XXIII

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✧「 Capítulo veintitrés 」✧

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—VOY A CORRER AL FUTURO.

En cuanto Barry dijo aquellas palabras, todos voltearon sus cabezas hasta él. ¿Acaso había dicho viajar al futuro?

—¿Qué fue lo que dijiste? —preguntó Adds, aún sorprendida.

—¿Quieres hacerlo ahora? —inquirió Joe.

El velocista asintió.

—Pero Caitlin aún sigue allá afuera. Debemos encontrarla —señaló la rubia. Aquella debía ser la prioridad del equipo, aquella era su prioridad.

—Lo sé, pero se nos acaba el tiempo —declaró Barry.

Aquello no era mentira, la cuenta regresiva estaba llegando poco a poco a su recta final, y ahora que Caitlin estaba siendo Killer Frost por ahí, el equipo estaba comenzando a chocar entre ellos. Sumado de que aún no sabían quién era Savitar, ni cómo detenerle.

—Si logro encontrarme en el futuro podré averiguar quien es Savitar y como lo vencimos —señaló—. Además puedo correr al futuro y volver como si nunca me hubiera ido.

—Nunca has corrido al futuro por cuenta propia —murmuró Adds—. Además prometiste no más viajes en el tiempo.

   Todas las miradas se dirigieron a ella, mientras que la suya estaba puesta en sus manos. No le parecía justo que Barry siguiera haciendo ese tipo de cosas, y mucho menos que las hiciera por ella.

—Tengo que hacerlo —dijo Barry, acercándose hasta ella.

—¿Qué hay respecto a los cambios en la línea temporal? —inquirió alzando su vista.

—Seré cuidadoso —aseguró—. Además si cambio algo será respecto al futuro, un futuro que aún no ocurre ni está del todo escrito, por lo que esta línea debería de permanecer intacta.

   La rubia hizo una mueca, aún poco convencida de la idea.

—Sigue sin parecerme correcto —negó—. Pero supongo que lo harás de todas formas —suspiró.

   Barry asintió con una mueca.

—Bien.

—Barry, la ultima vez que fuiste al futuro fue por error —le recordó Ethan—. ¿Cómo vas a llegar ahora?

—Con la ayuda de Wally —su mirada se dirigió hasta el moreno, quien le miró entre sorprendido y confundido.

—Bien, ¿Qué más necesitas? —preguntó Joe.

—Que mantengan a todos alejados de las tuberías —pidió.

   Todos asintieron, acordando que podían hacer aquello, por lo que Barry salió del cortex.

—Voy contigo —le interrumpió Adds, siguiéndole los pasos.

   Barry frunció su ceño y de golpe volteó su cuerpo completo hasta su prometida, dejando en claro su pensar ante tal idea con su mirada.

—No —negó rotundamente—. En primer lugar porque no eres una velocista, y en segundo lugar, aunque lo fueras no te dejaría hacerlo. ¿Sabes lo que provocaría ver un futuro en el que estás muerta?

—No es necesario ser una velocista para hacerlo —alegó ella—. Solo necesito esto —alzó su mano enseñando una pulsera con un aspecto muy similar al de un reloj.

—¿Qué es eso?

—Una pulsera cargada en taquiones —informó—. Sólo necesito una muestra de sangre perteneciente a un velocista y funcionará.

   Barry la miró atónito, procesando cada palabra que Adds había dicho.

—Ni siquiera sabes si esa cosa funciona. De todas formas la respuesta sigue siendo no —negó.

—Tú no puedes decidir por mí —protestó, comenzando a sentirse frustrada.

—En estos momento si —aseguró él, mirándola.

—Barry, lo necesito —susurró intentando convencerle—. Necesito ver cómo son las cosas allá. Necesito saber la forma correcta para prepararlos.

   En aquel oleaje azulado de su mirada se podía ver la forma en que le suplicaba que le llevara con él. Ambos sabían que no era lo correcto. Pero Adds lo necesitaba, realmente necesitaba preparar a sus amigos, necesitaba preparar a Barry.

—¿Como sabes que eso funciona? —inquirió Barry tras soltar un suspiro.

   Adds sonrío discretamente.

—Tony la hizo —explicó. Barry hizo una mueca—. Y si te hace sentir más seguro, hace un tiempo le pedí a Harry que la verificara. Tiene un 98% de probabilidad a que funcione. Un 2% en contra.

—¿98%? —repitió Barry incrédulo—. ¿Y aún crees que es buena idea?

—El condón tiene un 98% de efectividad, y hasta donde se, no estoy embarazada, tampoco tengo alguna ITS, y teniendo en cuenta que tenemos mucho sexo, creo que es bastante seguro —se encogió de hombros.

