio desconcierto.

—Vale, han crecido apenas lo suficiente.

—Ese no es el punto Jungkookie, quiero decir, Jeon —reparó de inmediato—. El final de la pasada revolución de omegas lo marcó la ejecución de su líder, justo en este árbol de aquí.

—Oh... Pena de muerte...

«En mi mundo a pleno siglo XXI no pasan estas cosas»

—Fue público e hizo al mundo entero temblar. Sus últimas palabras fueron—: No importa cuánto caiga el sol, siempre se eleva de nuevo. O eso dicen, yo no estuve.

—Eso es admirable... Y temerario.

No entendía el alcance de aquellas palabras, no reparé en que, aunque en una parte del mundo el sol no dominaba el cielo, en otra parte sí. No reparé en que el sol, en realidad, nunca cayó realmente.

Taehyung me sonrió con una tensión que no pudo disimular.

—Me recuerdas a ella, me recuerdas a ella lo suficiente como para tomar la responsabilidad de ti.

Y sin más, como si lo hiciera todo el tiempo, dejó su enorme y hermosa mano reposar en mi cabeza unos segundos.

«Mierda»

—No le hagas saber al mundo que lo estás enfrentando, Jeon. Guarda tus cartas y protege lo que amas, en lo que crees —dejó caer la mano y me dio la espalda para buscar al cachorro—. Protégete a ti.

Para mi sorpresa no tenía dudas invadiendo cada rincón de mi cabeza, impidiéndome pensar. Solo una levitó en el silencio de mi mente conforme veía su espalda alejarse.

«¿Quién eres, Kim Taehyung?»

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top