V E I N T I N U E V E

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N O T I C I A S

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Miraba un punto fijo en el escritorio de mi padre, la silla era realmente cómoda y había tantos sentimientos en mi interior que no estaba segura de cómo me sentía.

Regresé a la realidad y levanté la vista cuando alguien abrió la puerta del estudio.

Kingsley me sonrió apenado. Seguramente tenía la cara hinchada y los ojos rojos.

—Scamander, todos están muy preocupados por ti.

—Lo siento— dije en un murmullo— perdí la noción del tiempo.

Y era verdad, recién me doy cuenta que ya ha oscurecido y que la temperatura había bajado. Detesto cuando dejo que se me pase el tiempo sin darme cuenta.

—Fui a la madriguera y dijeron que habías ido a buscarme. Cuando les dije que no te había visto en todo el día, todos entraron en pánico.

Miré la carta de mi padre, la deslice en dirección a mi maestro y este se acercó para tomarla.

Tomó su tiempo en leerla y cuando finalizó me miró con una sonrisa triste.

—Yo también estoy muy orgulloso de ti, Erine. Eres una chica fuerte y muy inteligente, que nadie ose a decir lo contrario.

Le sonreí de manera sincera y agradecida.

—Gracias, Kingsley.

Dejé salir un largo suspiro y me puse de pie. Tenía mucho de qué hablar con mi maestro y no podía perder más el tiempo.

Después de un par de horas más, nos encontrábamos rumbo a la madriguera. Ya le había dado todo mi reporte al moreno.

En la casa Weasley, todos los presentes soltaron un largo suspiro de alivio al verme y fue Charlie quien corrió a abrazarme y llenarme de besos.

—Lo siento— dije a todos— realmente no quería preocuparlos.

—Nos alegra que estés bien, cariño— dijo Molly mientras besaba mis dos mejillas.

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Días más tarde, llegaron a la madriguera Tonks y Remus. Vaya que fue enorme mi sorpresa al notar el embarazo de mi amiga.

Había corrido a abrazarla y sinM poder evitarlo, solté un grito de felicidad. Realmente me emocionaba verla embarazada.

—Felicidades— le dije— esto es grandioso.

Tonks sonreía.

—Gracias. Ya sabemos que será un niño.

Remus abrazó a su esposa por los hombros y se miraron con cierta complicidad.

Charlie se colocó a mi lado, bastante feliz por el estado de su también amiga.

—Remus y yo lo hemos pensado mucho...— comenzó Tonks mirando al hombre lobo.

—Queremos que sean los padrinos de Teddy— completó el castaño.

Mis ojos se abrieron como nunca y mi mandíbula casi se cae. Miré a Charlie, quien lucía igual de sorprendido que yo.

—¿Qué dicen?— habló nuestra amiga.

Miré a Charlie, quien me sonrió.

—Claro que nos encantaría— dije muy contenta.

Tonks me abrazó y luego lo hizo Remus. Realmente estaba muy emocionada y feliz por ambos.

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