   Un color carmensí recorrió todo el cuerpo del velocista, terminando por posarse en sus mejillas como un claro sonrojo, logrando así que Adds soltara una pequeña risa divertida.

—Vaya comparación —murmuró.

—Pero fue una correcta.., creo —señaló Adds—. ¿Entonces eso es un si? —cuestionó cruzando sus brazos tras el cuello de Barry, mientras acercaba sus rostros y batía sus pestañas.

—Esto que estás haciendo es chantaje —musitó Barry rodeando su cintura con sus brazos.

—¿Entonces es un si? —sonrió Adds.

   Barry soltó un suspiro cansado, para luego asentir.

—Es un sí —acordó.

   Adds soltó una risita emocionada, y se colgó de su cuello, al mismo tiempo que estampaba sus labios con los de él y enroscaba sus piernas en su torso.

—Pero como vea que comience a afectarte aunque sea solo un poco, te traeré de vuelta y volveré allá sin ti —advirtió.

—Hecho —asintió Adds.

   Después de todo era buena reteniendo sus sentimientos.

Pero no era consiente de lo que le esperaba allí.

—¿Cómo funciona esto? —preguntó Barry con el aparato en una de sus manos, mientras que su brazo libre estaba extendido, permitiéndole así a Ethan tomar la muestra de sangre necesaria.

—Bueno, solo necesitamos agregar tu sangre aquí —señaló Adds—. Y luego al ponérmelo camuflara mi material genético dejando ver solo el tuyo.

—Sera como si solamente yo viajara por la fuerza de la velocidad —comprendió—. Eso quiere decir que esto la engaña.

—En otras palabras —asintió la rubia.

—Bien, con esto es suficiente —murmuró Ethan.

—Gracias a Loki —musitó Adds—. Si veía dos segundos más como la sangre de Barry salía por ahí me iba a desmayar.

—Hubiera sido buena idea —comentó Barry con tranquilidad—. Así me hubiera ido de aquí sin ti.

Adds le miró con mala cara, mientras él le daba un sonrisita.

—Muy bien —Ethan le tendió la pulsera—. Realmente espero que esto funcione.

—Lo hará —asintió Adds, segura.

—Cuídense, ¿Si? —pidió.

—Claro que si, papá —bromeó Adds.

Ethan blanqueó los ojos.

—¿Lista? —cuestionó Barry.

A un lado de ambos se encontraba Wally, listo para ayudarles a tomar el impulso necesario para entrar en la brecha que les llevaría al futuro.

—Más que lista —asintió Adds sintiendo la ansiedad picar en la punta de sus dedos.

De un salto se colgó de la espalda de su prometido, aferrándose con sus brazos y piernas a su cuerpo con la mayor fuerza que le era permitida.

En segundos lo único que logró sentir era la ráfaga de viento que golpeaba en sus cortados, amenazando con separarla del cuerpo del velocista.

   Luego de eso sintió como su cuerpo con el de Barry chocaban contra el pavimento. Por suerte esta vez ella había caído sobre él y no él sobre ella como acostumbraba a ocurrir.

   Ella se reincorporó de golpe, viéndose a si misma, buscando señal de éxito y por supuesto verificando que estuviera en una pieza.

—Estoy viva —susurró tocando su cuerpo—. ¡Estoy viva! —rió.

—No digas estupideces —le regañó Barry, poniéndose de pie, sintiendo su cuerpo adolorido por el impacto.

—No estoy diciendo... —Adds cortó sus propias palabras en el momento en que sintió un desagradable revoloteo en su estómago, por lo que corrió hasta el basurero más cercano.

   Al encontrarlo no dudó en expulsar todo lo que había estado reteniendo durante su búsqueda de un lugar donde expulsar todos aquellos agrios fluidos. Como odiaba cuando le pasaba aquello.

—Creo que esto es un efecto secundario —comentó Barry, sujetando su cabello—. Después de todo fue un salto en el tiempo, no estás acostumbrada a ello y más aún sumándole el hecho de que no eres una velocista.

—Odio esto —murmuró la rubia, limpiando la comisura de sus labios.

   En eso algo impacto en un extraño choque contra su rostro. Una papel de diario. Maldición aquel no era su día.

   Tomó el papel en sus manos y amenazó con lanzarlo frustrada, pero antes de hacerlo, Barry se lo arrebató de las manos.

—2024... —leyó la fecha—. Lo logramos —murmuró, aún anonado.

—¿Si? —inquirió Adds—. ¡Estamos a siete años en el futuro! —chilló viendo la fecha impresa en el papel.

