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C E L O S

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Charlie

Después de resolver los problemas con Norberta, regresé en busca de Erine pues no quería dejarla sola con el imbécil de Braham.

Mucho menos luego de lo que pasó con Veronique ya que estoy casi seguro de que querrá vengarse o algo parecido.

Me gusta mucho Erine, más de lo que le he demostrado y me dolería mucho que me dejara. 

Vi a algunos de mis compañeros, pero no lograba encontrar a Erine y tampoco veía a Braham por ningún lugar.

—¿Has visto a Braham o a la chica con la que estaba en la mañana?— pregunté a uno de mis compañeros.

—Los vi juntos hace como veinte minutos, iban por el sendero, por el camino de turistas. 

Sentí que el aire me faltaba y casi me desmayaba. Erine y Braham juntos, solos, en el bosque.

Puede que esté sonando muy dramático, pero es que simplemente no confío en Braham.

Debo de despejar mi mente y no crearme ideas erróneas. Braham conoce a la perfección cada rincón del santuario y es casi imposible saber a dónde llevó a Erine. Mi única opción es esperar a que regresen. 

Comencé a caminar de un lado a otro como si fuera un dragón enjaulado, ya habían pasado cuarenta minutos y ni un solo rastro de ellos.

Comenzaba a ponerme nervioso.

—Si sigues así, le vas a hacer un hoyo al suelo.

Miré mal a Preston, él soltó una risa y continuó con su camino.

Fue entonces cuando escuché su dulce risa, rápidamente la busqué con la mirada y sentí una gran furia al verla con Braham. El imbécil le sonreía y la hacía reír.

A grandes zancadas me dirigí a ellos, Braham me vio, Erine estaba de espaldas, por lo que no sabía que me dirigía a ellos.

Entonces sentí que el alma se me salía del cuerpo.

Braham tomó a Erine de las mejillas y la besó.

Todos mis músculos se tensaron y la sangre se me subió a la cabeza. Erine separó a Braham con un empujón.

Me acerqué y le di un golpe en la cara a Braham. El sujeto terminó en el suelo, la boca le sangraba pero me sonrió. Rápidamente se puso de pie dispuesto a atacarme.

Y una vez más, comenzó una pelea al estilo muggle.

—¡Charlie!— me gritó Erine preocupada, pero hice caso omiso.

Sentía tanta rabia. Todos comenzaron a rodearnos, algunos intentaban separarnos pero claramente no lo lograban.

—¡Charles! Detente ahora mismo.

Escuchaba su voz, pero no lograba detenerme.

—¡EXPULSO¡— Tanto Braham como yo salimos volando en direcciones opuestas.

Me dejé caer en el suelo y miré el cielo mientras mi respiración se regulaba. No sentía dolor, pero sabía que en cuanto se fuera la adrenalina de mi cuerpo sentiría los golpes.

Erine se colocó junto a mi, me miraba furiosa.

Antes de que dijera algo, me puse de pie y la abracé con fuerza, confundida ella también me regresó el abrazo y mis músculos comenzaron a relajarse.

—Vamos a casa— dijo en un murmullo.

Asentí y Besé su cabeza, enseguida me separé de ella.

Miré a Braham, unos chicos le revisaban sus heridas. Me sentí un poco apenado, aunque para ser sinceros no me arrepentía.

Creo que los dos necesitábamos resolver nuestros problemas de esa manera.

Braham me sonrió y asintió con la cabeza. Hice lo mismo.

Tomé la mano de Erine y regresamos a casa.