—¿Estamos en jueves retro? —cuestionó con diversión una tercera voz.

   La pareja se volteó, encontrándose con nada más ni nada menos que Top, la meta-humana que inducía vértigo con solo una mirada.

   Adds logró anticipar su movimiento, desviando la mirada. Barry no había corrido la misma suerte, ya que sus ojos se encendieron en aquel chillon color y su cuerpo comenzó a tambalearse, por resultado terminó por empujar a su prometida mientras buscaba de dónde aferrarse para no caer.

—Mierda —se quejó Adds desde el suelo.

   Ante ello le fue imposible ver el momento en el que Mirror Master salió de un ventanal y golpeó a Barry.

—No hemos visto estos trajes en un tiempo, ¿No cariño? —comentó Top.

—A ellos no los hemos visto en un tiempo —corrigió—. Supongo que aún podemos revivir los viejos tiempos —rió.

   Adds se puso de pie cuidadosamente. Y antes de que Scudder pudiera volver a golpear a Barry, Adds los detuvo a ambos con sus poderes.

   Top intentó inducir vértigo buscando su mirada, pero ella nuevamente se anticipó a evitarla, por lo que le dió una vuelta y la mirada de Top terminó por encontrarse con la de su pareja, logrando inducirle el vértigo. Y antes de que alguno pudiera soltarse, Adds los hizo chocar uno contra otro, logrando que ambos cayeran inconscientes al suelo.

—Nadie toca a mi prometido sin mi permiso, par de idiotas —bufó.

   La tentación de acercarse y golpearlos era grande, pero entonces recordó que Barry aún seguía tendido en el suelo, porque lo que se apresuró a llegar a él.

—Amor —llamó tomándolo del rostro—. Hey, mírame —ordenó—. Respira pausadamente y tranquilízate.

   El velocista cerró sus ojos intentando centrarse en algo que no fuera el mareo que lo agobiaba, e intentó controlar su acelerada respiración, mientras Adds murmuraba palabras de apoyo.

—¿Así estás mejor? —inquirió Adds.

—Eso creo —murmuró, recomponiéndose ligeramente.

—De la que te he salvado, y tú no querías traerme —bromeó ella.

   Barry solo blanqueó sus ojos.

—Un « gracias amor de mí vida" no me vendría mal » —sonrío con graciosa sugerencia.

   Barry rió divertido.

—Gracias amor de mi vida —repitió sus palabras.

—De nada —le sonrió—. Bien, creo que es hora de irnos, porque en algún punto me agotaré de mantener esta cosa en pie.

   Ahí fue cuando Barry cayó en cuenta de que estaban dentro de una de sus proyecciones de energía que Adds solía hacer para protegerse de algo.

—Bonnye and Clyde despertaron hace unos segundos —señaló—. Por lo que, creo que es momento de que salgamos de aquí.

—Claro —asintió Barry. En un movimiento la cargó en sus brazos—. Tu dime cuando.

—¡Ahora! —gritó de inmediato Adds, mientras el campo se desvanecía. Barry rápidamente se echó a correr.

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AMBOS SE ADENTRARON EN AQUEL EDIFICIO QUE conocían a la perfección, subieron por el ascensor, y comenzaron a caminar por aquel pasillo, buscando la puerta correspondiente.

   No les fue difícil entrar, ya que la puerta se encontraba entre abierta. El lugar estaba completamente destrozado. A simple vista se notaba que nadie había pisado aquel lugar en años. Y es que ya no parecía un hogar. No había ningún rastro del hogar que había formado junto a Barry en su línea temporal.

—¿Qué... qué ocurrió aquí? —preguntó en un susurro Adds, mientras se adentraba más al lugar.

—Alguien a de haber venido a descargar su dolor aquí —murmuró Barry, recogiendo un cuadro el cual tenía solo medio cristal protegiendo la foto dentro del marco—. Y me atrevo a decir que fui yo.

   Aquella era una foto de ellos. Una de las fotos que habían tomado el mismo día en el que se habían mudado juntos. La felicidad y el amor detonaban en aquella imagen, y actualmente en ese lugar solo se veía tristeza y oscuridad junto a un deje de dolor impregnado en cada centímetro de cada rincón del lugar.

   Adds comenzó a caminar hasta las escaleras, donde no dudó en subir y dirigirse a la habitación. Esta se encontraba en iguales o incluso en peores condiciones. Era... simplemente era un lugar sin vida.

   Y solo con ver aquello sintió su corazón hacerse añicos. Todo lo que había sido un lugar feliz alguna vez, un lugar que ella y Barry podían llamar hogar, estaba destruido. Y si Barry tenía razón al decir que probablemente había sido su version del futuro el responsable de ello, significaba que Barry no había salido adelante y había terminado estancado en el dolor. Justo lo que ella no quería que sucediera.

   Una lágrima amenazó con salir, pero dando un profundo suspiro la guardó para sí misma. No podía dejar entrever cuánto le estaba afectando aquello, si no Barry la llevaría de vuelta a su tiempo. Y eso, que recién estaban comenzando el recorrido.

   Cuidadosamente bajó las escaleras, sin siquiera ser consciente de que Barry ya no era la única persona en la planta baja.

—Adds... —susurró aquel pelinegro.

   La rubia alzó la mirada, encontrándose principalmente con la de Barry, quien le miró con leve reproche. Y luego al mirar a un lado...

—Cisco —murmuró Adds con una pequeña sonrisa.

   Los ojos del mencionado se aguaron a medida que veía la imagen de Adds ser más clara al ella estar acercándose. Y sin dudarlo, se lanzó a ella en cuanto Adds abrió sus brazos, incitándole a refugiarse en ellos.

   Y Adds sintió su corazón quebrajarse un poco más.

—Está bien —susurró acariciando su cabello.

—En serio eres tú —susurró Cisco, aferrándose a ella.

   Adds sonrío con tristeza, y alzó su vista encontrándose con la de Barry, quien observaba la escena de la misma forma.

—Lo siento. En serio lo siento —susurró Cisco—. Pude haber hecho más... y-yo...

—Oye no, de eso nada —se apresuró a negar Adds—. No tienes nada que sentir.

—Es solo que yo...

—Cisco, no. Nada de lo que haya sucedido es tu culpa. Absolutamente nada.

—Estoy tan feliz de verte —murmuró Cisco separándose de ella—. Luces tan...

—Tan viva —completo ella.

—También eres de 2017 —comprendió finalmente.

   Adds asintió, apenada.

—¿Qué haces aquí? —inquirió esta vez con reproche.

—Insistió en venir, ya la conoces —respondió Barry por ella.

   Cisco suspiró, y Adds le dio una sonrisita.

—Tenerte aquí es un verdadero regalo, eso es seguro —se sinceró—. Pero no debiste venir. Esto... esto realmente te afectará.

—Puedo con ello —aseguró en voz baja, intentando fervientemente que su voz no se rompiera.

   Para su lastima, ambos chicos a su lado la conocían perfectamente. Y con solo darle una mirada más a Cisco, su gesto se descompuso formando un puchero involuntario en sus labios.

—Adds... —susurró Barry viendo cómo finalmente ella rompía a llorar.

—Estoy bien —aseguró mientras se abrazaba a sí misma.

—No, no lo estás —negó convencido—. Sabía que traerte era una pésima idea. Voy a llevarte de vuelta.

—¡No! —exclamó alejándose—. Estoy bien... solo dame unos segundos.

Sus piernas chocaron con el borde de los asientos que habían frente al gran ventanal. Y tomó asiento mientras cubría su rostro con sus manos. Necesitaba calmar el torbellino de emociones que estaba comenzando a desatarse en su interior con urgencia.

—Adds...

—Estoy bien —alzó la cabeza—. Estoy bien.

—Esto no te hará bien, Amor —intentó persuadir Barry, hincado frente a ella mientras tomaba sus manos.

—Necesito hacerlo —susurró—. No me lleves a casa —pidió—. Por favor.

—Solo quiero evitar que salgas más lastimada, cariño.

   Cisco sonrío con nostalgia. Extrañaba aquello, extrañaba ver lo enamorados que ellos estaban el uno del otro, extrañaba a sus amigos, a su familia.

—Nadie puede impedir eso Barry —negó sin embargo Adds—. Pero necesito esto.

   Barry suspiró, frustrado consigo mismo.

—Bien —asintió dejando un beso sobre su frente—. ¿Puedes llevarme con él? —preguntó mirando a Cisco.

No hacía falta mencionar a quien se refería, ya que los tres presentes tenían en claro a quien se refería Barry.

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—¿ESTÁS SEGURO DE QUE SE ENCUENTRA AQUÍ? —preguntó Barry, comenzando a salir del ascensor.

Adds inmediatamente se colgó de su mano, como una niña pequeña.

—Él nunca sale de aquí —murmuró Cisco.

—¿No vas a venir? —le preguntó, viendo que él se quedaba en el ascensor.

—Ni siquiera debería estar aquí —respondió el moreno deteniendo las puertas de ascensor las cuales comenzaban a cerrarse.

Barry intercambió su mirada hasta Adds, quien tenía la mirada perdida, pero quien al sentir los ojos de su prometido sobre ella le miró dedicándole una pequeña sonrisa, intentando asegurarle que se encontraba bien.

—Tal vez deberías quedarte con él —propuso.

—¿Por qué? —preguntó frunciendo el ceño.

—¿Cómo crees que reaccionaría él si te viera?

Adds sintió una punzada con su gesto decayendo nuevamente.

—No es justo —bufó.

—Solo quédate con Cisco, ¿Bien? —pidió tomándola del rostro.

—Bien —asintió tras unos segundos.

Barry sonrío y depositó un suave beso en su frente.

—Te amo —susurró.

—Te amo —le sonrío ella.

Ambos se separaron y Adds se encaminó hasta el ascensor entrando en este. Sacudió su mano despidiéndose de su pareja y finalmente la puerta se cerró.

Barry suspiró y comenzó a caminar por el pasillo. Sus pies lo llevaron al laboratorio de velocidad. Donde la única iluminación que este tenía era la luz entrante por ciertas ventanas, dejando ver que el lugar al igual que el resto de los laboratorios estaba hecho un asco.

Su mirada se topó con una de las pizarras de cristal que solían usar. Esta estaba llena de ecuaciones al igual que estaba trizada. Y sin poder evitarlo sus dedos pasaron por el material, mientras leía de que trataba cada una de ellas sabiendo que había sido su versión del futuro quien escribió aquello, reconociendo su letra.

—¿Por qué estás aquí? —inquirió una voz ronca.

Barry dió un pequeño sobresalto. Y dándose la vuelta lo encontró. Se encontró a si mismo. Lucia diferente, muy diferente. Aquella versión tenía el cabello largo, su rostro estaba totalmente demacrado y sin vida. Pero era él. Él luego de haber perdido a Adds.

—Necesito tú ayuda —informó Barry.

—Eres de antes de que ella muriera ¿No es así? —inquirió viendo cómo aún los ojos de su version más joven no mostraban dolor.

Barry no respondió. Aún no salía del aquel trance al verse a sí mismo de aquella forma. Tan... perdido.

—No puedes salvarla —negó su versión futura, dándose la vuelta para salir de ahí.

—Si puedo —habló siguiéndolo—. Y lo haré.

—No, no puedes —repitió—. Vete a casa.

—Solo dime quién está en el traje —pidió.

Barry futuro se detuvo, aún dándole la espalda.

—Es lo único que necesito —agregó—. Si me dices eso, lo buscaremos y sabremos su debilidad... lo detendremos antes de que lo intente. Solo dime quien es Savitar.

—No puedo —murmuró.

—¿Qué? ¿Por qué no? —inquirió frustrado.

Su versión futura se volteó observándole con una fría pena.

—Porque no tengo la respuesta —confesó—. Siento que hayas tenido que venir hasta aquí por nada —se disculpó—. Si quieres un consejo, ve a casa y pasa todo el tiempo que puedas junto a Adds, porque pronto no volverás a verla.

Y sin más se marchó, dispuesto a volver a encerrarse en aquel continuo en interminable dolor. Barry lo vio irse, sintiendo la impotencia surgir en su interior. Había ido hasta ahí por nada, había traído a Adds a solo sumirse en dolor y ni siquiera había obtenido alguna pista para lograr salvarla.

—¿Seguro que no puedes quedarte? —preguntó nuevamente un esperanzado Cisco.

—No encontré lo que necesitaba —respondió Barry ajustándose la máscara de su traje.

—En serio los necesitamos aquí...

—Cisco —lo cortó Barry.

—Mirror Master y Top no son los únicos villanos en la ciudad —prosiguió de todas formas el moreno.

Sin embargo Barry siguió su camino, no dispuesto a ayudar. Al ver aquello Adds lo detuvo de un brazo.

—Ya no tenemos a Flash aquí. Ni mucho menos a Torch Girl —dijo por lo bajo.

Adds sintió la desilusión. Ella no podía irse. No cuando estaría dejando un vacío dentro de si misma sabiendo que le había dado la espalda a su mejor amigo. No cuando aún no había visto a sus demás amigos y familiares.

—Cisco, no podemos. Lo siento.

—Barry... —llamó Adds, él negó inmediatamente observándole levemente.

—Siempre es bueno verte —aseguró el velocista, posando su mano sobre el hombro de Cisco.

—Si, digo lo mismo —respondió con una pequeña sonrisa fingida.

   Adds se acercó a él, mirándole apenada, y le abrazó fuertemente.

—Lo siento mucho —se disculpó.

—Fue un verdadero regalo verte, Adds— susurró.

—Te quiero ¿Si? Nunca lo olvides. Recuerda siempre que eres especial con o sin vibras —pidió sosteniendo el rostro de su mejor amigo entre sus manos con cariño.

—Y yo te quiero a ti —susurró Cisco, aferrándose a sus manos.

   Finalmente Adds se separó y dejó un beso sobre su frente, para luego acercarse a Barry y colgarse de su espalda.

Él no tardó en comenzar a correr, sin embargo extrañamente por más vueltas que diera dentro del anillo del acelerador nada ocurría. El portal que debía de abrirse nunca lo hizo. Por lo que volvió al inicio de la tubería.

—¿Estás bien? ¿Qué ocurre? —inquirió Cisco confundido.

—¿Barry?

—No lo sé. El portal no se abre.

—¿Qué? —inquirió Adds.

—No podemos regresar.

Tras caer en cuenta de que no podrían regresar en ese momento, finalmente Barry acepto hacer un recorrido, visitando al que fue alguna vez el equipo Flash.

Sus pasos resonaban por las frías paredes de los pasillos de Iron Heights. Hasta que llegaron a un aula distinta a las que solía poseer la conocida cárcel.

   Entraron al aula, siguiendo un camino en específico hasta por fin llegar al lugar donde lograron ver a Julian.

—Ha pasado mucho tiempo, caballeros —asintió Julian—. Especialmente tú, Flash.

—Más de lo que crees —murmuró Cisco.

   Barry se acercó, permitiendo así que la escasa luz que había en la habitación iluminara su rostro.

—¿Allen? —preguntó confundido Julian.

—Soy yo, Julian. Del pasado, del 2017.

—2017 —repitió saboreando cada palabra de forma amarga—. El año dónde todo comenzó.

   Barry suspiró y se hizo a un lado, dejando ver a la rubia tras él.

—¿Adds? —inquirió Julian, sorprendido.— Oh por Dios... ¿D-de verdad eres tú?

—Soy de 2017 también —sonrío levemente.

   Y a pesar de que la relación de ambos no había sido de las más estrechas, de todas formas Julian le extrañaba, y es que Adds era alguien totalmente entrañable.

—¿P-puedo...?

—Claro que si —le interrumpió Adds, abriendo sus brazos.

   El británico no dudó en acercarse y estrecharla. Desde su muerte todo había terminado de derrumbarse. Y ahora ella estaba ahí nuevamente.

—Supongo que están aquí buscando respuestas, ¿No? —preguntó en cuanto se separaron.

—Algo así —comentó Barry, sostenido la mano de Adds.

—Los trajiste al lugar equivocado —le dijo a Cisco.

—Solo quiero que lo entiendan.

—¿Podemos verla? —inquirió Adds—. Por favor.

—Traté de buscarle algo más humano, pero esto fue todo lo que logré —murmuró dejándolos entrar.

—Caitlin, soy yo —habló Barry.

—Barry Allen —murmuró con voz gélida la reina de hielo.

—Soy...

—Del pasado por lo que veo —se adelantó a decir ella—. No hay odio en tus ojos, aún. ¿A que debemos el honor de tu visita? —cuestionó con diversión.

   En aquel momento Adds salió de su lugar tras Barry, dejándose entrever.

—Adeline Singh —musitó dejándose ver sorprendida solo por unos segundos—. Supongo que también eres de 2017, porque aún luces joven... y bueno, viva —rió con burla.

   Solo con eso Adds supo que aquella mujer no se trataba más su mejor amiga aún así lo añorara, y que lo había dejado de ser hacia ya bastante tiempo. Y eso solo logró que la punzada en su pecho se intensificara.

—¿Vinieron a ver qué ocurrió con el equipo Flash?

—Queríamos ver qué pasó con nuestra amiga —habló Barry.

—No soy amiga de ustedes —vociferó acercándose al cristal.

—Siento haberte hecho esto —se disculpó Barry.

—Debimos haberte salvado.

—Me alegra que me hicieran esto —sonrío dándoles la espalda.

—Cuando volvamos vamos a encontrarte y a ayudarte.

—No eres nadie al lado del Dios de la velocidad —aseguró Caitlin.

   Ambos fruncieron su ceño. ¿De que estaba hablando?

—No les dijeron, ¿Verdad? —preguntó con burla Frost, mirando a Cisco y Julian—. Bueno, los secretos siempre fueron lo nuestro, ¿No?

   Barry desvío su mirada hasta los demás presentes, y Adds presionó su mano con fuerza sintiendo la tensión, la ansiedad...

—Cuando me convertí en Killer Frost, Savitar apareció frente a mí y me mostró el camino —sonrío—. Hicimos muy buen equipo.

—¿Por qué lo ayudaste? —preguntó, dejando caricias con su pulgar en la mano de Adds.

   Ella estaba conteniendo la respiración. Lo que significaba que estaba reteniendo las ganas de sollozar.

—Porque él me dió lo que ustedes no pudieron. Me ayudó a aceptar quien soy en realidad.

—Tú sabes quien es —señaló Barry, dando un paso más cerca del cristal.

   Frost sonrío.

—¿Quién es él? Dime quien es —pidió Barry.

—Nunca te lo diré —sonrío negando con su dedo—. Te vas a sorprender mucho cuando lo sepas.

   Dió la vuelta para caminar hasta la cama de la celda.

—Sabes, creo que tú mejor amigo le hizo cara a Savitar —comentó observando a Adds—. Tal vez él pueda ayudarte.

   Con solo la mirada que la peliblanca le dió, supo que debía ver urgentemente a Ethan. Una sensación de agobio aún peor que las anteriores le inundo. Sin embargo, antes de salir de ahí se dió la vuelta observándole.

—Puede que tú hayas dejado de considerarme tu amiga hace mucho tiempo, pero tú siempre serás mi mejor amiga, Caity —le sonrío levemente.

   Y sin más salió de ahí, sintiendo un deje de nostalgia, y el dolor acumularse, alimentando cada vez más el torbellino de emociones en su interior.

—¡Necesito ver a Ethan! —exigió.

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CISCO LOS GUIÓ POR UN CAMINO QUE ADDS conocía perfectamente, al igual que aquel edificio que había marcado una etapa en su vida. Sus pies pisaron el pasillo tras salir del ascensor, y se plantó frente a la puerta con aquel número que conocía de memoria. Sentía la presencia de Barry a su lado, y la de Cisco más atrás. Pero se veía incapaz de tocar la puerta. Su instinto le decía que todo estaba mal, y eso solo lograba agobiarla más.

   Finalmente tras intercambiar una mirada con Barry, alzó su mano y golpeó tres veces sus nudillos contra la madera de la puerta.

   Una mujer de unos treinta y tantos abrió con una sonrisa, sin embargo esta vacilo un poco al ver a la rubia frente ella.

—Hola, busco a Ethan. Ethan Jones —habló sintiendo las palabras raspar en su garganta.

—Uh, claro. Pasen —señaló haciéndose a un lado, permitiéndoles así el paso—. Sabes, te pareces a la hija de Carol —le señaló—, pero es imposible, ella falleció hace algunos años.

—Si, me lo han dicho —sonrío intentando ocultar sus sentimientos—. En realidad soy prima de Ethan —mintió—. ¿Dónde está él? —preguntó.

   No terminaba de cuadrarle el hecho de que aquella mujer quien en realidad parecía una enfermera estuviera ahí.

—En la sala —señaló—. Estaré en la cocina por si me necesitan —le sonrío a todos.

—Gracias Julie —asintió Cisco.

Adds se quedó estática en su lugar, sintiendo aquella opresión en su pecho aumentar.

—¿Que ocurre? —cuestionó Barry, tomándole suavemente del rostro.

—Se siente mal, el ambiente —murmuró sintiéndose repentinamente ahogada—. Ethan... ¿Q-qué pasa con Ethan? —inquirió mirando a Cisco—. ¿Desde cuando necesita de una enfermera? ¿Le ocurrió algo a Andrew?

Cisco le observó con pena, sin saber que responder. Lo mejor era que lo viera ella con sus propios ojos, aún así le doliera el triple.

Adds se apartó de Barry, quien le siguió a sus espaldas, y caminó a paso tenso hacia la sala de estar.

Al entrar un mareo la azotó de tan solo ver la imagen frente a ella.

—Ethan... —susurró caminando rápidamente hasta él.

El rubio se encontraba sentado, en una silla de ruedas, y miraba un punto en concreto, un punto sin contexto con la mirada totalmente perdida.

—Ethan —llamó estando frente a él—. ¿E.T? —llamó nuevamente.

Sin embargo el seguía sin responder... sin reaccionar. Sus ojos inevitablemente se llenaron de lágrimas.

—Cisco... ¿Q-qué... qué...? —se vió incapaz de terminar aquella pregunta.

—Luego de tu muerte, Ethan estaba furioso, estaba dolido al igual que todos... y en algún punto no nos dimos cuenta del momento en que desapareció —murmuró sintiendo un nudo en su garganta—. Nos dimos cuenta de su desaparición luego de dieciocho horas, lo rastreamos y lo encontramos en un aserradero. Tenía la espalda fracturada, al igual que un brazo y una pierna. Su pulso era bajo, muy bajo. Desde entonces a estado así. Ido.

Adds sollozó cubriendo su boca. No quería escuchar más, no podía escuchar más.

—Ethan, hey —llamó nuevamente—. Soy yo, tu mini asesina —le tomó del rostro intentando que le mirara.

Por un segundo sus miradas se cruzaron, y la del británico tomó un brillo por un segundo, luego volvió a perderse en la nada. Como si nunca hubiera visto a la chica ahí.

—Ethan... —susurró Adds sintiendo su corazón romperse aún más—. Estoy aquí...

Se abrazó al torso del británico, dejando salir sus lágrimas entre suaves sollozos.

Barry la vió. La vió romperse una vez más. ¿En que momento había dejado que Adds lo convenciera de hacer aquello? ¿En que momento le había parecido buena idea que Adds viera lo que había ocurrido tras su muerte?

—Adds, amor... —llamó acercándose.

—Lo siento, Ethan. Lo siento mucho —susurró aferrándose aún más a él—. De verdad lo siento, esto es mi culpa.

—Amor... —Barry la apartó de Ethan, y su corazón se encogió al ver el dolor en el rostro de Adds.

—No... —se apartó de él.

—Adds...

—Necesito un momento —y sin más arrancó a correr a la puerta principal.

Barry observó a Ethan y sintió una nueva punzada en su pecho. No iba a mentir, le dolía verle en aquel estado, con su falta de vida, la ausencia de sus comentarios sarcásticos y bromas.

—Lo siento, amigo —se disculpó, dando un apretón en su hombro, aún así sabiendo que este no sería consciente de aquello.

Y tras intercambiar una mirada con Cisco, salió tras la rubia.

   No tardó mucho en encontrarla. Sabía que Adds disfrutaba de las vistas, y aquel edificio proporcionaba una amplia vista de la ciudad. No era el mejor panorama, pero de igual forma a Adds le ayudaba a pensar.

—No debí traerte —murmuró Barry, atrayéndola hasta él para abrazarla.

—No es tu culpa, yo insistí —susurró, aferrándose a él.

—De todas formas me dejé convencer.

   Ambos guardaron silencio.

—No verás a nadie más.

—Aún falta mi madre... Diana —susurró—. Adara...

—Adds, esto te está dejando muy mal. No voy a permitir que sigas dañándote de esta forma.

   La rubia alzó su cabeza conectando su mirada con la de su prometido.

—No puedo dejar que esto ocurra, Barry —musitó—. Me prometí prepárate a ti, a los chicos en caso de no sobrevivir... y no lo hice. Fracasé en el único trabajo que tenía que hacer —sollozó.

   Barry suspiró y la atrajó nuevamente hasta él.

—No hay forma de que esto sea tu culpa, Amor —aseguró—. No... no puedes manejar la forma en que las personas lidian con el dolor aún así los intentes preparar lo más que puedas.

—P-pero...

—No es tu culpa —repitió.

—Necesito ver a mi madre —presionó con el tema.

—No. No dejaré que te rompas aún más.

—¿Pero y si tan solo con esta visita puedo darle un momento de felicidad?

—¿Y a que costa? —preguntó con reproche.

—No me importa si terminaré con el corazón hecho pedazos —negó—. No me iré de aquí sin ver a mi madre.

Barry suspiró.

—Debí haberte dejado en casa —murmuró nuevamente.

—Si lo hubieras hecho probablemente te hubiera dado la paliza de tu vida.

—Lo sé —sonrió levemente.

—Solo dos visitas más —murmuró Adds.

—Tu madre y Diana cuentan como una —dijo confundido Barry.

—Quiero verte a ti también, Barry —le miró—. A tu versión futura más concretamente.


— ϟ —




¡WE'RE BACK BABY!

¿Como han estado este tiempo? Espero que bien.

¿Sacaron los pañuelos en este capítulo? Porque yo los saque mientras lo escribía JAJAJA *ríe para no llorar de nuevo*

¿recuerdan que les dije que había perdido el interés/amor por esta historia? La verdad es que aún no lo recupero del todo por lo menos, pero la tentación de terminar de publicar la historia es grande so...

Espero les haya gustado el capítulo, no se olviden de votar y comentar, les quiero



editado: 10/05/2022

─𝙨𝙥𝙞𝙙𝙚𝙮𝙜𝙡𝙤𝙬

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